Miguel estaba harto de seguir enojado con su familia. Dios, su padre había desparecido y dejado un enorme hueco en sus corazones. Llevando al cielo al caos y a él mismo a transformarse en algo que no deseaba ser.
Desde hace algún tiempo llevaba pensando en cómo sería si volvía a reunir a sus hermanos. Como serían sus vidas si se olvidaban por completo del cielo, el reino y los humanos. Tan solo Vivian felices, en paz, como una familia.
Al fin y al cabo, que podía perder? Ellos ya lo odiaban, tan solo podían seguir hacia arriba desde ese punto, o no?
Fue así como se propuso salir de su escondite en el olimpo para bajar al inframundo y tomar al primero de sus desbocados hermanos. Lucifer, estrella de la mañana. A quien crio y cuido como a un hijo, su hermanito amado, deseaba tanto volver a tener a ese pequeño bastardo entre sus brazos y apretujarlo hasta que le pegara por ser un meloso, como le decía en el cielo cuando era un pequeño adolecente.
- Valla, valla, valla... mira nada más lo que nos ha traído papa Noel! Miguel… hermanito – Miguel piso firme en la jaula de su hermano había ocupado durante milenios, deseaba con todas sus fuerzas tomar a Lucifer limpiar su mente y su alma y volver a como era todo antes de la humanidad, antes del primer gran apocalipsis, ese del que nadie supo, cuando Dios dejo caer al más hermoso de sus hijos. Pero allí estaba frente a un despojo de su hermano, Lucifer no tenía ni la mitad de su fuerza y mucha menos parte de su belleza, se había ajado durante su estadía en la jaula, había sido torturado por el mismo.
- Lucy… - Las lágrimas cayeron casi por efecto automático al ver su hermanito de esa manera, Lucifer intento cubrir su rostro, no era secreto para nadie cuanto había esperado una visita de sus hermanos, sobre todo de Miguel. Pero nadie había aparecido, ver ahora a su hermano lo llenaba de nostalgia y arrepentimiento, porque no pudo ser más inteligente y simplemente mantener la boca callada, al fin y al cabo la humanidad se autodestruirá por si sola y él hubiese pasado sus días al lado de su padre y sus hermanos en el cielo, no encerrado en ese manicomio infernal – Lucy, yo… yo solo
- Lo siento! – Ambos hermanos corrieron a abrazarse, bien sabía cuánto sufrieron, por cuanto tiempo se han extrañado, lo mucho que se han arrepentido por todo y por todos.
- Te vez terrible –Bromeo Miguel al separar un poco a su hermanito, sujetar su nuca y poder mirar de cerca el ajado rostro del más hermoso de los ángeles.
- No puedo decir lo mismo de ti, espada del cielo, te ves radiante - A modo burla Lucifer se reflejó en el iris azul de su hermano mayor, llevándose la peor de las condenas, su propio rostro hecho un desastre.
- Tal vez deberíamos salir de aquí, no crees?- Lo invito Miguel, ayudando a Lucifer para salir de esa jaula y tocar la luz del día, junto a su hermano mayor.
- Que es lo que haces Mickey? No te ofendas ni nada, pero a qué se debe esta ayuda para sacar al diablo del infierno
- Tú no eres satanás Lucifer, eres mi hermano, un Ángel y tú no seguirías ni un instante más, pagando por un crimen que no cometiste
- Padre piensa diferente
- Él no está aquí, ya no más…
- Volverás a tomar el control del cielo? – Tanteo el rostro de su hermano mayor, viendo como cambiaba casi por completo
- Nunca debí hacer eso y no lo volveré a intentar. Nosotros viviremos libre y en paz, sin meternos en el cielo o el infierno, sin demonios o ángeles. Solo los hermanos – Lucifer estiro los brazos y levanto el rostro triunfante, por fin viviría lejos de esa jaula y lo primero que quería, era una larga ducha y mucha comida chatarra
- Podemos antes buscar a Gabriel? – Lucifer entendiendo que su hermano leería su mente durante un tiempo hasta tomar de nuevo confianza, asintió feliz del plan entre las manos de su hermano mayor
- Creo que es una gran idea hermano
Llegaron a un estacionamiento abandonado en medio de Long Island, Miguel no tardo demasiado en lograr encontrar la puerta al pequeño rincón en la tierra donde se encontrar ahora su escurridizo hermanito Gabriel.
- Ustedes dos, podrían pedir una invitación antes de entrar a casa de un extraño – Gruño Gabriel fastidiado por la situación
- Es lindo ver que te alegras de vernos –Le contesto muy en su estilo Lucifer
- Me pueden explicar qué clase de maleficio los ha vuelto a juntar? Y porque demonios han decidido que el siguiente pasó en el plan es encontrarme. He! Acaso es muy difícil dejar que el resto sigamos con nuestras vidas? – Gabriel grito a todo pulmón en medio de la nada, llorando desgarradoramente a sus hermanos mayores. No eran solo sus palabras lo que sentían, también lo que no decía. Cuanto odiaba a sus hermanos por abandonarlo, por dejarlo solo, ni siquiera lo buscaron, simplemente se sintieron felices de deshacerse del
- Gabe, lo sentimos y sé que no existe forma de que lo creas ahora pero Gabe, mirame – Miguel lloraba lágrimas de arrepentimiento puro, había sido el mismo quien ordenara no buscar al traidor de Gabriel, como lo nombro en ese entonces. Intento acercarse un par de pasos con las manos estiradas y las palmas arriba en un gesto primitivo de paz.
- Ustedes no entienden lo que es perder a su familia! Quedarse solo! - Volvió a gritarles con toda la rabia que llevaba dentro durante milenios.
- Que no lo es? es broma? A mí me encerraron en el jodido infierno –Le reclamo de vuelta Lucifer – Y que yo sepa, tu no pudiste abrir la boca para defenderme! – Gabriel camino Ferozmente a su hermano, amenazante, con ira pura reflejada en su rostro. Lucifer pensaba que le partiría la cara a puñetazos, cuando Gabriel se le coló por las costillas abrazándolo fuertemente
- Le di una paliza cuando te encerraron por intentar ir tras de ti, fui yo también, el culpable de eso –Aclaro Miguel a Lucifer, disculpando a su hermano. Lucifer rodeaba a Gabriel en sus brazos, quien solo lloraba como un crio – Gabe lo siento mucho – Gabriel entendió de inmediato cuál de los dos Arcángeles frente a el había buscado reunirlos, porque no había otra respuesta para esa búsqueda repentina.
- Yo sé que si lo sientes Miguel, pero no me pidas que te deje entrar tan rápido, de donde me costó tanto tiempo arrancarte – Gabriel señalaba su propio corazón, enterrando la cabeza en el pecho de Lucifer, quien era varios centímetros más alto que el en su forma natural
- Buscare la forma de que confíes en mi nuevamente – Miguel se resignó a no tener el abrazo de parte de quien lo consideraba su héroe, Gabriel siempre lo admiro por ser un guerrero, lo buscaba en los entrenamientos y hasta le gustaba bajar con él a la tierra para entrenar. Arruino eso, arruino mucho con su ego y su maldita forma de querer gobernar un reino que no le perteneció nunca y jamás le podría pertenecer.
- No regresare al cielo si es lo que buscan – Aclaro de inmediato Gabriel, apenas recuperar la compostura y algo de dignidad, la suficiente para sonarse los mocos con su propia camiseta y soltarse del agarre de Lucifer.
- Ninguno quiere eso – Le aseguro Miguel a su hermanito menor, quien de inmediato doblo la cabeza como un perrito perdido, que no entiende que sucede a su alrededor
- A lo que se refiere espadita del cielo, es a que no nos meteremos más en esos asuntos. Buscaremos una casa, un par de motos, autos quizás y viviremos como lo que somos
- Y que es eso? – Pregunto Gaviarle algo alucinado por la respuesta de su hermano
- Una familia – Termino por sentenciar Miguel, orgulloso de sí mismo por volver a unir a sus hermanos y al mismo.
Hola nenas, se que no escribo mucho reseñas, pero esta vez, necesito de su ayuda para continuar la historia.
Pero quiero saber que piensan, les gustaría que continuara? Pretendo dejar solo a los Arcángeles, para que hagan travesuras y saquen de sus casillas al pobre Miguel.
Las leo!
