Lo primero que él sintió, fue dolor.

Un alarido de dolor reprimido fue el detonante de la perturbación del silencio que se había mantenido desde hacía un tiempo.

Su cuerpo ardía, como si alguien le hubiera golpeado y hecho ingerir metal fundido, le dolía todo el cuerpo.

La figura que se encontraba en el suelo lo sintió, quizá su vista no le estuviera dando detalle de lo que había a su alrededor, pero su olfato detono ante el olor putrefacto del lugar, aquella fragancia mortal rodeándolo fue suficiente para él como para entender que debía salir de aquel lugar.

Llevando sus manos al suelo las retrajo hacia sí mismo mientras que intentaba flexionarlas, un ruido de ruptura se escuchó esta vez de sus extremidades superiores, la mente de aquella persona solo podía llegar a una conclusión nada nueva.

Dolía.

Una vez que estuvo de rodillas respiro con fuerza, el lugar estaba oscuro, o al menos eso era lo que él hombre pensó al momento en que sintió como no podía visualizar nada, negando con la cabeza planto sus manos al suelo usándolas como palanca para su cuerpo y levantar sus piernas.

Perdió el equilibrio unos instantes mientras que llevo una mano hacia adelante en búsqueda de equilibrio, topándose con las rocas sintió como la pared le estaba brindando aquel apoyo necesario para seguir, fue entonces que empezó.

Cada paso, cada movimiento, iba superando el dolor para ser reemplazado por una sensación de intranquilidad al mover su cuerpo, respiro hondo, el hedor a descomposición aún estaba en el ambiente.

¿Dónde estaba?

Aquella era la pregunta que venía a la mente de aquella persona, era desesperante el no poder recordar nada.

Naruto Uzumaki.

Su nombre, su pasado, y su presente estaban impresos como recordaba en su memoria, todo, menos el cómo de aquella situación actual, recordaba estar en la torre del Hokague, recordó el sentimiento de cansancio al no poder dormir en días, papeles, papeles y más.

Cerró los ojos mientras que se dejaba guiar por la oscuridad, de igual manera no podía ver nada.

Un escritorio vació junto con un sombrero roto vinieron a su mente, su mano derecha apretó la roca que sujetaba en aquellos momentos, él maldijo aquella memoria transparente mientras que cruzo su mente.

La roca siendo roída hizo que volviese a la realidad, él sabía que no era momento de cuestionar aquello, era momento de saber qué hacía en aquel lugar, levanto la mano izquierda y la derecha, busco el equilibrio sin el soporte que le había brindado la pared, respiro mientras que se enfocó, al cabo de segundos, lo consiguió.

Un paso, dos, así siguió mientras que recobro el ritmo de su caminata, él lo sentía, el aire fresco que venía en la dirección en la que iba, si quería ir a la salida de aquel lugar, debía avanzar.


¿Quién era ella para cuestionar su propia suerte?

La duda carcomió a la mujer mientras que apretaba sus puños en su falda y mordía su labio inferior.

El sonido de la maquina enfrente suyo resonó, mientras que ella dejo de ver el cielo para ver la máquina expendedora, allí estaba, agachándose a recoger lo que cayó de la máquina, su cabello blanco le tapo la cara mientras que lo hacía, con sus manos fuera de aquella falda color rojo y negro a cuadros, tomo las bolsas de comida que cayeron.

¿Quién era ella para poder actuar contra alguien?

Cerro los ojos mientras que ella lo escucho, susurros, rumores, molestias, bajo la cabeza mientras que siguió su camino, sus pasos parecían ser la única fuente de ruido para todos, ella lo odiaba.

Susurros.

Volvió a morder su labio, la molestia no desapareció de su ser en ningún momento, a cada paso profanando el blanco puro del camino, siguió, no miro a nadie en todo el trayecto, no lo necesitaba, no quería hacerlo de igual manera.

Destino.

Una palabra que enmarca la guía trazada para alguien, pero ahora era solo el lugar adonde debía ir, la puerta final se puso en su frente.

Cerrando los ojos dio un paso más mientras que con su hombro cubierto por una chaqueta de vestir negra abría la puerta.

Susurros.

No dijo nada, no hizo nada, ella solo se limitó a llegar donde estaba la mesa enfrente a las personas enfrente suyo, no quería decir nada, no podía, y de igual manera ¿Qué podría decir ella?

― Tan amable como siempre Kaguya-chan, agradezco que te tomes la molestia de comprar por todo el equipo y más usando tu dinero― Allí estaba, una voz viviendo delante de Kaguya, ella trago en seco mientras que bajo la cabeza.

¿No era alguien que era verdaderamente importante en la alta sociedad? Entonces.

¿Por qué estaba limitada a ser nada más que la sirvienta de sus compañeros?

El cuándo comenzó la tortura ella nunca lo supo ¿La muerte de sus padres? ¿El no tener más remedio que ser una heredera de nombre que de título?

El mundo era una mierda, desde el comienzo fue así, la invención de la magia, suplantando al chakra por completo, pocos eran los que ejercían aquella energía en días actuales, penosamente para ella, no había ningún maestro de control de chakra, y mucho menos algo para medir el poder de dicha energía, todo era magia, todo era poder mágico ¿Por qué termino en esta institución de igual manera?

― ¿No vas a responder querida? Y eso que fui amable…―Kaguya trago mientras que sintió el sudor frio recorrer su frente, ella no quería ser golpeada otra vez por todos los del lugar ¿Por qué sus parientes la mandaron a una escuela como aquella? Ella hubiera estado feliz en una institución normal.

No respondió, no sabía qué hacer, sabía cómo iría aquello, no importaría si dijese algo o no, siempre sería lo mismo, golpe, golpe, burla y…

Humillación.

El sonido de su teléfono llego mientras que se tensó, la mujer frente suyo sonreía mientras que veía la expresión de Kaguya, la mirada que le decía, ábrelo, fue suficiente para que ella quisiera llorar.

¿Por qué el destino era cruel con ella?

No necesito ver mucho tiempo la imagen para saber que era, ella con nada más que su ropa interior y medias, lágrimas en su rostro y atada, sabía lo que venía de aquella foto, era un trato silencioso que decía que debía obedecer lo que decían.

Ella miro a su alrededor, una institución de combate ¿Por qué debía ir allí? Si bien la enseñanza en general era buena, no era lo que realmente necesitaba, solo necesitaba, ser normal al final y al cabo, no era su culpa que ella hubiera nacido con chakra y no con magia.

― Agradezco su amabilidad―era humillante, ella llevo sus manos al suelo mientras que sus rodillas tocaron el suelo, se postro mientras que la risa general llegaba, aquellos estudiantes no eran sí quiera tops de la institución.

Pero allí estaba ella, sin poder reaccionar, la foto era la amenaza, no espero ser atacada después de las duchas para terminar en aquella situación, maldecía todo ¿Dónde estaba la ayuda que deseo siempre?

Kaguya lo sabía, si fuera una historia de fantasía, ella sería la protagonista, en el primer año de su vida estudiantil alguien la ayudaría y le mostraría ser más fuerte, las historias de fantasía eran aquello, y lo fueron por los últimos dos años, no hubo ayuda, no hubo auto superación, nada.

Solo una joven que conoció la realidad que no debía conocer por culpa de la gente que no debía darse a conocer.

Ella odiaba la sensación de la tierra en sus manos, las manchas que se quedarían en su falda, lo odiaba todo, siempre estuvo sola, nadie la apoyo, pero no importaba eso ahora, ella solo se adaptó a la superveniencia.

Aquel grupo siempre se reunía cerca de las ruinas contiguas a la academia, no había vigilancia allí, no había nada que los detuviera.

Los pensamientos de la mujer fueron cortados mientras que su cabello blanco se desparramo mientras que un zapato negro llevo a su cabeza y la hizo hundir su frente en la tierra, escucho el crujir de la arena mientras que su cara se manchaba.

¿Para qué llorar? Ella pensó, sabía que aquella acción solo motivaría más a ellos para molestarla.

― ¿Dónde está la diversión de siempre querida? ―La presión en la cabeza de la mujer se intensifico, Kaguya sabía a qué se refería, a su falta de reacción ante lo que le mandaron.

― ¿Será que ya no importa y la puedo enviar a todos? ―los ojos de Kaguya se abrieron de miedo mientras que intento alzar la cabeza, solo para que la vuelvan a bajar de golpe, la mujer encima suyo era así desde el comienzo ¿Qué había hecho ella en su vida anterior como para terminar con tal castigo?

― Por favor, no lo hagas…―Tuvo que cortarse en la última parte cuando una ola de viento golpeo a su lado raspándole la mejilla.

― ¿Te dije que respondas? ―La persona encima de la albina, tenía en su mano arremolinado el viento, girando constantemente, la risa general vino de nuevo mientras que Kaguya hundía su cabeza una vez más.

Ni si quiera la albina tenía idea de cómo emplear el chakra, no tenía nada en términos generales, entonces ¿Por qué seguía allí?

El viento se intensifico en su cintura mientras que esta vez una oleada vino, esta vez no de parte de la mujer encima de Kaguya, el deslizamiento de la falda fue todo lo que ella necesito para llevar sus manos a su falda e intentar alzarla, manos vinieron de parte de los otros mientras que la atrapaban.

La rabia suplanto al miedo, más no podía hacer nada.

― Supongo que sería hora de cambiar de imagen, además, quizá de paso los chicos disfruten un poco de tiempo― la expresión dura de Kaguya se quemó y murió al instante mientras que escucho aquello.

― ¡Alguien ayude! ―la voz de Kaguya sonó mientras que la risa general vino, nadie vendría por ella, era por eso que siempre aquel grupo se iba reuniendo en las ruinas fuera de la academia, no había control, no había reglas establecidas por la zona, y nadie iba allí.

Deteniendo su risa, la mujer saco su pie de la cabeza de Kaguya mientras que intentaba dejar de reírse, no era la primera vez que pedía ayuda la albina, y en la mente de la mujer, lo sabía, tampoco sería la última.

Kaguya Ootsusuki.

Quizá cuando aparecieron hace unos siglos fueron una de las casas más importantes, era sorprendente el manejo que contaban en todo, pero hasta ahora, ninguno había salido de la educación fuera de casa, eso hasta que llego ella en la institución, Kaguya.

Quizá hace unos milenios, hubiera nacido en el momento perfecto, en las circunstancias que la llevasen a ser alguien, pero ahora no importaba, el chakra está muerto, los únicos registros eran escasos, no solo eso, no existía un maestro competente para aquello, no importaba que hiciera la mujer, si después de salir de aquí volvía a ser adinerada e importante.

Siempre la albina seria la basura que la sociedad debía aceptar por que sí.


El final del camino, era lo que Naruto podía decir al momento de tener aquella piedra en frente, el aire del exterior era un soplo de aire fresco mientras que le golpeaba el rostro, todo lo que lo detenía, era una simple roca.

Retrocediendo su brazo derecho se preparó, las vendas se tensaron y golpeo, el estruendo fue grande, la piedra en vez de ser rota como el rubio se planteó, fue volando y recorriendo una distancia considerable, fue entonces cuando lo vio.

El sol iluminando todo, los arboles por todos lados, las rocas cubiertas de musgo y lianas, al igual que muchas estructuras anti naturales, era una vista que podía aceptar, pero allí estaba, viendo la roca que acababa de golpear, el musgo y la erosión quizá dejaban una imagen vaga, pero de igual manera lo podía ver, el grabado de la piedra, su rostro, al igual que el del monte de los Hokagues.

Entrecerró los ojos mientras que daba unos pasos hacia adelante solo para ir directo a la roca, levantando su mano izquierda y tocando la piedra, definitivamente era aquella roca, cerrando los ojos vinieron a la mente los recuerdos, cada uno de ellos de su vida, pero se detenían el mismo lugar que antes.

El punto vacío que no le daba indicios de que hacia allí.

Se dio la vuelta mientras que lo vio, sus ojos se agrandaron, su boca se abrió mientras que la sorpresa vino en su mente ¿Por qué estaba eso allí?

Justo a los pies de lo que alguna vez fue su escultura, allí estaba, roída, casi caída, los únicos vestigios de grandeza eran los pilares rojos y la cúpula en la cima, todo aquello mientras que parecía que una simple brisa lo desmoronaría, aquella era su torre, la torre del Hokague.

El modo sabio fue activado.

Nada.

En kilómetros nada, no había chakra, estaba esa energía rara, pero no había aquello, mordió su labio mientras que busco, pero lo que encontró no era lo que esperaba.

Esa esencia que siempre conoció y reconocería estaba de vuelta, si ella estaba aquí, solo podía ser una causa lo que llevo a la situación actual.

Sin más dejo de lado todo, el dolor y la molestia general, su cuerpo se tensó y salió, no importa que no estuviera en su mejor momento, sus reservas estaban llenas, Kurama solo dormía, podía usarlo todo, además de que era mucho más fuerte que en aquel primer encuentro con la diosa conejo.

Si era ella la causante, la detendría, Naruto acelerando más el paso, fue hacia la dirección de la mujer.

De Kaguya Ootsusuki.


No sé, esto se me vino a la mente y lo fui estructurando de a poco.

¿Esta decente como para una continuación?

Bueno lo que sea, espero que disfruten del prólogo, ahora, suerte y hasta la próxima.

Próximo capítulo 7 de abril.

Rey de picas fuera.