El nombre de los personajes de Candy Candy no me pertenece. Esta historia es sin fines de lucro solo por entretenimiento.

CAPITULO 1

George Johnson se despertaba de golpe sudoroso había tenido esa pesadilla recurrente donde veía un rostro ensangrentado tendido sobre pasto a su alrededor veía lo que parecía un bosque, después todo era oscuridad, se levantó se tomó un vaso de agua, sé quedó mirando a través de la ventana, el cielo era estrellado, todo parecía estar en calma él deseaba que esa tranquilidad permaneciera y no lo que semanas atrás le tenía preocupado.

Por la mañana recibiría en su departamento a su amigo William A. Andrew, solo en él podía depositar la seguridad de la señora Candy White viuda de Sharma y su hijastro de ocho años Amul Sharma, él sabía que la vida de Candy corría peligro, en el momento mismo que su esposo falleció en ese accidente de helicóptero. Faltaban unas horas para que amaneciera la pesadilla había interrumpido su sueño, era mejor darse un baño para relajarse.

A las ocho en punto llegaba un Mercedes Benz negro. Descendía un caballero con gafas, su melena a la altura de los hombros rubia, un traje azul marino que lo hacía verse más imponente.

— ¡Buenos días! Mi buen amigo George Johnson.

— ¡William! Parece que fue ayer que te cambie los pañales.

— Muy gracioso George. Ambos caballeros se saludan con un fuerte abrazo.

— Pasa pasa estás en tu casa, desayunemos primero, y me cuentas que ha sido de tu vida desde la última vez que nos vimos hace tres años en Londres.

— Bueno sabes que vivo al día, estoy de vacaciones por el momento hasta que mis servicios sean requeridos.

— Eso me deja tranquilo, necesito gente de mi entera confianza… Sabes que no te pediría este favor si la persona no estuviera en peligro ella y su hijastro. Tus honorarios se te pagarían el doble o más.

— ¿De quién estamos hablando? — De la viuda y el hijo de Amul Sharma.

— Mi estimado amigo esas son palabras mayores. ¿Qué sabes del accidente?

— A raíz del accidente empecé atar cabos, tengo mis contactos, aunque la familia dijo en la rueda de prensa que había sido un desafortunado accidente, no me trague ese cuento, vino la lectura del testamento donde la viuda es heredera de la mitad de la fortuna, además de ser la albacea del hijastro prácticamente ella manejara toda la fortuna de su esposo.

— ¿Hay alguien más en tu departamento?

— No, la señora que hace la limpieza hoy no viene estamos solos.

— Bien, no quiero oídos externos.

— Te puedes imaginar el caos que se armó con esa jugada del señor Sharma, eso no es todo, él se casó con una norteamericana la familia se opuso, pero el quedo prendado de la belleza e inteligencia de Candy White a pesar de que le dobla la edad ella tiene veinte cinco años y el rondaba los cuarenta y cinco, se pudiera pensar que acepto casarse por el dinero, pero ella es una mujer preparada, se recibió con honores finalizo sus estudios antes de tiempo, se ganó una beca es egresada de la universidad de Yale, hija única su madre falleció después de dar a luz, su padre falleció hace dos años después de una larga enfermedad que lo mantuvo los últimos meses entrando y saliendo del hospital, estos gastos fueron cubiertos en su totalidad por el señor Sharma, me consta que fue amor a primera vista se conocieron en New york en una junta de negocios, era la única mujer imposible no fijarse en ella es de una belleza que te deja sin aliento, hace un año que se habían casado y pareciera que nada podía opacar esa felicidad, el pequeño Amul la adora él es un chico especial.

— ¿Y qué hay de su otra madre?

— Esa es la parte dolorosa, al parecer Amul tiene un delirio por la belleza americana, Chantal a diferencia de Candy, todo parece indicar que ella si se casó por los ceros en su cuenta. Antes de los tres años al pequeño Amul empezó con problemas con su desarrollo para caminar, sentarse, síntomas que su madre pasó por alto la niñera a cargo se lo hizo saber a tiempo, pero prefirió cerrarse en su burbuja de derroche, viajes, tratamientos estéticos que terminaron por cambiar el rostro, que su propio hijo llego a desconocer que era su madre, lo veía solo unos minutos por día si estaba en casa, la mayoría de las veces se la pasaba en Europa, el padre de viaje por negocios, el niño fue relegado a ser un mueble, llego a convertirse en un estorbo para la madre. Cuando el niño enfermo fue que se enteraron que su desarrollo sería diferente a los otros niños, Amul necesitaría cuidados especiales. A los tres meses del diagnóstico ella pidió el divorcio, el padre al enterarse por la niñera que ella había puesto al tanto a la madre de la salud del niño, y que ella hizo caso omiso, en una de las cláusulas del contratado de matrimonio especifica si la madre descuida a unos de los hijos, y lo pone en riesgo, no recibiría absolutamente nada al momento de divorcio. Amul dejo especificado que el viajaría constantemente y la salud y bienestar de sus hijos quedaría en manos de la madre.

El daño que le ocasiono al niño por no recibir cuidados especiales a tiempo hizo más lento su desarrollo, hasta que llego Candy a sus vidas, el pequeño no es ni la sombra de cómo estaba al momento del divorcio, las ganas de vivir y salir adelante realmente me tienen sorprendido, a pesar de sus limitaciones tiene un don para el dibujo dentro de dos meses su obra será expuesta en el museo Godavari, hasta el momento no se ha cancelado el evento.

Candy se avoco al niño busco los mejores especialistas, la niñera sigue a cargo pero hay personal alrededor del niño. Si te preguntas por la familia de sangre… No les interesa hacerse cargo de Amul, pero se pelean por ser el albacea de él. La familia hace tiempo se estableció en New York, los padres llegaron con sus tres hijos las tradiciones no están muy presentes en todos los miembros de la familia, han vivido aquí desde pequeños, pero han tenido roces con sus tíos en la India, Amul hijo al ser el heredero de la cuantiosa fortuna de la industria de textiles y la Petroquímica, su tío Nandin quiere la custodia, son dos hermanos con los que Candy tendrá que luchar. Amul era el hermano menor, pero el más zagas para los negocios, él incremento su fortuna por encima de sus hermanos, Amul padre al ver la dedicación de Candy por su hijo, no firmó un contrato de matrimonio y la dejo absolutamente a cargo de todos los bienes sin pensarlo. Candy no estaba enterada de esto hasta que fue leído el testamento. Candy y yo tenemos una clave cuando queremos hablar sin terceros o hay sospecha de peligro, no sé si Amul presentía su muerte tres días antes de hacer ese viaje me encargo a su hijo y a su esposa.

— Sospechas que los hermanos tuvieron algo que ver en el accidente.

— Sin duda alguna mis sospechas recaen en Nandin el hermano mayor, Yamir hace lo que su hermano le dice, a diferencia de Amul que era de carácter nunca se dejó someter por su hermano mayor. Esto es lo que encontró el detective.

— Me estas ahorrando el trabajo. Al parecer a los hermanos les gustan las americanas, que hay de la amante.

— Está limpia, solo el despilfarro que hace a manos llenas, mientras la esposa abnegada espera a su esposo en casa.

— Las esposas… ¿Hay algún problema entre ellas?

— No pueden ver a Candy, pero se mantienen al margen. La amante es en la que tengo vigilancia, por seguridad las esposas siempre andan con chófer y ellos son de mi entera confianza.

— Sabes que no duro mucho con la persona que me contrata, una vez resuelto el problema tengo que partir.

— Y soy el más interesado en que se resuelva a la brevedad, por la tranquilidad mía, de Candy y el pequeño.

— ¿Ella sabe de mí?

— Sí, hable con ella y las sospechas del accidente, al principio se alteró. Como le dije que había que cambiar al personal de la casa completamente, solo dejaríamos al personal del niño, si hay sospecha de uno de ellos, se buscara otro de confianza. Eso te lo dejaría a ti con tu ojo felino. Ya se liquidó al personal restante.

— ¿Estabas seguro de que aceptaría el trabajo?

— Por supuesto, eras la persona indicada para cuidar a una dama en peligro y a su hijo.

— Sabes mi forma de trabajar Johnson, ¿esperas a alguien?

— Sí, es Candy pasemos a la biblioteca.

— George, aquí estoy puntual, ya llegó la persona espero que podamos llevarnos bien y trabajar, estoy preocupada por Amul y el evento próximo no pienso cambiarlo, sabes cómo se esforzó para terminar su trabajo, aunque la última pintura es un secreto no ha dejado que la vea.

— Si ya está aquí, pasemos a la biblioteca. Albert revisaba la información que le había dado George del accidente donde falleció Amul Sharma. Cuando le llego un ligero aroma a flores, muy sutil, un aroma suave que hizo levantar su vista, para encontrarse con los ojos más hermosos que haya visto en su vida acompañados por una sonrisa encantadora. El tiempo se detuvo solo eran ellos dos, George pensó que tal vez por primera vez William Albert Andrew, tardaría más en su trabajo.

— William ella es Candy Sharma.

— Encantado señora. Candy solo asistió con la cabeza no se imaginaba que el guardaespaldas fuera una persona bastante atractiva.

— George ya me puso al tanto de la situación, solo tiene que firmar el contrato donde solicita mis servicios, esto será guardado en un lugar seguro no se preocupe.

— ¿Puedo leerlo?

— Por su puesto tómese su tiempo.

Albert seguía leyendo el informe, pero su corazón estaba agitado sabía que la presencia de Candy lo había aturdido, no era bueno para el trabajo que desempeñaba pues requiere de toda su concentración para cuidar a la persona que está protegiendo. Simulando un suspiro que se podía pensar que era por lo que leía.

— Señor Andrew, en la pregunta ¿sino acato ordenes el contrato queda invalido?

— ¿Que duda tiene señora Sharma? Si yo le digo no puede salir sin escolta, debe obedecerme si lo hace se expone usted a que le pase algo grave, eso sería malo para mí. Hasta el momento no he tenido ningún deceso. No quiero que sea la primera.

En las otras cláusulas es importante que la casa esté sola, para que pueda hacer uso de ella en cuanto a la seguridad que habrá dentro de ella, nadie entra y nadie sale sin que sea visto. Es personal de mi entera confianza que hará los arreglos adecuados he trabajo con ellos por muchos años.

— Aquí dice que tiene treinta y cinco años, pero parece más joven.

— Me halaga con su comentario. Un Albert sonriente que puso nerviosa a Candy, George era un simple espectador.

— ¿Cuánto tardara en hacer los arreglos?

— Una semana viendo los planos de la casa. Tiene un inconveniente.

— ¿Dónde viviré en ese tiempo?

— En la suite de un hotel me haré cargo de todo no se preocupe. También se de los cuidados especiales del niño, ¿hay alguien del personal a cargo de Amul, que no le de confianza?

— No, confió en ellos pero si usted nota algo me lo dirá ¿Verdad?

— Por supuesto.

— Estoy de acuerdo con sus honorarios pero agregaría un porcentaje más George se encargara de eso.

— El personal que estará a cargo de usted para traslados, también es de mi entera confianza. ¿Requiere que haya una dama en su seguridad? ¿Sabe usted defensa personal? ¿Puede disparar un arma?

— Usted es el que se encarga de eso.

— Efectivamente, pero hay que ver todos los panoramas que usted pueda disparar un arma en caso de que yo quede herido, seria entre vivir o morir. ¿Qué escogería usted?

— Entiendo señor ¿Lo han herido?

— Sí, es parte de mi trabajo, pero procuro que el otro quede peor que yo.

— No sé usar un arma pero defensa personal si.

— ¿Qué tipo de defensa?

— Taekwon-Do, es suficiente para usted.

— Una disciplina que permite generar seguridad y perseverancia. Puede mostrarme sus habilidades.

— ¡Aquí!

— Trae ropa deportiva, vamos deme su mejor patada.

— ¿Está seguro?

— Vamos no tenga miedo.

Candy sin pensarlo tomo impulso, gira y avienta la patada que apenas alcanza a esquivar Albert, no se reponía cuando recibe la segunda, acertando Candy a la altura de su brazo, haciéndolo tambalear. Candy se acerca preocupada, movimiento que aprovecha Albert, pero Candy no había bajado la guardia, consejo que le había dado su amigo coreano Min Ho «nunca Candy bajes la guardia en un combate hasta que tu atacante no pueda pararse» Albert la quiso sostener de los brazos pero Candy fue más rápida, Albert la volvió a sostener derribándole quedando arriba de ella, Candy usa sus piernas para apretarlo por la cintura, diciéndole aquí puedo romperte la nariz con mi frente. Albert no escuchaba tener el rostro cerca de Candy sentir su aliento, el aroma de su perfume lo había hechizado. Un carraspeo de George lo saco de su ensueño a donde se había transportado y no querer regresar, solo se imaginaba teniendo a una rubia de ojos verdes en sus brazos.

Él se levanta, Candy lo seguía apretando por la cintura. — Me puede soltar. Dedicándole esa sonrisa que hacía que el corazón de Candy diera un vuelco.

— Disculpa ¿te lastime?

— Falto poco. Estirando su mano para ayudarla a levantar. ¿Quién te enseño? Es la primera vez que una mujer me derriba, afortunadamente solo tenemos un testigo y es de confianza, guardara el secreto. Viendo a George que sonreía de oreja a oreja.

— Un amigo que conocí en la High school, Min Ho.

— Coreano.

— Sí, él iba a competencias una vez me invito le dije que quería aprender.

— Hay que agradecerle a tu amigo. Solo falta enseñarte a disparar.

— No quisiera traer un arma conmigo.

— Te hará falta créeme no sabemos quién está detrás del accidente de tu esposo.

— De acuerdo. Dijo Candy mirando a George con una súplica.

— Es por tu seguridad Candy, ya te había mencionado que eso podía ayudarte en caso de verte en peligro.

—No es necesario tener a una mujer a mi lado como seguridad, señor Andrew.

— Si está de acuerdo con lo firmado, me gustaría ir la residencia ahora mismo.

— Traje a mi chófer, usted nos seguirá.

Candy se despide de George y se dirige a la salida, George detiene unos segundos a Albert.

— ¿De verdad te derribó?

— Es muy buena y muy hermosa. Ante ese comentario de su amigo George quedo satisfecho y pensado que tal vez tendría que ir a una boda próximamente.

Departamento de Florence

— Mi amor no te espera hasta el siguiente mes.

— No estás contenta de verme.

— Por supuesto cariño.

Florence vestida con un negligé rojo transparente.

— Siempre estas lista para mí y eso me encanta. Dijo Nandin quitándose la ropa.

Mira lo que te he traído. El regalo que siempre le hacia Nandin a su amante cada que la visitaba consistía en un juego de joyas, que Florencia guardaba celosamente ella estaba consiente que en cualquier momento podía ser dejada y tenía que asegurar su futuro, después de cinco años de ser la preferida de Nandin, sus joyas estaban valuadas para vivir bien sin trabajar, además se había comprado un departamento a escondidas de su amante.

Abrazada de Nandin, acariciándole su pecho ella no pudo negarse a ser su chica especial se había enamorado de su chequera, ella desde que conoció a los hermanos se había enamorado de Amul era el más guapo y carismático de los hermanos pero él era fiel a su esposa Chantal, cuando se enteró de su divorcio quiso conquistarlo, pero Amul fue muy claro con ella « él no podía siquiera mirar con otros ojos a la mujer de su hermano» se conformó con el hermano mayor.

— Y no me has dicho porque te adelantaste.

— Me entere que Candy despidió al personal de la casa, solo se quedó con los del pequeño Amul, alquilo la suite del hotel Scott por una semana. No sé qué se trae entre manos.

— Y porque no hablas con ella y llegas a un acuerdo con la educación del niño.

— Mi esposa no está dispuesta hacerse cargo de él, mi hermano hizo su fortuna sin nuestra ayuda debo reconocer lo bueno que era en los negocios.

— Puedes obligar a tu esposa, y así ser el albacea de Amul él nunca podrá hacerse cargo de todo lo que su padre hizo. Que no tengo idea de los negocios que haya hecho.

— Créeme que es bastante, la fábrica de textiles y la Petroquímica, Yamir y yo le vendimos nuestras acciones calculamos mal el alcance que tenía la industria de textiles y solo nos quedamos con el negocio de bienes raíces. La fortuna que hizo fue por sus logros, sentí… envidia en su momento. Verlo en las revistas de negocios y economía como el rey midas, dando conferencias a las nuevas generaciones.

— Cada hermano es diferente, tal vez lo lleva en los genes, tu padre era igual.

— ¿Qué quieres decir? ¿Qué soy un perdedor?

— No es eso mi amor, no te exaltes, tal vez deberías de dejar el vicio de las apuestas y concentrarte en tus negocios.

— Ya te estas cansando de mí, Florence.

— Sabes que te adoro, nunca me cansaría de ti.

— Hazme lo que me gusta ya sabes cómo…

— Así te gusta.

— Eres… única.

Hotel Scott

—Candy, puedo pedir más helado.

— Todo el que quieras hijo.

— ¿Y después puedo entrar a la piscina?

— A la piscina no todavía, no quisiera que enfermaras días antes de tu exposición, no me vas a decir que es la pintura secreta.

— No Candy, pero es mi mejor obra de arte.

— Esperare a verla en el museo, ya está todo arreglado, sabes la prensa está muy interesada en tu trabajo, tal vez quieran entrevistarte.

— Solo daré entrevista en el museo, no quiero a la prensa sensacionalista a mí alrededor.

— Eres un chico muy inteligente Amul.

— Eso dijo Albert.

— ¡Albert!

— Sí, el nuevo guardaespaldas que te cuidara.

— Ah, ya son amigos entonces.

— Si somos amigos, me mandara hacer una silla más equipada.

— Esa es otra buena noticia.

— ¡Buenas tardes!

— ¡Albert! Dijo entusiasmado Amul.

Continuara...

Tener un hijo es una bendición.

Se dice que nadie nace sabiendo ser padres...

No quise ahondar en la salud de Amul porque cada niño es único, tienen esas ganas de salir adelante, tal vez no pueda leer, escribir, escuchar, bailar, ver, caminar pero puede desarrollar otras habilidades.

Nos leemos XOXO