EL HEREDERO DEL HEISEI HOLMES
CAPÍTULO UNO: EL PRIMER CASO DE SHERLOCK KUDO Y HEISHIRO HATTORI EN UN VUELO
Sus ojos no habían dejado de seguir las líneas de agua en la ventanilla ni bien comenzó la tormenta, sin más que hacer desde que la azafata anunció abrocharse los cinturones de seguridad ni bien entraron en las nubes de lluvia. No habían pasado más que tres horas desde que salieron del aeropuerto de Tokio y ya no podía esperar para llegar, su cara no decía otra cosa. Aunque si había algo que lo distraía era tener a Heishiro Hattori al lado, ninguno de los dos parecía aburrirse cuando estaba con el otro, siempre encontraban algo de que cuchichear y más ahora que tenían mucho de qué entretenerse.
-"¿Y entonces que capacidad tiene el estadio Ciudad Futbol, Kudo?" –le susurró Heishiro.
-"Para 94.700 espectadores, pero el asesino metió a diez más de manera que al matar a sus tres víctimas, pareciese en realidad culpa del exceso de personas en las tribunas y las muertes fuesen aparentemente provocadas por el aplastamiento o pisoteo."
-"Claro, era una coartada perfecta, se escudó en las masas de gente que rompían con los límites de capacidad…"
-"Igual no le sirvió de mucho, para nuestros padres fue un crimen cantado… como casi todos." –sonrió el pequeño sentado junto a la ventana, haciendo que su amigo lo imitara.
Parecía extraño que dos niños tuviesen una conversación de tan elevado contenido, que no correspondía con su edad, pero desde lejos se notaba el intelecto que entre sus ojos azules y verdes compartían. Ambos eran la misma imagen de sus padres en plena infancia y escucharlos hablar también se podía confundir con ellos, pero además tenían mucho de sus madres, sobretodo en lo atractivos que eran pese a ser tan jóvenes.
Sherlock Kudo respondía al niño de cabello castaño y corto levantado en pequeños picos, muy a lo Shinichi, cuyos ojos analíticos parecían tener el mismo filo y aspereza que su mente, hasta podían sonreír u odiar con una sola mirada. Sólo le faltaba crecer un poco más para ya tener a todas las mujeres que quisiese desfallecidas a sus pies, pues no solo era un crack en las deducciones, sino también tenía un encanto casi europeo igual al de su abuelo Yusaku, que lo hacía parecer un pequeño lord, y con abuelas de tan buena figura y su misma madre de belleza casi etérea, era de pensarse que él saldría irresistible.
Por otro lado, Heishiro Hattori tenía todo de un clásico niño de Osaka, con belleza que pasaba por su contextura morena, increíblemente igual a la de su padre, pero ojos verdes que eran más de lo que cualquier chica pudiese pedir. Sus cejas tenían tanto espesor y severidad como las de su abuelo Heizo, y al más mínimo ceño podría también ganarse el apodo de "El Demonio", pero si sonreía se veía tan inocente y dulce como su madre y abuela.
Por ahora, ambos niños pregonaban los títulos de mini-detectives del Este y Oeste respectivamente, pues nunca habían sido vencidos en sus zonas pero dentro de todo Japón ellos eran los únicos rivales. Pese a estar todo el tiempo compitiendo por ver quien resolvía más casos, en realidad eran tan buenos amigos justo como sus padres y madres es por eso que habían decidido hacer este viaje a África entre las dos familias. Bueno, todo había sido gracias a sus padres quienes después de resolver el caso, fueron premiados por la FIFA con entradas para el mundial 2010 y ya estaban allá esperándolos. Los dos niños se habían visto obligados a quedarse más días en Japón para terminar con sus clases y no faltar al jardín (tanto que les gustaba rebajarse a 'los intelectos primitivos' de sus compañeros, como los llamaban) pero ahora ya estaban a medio camino y mañana en la mañana, ya serían también parte de uno de los eventos más multitudinarios y televisados del mundo.
Solo había algo que los seguía molestando…
-"… lo único malo fue no nos dejaron viajar solos en el avión…" –se lamentó Sherlock de repente perdiendo su humor.
-"Sí… explícame… ¿porque él también tuvo que venir?" –rezongó Heishiro. No hizo falta que miraran para que inmediatamente pusieran ojos de gato si desde el asiento de atrás se podían escuchar los constantes filtreos de Kogoro Mouri con las azafatas, uno pensaría que con los años se pondría menos mujeriego pero la senilidad lo hacía cada vez peor.
-"…entonces yo le dije: yo sé cuales son tus verdaderas intenciones, porque no te muestras de una vez y terminamos con todo esto, y así fue como el asesino se intimidó con mi acusación…" – La gota en las cabezas de los chicos se hizo más grande ni bien escucharon la escandalosa risa que le siguió a aquella confesión del ahora casi cincuentón detective, que no perdía el tiempo a la hora de entretener a una de las azafatas.
-"Oh, señor Mouri… ¿y qué pasó después?" –se entusiasmó la joven, que lo escuchaba fanáticamente. Tenía de nombre Kaori Miyamura pero no parecía que trabajara ahí pues su uniforme no se veía debajo del sweater tejido que llevaba, lo que llamó la atención de un par de ojos azules.
-"Bueno…él se entregó sin decir más y yo me subí a mi Aston Martin para…"
-"tú Fiat 600 querrás decir…" –se rió Sherlock aunque enseguida recibió un golpe desde el asiento trasero cortesía de su abuelo que lo había escuchado.
-"No te metas donde no te llaman, mocoso" –lo acusó ante las risas de Heishiro y la mirada curiosa de la azafata.
-"Oh, ¿y estos niños? ¿son tus…?" –Kogoro no la dejó terminar y se apuró interrumpirla.
-"eh, los hijos de los criados de mi mansión, sí…" –explicó el detective con una risotada ante las miradas fulminantes de ambos chicos.
-"¿en serio? Por un momento creí que eran tus nietos…" –confesó la azafata, haciendo que Kogoro casi se atragante.
-"HAHAHAAHAHHAHAHA, ¿MIS NIETOS? HAHAHAHAHAHAHA, ¡PARA NADA! ¡SOY MUY JOVEN PARA SER ABUELO!" –Una gota más grande se asomó nuevamente entre Heishiro y Sherlock.
-"… sí y nosotros somos muy intelectuales para haber salido a él…" –sonrió Sherlock, ganándose su segundo golpe del día. Ni bien se recompuso, se encontró con que la chica se había acercado por preocupación y aprovechó para mirar mejor aquello que lo inquietaba. -"Disculpe, ¿usted trabaja aquí? Porque no lleva puesto el uniforme…" –.
-"Oh, sí… lo que pasa es que lo llevo debajo de este sweater." –sonrió ella y ni bien se fue Kogoro aprovechó para volver a pegarle a su nieto por su atrevimiento.
-"Oigan ustedes dos, ni una palabra de esto a sus padres ¿quedó claro?" –los amenazó sin embargo solo recibió dos miradas de diablillo por parte de los niños.
-"¿sobre qué? ¿Cómo nos ignoras y te despojas de nosotros a la primera chica linda que ves?" –habló Heishiro pero no pudo continuar porque una fuerte sacudida del avión los tomó desprevenidos matando del miedo a algunos, como Kogoro.
-"¡¿Qué fue eso?! ¿¡Qué fue eso?!" –se puso histérico el detective, como si hubiese sufrido de repente un malestar.
-"No queríamos decirte nada, abuelo… pero el avión se va a estrellar…" –bromeó Sherlock, sabiendo que Kogoro no le iba a pegar por lo paralizado que estaba. En realidad él y Heishiro también estaban algo extrañados, no les parecía un movimiento muy común de un vuelo, pero le restaron importancia ni bien todo volvió a la normalidad.
-"Vamos, tío Kogoro… ¿acaso quiere darle esa imagen de viejito asustado a todas las chicas que lo tienen de héroe?" –le tocó ahora a Heishiro hacer de bromista.
-"Sí, ¿qué pasó con el millonario de la mansión con criados e hijos de criados?" –se sumó Sherlock con una risa divertida.
-"… ¿y los hijos de criados no éramos nosotros, Kudo?"
-"Sí, me parece que eso dijo."
-"¡ESTA BIEN, YA ME CANSARON! ¡PIDAN LO QUE QUIERAN, YO SE LOS DARÉ CON TAL DE QUE SE CALLEN Y NO LE DIGAN NADA A SUS PADRES!"
-"… Bien, Hattori… me parece que nos hicimos dueños de todos los gorros, remeras y banderas de la selección que venden en cada local del estadio." –anunció Sherlock, con su mejor cara angelical. Kogoro casi pone el grito en el cielo y por muy poco que quisiese ceder terminó aceptando de mala gana, pero no sin antes murmurar algo como 'malditos gusanos manipuladores' para sí. No entendía porque esos niños tenían que haber sacado tanto de sus padres, ante cualquier cosa les saltaba el gen detective y su cerebro iba más allá del que cualquier niño de su edad pudiera ir, si cuando los demás recién empezaban a aprender juegos en el jardín, ellos ya sabían como calcular un logaritmo. Bueno siendo hijos de los dos mejores detectives del mundo no era de extrañarse, Sherlock hasta llevaba el nombre de uno de los mejores detectives de todas las épocas, y nadie dudaba que los dos llegarían lejos, ahora por ejemplo ya estaban un paso más adelante que su abuelo y no tenían ni cuatro años.
-"¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!"
El detective ya mayor pegó un salto de su asiento ni bien un grito rompió con el sueño del sector de pasajeros y antes de que su cabeza blanca pudiese siquiera levantarse, ya dos pequeños cuerpitos habían salido corriendo hacia la parte de adelante del avión, abriéndose paso entre el mundo de gente que se paró y amontonó en los corredores. Todo el avión parecía de la cabeza, nadie entendía ni sabía nada por lo que enloquecían más, pero ellos pasaron fácilmente por entre tantas piernas siendo tan diminutos y no tardaron en llegar a la entrada del baño, donde la gente hasta lloraba de la desesperación. Los gritos de horror no eran sino por el cuerpo ya sin vida que ocupaba el piso, a centímetros de los pies de todos.
A simple vista pertenecía a un hombre joven como de treinta años de contextura mediana, cuya agonía aún no se borraba de sus ojos abiertos y perdidos, pero nada a su alrededor daba a entender como había muerto, lo que atraía aún más la curiosidad de Sherlock y Heishiro. Ellos dos parecían ser los únicos que guardaban la calma como si nada pudiese sorprenderlos y es que sus cabezas estaban trabajando a todo lo que podían, queriendo llegar al fondo de todo y saber que había pasado desde cualquier ángulo.
-"¡OH, POR DIOS!" –se escuchaba una y otra vez en un bullicio general, sin que nadie supiera exactamente que hacer. Todos habían entrado en pánico pese a los esfuerzos de las azafatas por impartir orden, nadie parecía querer escuchar nada.
-"¿Qué pasa con esta gente? ¿Qué nunca vieron a un muerto?" –se preguntó Heishiro, de brazos cruzados.
-"Será mejor que no nos acerquemos, Hattori… por lo menos hasta que consigamos guantes de goma…" –comentó Sherlock severamente, luego de hacer un diagnóstico solo con sus ojos.
-"Sí, ya lo sé… murió electrocutado…" –agregó el niño de piel morena, irritado ya que ni siquiera podía escuchar sus propios pensamientos por tanto alboroto. –"¡como toda esta gente también va a morir si no se calla!"
Como a pedido, una voz se elevó desde atrás y tuvo la virtud de frenar un poco a las personas a medida que se acercaba.
-"Abran paso, abran paso… soy de la policía." – repetía en tanto la gente comenzaba a dividirse para dejarlo aproximarse. Sherlock y Heishiro fueron los últimos en mirar, resistiéndose un poco en apartar sus ojos de la escena del crimen, pero una gota les corrió por la cabeza ni bien se fijaron en el hombre mayor y robusto, de la edad de su abuelo y también de bigote blanco como él, que ya tenían al lado.
-"In… inspector Megure." –dijo Sherlock, sorprendido de ver al jefe de tantos años de su padre y compañero de su abuelo. El avejentado inspector miró también a los dos niños y casi se va de espaldas al reconocerlos, era como si los años no dejaran de repetirse para él.
-"¿Shinichi?… eh digo, ¿Sherlock?… ¿Heishiro?… ¿qué… qué hacen ustedes aquí?" –les preguntó, aunque ya debería acostumbrarse a encontrarlos en donde sea haya un caso por resolver, si no eran ellos, eran sus padres y en cualquiera de ambas siempre estaba Mouri como para hacerla completa.
-"¡Vamos al mundial!" –saltó el pequeño, olvidándose de que no era el momento para su cantito –"¿Usted también va?"
-"Eh… no, yo no… esperen un segundo, si ustedes están aquí… eso significa que ese tipo…" –El inspector no alcanzó a terminar antes de que una voz rasposa y muy conocida se le adelantara.
-"¡Sherlock, Heishiro…enanos, no vuelvan a irse así! ¡Si los llego a perder sus padres tendrán mi cabeza!" – Antes de que lo supiera, Kogoro Mouri ya también se había unido al trío apareciendo a lo último bajo la más grande sorpresa al ver al inspector Megure además, quien lo miró como diciendo 'no puedo creer que esto esté pasando OTRA VEZ' –"¡Oh, inspector Megure! ¿Usted aquí?"
-"¡MOURI! ¡yo debería decirle eso! ¡ya estamos grandes para que siga pasando lo mismo!" –se irritó, recordando durante toda su carrera laboral ni una vez falló en ver a Mouri involucrado con algún caso.
-"¡No me lo diga a mí! ¡Usted tampoco se pierde de nada!" –
-"¡Porque es mi trabajo!"
-"¿y yo que soy entonces? ¿verdulero? ¡también es mi trabajo!" –Una gotita resbaló por las cabezas de los dos niños, quienes ya no podían evitar el cansancio que les provocaban los dos mayores.
-"… que alguien los baje del avión." –susurró Sherlock, como si ya hubiera tenido suficiente.
-"… si abres la puerta, yo los tiro…" –agregó Heishiro. Lo único que les faltaba a los dos era buscar butaca y sentarse a ver el ridículo espectáculo que ambos viejos estaban armando, igual que los pasajeros quienes no hacían nada más que mirar como se peleaban, olvidando totalmente que todo había empezado por el cadáver que seguía intacto en el baño. –"Si todos los detectives van a ser como ellos, creo que cualquiera podría andar matando por ahí y nadie nunca se enteraría."
-"Vamos, Hattori. Aprovechemos ahora para robarle los guantes al inspector Megure antes de que alguno de los dos se despabile y quiera meterse."
Ni bien sacaron los guantes de goma se dedicaron de lleno a analizar todo lo que pudiesen de la escena del crimen, como si estuviesen acostumbrados a hacerlo todos los días. Su vista casi rapaz monitoreaba cada rincón del lugar de los hechos, sin dejar escapar nada en tanto registraban cada dato mentalmente. El baño era tan reducido que la víctima estaba prácticamente doblada en el piso para caber, con el inodoro a un lado y el lavatorio al otro, donde ahora Heishiro estaba mirando. Había fragmentos de vidrio de un foco de luz junto a la rejilla, también regados en el piso, y la pileta aún tenía gotas de agua por sus contornos lo que le dio pie a Heishiro para formular una conjetura.
-"A simple vista parece un accidente, él se estaba lavando las manos, el foco se cayó justo en ese preciso instante y le dio un toque eléctrico fatal" –pensó voz alta.
Mientras tanto, Sherlock había aprovechado para revisar el cuerpo de pies a cabeza sin dejar escapar nada, como si fuese un forense, pero entre más lo analizaba, le provocaba mayor desconfianza sin entender porque.
"Las manos de la víctima tienen la misma quemadura cruzando verticalmente las palmas, que aún están calientes al tacto a través de los guantes, y si consideramos además que el rigor mortis aún no empezó, podemos deducir que la víctima solo tiene unos minutos de muerto." –pensó inquietamente, rascándose la barbilla como si no pudiese conectar las evidencias. –"Un accidente… vamos, el foco no se va a poner de acuerdo para decir: aprovecho que él se está lavando las manos y me aflojo a propósito, ¿no?… que foco cruel… "
Se paró aún sin borrar su expresión pensativa y se estiró, de tanto pensar ya le estaba dando sueño, pero enseguida volvió a donde empezó ya que había algo que no le seguía encuadrando.
-"A ver… si un foco de luz al entrar en contacto con agua le causó la muerte a este hombre… y si fue hace solo minutos porque sus heridas aún siguen calientes… entonces… ¿eso no implicaría que…" –
Un rayo pareció cruzar el cerebro del niño ni bien terminó de formular su hipótesis y no esperó nada para agacharse junto al lavatorio y recoger uno de los pedazos de vidrio, comprobando enseguida lo que pensaba. La sonrisa que esbozó era igual al brillo de sus ojos, como si tuviese la conclusión ya en la punta de los dedos, pero de todas formas no le duró mucho. Antes de que pudiera siquiera reaccionar, ya había recibido un golpe en la cabeza que lo hizo olvidarse de todo más que del dolor que le provocó.
-"¡ENANO ENTROMETIDO! ¡Desaparece del mapa!" –se escuchó el socarrón de Kogoro por detrás, seguido de su mano que lo agarró de la ropa y lo levantó. –"¡Siempre husmeando en la escena del crimen, igual que tu padre!"
-"Todas las veces que mi padre 'husmeaba' cuando era Conan en realidad estaba resolviendo el caso en tu lugar, viejo" –pensó antipáticamente el niño mientras era llevado lejos muy en contra de su voluntad. –"Y yo estoy tratando de hacer lo mismo, por si no te diste cuenta."
Ni bien se zafó, volvió al lado de Heishiro sin ser visto justo para escuchar los testimonios del inspector Megure, quien se había encargado de interrogar a cada allegado de la víctima.
-"La víctima es Etsuya Hyuga, de veintiocho años, quien abordó el avión en Japón con destino a África junto a su prometida Kikuko Shimamoto." –anunció el agente, a la interesada multitud que se amontonaba tras él.
-"Por favor, les voy a pedir a todos que regresen a sus asientos y faciliten el trabajo a los oficiales." –ordenó Kaori Miyamura, ocupándose de despejar un poco el área de trabajo para que aunque sea se pueda circular por los pasillos, pero no terminó de sacar a los primeros cuando una joven de poca edad, cabello erizado y ojos furiosos se le enfrentó.
-"¿Te atreves a querer echarme de donde está mi prometido? Yo no me voy hasta que alguien me explique que pasó con él, aún así demos vueltas por todo el mundo no me pienso bajar de aquí…"- increpó indignada a todo el plantel.
-"El avión va a ser como una cajita feliz para los otros turistas… viene con sorpresa… y una muy histérica…" –apuntó Heishiro pero su amigo no se rió, estaba como si lo hubiese abducido un ovni o acabase de descubrir el mayor de los misterios. –"Oye Kudo, ¿qué te sucede?"
-"Hattori, ¿qué fue lo que dijiste?" –preguntó repentinamente el mini-detective del Este, casi desesperadamente.
-"… que van a tener una sorpresa muy histérica si encuentran a esta mujer subida." –respondió el niño de Osaka, como si hubiese dicho algo malo.
-"¡No, lo primero! ¡Qué dijiste primero!" –volvió a gritar Sherlock, cada vez más cerca de donde quería llegar.
-"Que el avión va a ser como una cajita feliz… no entiendo a donde quieres--" –no hizo falta que siguiera, ya que en menos de un segundo le había leído la mente a su amigo. Era como si en ese instante, los ojos de ambos se abrieran y pudiesen ver lo que no habían podido hasta ahora. En un gesto automático, miraron hacia arriba y las fichas les cayeron completas, pudiendo ya decir que tenían el caso cerrado.
-"Por Dios, no se ponga tan dramática, señorita… está más claro que el agua que su prometido sufrió un accidente, aquí tiene una bombilla de luz y gotas aún en el lavabo, no se puede pensar otra cosa que se electrocutó inconscientemente." –explicó el detective Mouri, digiriéndose a la joven con su clásica pose de pecho inflado. –"No hace falta ser el Kogoro Durmiente para saberlo…"
-"Espere un segundo, Mouri… no puede haber sido un accidente. Para empezar, mis oficiales me dicen que la hora exacta del fallecimiento fue hace como veinte minutos, las manos de la víctima aún tienen ciertas quemaduras que siguen calientes y sus músculos no se han contraído… pero los fragmentos de vidrio del foco están fríos témpano, ¿cómo explica este hecho?" –cuestionó el inspector Megure tratando de atar cabos pero fue demasiado para Kogoro quien no podía verse más perdido.
-"Es inútil… es como querer apagar el sol." –pensó Sherlock resignadamente pero enseguida se corrigió cuando le pareció ver a su abuelo a punto de dar un respuesta. –"No puede ser… por primera vez… mi abuelo va a…"
-"¿Quiere que le diga la verdad, inspector Megure? Esto no fue un accidente, como dije equivocadamente… esto fue un homicidio… y el asesino… no es otro más…" –usando su tono más misterioso y acusatorio posible, levantó su brazo para acentuar su sentencia. –"¡La señorita Kikuko!"
Heishiro y Sherlock fueron los primeros en caer al piso con sus respectivas miradas de 'era demasiado bueno para ser verdad' pero el grito de la nombrada no se hizo esperar.
-"¿¡Qué dijo!? ¿¡Está diciendo que yo soy la asesina?! ¿¿Cómo sería capaz de matar a mi propio prometido, animal??" –saltó sumamente disgustada.
-"Mouri, ¿tiene alguna clase de evidencia que pruebe la culpabilidad de la señorita Kikuko?" –trató de rescatar el inspector Megure, seguro de que el otro lo decía por algo.
-"Por supuesto, inspector… ¿acaso piensa que yo soy de los que dicen las cosas porque si? Hay algo que me lleva a pensar que usted lo hizo, señorita…" –empezó airoso. –"… y eso es… ¡su pelo!"
Todos miraron como un rayo hacia el cabello de la chica, quien también se miró como si tuviese algo malo, pero nadie encontró nada anormal y terminaron por confundirse aún más de lo que ya estaban, eso hizo a Kogoro proseguir para terminar su punto.
-"Esta erizado… porque está electrificado… ¡porque estuvo en contacto con corriente eléctrica!… ¡usted lo mató con esa corriente!"
Hubo un desmayo general que hasta se hubiesen estrellado contra algún pico de montaña de la incredulidad y bochorno. Nadie entendía como rayos ese pensamiento más allá de lo ilógico había llegado a la cabeza de un hombre mayor, sobretodo Sherlock que ya hasta pensaba que su abuelo había sido criado por lombrices. Ni bien se encontró con la mirada de Heishiro luego de pararse, una negativa le cruzó los ojos y maldijo a morir que existiese la oferta de dormir a su abuelo y hacer él de vocero.
-"¡No no y no! ¡Me niego! ¡Me niego! ¡Me niego! ¡Antes muerto!" –porfió el pequeño, ahora realmente molesto.
-"¿Y qué mas quieres? ¿Exponerlo tú y que nadie te crea por tener solo TRES años?" –razonó Heishiro.
-"¡No me importa, es mas verídico que un niño de tres años resuelva un caso a que una persona con ese tamaño de cerebro lo haga!"
-"No sé porque te gastas, sabes que vas a terminar durmiéndolo y haciéndote pasar por él…"
-"¡No y hablo en serio, Hattori! ¡Hasta aquí llegué! No hay nada que puedas hacer para obligarme y…" –Sherlock se paró en seco cuando vio como su amigo sacaba un teléfono celular y tranquilamente marcaba un número para después esperar a que atiendan. –"¿qué estas haciendo? ¿A quien estás llamando?"
-"¡tío Shinichi! ¿qué hay?... Sí, soy tu sobrino estrella Heishiro… sólo llamaba para decirte que Sherlock aquí se niega a--" –no pudo terminar ya que Sherlock le sacó frenéticamente el celular y lo cerró.
-"Esta bien Hattori… tú ganas, ¿estás feliz?" –aceptó de mala gana, con su típica mirada de 'estoy muy cansado de todo esto'.
-"Bueno empieza mientras yo voy a buscar la evidencia, ¿de acuerdo?" –planificó el mini-detective del Oeste y sin perder tiempo se fue, dejando solo a Sherlock quien solo lo miró desde lejos con aburrimiento.
Suspiró, sabiendo que era lo que venía ahora y poniéndose en el lugar de su padre que tantas veces había pasado por lo mismo, pero le daba cierta melancolía. Cada vez que pensaba en los días de su padre como Conan, se imaginaba lo solo que se habría sentido, siempre resolviendo hasta el más mínimo caso pero evitando todo el tiempo que los demás sospechen. No es algo que cualquiera pudiese hacer y menos sin tener a nadie al lado porque, por más de que su madre nunca lo hubiese dejado, ella no sabía quien era él y eso también debió ser doloroso. Todo eso motivaba al pequeño hijo de Shinichi a tomar cada caso con todo lo que tenía y como ahora, ocuparse de resolverlo a través de su abuelo, para de alguna forma sentir que estaba continuando con el legado de su padre y devolverle todo lo que él había dado y dejado por aquella época.
-"Conan Edogawa…aún vive." – pensó con una sonrisa, que lo hacía ver idéntico al detective encogido. Se arremangó para dejar ver el reloj también propiedad de Shinichi y enseguida fijó el blanco en el cuello de Kogoro. –"Lo siento, abuelo…"
Disparó la aguja y como siempre entró sin que nadie hubiese visto nada; recién después de que la anestesia hiciera efecto todos se percataron de los patéticos pasos del detective antes de que cayera dormido sobre uno de los asientos. Sherlock se acercó muy disimuladamente y lo acomodó para que pareciese pensativo y filosófico, mientras él se ponía en uno de sus costados. Para terminar, sacó el transformador de voz y lo adaptó a la voz de su abuelo dando comienzo a otra actuación.
-"Disculpen todos mi chiste anterior… esperaba poder alegrarlos un poco ya que no dejaban de gritar, pero veo que ahora ya están más calmados para saber lo que en verdad pasó."
-"¿Quiere decir que era un chiste, Mouri?... Pues díganos ahora cual es el misterio detrás de todo esto." –pidió el inspector Megure, secundado por todos los que estaban detrás de él.
-"Como usted bien dijo, la víctima no tiene más que unos minutos de muerto… como la temperatura de sus quemaduras lo indican… pero los fragmentos del posible foco de luz que supuestamente le causó la muerte están más que fríos… Si en realidad ese foco hubiese entrado en cortocircuito, el vidrio seguiría tan caliente que hasta nos llegaría a quemar aún ahora… ¿o me equivoco?" –pronosticó el niño con la voz que no era de él.
-"No… pero… ¿qué está diciendo? ¿Qué entonces no fue el foco lo que causó la muerte del señor Etsuya?" –preguntó el inspector y si hubiese visto a Sherlock, lo confundiría con Shinichi sonriendo cuando la verdad estaba cada vez más cerca.
-"Sí, eso digo… También estoy diciendo que esto es un homicidio y fue el mismo asesino quien preparó el truco del foco para hacernos creer lo del accidente, es fácil pensar que alguien se electrocuta con un objeto que traspasa corriente y que se encuentra en un perímetro donde se pueda alcanzar pero no siempre es correcto."
-"Pero entonces, si dice que el asesino fue quien preparó el truco del foco a propósito… entonces tiene que ser alguna de las personas que fue al baño… y la última fue quien descubrió el cuerpo y quien gritó… el señor Amamiya." – el inspector indicó a su derecha a un hombre perturbado y pálido que no quería saber nada.
-"¡No, señor! ¡Por favor, yo no fui! ¡Nunca en mi vida sería capaz de matar a alguien y a ese hombre ni siquiera lo conocía!" –lloró el aludido pero enseguida la voz de Kogoro lo calló.
-"No, el señor Amamiya no fue… el hecho de que el truco lo hubiese preparado el asesino no quiere decir que todos los que fueron al baño están en la mira… solo fue uno, inspector… solo fue una sola persona quien cometió el crimen… y esa persona solo estuvo una vez en el baño… tres horas antes de que el señor Etsuya muriera electrocutado…"
Todos palidecieron ante la confesión como si no pudiesen procesar lo que había dicho, y es que nadie se imaginaba como una persona podía matar a otra sin estar físicamente en el lugar de los hechos, estaban lejos de llegar a considerarlo.
-"Mouri… pero… ¿cómo dice eso?... Nadie puede hacer tal cosa… además, hace tres horas… ¿no fue--…"
-"Exacto, ni bien despegamos del aeropuerto de Tokio." –aseveró el niño.
-"¿Le importaría explicarnos como se puede hacer un crimen tan descabellado?"
-"Claro que no, pero van a tener que seguirme con mucho cuidado. Como dije, el foco solo era para camuflar la verdadera artimaña detrás de este caso. Es decir, si se piensa de esta forma, el foco tendría que haber estado cerca, muy cerca del auténtico objeto que el asesino usó para causarle la muerte al señor Etsuya. Y si foco cayó del techo al lavabo, también es de pensarse que este objeto cayó al mismo tiempo."
-"Mouri, ¿A dónde quiere llegar?"
-"a África creo. Hehehe, perdón fue otro chiste. No, lo único que les voy a pedir es que miren hacia el techo, donde supuestamente estaba colgado el foco y verán a que me refiero."
Todos hicieron el mismo movimiento, y se quedaron mirando el hueco en el techo donde había estado el foco pero también… había algo más… una incisión tan pequeña que casi era imperceptible al ojo, como si fuese una mancha oscura.
-"¿Qué… qué diablos es eso?" –preguntó el inspector, tan confundido como el resto.
-"Eso es… el lugar donde el objeto que provocó la muerte estuvo colocado." –explicó el detective.
-"Pero, Mouri… ¡es demasiado pequeño! ¡no hay nada que pueda matar a alguien cabiendo en ese lugar!"
-"¿y usted que espera? ¿Qué sea un cuchillo o algo? No, tenemos solo tres pautas que nos indican como es en realidad este objeto, para que tome forma en nuestra mente. La primera, es el tamaño de ese agujerito que nos indican que no tiene mucho grosor de cuerpo, la segunda es la electricidad… si este objeto mató a esta persona con electricidad tiene que ser altamente conductor… y la tercera…
-"¿la tercera?"
-"¿Por qué cree usted que este objeto no está en la escena del crimen?"
-"Ehm, ¿Por qué el asesino lo quitó?"
-"Error, el objeto desapareció por su cuenta. Si pensamos que el avión tiende a hacer ciertas oscilaciones al volar, un objeto de una determinada forma tiende a moverse sobre ese plano inclinado sin que ningún tipo de fuerza intervenga."
-"…redondo…" –murmuró el inspector Megure, cada vez entendiendo más.- "El objeto era redondo y rodó…"
-"Bingo. Entonces tenemos, de poco grosor, conductor de electricidad y con predisposición a rodar… quizá no sepamos bien qué objeto es… pero si sabemos que rodó, podemos saber donde está ahora… en el lado opuesto al lugar de los hechos. Si van hasta donde está Heishiro, lo podrán ver."
Ninguno esperó para girarse y mirar donde el niño de piel morena estaba de pie, junto a unas cortinas algo alejadas del baño. Todos se paralizaron cuando Heishiro las corrió y un brillo desde el piso atrajo a sus ojos, quedándose mirando lo que ahora parecía una aguja de tejer tirada con un pequeño cilindro de goma rodeándola por la mitad. La incredulidad de uno era más grande que la de otro pero fue Megure nuevamente quien rompió en un grito.
-"¡¿Me… me estás diciendo que… que una aguja común mató a una persona?!" –
-"Es una aguja común… pero altamente cargada, y si le agregamos que el señor Etsuya se estaba lavando las manos cuando cayó sobre él… tenemos una muerte anunciada."
-"¿¡Pero quién?! ¿Quién puede cargar eléctricamente una aguja? ¿y cómo la colocó en ese orificio? ¿Cómo hizo que cayera justo cuando el señor Etsuya se lavaba las manos?"
-"Vamos por partes… dijo Jack el destripador. Como saben, una aguja es inofensiva pero lo único que tiene es que está hecha de metal. El metal es altamente conductor y si alguien le da la suficiente carga y le suma agua, puede ser fatal como ésta. Su pregunta era cómo se cargó eléctricamente esta aguja para haber matado al señor Etsuya y yo le respondo: 'por eso dije que el asesino solo estuvo en el baño tres horas antes de que la víctima muriese'."
-"¿Có-cómo?... ¿¡Qué fue lo que dijo?!" –se conmocionó el inspector, igual que todos los demás.
-"Sí, ni bien el avión estaba en el aeropuerto, el asesino se infiltró en el baño y colocó la aguja en ese orificio de manera que atraviese la coraza del avión y tenga contacto con el exterior. Y la naturaleza se encargó de cargarla por él…"
-"Quiere decir que…"
-"La tormenta la cargó durante las tres horas previas a que cayera." –terminó, e hizo una pausa.-"Todos los aviones están construidos a imitación de una caja o jaula de Faraday, de manera que si son alcanzados por un rayo, la corriente eléctrica solo circule a través de la estructura sin causar ningún tipo de daño. Pero la aguja rompía con esta estructura porque atraía a los rayos pero no había forma de que conduzca la descarga a tierra, es decir actuaba como un pararrayos pero sin la conexión a tierra, por lo que la carga se seguía acumulando en su cuerpo metálico y su pequeño cilindro de goma impedía que la electricidad se escape."
-"Entonces, acumuló la suficiente carga como para matar al señor Etsuya… pero lo que no entiendo es como cayó justo en el momento en que se estaba lavando las manos."
-"Eso si fue por obra del asesino… pero repito… el asesino no volvió a pisar el baño."
-"¿E…entonces? Mouri, deje de hacerse el misterioso y diga quién lo hizo…"
-"Sólo hay una persona que haya estado tres horas antes en el baño, y garantice que la aguja caiga junto con el foco sin estar físicamente en ese lugar…" –empezó y agravó su tono cuando volvió a hablar. –" y esa persona es… la señorita Kaori."
Todos contuvieron su aliento otra vez y miraron a la azafata, quien se veía nerviosa y distraída, como si quisiese esquivar el tema.
-"¿La…azafata?" –solo dijo Megure, con un hilo de voz. –"Pero, ¿cómo…?
-"Todas las azafatas aquí tienen la autorización de pilotear el avión si el piloto se los pide… ella lo único que tuvo que hacer fue poner algunos tranquilizantes en su bebida para que él le ceda el puesto y ni bien tomó los controles del avión se ocupó de hacer aquella sacudida tan turbulenta que todos sentimos, que fue precisamente para que la aguja y el foco cayeran sobre el señor Etsuya que estaba lavándose las manos. Por supuesto que ella sincronizó todo para que ni bien el se levante para ir al baño, ella ya esté al mando del avión."
-"Pero Mouri, ¡no tiene ninguna otra evidencia en contra de la señorita Kaori!"
-"Claro que la tengo. La evidencia más contundente es su sweater." –Todos miraron enseguida el tejido que llevaba la azafata, quien ya estaba empezando a sudar frío. –"Si miran la parte de abajo, los puntos no están terminados… las agujas no se pueden sacar hasta que se termine de tejer pero ella se vio en la necesidad de sacarla para matar al señor Etsuya y por eso quedó mal e incompleto."-
-"¡Está bien!" –admitió abruptamente Kaori, con su mirada acuosa fija en el suelo. –"Sí… fui yo quien lo maté… pero es porque él me dejó primero… No soportaba que yo fuese azafata y viajara constantemente a otros países… pero yo en verdad sufría cuando estaba lejos de él… y a él no le importó cuando ni bien volví me pidió la separación… Cuando me enteré que estaba ahora con Kikuko y que viajaban a África… el mismo vuelo donde yo estaría… no me pude contener…"
Nadie supo bien qué decir ante las lágrimas de la azafata pero no hizo falta ya que los oficiales que acompañaban a Megure la esposaron rápido y la llevaron bajo supervisión, hasta que tocaran tierra para arrestarla. Sherlock solo miró de costado, como si ya hubiese terminado su parte y no le quedara más por hacer pero como siempre no estaba conforme, sería estúpido que se contentara con cada pequeño caso que se resuelva o cada criminal que se atrape, si eso no era nada comparado con lo todo que faltaba para reparar todas las injusticias del mundo.
Miró a Heishiro, quien le levantó el pulgar, y él enseguida le respondió igual. Luego de guardar el transformador de voz y levantarse se fue hasta donde estaba, dejando a su abuelo que ya se estaba despertando.
-"Buen trabajo, Kudo." –lo felicitó el mini-detective del Oeste, de brazos cruzados y recargado contra la pared.
-"Tú también, Hattori… cuando dijiste lo de la cajita feliz me recordaste el modelo de la jaula de Faraday y gracias a eso pude resolver el caso" –agradeció, también cruzándose de brazos –"y ahora solo queda que le tiren flores a O-chan…"
La sonrisa de los dos no podía ser más grande mientras miraban fijamente el desconcierto en el rostro de su abuelo, quien tenía a toda la tripulación prácticamente alabándolo y él sin conciencia de nada.
-"Mejor, que él distraiga a la gente… ahora lo único que quiero hacer es tomar la mamadera e irme a dormir…" –declaró Heishiro, omitiendo un bostezo.
-"Sí, yo también… espero que la leche no se haya enfriado mucho." –lo secundó Sherlock.
Ambos niños otra vez se abrieron paso por entre cada par de piernas para volver a sus asientos, pero ahora era más difícil moverse si la gente estaba mucho más eufórica que antes por el detective que acababa de despertar, y que como siempre no entendía nada. No hubo ninguno que no lo haya felicitado o dado la mano, cosa que él no evitó y olvidando completamente que no sabía porque lo hacían, se dejó fotografiar y entrevistar.
-"¡Mouri, veo que no perdió el toque después de tantos años! ¡Sigue tan afilado como siempre!" –comentó el inspector Megure, dándole unos golpecitos en la espalda.
-"¿quién yo? ¡Eh, quiero decir…! ¡Claro, claro! Heheheh ¡Por más de que me vea un poco más viejo, mi cerebro sigue siendo el mismo!"
-"… el mismo espacio vacío." –pensó Heishiro con una gota, que lo escuchaba sentado desde su asiento. Miró hacia su lado, donde Sherlock ya se había quedado dormido aún con la mamadera en la boca, y antes de él también hacer lo mismo sacó primero su celular que estaba abierto y se lo puso para hablar. –"¿tío? ¿ya puedo cortar?"
-"Sí, perdóname Hei-chan por haberte pedido que me llames de nuevo…" –respondió la voz de un hombre en la línea. –"¿Sherlock ya se durmió?"
-"Sí, ¿quieres que lo despierte?"
-"No, déjalo… debe estar muy cansado y seguro que tú también, después de todo no fue un caso fácil… pero lo hicieron muy bien." –dijo con orgullo. –"Mañana en la mañana los iremos a buscar al aeropuerto…"
-"Ok… Hasta mañana, tío" – El niño colgó y guardó el teléfono, aprovechando para sacar su mamadera e igual que su amigo empezar a tomar mientras poco a poco se iba quedando dormido.
NOTAS DE LA AUTORA:
¡Hola! Que bueno que llegaron hasta acá abajo. Este es el primer capítulo de una continuación mía de Detective Conan, ¡sí ahora con el hijo de Shinichi!... ¡de células cerebrales más que desarrolladas! Ya con tres años resuelve su primer caso, y Heishiro tampoco se queda atrás… no hay duda que son hijos de sus padres jajaja. En realidad no sé hasta donde va a llegar este fic, porque no medí ni planifiqué nada, escribía a medida que se me ocurría… hasta los casos son medios improvisados, ¿no? Bueno, no soy experta ni en física, ni en aviones, ni en teorías, ni en nada… todo lo que escribí fue sacado de Internet y si hay algo que parezca demasiado cualquiera… bueno, tengan en cuenta que esto es ficción. Ya sé que una aguja no puede traspasar el material de un avión, cargarse con una tormenta y matar a alguien por ejemplo, jejeje… pero bueno, en Detective Conan también hay muchas cosas imposibles, lo que importa es que el caso se resuelva… acá también.
¡Si les gustó y quieren más háganmelo saber! ¡Sería la primera vez que alguien me comenta así que entiendan mis nervios! Este es mi primer fanfic en todo Internet, nunca antes me animé a subir ninguno, espero que haga bien su debut jejeje.
Nos vemos en el capítulo dos,
Pottsylvania
