El señor luna al compás del gato
Disclaimer: Haikyuu pertenece a Furudate Haruichi. Sin otro fin que no sea diversión.
N/A: Parte de la celebración para la semana Kurotsukki. Ei, antes de aventar piedras y gritar "traidor", que sepan, Tsukishima es un personaje que me encanta y no tiene nada de malo eso de ser multishiper.
En fin, su pueden disfrutar un poco este escrito sería muy feliz.
KRTKweek2K16
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Edades AU
— Lo siento, pero estos juegos son para niños de preescolar.
— Yo soy preescolar.
Kuroo le mira de arriba abajo, completamente incrédulo. Luego de un segundo vuelve a la expresión de fastidio.
— Con esa altura pareces niño de primaría —Kei asiente y espera a que le dejen pasar, pero el encargado no hace ademán de permitirlo—, y por cierto ¿donde a quedado tu uniforme?
Los redondos mofletes de Kei comienzan a arder debido a la vergüenza. Desviando la mirada y con un tímido tono le responde: — La tienda no maneja uniformes de mi talla. Mi madre ha mandado a hacer uno por particular, pero estará listo la próxima semana.
Kuroo Tetsuro pensó que tomar un trabajo de medio tiempo durante sus vacaciones en la universidad sería agradable. No contaba con que dicho trabajo –sujerido por su buen amigo suyo, cabe destacar– sería el ser guardia de un pequeño parque de juegos para infantes.
A cada dia le tocaba atestiguar algo nuevo. En veces se llegaba a asustar de lo crueles y salvajes que podían ser los más pequeños, pero al final del día, cuando los diminutos infantes regresaban con sus maestras, con los rostros felices, sucios y satisfechos, Kuroo podría asegurar una y mil veces que el cuadro es sencillamente maravilloso y reconfortante.
Justo ahora, el larguirucho niño que insiste ser preescolar y que juega cohibido con la punta del zapato sobre la tierra, le estuja sólo un poco el corazón.
Pero sólo un poco.
— Puede preguntar a la señorita Shimizu, pertenezco a su clase.
Kuroo suspira y deja el banquillo para erigir su nada despreciable altura.
Kei se cohíbe aún más y retrocedie un paso al observar desde abajo la penetrante mirada dorada del cuidador.
Pero pronto, la cara seria de Kuroo pasa a ser una sonrisa felina.
— Que mal, la ropa normal te sienta mejor que el uniforme. Pero se que el sombrero te irá de maravilla.
Kuroo palmea la cabeza al niño y se deleita con el suave tacto del cabello rubio.
— Ve con tus amigos—, le dice, y se hace a un lado para dejar pasar a Kei. Sin embargo, el infante cambia a un estado cabizbajo.
— Mi único amigo es Yamaguchi. Y no vino hoy. Se sentía mal de la panza.
Kuroo suspira y se acuclilla para quedar a la altura del infante.
— Entonces ve con tus compañeros. La próxima vez que vengas me presentas a Yamaguchi y a los dos les daré un regalo especial, ¿Si?
Kuroo piensa que todo vale la pena si puede recibir sonrisas tan grandes y maravillosas como la que el pequeño le acaba de otorgar, incluso si debe gastar algo de sus ahorros en niños que ni siquiera conoce.
— ¿Por el meñique? — pregunta kei.
— Por el meñique.
Y Kei entra al parque pegando largas zancadas.
Pasadas cuatro horas es tiempo de que los niños regresen al autobús que espera ya estacionado en su lugar.
Uno a uno salen montones de pequeños niños, unos tomados de la mano entre si, otros abrazando los regazos de sus profesoras, pero todos en las mismas condiciones: cansados, pero muy felices.
— Señor cuidador —Kuroo desvía la mirada a donde escucha la voz, es el niño larguirucho quien va tomado de la mano de una guapa mujer con un lunar bajo los labios—, gracias por mantener el parque lindo. A Yamaguchi le va a gustar.
Con una suave reverencia la mujer se despide, así como el niño, quien va totalmente despeinado y con la mica de los anteojos completamente sucia.
Merece totalmente la pena, piensa Kuroo.
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Ok, creo que así va la cosa.
Saludos
