Le habría gustado tener una vida menos complicada, una vida como las personas normales, una vida en la que creces con tus padres y amigos. Sólo esos pensamientos cruzaban por su mente, una vida fácil, fácil sería que a una buena edad hubiese sentado cabeza, teniendo un trabajo como el de su padre, un famoso empresario, así se hubiera casado con una bella mujer de su edad y pudieron haber tenido hijos, teniendo la vida perfecta. Pero no fue así, su madre murió cuando él era pequeño, su padre se suicidó cuando era un puberto y por un largo tiempo se convirtió en el mejor de su clase, pocos como él, bueno en todo, ciencias, deportes, números, letras, dibujo… desde su nacimiento había tenido ciertas facilidades como si un dios lo hubiera tocado, pero de todas la habilidades que tenía la que más le había gustado era el dibujo, dibujaba sin cesar, día y noche, a los 10 años podía hacer retratos realistas, un genio en verdad. Pero ese sueño se quedó en la tumba de su padre, no quería nada que estuviera relacionado con el dibujo, porque decidió que estudiaría derecho, —que estupidez—no fueron los mejores años mientras estuvo en esa carrera, sus grandes dotes de inteligencia le permitieron salir adelante sin mucho esfuerzo, mientras su amigo y rival Obito pasaba noches enteras estudiando para aprobar los exámenes aunque fuese con un seis. Un gran amigo al que perdió en un accidente igual que a su novia Rin, era lista, bonita, estudiaba medicina, qué más podía pedir si ellos eran la pareja perfecta? Gracias a ellos retomó su viejo hobbie, miles de dibujos le regaló a su amada, todos con un inmenso cariño…
Sus gratos recuerdos se vieron interrumpidos por un claxon, caminar por las calles sin prestar atención terminaría matándolo, y más si corría como loco de farmacia en farmacia. Si se preguntan por qué un hombre de 35 años corre como alma que lleva el diablo por toda la ciudad buscando sin cesar pruebas de embarazo, desde las más económicas hasta las más caras tiene su respuesta. Se había metido con una chica 15 años menor que él, a la que parecía haber embarazado, "en qué diablos pensabas Hatake?", se lo repitió una y otra vez después de que se acostara con ella, y ni si quiera la quería! Sonaba muy egoísta de su parte pero no la quería, En él había crecido una admiración por ella, más bien por su talento. Un viejo alumno se la presentó diciéndole que ella amaba dibujar y le encantaría estudiar artes o diseño, pero no lo hacía por temor a su padre, un gran hombre de negocios, el gran señor Hiashi Hyuga! Sí, se había acostado con la futura heredera de las empresas Hyuga, en cuanto se enteraran de ese "problemita" de nueves meses lo mandarían a colgar, le cortarían sus miembros, la lengua, sus manos… era mejor pensar en que no estuviese embarazada, así no tendría que pensar en que le cortasen sus manos, manos que eran capaces de crear las más bellas e impresionantes ilustraciones, y si él se lo proponía las más horribles, adoraba su trabajo. De ser un futuro y gran abogado pasó a ser un famoso ilustrador. Era un buen trabajo, más decente que la de su vida propia, el vivir en un ambiente lleno de "artistas" te lleva a probar nuevas cosas, aun recordaba como despilfarraba el dinero en alcohol, cigarrillos, mujeres, y también las drogas, aunque esas las usó con moderación. Siempre que recordaba aquellos días lo que le hacía feliz era la forma en que lo trataban, como un alumno ejemplar incapaz de cometer acciones impuras, se burlaba de todos y de todo cada que le decían eso.
Un gran y hondo suspiro salió de su pecho, "esta es la última", su mochila se encontraba repleta de pruebas de embarazo, su vida dependía si salía negativo o positivo. Probablemente perdería su trabajo si se enteraban que había embarazado a una "niña" de 20 años. Pero le fue inevitable aquellas acciones. La forma en la que ella dibujaba era buena, no era excelente como sus trazos y técnica, la diferencia radicaba en un solo punto, todo cuanto dibujase aquella chica tenía vida. En sus 35 años no había logrado tal viveza en sus trabajos.
Caminaba por las calles de la ciudad de Konoha, tomar el transporte le haría perder más tiempo, ahora mismo se preguntaba por qué no se había comprado un coche, así llegaría antes. Le tomaría tiempo pero llegaría a la hora acordada. Habían fijado verse a las 7 p.m. en su departamento, así ella podría estar en clases y él podía buscar infinidades de pruebas. Que amarga le sabía la palabra embarazo, nunca pensó en vivir con alguien y mucho menos ser padre. Vivía solo en un pequeño departamento, no le cobraban mucho, por eso le había gustado, de todos modos casi no dormía ahí, solo buscaba un lugar para dejar sus objetos. Solo estaban él, sus dibujos, figuras de plastilinas, proyectos de su trabajo, tareas que faltaban ser calificadas, y su soledad. Maldecía aquella soledad, sino hubiera sido por ella no estaría en aquella situación, y es que, cuando dos personas se sienten solas y se encuentran, en un acto por sentirse acompañados pueden cometer algunos errores. Mantuvo sus ojos cerrados todo ese tiempo, le faltaría energías para el gran maratón de pruebas.
Subió las escaleras del edificio a toda velocidad, ella ya se encontraba fuera de su puerta, a pesar de que le dijo que la llave se encontraba oculta en una maseta y que pasara sin problema alguno, lo esperaba en la puerta, esa chica era respetuosa. La dejó entrar primero, no se hablaron, él simplemente sacó todas las cajitas de su mochila, ella entendió rápidamente el mensaje. Tomó varios litros de agua, necesitaría bastante orina.
Sin saber por qué recordó sus primeros años en la carrera de diseño, recordó que la base de todo era el punto. El punto la forma más pequeña, de él nace toda la magia, no tiene una forma definida, aunque la mayoría lo represente como un pequeño círculo. Recordó como odiaba al pequeño punto, era horrible, cómo algo tan elemental podía llegar a ser tan maldito? El punto en el dibujo es el inicio, su secuencia crea líneas, y estás crean sombras, y en conjunto hacen cosas maravillosas. Pero el punto en la literatura significa fin. El fin de una oración, un renglón, un párrafo, un libro. Pero si el punto decide juntarse con otros dos amigos te provocan suspenso, cuantas veces había borrado de su vida aquellos seres tan infernales? Miles de veces, eso solo dejaba una mala historia por detrás, un caso cerrado era lo mejor. Y ahora parecía que el punto del dibujo y la literatura se unían, el del dibujo creaba una nueva historia, una que no le agradaba, y el punto literario daba fin a su soltería.
Habían puesto todas las pruebas boca abajo, no querían verlas, una por una, las verían todas para verificar. Maldijo su suerte, un "carajo" salió de sus labios todas daban la señal de afirmativo, pronto sería hombre muerto. La chica comenzó a sollozar, ella era la más afectada en esa situación, qué podía hacer, hacerse cargo del problema, eso le quedaba claro. Pasó sus manos por sus plateados cabellos, un largo suspiro lo acompañó con aquella acción, tomó una prueba, no podía creer que dijeran cuanto tiempo de gestación tenía aquella chica—a estas cosas solo les falta decirte el sexo, y en donde lo hiciste—era gracioso pero no le sonaba tan descabellada la idea. Mes y medio, faltarían aproximadamente 7 meses y medio para el nacimiento de aquella criatura.
—Qué te gustaría que fuera? Niña o niño?—la chica no comprendía sus palabras, hablaba en serio o era una de sus estúpidas bromas?—Vamos, será divertido pensar qué podría ser—qué más podía decirle? Lo hecho, hecho estaba y siempre asumía las consecuencias de sus actos porqué este habría de ser diferente?
