Wiiiiiiiii de nuevo me toca escribir sobre Hellsing! Esta vez les traigo OTRO oneshot, esta vez HeinkelxYumie para celebrar el cumpleaños de nuestro queridísimo amigo AndersonForever! Happy Birthday to you (Happy Birthday!)! Ok no, aquí está tu regalin :3
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-¿Nombre?
-Yumie Takagi.
-¿Edad?
-16 años.- Yumie estaba feliz, de verdad feliz, estaba a punto de ingresar a una de las instituciones más importantes de toda Italia. Sólo le faltaba que la registraran. ¿Y a quién debía agradecerle por todo esto? A su padrastro, o, mejor dicho, a la molestia que le provocaba la presencia de la azabache a su padrastro, un hombre de cabello castaño, ojos severos y espalda ancha, como máxima descripción. Por su culpa, su madre había dejado de quererla de la misma forma que antes lo hacía. Recordarlo era un suplicio.
Una tarde, descubrió a ambos hablando de "internado", "institución", "prestigio" y "liberación". Kirino Tsurara (anteriormente Kirino Takagi), su madre, asentía con lágrimas en los ojos; por lo visto algo le importaba a ella. Era rara, desde la muerte de Yaku Takagi no había vuelto a ser la misma con su hija única, que viera donde la viera evocaba el rostro de su padre. Tenía la mirada perdida, y suspiraba como si fuera un asmático con un ataque. Hasta ese bendito día, en el que llegó Ikuto Tsurara. En fin, la mujer había encontrado "el amor" y haría lo que fuera por complacer a su nueva pareja. Y así, aceptando para alejarse de esa cruel realidad, fue como Yumie, el pequeño caramelo de miel de papá, terminó en el Instituto Santa Madre del Iluminado (no pregunten por el nombre, no soy buena inventando xD).
Para ir a la oficina de la escuela a ser registrada, se había recogido el cabello en una coleta, y se había vestido como toda una mujer de negocios; todo para dar una buena impresión. Todo su aspecto estaba elaborado para ocultar su ser entero al 100% excepto…esas molestas gafas. Se le dificultaba ver sin ellas días anteriores, y no tenía el suficiente dinero para comprarse unas lentillas decentes.
-Bien, señorita Takagi, el uniforme la espera en el cuarto 839.- Le dijo la secretaria, tomando entre sus dedos índice y pulgar una llave adherida a un pequeño plástico que rezaba "839" y pasándoselo a la de cabello azabache, que lo recibió en las palmas de ambas manos. Agradeció, haciendo leves reverencias con su cabeza y provocando que la coleta se desacomodara, y salió lentamente de la oficina, para luego abandonar el Edificio de Estudios. Santa Madre del Iluminado se componía de 3 edificios rodeando un patio gigantesco; el Edificio de Estudiantes A y B, departamentos de, al menos, 5 o 6 pisos donde residían los asistentes a la escuela. Y luego estaba el Edificio de Estudios; un departamento de 25 pisos, donde aparte de las aulas, se hallaban el comedor, el piso de oficinas, la zona de deportes (un piso completo donde se llevaban a cabo las clases de educación física) y un bello jardín en la terraza. Al tener forma de L, estaba ligado directo a los otros edificios, pero los alumnos debían atravesar el Patio de Recreación para entrar a sus dormitorios individuales. Oh sí, era un predio de encierro bello y sumamente perfecto.
-Gracias, Ikuto Tsurara, por hacer a tu servidora tan feliz.- Dijo Yumie, mirando el recinto que tenía por atravesar con sus maletas para poder descansar. No era mucho, 2 valijas con ropa que ella misma se había comprado y libretas y cuadernos en blanco, pero quería sentir la libertad entre 4 paredes. Camino entre los bellos arboles de cerezo, haciendo particularmente caso al camino de baldosas que la guiaban, cuando sintió que chocó contra alguien, cayéndose sentada y perdiendo sus lentes.
-¡Ouch! ¡Eso dolió! ¿Dónde están mis lentes?- Comenzó a palpar, a gatas, el adoquín que la guiaba minutos antes, buscando sus gafas desesperadamente, hasta que sintió un marco metálico y lo coloco frente a sus ojos, ajustándolo en su nariz.- Ey, estos no son mis lentes…O estoy ciega… ¡AAAAAHHH! ¡ESTOY CIEGA!- Gritó.
-No, no lo estás, solamente tienes puestos mis lentes de sol.- La tranquilizó una voz masculina. Levantó su barbilla, le quitó los lentes y colocó en su lugar a las gafas un poco rayadas.-Ahora si puedes ver, ¿Qué te dije?- Y el chico le sonrió. Oh si, sí que podía ver, si era correcto lo que veía; un chico alto y bien formado, de ojos claros y cabello tan rubio que parecía blanco nieve. Vestía el uniforme, negro con detalles en dorado, del Instituto, y a un costado de su boca un cigarrillo expulsaba un humo blanquecino. Con una mano enfundada en un guante de cuero con los dedos cortados por él mismo, ayudó a Yumie a levantarse.
-Tienes razón.- Rió la de cabello azabache, algo nerviosa, apartándose algunos mechones rebeldes de su rostro.- Además, mis lentes tienen esto.- Y apuntó a la patilla izquierda. Allì, escondido entre mechas, yacía un abultado arreglo de cinta adhesiva. El rubio acomodó sus gafas para poder verlo con más claridad.
-¿Cómo hiciste eso? Por cierto, soy Heinkel Wolfe, la oveja negra de la familia Wolfe.
-Practicando con mi katana, lo pasé muy cerca de mi rostro. Oh, y yo soy Yumie Takagi, el orgullo de la familia Takagi y la molestia deshonrosa de la familia Tsurara.
-Espera… ¿Dijiste…katana? ¿Manejas una?
-Oh sí, soy muy buena rebanando toda clase de cosas.- Mientras hablaba, sus mejillas tomaban un tono rosado cada vez más fuerte. Se sacudió la falda gris topo y cerró más el saco en conjunto, mientras que Heinkel, asombrado por las habilidades de su nueva amiga, cargaba con ambas maletas.
-Pues yo soy bueno con las armas, pero nunca he disparado cerca de mi rostro sin que la bala siquiera toque mi piel. ¿Conque habitación 839, eh? Ven, yo llevo todo.
1 hora después, con sus minutos y segundos correspondientes, Yumie acomodaba todo en su cuarto nuevo, bajo la mirada intrigada de su nuevo…"amigo". Guardó sus blusas en uno de los cajones del ropero, colgó sus pantalones en perchas de madera…y dejó la ropa interior desacomodada dentro de una bolsa, para que no lo viera Heinkel. Luego extendió sobre la cama el uniforme completo, con cada pieza separada; el saco negro con las cruces doradas en las mangas y el escudo por un lado, delante de éste la falda del mismo color negro, a la derecha la blusa blanca junto a la corbata a franjas de los colores del instituto y las medias oscuras. Admiró las prendas, tomó aire profundamente, exhaló y dijo-: El uniforme es una porquería, no me gusta.
-Eh, opino lo mismo.- Rió el rubio, expulsando una generosa cantidad de humo cerca del rostro de su compañera, que movía las manos alejando las nubes de tabaco.- Oye, ¿Eres tú, cierto?- Cambió de tema al ver una foto, enmarcada en madera, en la mesita de noche, donde un hombre de cabello negro consolaba a una niña pequeña, idéntica a él, abrazándola y besándola, logrando de esa forma la esperada sonrisa, con lágrimas aun en sus ojos.
-Sí, y ese es mi padre. Extraño esos días de cariño que pasábamos juntos… Y junto a mi madre, también. No debió haberse ido tan pronto de aquí.
-¿Falleció?
-Murió hace 4 años, de quién sabe qué enfermedad. No me gusta recordarlo. Sin embargo, no perdió nunca la sonrisa en su rostro, ni siquiera en su lecho de muerte.- Soltándose el cabello, se sentó junto a Heinkel, mirando junto a él la foto.- Recuerdo que me dijo que siempre estaría aquí, pero creo que se ha ido a otro lado. Si hubiera estado conmigo, mi madre no se hubiera casado con ese idiota de Ikuto Tsurara, y no me habría quitado de su camino como si fuera la peor basura del mundo.
-Pero terminaste en el Instituto más exclusivo del país, ¿No? Estoy seguro de que tu padre habría querido que eso sucediese estando tanto físicamente como también espiritualmente. Tienes una gran suerte tras la desgracia, te lo aseguro. Toma mi caso, por ejemplo; soy el menor de 5 hermanos, y, a pesar de lo que dicen, no soy el más mimado ni el más querido. El mayor de mis hermanos, es un gran piloto de carreras. Los gemelos son unos excelentes guitarristas y bateristas. La que viene antes de mí es una cantante excepcional…y luego estoy yo, un experto en manejo de armas que ha estado tres veces en la correccional. Mis padres forman un matrimonio común y corriente, con sus peleas pero feliz, y piensan que solo tienen cuatro hijos, porque yo no fui planeado, y además podría ser la prueba perfecta de que la ex modelo Helga Brutsko de Wolfe le fue infiel al respetado doctor Grim Wolfe. Así que, para "eliminar las pruebas del crimen" me enviaron a este maldito internado de donde no saldré hasta ser mayor de edad, y de esa forma no tendrían contacto conmigo nunca más.
-Eso sí que es triste, lo lamento por ti.
-Yo no, recibo dinero sin verlos y tengo hospedaje y comida gratis. Por cierto, me quedé sin cigarrillos, ya vuelvo.- Dijo feliz Heinkel, beso la mejilla de Yumie y se dirigió al balcón.
-¡Espera! ¿Qué harás?
-Ser libre, muñeca. Tengo todo calculado.- Guiñó un ojo a la de cabello azabache y saltó del balcón, dejando a Yumie sorprendida, mirando como aterrizaba en la acera y corría como Usain Bolt (se escribe así? xD)
-Creo que esto me gustará más de lo que creía…
Bueno Andy, me tomo todos los días habidos y por haber, pero aquí esta! Espero que lo disfrutes :3 y si no…toca tabla! :c nah mentira, pero por si las moscas.
Se despide alegremente,
Vane Hellsing
Pd: Si tienen dudas o algo por el estilo pueden consultar mi página oficial de feisbuc :3
