Hola!! Bueno.. es el primer fic que publico, me pareció divertido darle un giro a la historia como todos la imaginamos así que la hice un poco diferente a lo normal. Espero que les guste y bueno… sólo la continuaré si tiene aceptación ;) El título es una canción de Arjona que me encanta y que va bien con la historia. Bueno.. nada más que decir! A leer se ha dicho!

1. Palabras que duelen

Una chica de unos quince años, con lentes, dos trenzas y una montaña de libros en sus brazos, caminaba apurada por los pasillos de Hogwarts esa tarde. Su nombre: Lily Evans.

Doblando en una esquina, chocó contra un muchacho de su curso. Tenía el pelo grasiento y la nariz ganchuda: Severus Snape.

Los libros que Lily tenía en los brazos cayeron desparramados en el piso. Lily sacó su varita para recogerlos, pero Snape se interpuso entre ella y los libros, de modo que no podía utilizar la varita para realizar ningún hechizo.

¿A dónde ibas pequeña sangre sucia? – le dijo Snape con una sonrisa malévola en el rostro.

Severus… déjame recoger los libros. – le dijo Lily en un hilo de voz. No le gustaba pelearse con la gente. Siempre había pasado desapercibida en la escuela, y no le gustaba que la molestaran.

¿Para qué? Por mucho que estudies no dejarás de ser una sangre sucia sin una pizca de talento mágico. – le dijo Snape con maldad.

Cerca de ahí, solo a unos metros, estaban tres chicos, todos del quinto año. James Potter, Sirius Black y Remus Lupin. Tal vez los más populares en Hogwarts, y también los más codiciados. Conocidos por sus ingeniosas y pesadas bromas.

Oye Cornamenta, ¿qué hace el idiota de Snivellus con la pelirroja esa? – le dijo Sirius a James.

No lo sé… - respondió James. Se puso a observar a Snape y Lily y se dio cuenta que algo no andaba bien. – Espérenme. – añadió con seriedad.

James se acercó con la varita en la mano, y sospechando que Snape estaría molestando a la chica.

Hola Snivelly… ¿qué es de tu vida? ¿Molestando chicas inocentes? – le dijo animada pero amenazadoramente a Snape, pasando su vista de él a la intimidada Lily que estaba recostada contra la pared mirando el piso. – Veo que se te está haciendo costumbre.

No me molestes Potter. – le dijo con frialdad Snape. – No vengas a hacerte el héroe defendiendo a esta sangre sucia insignificante…

James apuntó rápidamente con su varita el rostro de Snape, sin cambiar la expresión entre arrogante y amenzante de su rostro.

Repite eso Snivelly. – le dijo.

Lily los miraba asustada.

Eh… mira… déjalo, no me molesta… - le dijo con voz temblorosa a James.

Claro que te molesta. – le dijo James sin apartar la vista de Snape, el cual estaba ligeramente más pálido.

N-no en serio… - comenzó Lily.

De acuerdo Potter, déjame en paz. – le dijo Snape a James, alejándose de él.

Lárgate Snape. – le dijo James bajando su varita y ahora si muy enfadado. – No te quiero ver molestándola de nuevo.

Snape salio casi corriendo de ahí. James guardó su varita en el bolsillo.

¿No te hizo nada? – le preguntó a Lily, que seguía mirando el piso.

No. – le respondió ella tímidamente. – Accio. – dijo apuntando sus libros, que volvieron a sus brazos.

Evans, ¿cierto? – le dijo James, tratando de mirarla a los ojos. Era bastante difícil puesto que la chica no dejaba de mirar el piso.

Lily asintió.

Supongo que te debo una… - le dijo. – Gracias.

No hay por qué. – le dijo James con una media sonrisa.

Lily salió bastante rápido de ahí, pensando por qué un chico popular como él la hubiera defendido. "Debe ser por lástima", pensó. Y dejado esos pensamientos de lado, se dirigió a la biblioteca.

¿Qué pasó? – le preguntó Remus a James, cuando éste volvió donde ellos.

Snivellus estaba molestando a Evans…

Metiéndose con mujeres… siempre supe que era un marica. – dijo Sirius con asco, provocando una sonora carcajada por parte de sus amigos.

Nadie volvió a mencionar el tema, estaban maquinando la siguiente broma del día.

El profesor Slughorn les había mandado a preparar una poción curativa bastante complicada ese día. Lily estaba, como siempre, muy concentrada en su trabajo. Se le daba bastante bien ese curso y realmente le gustaba, así que como siempre, fue la primera en terminar. Levantó la mano, y el profesor Slughorn se acercó con una sonrisa en el rostro.

¡Excelente Lily, excelente! Diez puntos para Gryffindor. – le dijo alegremente.

En el otro lado del salón, otra era la historia…

¡Demonios, lo hizo de nuevo! – dijo James mirando a Lily.

¿Qué? – dijo Sirius cansado.

Terminó primero y lo hizo bien… es extraterrestre. – dijo James en un susurro pero con desesperación. Su poción era espesa y de un color verde brillante, cuando debía ser líquida y de color morado.

¿De quién hablas? – le dijo Sirius.

De la pelirroja… Evans. – añadió con impaciencia mientras revolvía su "poción".

¿La de lentes? – dijo Sirius señalando a Lily disimuladamente. – ¿Qué pretendes si está todo el día en la biblioteca?

Señor Potter, veo que no está progresando. – el profesor Slughorn observaba seriamente la poción de James. Con un movimiento de su varita la desvaneció. – Va a tener que esforzarse si quiere pasar los timos, y le recomiendo que ponga mucho empeño, sino me veré obligado a reprobarlo. – añadió seriamente el profesor, y se fue.

Un momento después sonó la campana y la clase terminó. Todos salieron. Solo Lily se quedó un momento para arreglar algunas cosas en su mochila.

James estaba a punto de salir del salón, cuando vio a Lily.

Te alcanzo luego Canuto. – le dijo a Sirius.

No te demores… - dijo Sirius y se fue.

Lily reparaba un hueco en su mochila (aparentemente causado por el peso que cargaba) cuando James se le acercó.

Hola Evans. – le dijo alegremente. Lily dio un respingo y levantó apenas la mirada.

Me asustaste… - dijo casi en un susurro. - ¿Qué pasa? – añadió, volviendo al hueco en su mochila.

Mmmm… ¿recuerdas que el otro día Snape te estaba molestando y yo te defendí? – dijo James arrogantemente y con una media sonrisa de suficiencia.

Sí… ya te lo agradecí. – Lily se extrañó ante la pregunta del chico.

Lo sé… - le dijo a la chica buscándole la mirada. Ella no apartaba la vista de su mochila. El hueco parecía ser muy interesante.

¿Entonces…

Dijiste que me debías una. – la interrumpió James.

¿Qué quieres que haga? – dijo la chica secamente. Por alguna razón no le gustaba estar ahí sola conversando con uno de los chicos más populares de la escuela. Además, James le parecía arrogante y la intimidaba. Era el típico creído, que le encantaba llamar la atención, y eso no le gustaba para nada.

Que me ayudes en pociones.

A Lily se le cayó la mochila. La petición del chico la tomó por sorpresa y no le hacía mucha gracia tener que ayudarlo.

James recogió la mochila y la puso en la mesa.

¿Qué dices? – le dijo a la chica.

B-bien Potter. Te ayudaré. – respondió Lily casi sin querer. Sentía que tenía el deber moral de ayudarlo, y por eso aceptó. Sólo rogaba que el fuera un poco más inteligente de lo que parecía y entendiera pociones rápido para librarse de él.

De acuerdo, entonces te veo esta noche en la biblioteca. Después de la cena. – dijo James animadamente mientras salía del salón.

Lily pensó que sería una noche tediosa. No sabía qué equivocada estaba…

Esa noche James llegó muy temprano a la biblioteca. Sorpresivamente Lily ya estaba ahí.

Hola Evans. Pensé que vendrías más tarde. – le dijo dejando sus cosas y sentándose frente a ella. La chica estaba muy concentrada en su libro "Pociones Curativas", con el que se tapaba el rostro.

Decidí revisar algunos detalles antes de enseñarte las pociones. – le dijo después de unos segundos.

Bien. – James le quitó el libro de las manos suavemente a la chica. – Comencemos entonces.

De acuerdo. – Lily sacó un caldero y varios frascos de debajo de la mesa.

James se quedó mirando todo con la boca abierta.

Veo que tienes todo preparado. – dijo sarcásticamente.

Lily no respondió. Sólo comenzó a explicarle paso a paso la poción y verificaba cada cosa que James hacía. El pensaba que ella era mucho mejor profesora que Slughorn, a pesar de ser tan seria y callada.

En un momento de distracción de Lily, James hizo un movimiento extra en la poción, lo que originó una pequeña explosión y miradas asesinas por parte de la bibliotecaria.

Lily, que había estado mirando hacia abajo (James no sabía qué) poco a poco fue levantando el rostro. James estalló en carcajadas cuando la vio: tenía el rostro lleno de polvo de la poción. Lily se sacó los lentes para limpiarse la cara y después de haberlo hecho miró muy seriamente a James. Era la primera vez que lo miraba de frente. James se quedó petrificado.

¡Potter te dije que eran siete vueltas en el sentido del reloj, no ocho! – comenzó a gritar la chica. Siguió gritándole y diciéndole un sinfín de cosas sobre lo mal que estaba haciendo todo por no prestar atención. Pero James no la escuchaba. Se había quedado mirando los impresionantes ojos verdes de Lily. La miraba como embobado. Como si nunca antes hubiera visto una chica.

¿Me estás escuchando Potter? – James salio de su trance cuando Lily empezó a pasarle la palma de su mano por delante del rostro.

Eh… sí Evans… eh… lo siento. – dijo torpemente. – Eh… lo haré de nuevo.

A Lily le pareció muy raro el comportamiento del chico. Pero desde ese momento James parecía prestarle mucha más atención a Lily.

Los siguientes días que practicaron todo fue muy bien. Incluso se estaban llevando mejor y se reían bastante en las clases entre las bromas de James y los ataques de impaciencia de Lily, que a James le resultaban muy graciosos. A pesar de eso ella no dejaba de ser tímida, aunque cada vez lo era menos.

Ella tenía que admitir que había juzgado mal al chico. Era agradable cuando no se comportaba como un arrogante. Pero eso no le quitaba lo inmaduro que era, aunque eso ya no le molestaba tanto a Lily.

Mientras tanto, James sentía que realmente estaba progresando en pociones, y Lily le caía muy bien. No se hablaban casi nada durante el día, pero en la noche, cuando practicaban las pociones, él se sentía muy a gusto con ella y le impresionaba mucho su inteligencia. A veces, ella lo hacía sentirse como un verdadero idiota a su lado.

Un día, luego de una clase, Lily se quedó un momento para revisar unos apuntes.

Te veo luego en la sala común. – dijo James y salió de la biblioteca directo a la torre de Gryffindor. Ese día había logrado hacer una poción él solo, por lo que se sentía muy satisfecho, y también, muy agradecido a la pelirroja.

¡Vaya! Hasta que llegas… - le dijo Sirius cuando lo vio entrar por el hueco del retrato. Estaba echado en un sillón leyendo un libro sobre Quidditch. Unas chicas estaban mirándolo no tan disimuladamente desde un rincón de la sala común.

Estaba haciendo una poción reductora. – explicó James.

No me vas a decir que ahora te encantan las pociones…- dijo Sirius con sarcasmo.

No, pero tengo que pasar el curso si quiero ser auror. Falta muy poco para los timos.

Para mí que te gusta la pelirroja y sólo quieres pasar tiempo con ella. – dijo Sirius burlonamente. Luego empezó a aullar como lobo (le salía bastante bien la imitación de lobo) y a decir "te gusta Evans!" repetidas veces. Se ganó varios almohadazos de James.

Por favor… ¿cómo podría gustarme Evans? – dijo James con un tono de voz arrogante al máximo. – Sólo mírala… es terrible. Con esos lentes enormes…las trenzas. Es ridícula. Siempre mira al piso y es un ratón de biblioteca. James Potter merece algo mejor que eso. – terminó, con aun más arrogancia y altanería que antes.

Pero lo que él no sabía, era que la chica de la que estaba hablando, lo escuchaba detenidamente desde el hueco del retrato, con los ojos empañados en lágrimas. Ahora Lily escuchaba las estridentes risas de James y Sirius, y se sentía el bicho más rastrero del universo "¿cómo demonios pude pensar en algún momento que Potter era agradable?", pensaba. "Es sólo un estúpido superficial que se está aprovechando de mi ingenuidad para pasar un curso. ¿Cómo pude ser tan estúpida?". La tristeza de Lily de pronto se transformó en cólera, y decidió que Potter se iba a arrepentir de lo que estaba diciendo. Se secó las lágrimas y entró a la sala común sin mirar a los merodeadores.

¡Evans! ¿Tienes mis apuntes? Creo que los olvidé…- le dijo James con un tono de voz muy amigable, bastante diferente al de hacía un momento, cuando hablaba con Sirius.

No Potter, no tengo tus malditos apuntes. – le respondió Lily con una voz impersonal y sin mirarlo. James se sorprendió con la reacción de la chica.

Bueno… entonces nos vemos mañana en la biblioteca entonces…

Olvídalo Potter. – Lily esta vez volteó a mirarlo y se le acercó peligrosamente, fulminándolo con la mirada. James retrocedió instintivamente. – Ya no te enseñaré. Búscate a otra idiota que quiera perder el tiempo contigo.

Y dicho eso, se volteó y se fue directamente a su cuarto, y cerró la puerta con brusquedad.

- ¿Qué le pasa? – dijo James tratando de ocultar una evidente preocupación en su voz.

-Mujeres. Están todas locas. – le dijo Sirius tranquilamente volviendo a su revista.

James se extrañó mucho por la reacción de la pelirroja y se preguntaba por qué demonios se había puesto así, pero no encontró respuesta (hombres…--)

En lo poco que quedaba del año, Lily ignoró por completo a James. Ni siquiera parecía que él existiera para ella. James trató de hablarle, pero ella simplemente no lo escuchaba, hasta que, finalmente, se rindió.

Y llegaron las vacaciones… unas vacaciones que marcarían un gran cambio en la vida de Lily Evans.

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