Geisha (Akeno Himejima) [one-shot]

Ella era Akeno Himejima, ella era una geisha. Ella era Akeno Himejima, una traidora. Ella era Akeno Himejima, ella era una Geisha que se enamoro.

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Disclaimer: Highschool DxDno me pertenece.


Ella era Akeno Himejima, ella era una geisha.

Ella era Akeno Himejima, una traidora.

Toda su vida había estado en Kuoh con la maravillosa fantasía de ser una Geisha, le había dicho a sus padres que quería ser una sin embargo en ese mismo instante su padre le repudio dejándose guiar por los escándalos y prejuicios que acarreaba esa vida y le trato como una prostituta, su madre por otra parte se sintió decepcionada "¿Que he hecho? Te he criado de la manera correcta porque me has traicionado de esta forma, ¿Como es que quieres ser una cortesana?" aun así a sus diecisiete años decidió abandonar la preparatoria y huir a Kioto donde fue tomada por una madre Geisha y, debido a su estado mendigante, contrajo una deuda con ella como las Geishas de antaño.

Le tomo años convertirse en una Geisha experimentada y varios mas conseguir a un benefactor que le ayudara a liquidar su deuda, su condición no le permitió nunca revelar quien era aquel benefactor pero sin duda era algún rico europeo. Aquel hombre le hizo regalos costosos muy aparte de costear su vida. Cuando dejo la casa de Geishas se llevo consigo a sus pequeñas hermanas Maiko, Kurobara y Shirayuki. Ambas le abandonaron llevándose una generosa parte de su corazón. Nunca supo mucho de ellas hasta que a sus oídos llego el rumor que se habían metido con los Yakuza y Shirayuki había terminado muerta. Le suplico a su benefactor un ultimo favor "Permítele a mi pequeña hermana una muerte digna, permíteme hacerle un sepulcro digno en mi lugar de origen". Kurobara por otra parte había huido a América salvada por «un lucero que apareció al alba» olvidándose por completo de su familia.

—Hermana el auto a llegado a recogernos —avisó su nueva hermana Reynare, cuyo «nombre»1 había sido escogido cuidadosamente "Yuuhi"2 su pequeño sol del atardecer, aquel que había iluminado sus últimos años de vida cuando su corazón ya estaba tan roto que ni siquiera el cálido ser de aquel chico le salvo, después de todo ella seria su heredera y el final de su historia, había sido su sol para sacarla de aquella miseria pero también sería el ocaso de su vida.

—Bien —ella respondió y con toda la gracia que caracterizaba a todas las Geishas se levanto de su futon para dirigirse a su ultimo show luciendo aquel hermoso kimono de seda color negro con flores de cerezo bordadas y ligeros destellos dorados producto de delgados hilos de oro, si ese mismo que su benefactor había mandado a hacer para ella cuando le dijo que se casaría y como parte de la ceremonia quería un espectáculo de danza tradicional japonesa para complacer a sus nueva familia, si ese mismo ahora seria su mortaja—. Reynare, mi bello sol del ocaso asegúrate de que al morir me sepulten con este kimono —ella asintió sin darle mucha importancia ya que se encontraba embelesada por el adorno del cabello de su hermana Geisha.

Ella era Akeno Himejima, ella era una Geisha que se enamoro.

Issei había sido un pedacito de cielo en la tierra para ella, sin embargo ninguno de los dos podía permitirse enamorarse del otro. Issei no tenia dinero como para poseerla, sabia que ella no era una prostituta pero lo que él amaba era a la Geisha, a la artista, no a Akeno, la mujer y aquello que él deseaba costaba una fortuna algo que no tenia y estaba seguro su Sugar Mommy no consentiría. Akeno por su parte no tenia permitido enamorarse, el amor era el mejor arte que conocía, pero no uno del cual pudiera vivir, eso lo sabían todas aquellas que decidían llevar aquel estilo de vida, por eso cuando se enteró de que Issei había encontrado una pareja que le amaba había decidido acabar con aquello con lo que empezó al tomar bajo su custodia a Reynare.

Todos le amaban, era consiente de aquello pero se sentía vacía. "Todo acabara esta noche" se repetía como mantra a cada paso y movimiento que hacia, cada sonrisa que se marcaba en su rostro y por cada halago que le tenia que hacer a ese enfermo sádico que se aprovechaba de su hermoso pedacito de cielo que había sido arrancado de entre las manos de aquella mujer que le trataba con amor y le miraba con adoración, aquella que hacia que la mirada de ese chico se iluminara, si de ese mismo que tenia marcas de correas en su cuello y temía desobedecer a su amo ¿es que tendría amenazada a la chica? No lo sabia pero no podía hacer nada, tenia un código que seguir al pie de la letra o arruinaría todo aquello por lo que había trabajado, arruinaría la vida que tenia planeada para Reynare, no podía hacerlo, ella no tenia por que sufrir.

La brisa movía tiernamente el adorno de su cabello haciendo que tintineara y su kimono ondeaba libremente, miro al cielo y soltó una plegaria muda para después abrir sus brazos sintiendo como aquella numisma brisa le empujaba hacia el abismo—. Aun no —susurro dando media vuelta y alzando el rostro hasta que su mirada topó con la luna, las lagrimas corrían por sus mejillas sin embargo ella se negó quitar esa hermosa sonrisa que le caracterizaba, y en ese momento dejo que la brisa le mostrara el camino hasta el final que tanto deseaba y simplemente precipitó su cuerpo hacia atrás para caer directo al vacío.

El sonido que su cuerpo hizo al llegar al suelo no fue el mas hermoso, de hecho no habría llamado tanto la atención de no haber sido por aquel arco de cristal que se atravesó en su caída dejándola rodeada de pequeños cristales que hacían brillar de manera sublime aquella horrida escena inundada por los gritos aterrorizados de Yuuhi y las sirenas de policía. Nadie nunca olvidaría a Akeno Himejima, la geisha que murió con una impoluta sonrisa rodeada de una sublime escena teñida de rojo.

Ella era Akeno Himejima, una geisha.

Ella era Akeno Himejima, una mujer enamorada.

Ella era Akeno Himejima, una traidora.


Anotaciones:

1 No se si normalmente las geishas cambian su nombre de nacimiento pero aquí si

2 No estoy segura si Amano Yuma significa todo completo atardecer así que Yuuhi será


Notas del autor: Escrito para escucharse con Sign of the Times — Harry Styles so adorable lo desean

Se despide Queso. Paz.