PRÓLOGO
Ése era mi trabajo matutino, allá donde estuviera retiraba a las nubes siempre que era necesario para abrir mi pequeño claro de sol, retiraba la túnica de mi espalda y extendía mis alas. Podía sentir cómo hacía soplar el viento a través de mis plumas, hablándome, instruyéndome sobre cuáles iban a ser mis tareas diarias. Me sorprendió que los incluyera, por primera vez en 365 años volvía a mencionarlo. Me alegré, ya era hora de enfrentar a Carlisle cara a cara.
BELLA
Se hacía raro pensar en ella como vampiro, pero después de un tiempo llegué a acostumbrarme, seguía pareciéndome increíblemente atractiva, pero sabía (o así quería creerlo) que todo ese amor se debía a la cercanía de su alma, que la hacía parecer más humana de lo que realmente era.
Nueva York le encantó a Bella, le fascinaba hacer turismo, tenía todo el tiempo del mundo y decidió que quería viajar, además como Renesmé estaba en pleno crecimiento, les venía estupendo.
—Sólo será un tiempo Charlie, vendremos muy a menudo, no quiero que nadie empiece a hacerse preguntas, si no paramos mucho tiempo en un sitio no habrá por qué ocultarla.
—Lo sé Bells, es sólo que no me hago a la idea de separarme de ella tanto tiempo, maldita sea es mi nieta, ya es bastante doloroso —y yo podía confirmar que así lo era para todos— verla crecer tan rápidamente que no pueda disfrutarla en condiciones.
—No voy a tenerla recluida en casa todo el tiempo, ella también necesita relacionarse y jugar con otros niños, siempre está rodeada de adultos y eso no es bueno para ella.
Cedió, sabía que el turismo no duraría mucho, era temporal, cuando el cuerpo de la pequeña creciese de forma más ralentizada volverían. Pero no sería hoy.
Empezó en Chicago, quiso saber dónde exactamente había vivido él, el turismo se convirtió en algo completamente distinto a lo que cualquiera hace, ella quería visitar los lugares con los acontecimientos de épocas pasadas, allí donde se habían asentado había una historia y ella quería conocerla. Fue ahí cuando se me ocurrió. Su mente no era ningún misterio para mí, conocía sus sueños mejor que ella, yo sí había sabido interpretarlos, y yo había aparecido en ellos unas cuantas veces, pero ahora se presentaba la verdadera oportunidad de provocarle un dejà-vu1. Era el único escenario real en el que ella me había visto claramente. Nada más que tenía que preocuparme de una cosa, sólo podría verme ella…
Según lo programado para el día de hoy, el sol brillaría sin interrupciones, así que los excursionistas decidieron realizar su paseo histórico poco después del crepúsculo, antes saldrían de caza y lo dejarían todo preparado para tomar el avión al día siguiente. De repente hubo un ligero cambio de planes, Alice y Jasper decidieron quedarse en casa con la pequeña Renesmé y perderse el tour, Jacob se quedó con ella también, sin problema, los planes variaban, pero no los míos. La expedición salió de caza. Me limité a seguirles sin mucho entusiasmo, les había visto hacerlo cientos de veces y la verdad es que prefería esperarles donde Bella se reencontraría con mi
(1)N. A. Libro Eclipse, pág. ¿107? Pesadilla de Bella después de hablar con Rose.
rostro.
Estuve terminando mis deberes diarios, Roma, Vigo, Londres, Toronto, Venezuela, no había empleado en todos esos lugares más de una hora. Llevaba las almas que tenía que recoger conmigo, cuando el sol brillara a la mañana siguiente las entregaría, pero por ahora podía sentir sus experiencias, ver cómo se maravillaban de mis actos, era curioso cómo algunos recordaban su vida y lo que les había llevado a esa situación y otros no recordaban nada en absoluto. Pero también conocía la respuesta a eso, se debía a la rapidez en que sus cuerpos se habían desprendido de sus almas, con el paso del tiempo me había convertido en todo un experto en ese campo, Sussie me había obligado a ello. Sacudí mi cabeza para apartar la tristeza de mis pensamientos, ya llegaban. Dejé que pasaran de largo mientras Rosalie explicaba a sus "turistas" su historia.
—Bella —llamé en su cabeza, y supe exactamente lo que ella haría y sonreí por ello. Se giró rápidamente sorprendida y se quedó completamente petrificada al verme. Sonreí y clavó sus ojos en los míos, dorado contra violeta. Tuvo su dejà-vu tal y como yo había planeado en el momento en que mi rostro mostró lo que ella buscaba y me desvanecí en el aire en el instante en que Edward se giraba para ver qué había llamado su atención.
— ¿Estás bien amor?
—No lo has visto… —murmuró— ha… ha desaparecido
— ¿Quién? ¿Dónde? — Edward se volvió en posición de ataque junto con toda su familia, pero yo ya no estaba "allí". Me erguía a su lado a pesar de que ella ya no podía verme.
—Es extraño, soñé con esto— vi cómo sus vagos recuerdos humanos volvían a su mente. — Mi sueño…. esta calle, la oscuridad que la envuelve, la nieve, un ángel, estaba ahí plantado.
— ¿Un ángel? Bella no duermes, ¿cómo que lo has visto en tus sueños?
Corrió hasta donde yo había hecho mi aparición y lo que halló la perturbó aun más, no había huellas en la nieve, ni tan siquiera un rastro que indicase que allí había habido alguien.
—Soñé con él cuando era humana, muchas veces, pero recuerdo este escenario y él acaba de aparecer aquí —su tono era suplicante, su cara se desencajaba más y más a menudo que sus oyentes iban quedando más y más atónitos.
—Bella cariño, ¿qué te pasa, no te encuentras bien? — No podía evitarlo, era tan sumamente protector con ella… Debí haberle arrancado esos sentimientos cuando ella ya no los necesitó, pero por alguna extraña razón él sí, lo supe en su primera incursión de caza, su agonía mientras ella daba caza al puma— ¿Quieres que volvamos a casa?
—Verás hermanita, a mi tampoco me hace feliz esta excursión —rugió Emmet— no puedo soportar no haber estado aquí antes para machacar a esos desgraciados— explicó ante el siseo de Rose—, pero pensé que tú disfrutabas con las "histori-visitas".
—No es eso lo que está pasando, por supuesto que me gustan, me encantan, pero, yo… Supongo —se resignó— que habrá sido parte del dejà-vu.
— ¿Te apetece seguir o damos la vuelta? —inquirió Esme.
— ¡NO! Sigamos —giró su cabeza hacia Rosalie— Perdóname, me distraje.
Rosalie asintió y continuaron su camino. Lo supe antes de que lo decidieran, le enseñaría a Edward su "visión" de mí y volverían a Forks. Todo salía a pedir de boca, así que con toda la tranquilidad del mundo me dispuse a hacer la entrega de aquellas almas que cargaba, sólo una permanecería allí conmigo, aquella que llevaba conmigo tanto tiempo ya, que era como si fuese mi gemela.
