Card Captor Sakura no me pertenece, y no lucro con esto, así que no jodan.

- My Name Is - Dee Dee


CO M E U P T O M E E T Y O U

Come up to meet you

Tell you I'm sorry,

You don't know how lovely you are...

I had to find you,

Tell you I need you,

And tell you I set you apart...

1.

Reencuentro

Golpeé la puerta un par de veces. Nadie respondió.

El cielo estaba nublado, parecía que iba a llover.

Salí hasta la vereda y observé los alrededores... Sí, era tu casa. Podía recordarlo, a pesar de que hacía ya varios años que no pasaba por acá...

Aunque, claro, es lógico que no estés, a lo mejor trabajás. O a lo mejor te mudaste. Tal vez estás casada, con hijos, y vivís en una casa cien veces más grande que esta.

Sí, es muy probable que hayas seguido con tu vida...

Y entonces… ¿Qué hago acá?

Intentos desesperados por volver atrás...

Algún poco de esperanza queda, como para pensar que voy a poder encontrarte... Es más, que vas a reconocerme... Y aún más: a perdonarme.

De todas formas, creo que me ofendería más si sólo me perdonaras... Es decir, eso querría decir que la distancia no significó nada para vos... En cambio, para mí, fue casi la muerte...

Seguro ya lo dejaste atrás, es decir: 20 años. Es tanto tiempo… Lo mejor va a ser irme.

Y... ¿Ese ruido¡Es tu voz¡Es tu voz! Puedo reconocerla... Y aún... Tan feliz, tan llena de vida... Pero es una voz de nena. Y me doy vuelta, para encontrarme con vos.

Y...

- ¡ABUELO! - gritó la pequeña niña de no más de 4 años mientras daba la vuelta en el jardín y apuntaba para entrar a la casa.

Y entonces lo vio ahí, a ese hombre interrumpiendo su camino. Alto, cejas gruesas, cabello castaño oscuro, muy oscuro. Y una mirada tan cargada de... ¿tristeza?

- Kaoru, vení. Te vas a lastimar - gritó una dama desde la vereda. Venía atiborrada de bolsas y en sus brazos llevaba a una bebé, de no más de 4 meses. Ojos grandes, verdes, y tez medio oscura. La mujer, en cambio, era de piel blanca, aunque los ojos eran iguales.

Cuando vio al hombre parado ahí, en la entrada de la casa de su padre, se le dio por preguntar qué necesitaba. Pero luego su mirada se cruzó con la de él, y no pudo articular palabra alguna.

Kaoru volvió con su madre y se aferró a sus piernas. El caballero caminó lentamente hacia ella

- ¿Sakura?- preguntó cuando estuvo a tan sólo unos pasos.

- ¡SYAORAN!- gritó ella cuando estuvo segura de que era él. La bebé reaccionó al grito acurrucándose en brazos de su madre.

- Pasaron… Siglos…

- Y sí, unos… ¿18 años? – Preguntó luego de sacar la cuenta

- Sí, 18… - respondió él.

- Y.. ¿Cómo te fue en estos años?

- Bien. Muy bien… ¿Y a vos?

- Perfecto. La vida de mamá, viste. – Dijo mientras le mostraba orgullosa a su hijita menor. – Se llama Naomi, tiene 4 meses. Y ella- Dijo haciendo referencia a la niña que aún se aferraba a sus piernas – es Kaoru. Dale, Kaoru, saludá a Syaoran. Es un amigo de Mamá.

- Hola Syaoran – murmuró la nena, avergonzada.

- Ey… A tu abuelo lo saludaste con más ganas – Dijo Syaoran mientras se arrodillaba para saludarla y darle un beso en la mejilla. – Sos igual a tu mamá.

Kaoru sonrió y le dio un beso en la mejilla, en respuesta al que le había sido dado. Syaoran se reincorporó.

- Todos dicen que es igual a mí, por los ojos…

- Y la sonrisa… tienen la misma sonrisa.

- Má… Vamos adentro. – Dijo Kaoru y tironeó del pantalón de su mamá.

- Uy, sí. Que a Nao le va a agarrar frío.

Sakura comenzó a hacer dificultosas maniobras para sacar la llave de su bolso (se complicaba con las bolsas y la nena)

- Yo la tengo si querés.

- Dale. – Dijo Sakura y la dejó con él.

Cuando Syaoran la tuvo a upa, le costó un poco acomodarse. Nunca había sostenido a un bebé. Y además, era un calco de su madre, sólo que con la piel un poco más oscura. La misma mirada…

La nena comenzó a articular palabras sin sentido. Y de repente, el mundo, para él, se detuvo. Era tan hermosa, tan llena de vida.

Y, además, irradiaba una esencia tan bella. Cosas que sólo un mago podría sentir.

Y entonces, escuchó la voz de Sakura hablándole.

- Syaoran… Pasa, así te hago un rico té y hablamos de los años que pasaron. ¿Dale?

- Dale… - Dijo él y le entregó a su hija. – Es hermosa

- Sí, es un ángel además. No llora, no se queja, nada… A veces tengo miedo de que sea muda… - Syaoran rió ante la gracia de su joven (ahora adulta) amiga, y entraron a la casa.

Entrar a la casa de nuevo fue una experiencia inolvidable. Ya la temperatura de la casa le recordaba el pasado, y entonces, encontrarse con los muebles en el mismo exacto lugar, el mismo aroma, todo igual, a excepción de las fotos y los juguetes de las nietas de Fujitaka por todos lados…

- Mi papá debe estar trabajando. Sigue con sus investigaciones… - Dijo Sakura mientras acomodaba a la pequeña nena en un catre que estaba cómodamente guardado detrás de un sillón. - ¡Kaoru!

- ¿Qué? – respondió la nena desde el piso de arriba

- ¿Qué estás haciendo? – dijo Sakura y se asomó por la escalera

- Estaba viendo tus juguetes má.

- Más vale que no toques el peluche, eh!

- No mami, te juro que no.

Sakura se acercó a Syaoran

- Es Kero, pasa que como son chiquitas no quiero que sepan. Mucha responsabilidad tener que guardar secretos sobre esas cosas…

- Claro – respondió Syaoran.

Desde la cocina se oyó un silbido

- ¡Eh! Ya hirvió… ¿Tan rápido? – Dijo Sakura y caminó velozmente a la cocina – Mirame a la nena.

- Sí.

En menos de un minuto, Sakura y estaba en la mesa con dos tazas de té y una de chocolatada.

- ¡Kaoru¡La merienda!

- ¡Ahí voy!

Syaoran y Sakura se sentaron, y por primera vez desde el reencuentro se volvieron a mirar a los ojos. Y vino un silencio, largo, pero cálido. Y después una sonrisa mutua y todo fue como hacía 18 años.

- Y... ¿Qué te trae por Tomoeda de nuevo?- preguntó ella, para romper el hielo.

- Vine… a verte

- ¿A verme? – preguntó sonrosada.

- Pasó mucho tiempo y… me sentí un poco mal por haberme alejado de vos. –Syaoran hizo una pausa- Supe, hace unos años, por Tomoyo, que no estabas bien y nunca te llamé… Y quería que sepas que… Me siento mal por eso… Quería saber si estabas mejor.

Sakura no supo que decir, esperaba un "por trabajo", o "vine a pasear", pero así, de golpe, todo eso, la sorprendió. Se quedó sin palabras.

- Te vine a pedir disculpas, Sakura.

Sakura no respondió, sólo lo miró y le ofreció una de sus sonrisas cálidas y acogedoras, y con su mirada dulce lo reconfortó. Claro que estaba perdonado, como podría ella enojarse con él.

- Me hubieses llamado, cuando fue lo de tu hermano.

- Yo no… No quería molestar… Además, te habías ido hacía 5 años ya, y no sé… Es raro salir de la nada y llamarte para contarte que mi hermano… tenía…

¿De la nada? – pensé. - ¿nada? Y entonces, si para vos fue nada, y para mi fue todo, hubo un error en el medio

- Sakura – le dije – vos sabés que me gustabas mucho¿no? – dije, dejando atrás toda mi timidez. Es que quería dejar las cosas en claro, o al menos un poco.

- Yo… - sus mejillas se tornaron rojas, como cuando éramos niños. – Vos también me gustabas, Syaoran.

- Entonces, tenés que saber que a pesar de que eso haya quedado atrás, siempre vas a poder contar conmigo, porque hay algo todavía… Reminiscencias de lo que sentí, y eso va a estar siempre.

Sakura sonrió.

- Ya lo sé. Pero a veces, tuve miedo…

- Entiendo…

Otra vez el silencio, se escuchó un último sorbo por parte de Kaoru, y la nena volvió a subir las escaleras.

- Y tu hermano¿Cómo está? – Dijo Syaoran después de un rato

- Bien. Mejor… Bah, que se yo. Los médicos dicen que está mejorando, pero a él… No… No lo veo bien.

- ¿Está tomando medicamentos, o algo?

- No… Es terco. – Los ojos se le llenaron de lágrimas, Syaoran se paró y se arrodilló a su lado – "Si de todas formas me voy a morir" dice

La joven quebró en llantos y Syaoran la reconfortó.

- Te extrañé mucho, Syaoran. Te extrañé mucho.


Sakura tiene 28 años, trabaja en una oficina en el centro de Tomoeda y vive con su mejor amiga, Tomoyo, en una casa cerca de su trabajo. Tomoyo está terminando sus estudios de diseño y ya colabora en una empresa de modas, y aunque sus labores son mínimos, no hay nadie en la empresa que no reconozca su capacidad creativa.

Syaoran tiene 29 años, recién cumplidos, y pasó los últimos años de su vida entrenando. Sometiéndose a duras pruebas, casi insuperables, y haciéndose cada día más fuerte, en bosques y campos, por todo el continente asiático. Un par de días cada varios meses, vuelve a su casa en Hong Kong, en donde pasa el tiempo con su adorada prima, quien siguió adelante y ahora estudia para ser profesora de Matemáticas en una universidad privada.

Sakura tiene 2 hijas, Kaoru y Naomi, la primera de 4 años, que ya va al jardín, y la más pequeña de 4 meses. Kaoru es hija del primer novio de Sakura, llamado Takeru Inna, al cual conoció en la secundaria y con quien salió por 3 años. Apenas nació Kaoru, Takeru y Sakura se pelearon y se hablan sólo de vez en vez, y siempre por asuntos que conciernen a la nena. Naomi, en cambio, es hija de un amigo de Sakura, el cual se lleva a la perfección con ella, más allá de que no lleven una relación amorosa.

Syaoran aún no es padre, ni siquiera ha tenido novia, decenas de mujeres han intentado conquistarlo, pero él reniega de ellas. ¿Miedo¿Trauma? Quién sabe… Simplemente encuentra más interesante el entrenamiento que a esas mujeres. Hace poco, le fue predestinada una boda, y, por alguna razón, él se sintió obligado a viajar a Tokio. Lo que su familia no entiende aún, es si se trata de una despedida a esa etapa de su vida, o si acaso busca continuarla allá. Él, aún no se decide por ninguna de las dos opciones.


Syaoran estaba parado debajo del pórtico, observando desganado la lluvia feroz que arremetía contra el piso. Sakura frotaba sus brazos con las manos, intentando que de ese modo se le fuera el frío.

Bueno, te veo mañana a la noche entonces- Dijo Sakura- la llamo a Tomoyo y le aviso que estás acá.-

Sí, sí. Las espero.- Dijo él y le dio un último beso en la mejilla. Abrió el paraguas que su amiga le había prestado y salió caminando a paso rápido.

Andá con cuidado.- Le dijo ella

No te preocupes. – sonrió – voy a estar bien.


Bueno, espero que les guste… Si quieren la sigo… No tengo muchas ideas, solamente tenía ganas de escribir. Cariñitos!

-My Name Is - Dee Dee