Disclaimer: Los personajes pertenecen a la CW.

Resumen: Lo perdió todo. Él le arrebató todo cuanto tenía. Tres vidas en una. La de la hija que nunca llegaría a conocer, la de la mujer que amaba y nunca volvería a ver, y la suya propia, pues dejó en él un cuerpo vacío, falto de vida y de sentimiento. Nada. Ya no le quedaba absolutamente nada. Solo un apellido maldito que lo perseguirá toda su vida.

Palabras usadas: 498.

Este fic participa del desafío de junio de "The battle of fire with fire" del foro "The Vampire Diaries: Dangerous Liaisons"


Áine


Los primeros meses sintió un gran cúmulo de emociones que luchaban la una contra la otra para tomar control de él y de sus ideales. No estaba bien. Dejar embarazada a una mujer con un niño que crecería llevando el apellido Salvatore era algo que no entraba en sus planes. Es más, se había prometido a si mismo no hacerlo nunca. El apellido estaba maldito y no podía permitirse ser tan egoísta.

Irremediablemente, en ocasiones se sorprendía alegrándose de su paternidad. Voy a ser padre, se repetía una y otra vez. Voy a ser padre. Hasta que un día, se dijo las palabras que definitivamente lo cambiaron. Voy a ser padre y lo merezco. Merezco esto.

Al fin y al cabo, ¿Qué es lo que había hecho mal en su vida? ¿Acaso él tenía alguna culpa de haber nacido en una familia de monstruos? ¿Pudo evitarlo?

No. Y probablemente de haber podido pedir la opinión de alguien sobre el tema, le hubieran asegurado que estaba en lo correcto, que merecía eso.

Cuando aceptó la idea, se sintió lleno.

Iba a ser padre y no había nada más hermoso que eso.

Una mañana normal como otra cualquiera, Zach siguió con la mirada el lápiz moverse con gracia por el crucigrama. Al descubrir la frustración en el rostro de Gail al no hallar la solución, sonrió, sin poder evitar preguntarse cuantas veces más vería su ceño fruncirse a lo largo de la vida que iba a compartir con él y su niña.

Emma es un buen nombre. le dijo ella una tarde mientras él leía el periódico.

No lo veo.

El capricho de nombrarla Emma se prolongó durante una semana. Se había vuelto una costumbre. Su novia decía encontrar el nombre perfecto solo para cambiar de opinión días después.

Él en cambio, se empeñaba en decirle que no había ninguna prisa de encontrar el nombre perfecto. Cuando la viera – estaba seguro de que sería niña – lo sabría.

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Zach no creía en el destino. No creía que el universo arrebatara y entregara cosas a las personas, basándose en que en su vida hubieran sido buenas o malas. No creía en Dios, y sin embargo, todo cuanto hizo al ver la vida desvanecerse del cuerpo de su amada era pensar que había sido castigado por un ser superior.

¿Por qué?

¿Por qué a él?

¿Por que ella?

Buscando desesperadamente su mirada mientras comprobaba su pulso, esperaba, rezaba por ver esos preciosos ojos mirarlo de vuelta, brillantes y llenos de vida. Lloró, la zarandeó, aun a sabiendas que ya estaba muerta, y la abrazó con fuerza contra él, como si así pudiera transmitirle su calor y devolverle la vida que le había sido arrebatada por ese monstruo sin corazón.

En ese momento, lo supo. Lo soltó en un lamento desgarrador.

Áine, nombre que desde el primer momento rondó por su mente al pensar en su futura hija.

Áine significaba amor.

Áine significaba luz.

Pero para él, tanto Áine como Gail significaban vida.