–Damian te juro que…
–No importa.
Bruce suspiro cansado, sabia lo terco que era su hijo así que era mejor no insistir. A paso lento se alejó de la puerta, sabía que tenía que disculparse con el menor, había faltado al festival del día del padre en la escuela de Damian y a pesar de que él decía no era importante Bruce sabía que no era así.
"Siempre lo decepciono, ¿qué no puedo ser un buen padre para él? ¿Pero cómo, si no sé nada de él?"
– ¿De verdad quieres conocerlo mejor? –La misteriosa voz femenina en las sombras lo alerto, no sonaba como las de sus "hijas" ni ninguna otra que conociera.
– ¿Quién anda ahí?
–Eso depende de tu percepción, puedo ser tu amiga o un fastidio. Pero lo importante es que puedo hacer que conozcas mejor a tu hijo.
– ¿Cómo? –Pregunto interesado, extrañamente no sentía peligro. Se acercó y se topó con una mujer de mediana edad vestida de rojo, un gran collar cubría parte de su cuello y pecho. Pero había algo que le llamaba la atención, sus ojos; tan parecidos a los de Talía.
–Cuando salga el sol y hasta que se oculte, estarás con tu hijo, podrás ver todo lo que el haga, oirás sus pensamientos… aprovecha eso, pasaras todo un día con el… algo que nunca has hecho.
Inexplicablemente desapareció. Genial, una alucinación.
Pensando que era mejor descansar y que lo que acaba de ver era una ilusión se fue a dormir.
Pero a la mañana siguiente, cuando abrió los ojos no estaba en su habitación si no en la de Damian.
Era hora de que se levantara y Bruce alcanzo a ver (empezaba a creerle a su alucinación) los resquicios de una pesadilla… o eso creyó hasta que escucho las palabras de su hijo dirigidas hacia el mismo.
–No es pesadilla si en realidad paso –murmuro entrando al baño.
Una fuerza desconocida lo arrastro hacia donde estaba su hijo, ahí se encontró con la misma mujer de hacia unas horas.
–Tu…
–Yo… –rodo los ojos de la misma forma que lo hacían Talía y Damian. –Soy Melissade… Al Ghul, podría decirse. Soy la madre de Talía y la abuela de Damian.
Bruce se sorprendió, Talía si le hablo sobre su madre pero ella había dicho que murió durante el parto así que nunca la conoció.
–Quisiera llamarte por tu nombre pero no existe esa confianza, quisiera llamarte yerno mío pero los lazos que tienes con mi descendencia no es la mejor, ¿cómo debería llamarte? –Al parecer la arrogancia de su ex venia por ambos lados de la familia.
–Bruce, señora.
–Está bien, Bruce –recalco su nombre con desprecio –espero que aproveches esta oportunidad que te he dado.
Ajeno a su conversación Damian comenzó con su rutina matutina. Abrió el grifo y dejo que el agua se acumulara, lo suficiente como para llenar la mitad del lavabo y poder meter la cabeza. Mantuvo la cara unos segundos bajo el agua helada, a Bruce le pareció una forma extraña de espabilarse pero efectiva. Luego de secarse el rostro se quedó viendo fijamente en el espejo, no parpadeaba ni bajaba las pupilas, mantuvo sus orbes sobre las reflejadas un minuto después se alejó y comenzó a desvestirse.
"Un minuto con mis demonios, ahora puedo enfrentar lo que sea. No será peor a lo que ya he hecho"
Aturdido Bruce salió del baño (no quería interrumpir –mas– la privacidad de su hijo). ¿Eso pensaba de si Damian? ¿Cada cuánto hacia eso, todas las mañanas o solo cuando sus emociones reprimidas casi estallan?
–Cada mañana –le respondió la hechicera, ella había salido del baño en cuanto el niño comenzó a secarse la cara– en ocasiones lo hace más de una vez al día.
– ¿Porque? ¿Qué es lo que quiere enfrentar?
–La vida. Cree que recordar y asumir lo que ha hecho será un recurso a consideración para tomar mejores decisiones.
–Pero...
– ¿Nunca creíste que tales pensamientos lo aquejaran? Te falta mucho por aprender de él. –Tajantemente se cortó el tema. Melissade se dirigió a la ventana para observar el jardín en lo que el niño terminaba de asearse. – ¿Sabes cuantas cicatrices tiene? –Pregunto de pronto interrumpiendo el silencio que ella misma había creado.
–No exactamente.
–Un día de estos deberías revisarlo –dijo ausente.
–Melissade… ¿Qué fue lo que soñó? ¿Por qué dijo que no es una pesadilla si en realidad paso?
–Por qué entonces sería un recuerdo, no una pesadilla –regreso su mirada hacia el hombre. – Podría decírtelo pero… –una sonrisa maligna se le dibujo – mejor te lo muestro.
Hora del desayuno. Bruce vio cómo su cuerpo se encontraba sentado a la cabecera de la mesa mientras el permanecía detrás de su hijo al igual que Melissade. No pudo suprimir el escalofrió que recorrió su columna al recordar las imágenes que la hechicera le mostro, ¿cuán cruel podían ser los asesinos con un niño?
Miro al menor, no había ningún rastro de miedo o dolor por su "pesadilla" al contrario, se encontraba muy tranquilo pero tanto el como la abuela de Damian sabían que era solo una mascarada. Sin embargo, al parecer Dick se dio cuenta de que algo no andaba bien.
– ¿Estas bien Dami?
"¡No, no lo está!"
–Si –respondió tranquilo, Bruce no pudo evitar sorprenderse por el control de su voz y emociones que tenía su hijo.
– ¿En serio? Creí que habías tenido una pesadilla anoche –comento Tim. – Te escuche sollozar.
–No, me golpee con el buró.
"¡Mientes! ¡No mientas!"
"Debo convencer a padre de insonorizar mi habitación"
Ahí acabo el tema para desconcierto de Bruce ¿realmente así era siempre?, ¿un no es nada y seguían con sus vidas? Los chicos terminaron de desayunar y cada quien tomo su rumbo, el extraño hechizo le hiso seguir al menor, vio como Alfred lo dejaba en la entrada del colegio. Damian respiro profundamente antes de poner un gesto neutro en su redondeado rostro y encaminarse al aula.
"Un día más… un día más…"
El canturreo de su hijo no le agrado para nada, era como la letanía de un condenado.
El niño se ubicó en uno de los últimos asientos, saco un cuaderno y comenzó a dibujar pues faltaban algunos minutos para que comenzara la clase. Al ver lo entretenido que estaba y que mentalmente solo tarareaba una melodía que no reconocía decidió observar el lugar, era un simple salón de clases, nada fuera de lo común; las mesas y sillas se encontraban perfectamente alineadas, en las paredes habían múltiples dibujos que habían hecho los estudiantes (seguramente eran proyectos pasados, cada uno tenía la firma del autor) intento buscar uno de su hijo pero algo le llamo la atención. Tres niños murmuraban entre ellos y reían por lo bajo ¿y eso que, se preguntaran? Pues que de vez en vez miraban o señalaban a Damian.
–…y entonces nunca apareció.
–Pero era el día del padre –dijo confundido uno.
–Si pero no lo hizo.
– ¿Entonces?
–Se quedó como el chinito: no más milando –carcajeo, sus acompañantes le siguieron inmediatamente.
Bruce sabia a que se referían, el evento del día del padre. Ese al que no fue.
"Tt, imbéciles". Fingió no escuchar y continúo con su trabajo. "Como si me importara"
–Buenos días Damian –el alzo la mirada y sonrió levemente. – ¿Cómo estás?
–Bien Nell, ¿y tú?
La niña amplio su sonrisa antes de sentarse a su lado y comenzar a relatarle todo lo que había hecho en esos días que no vio a su amigo.
"Por lo menos tiene una amiga" pensó alivianado.
–…me sorprendió no ver a tu papá –comentó inocente. – ¿Tenía mucho trabajo?
"Si a eso le llamas trabajo" –Si, bastante –sonrió con falsedad pero la chiquilla no tenía experiencia interpretando el lenguaje corporal así que creyó era verdadera.
¿Trabajo? ¡Por supuesto que no! ¡Estuvo ligando para mantener su fachada de playboy! ¡Dejo solo a su hijo por coquetear con una fulana cuyo nombre no recordaba!
Desvió la mirada y se topó con la hechicera, ella lo miraba con burla y odio, no necesitaba ser telepata para saber lo que pensaba; Melissade lo odiaba por como trataba a su único nieto. No la culpaba, el haría lo mismo en su lugar.
La clase comenzó y todo estuvo bien… claro, si ignorabas a los escuincles que le lanzaban bolitas de papel a Damian y el no devolvía.
"¿Pero porque? Él no es de los que se dejan"
En el recreo las cosas fueron similares, Damian, esa niña Nell y Colin (a ese si lo conocía) se sentaron bajo un árbol para almorzar, conversaban animadamente (Damian apenas decía una que otra frase) pero de pronto un grupo de niños se acercó a molestarlos y contrario a lo que Bruce esperaba, ellos tan solo se retiraron. No pelearon, no alegaron nada.
–No quiere darte más problemas, más motivos para que lo regreses con su madre. –Dijo Melissade para sorpresa de Bruce. – Él no quiere regresar con ella.
–Jamás haría eso.
–El así ve las cosas –se encogió de hombros –…además seamos sinceros, tu y yo sabemos que si lo has pensado.
