—Zack...

—¡Venga! Dime lo que quieras decir—exclamó al segundo que oyó su nombre pronunciado por Ray.

—¿Cuándo es tu cumpleaños? —inquirió con curiosidad.

Los ojos del susodicho se agrandaron por la pregunta, al rato, se encogió de hombros.

—No tengo la puta idea—contestó sinceramente—No sé qué mierda de día nací.

—¿No lo sabes?

—No—espetó—Nunca se festejó...

—¿Quieres que sea hoy?

—¿Huh?

—¿Quieres festejar tu cumpleaños este día?

—¿24 de julio?

—Yeah —articuló—Te voy a hacer una fiesta.

Ella sonrió y Zack no pudo evitar esbozar una sonrisa.

—¿No es una broma? ¿Me vas a hacer una fiesta? —la sola idea le resultaba atrayente.

—Sip —respondió segura.

Él dejó salir una carcajada. Rió de felicidad, nunca se habían preocupado tanto por él, hasta el hecho de festejar que está vivo.

—Voy a comprar los cosas—espetó Ray—Ya vuelvo.

Ella se fue y él se quedó sentado en el sillón, con la televisión prendida, pero sin poder observarla. Estaba ansioso y emocionado como un niño que está esperando que sea navidad y venga Santa Claus con los regalos que pidió.

La chica llegó y Zack estaba enfrente de la puerta, viendo las cosas que cargaba, una caja y globos de color rojo. Él la iba a ayudar y de paso ver lo que había traído, pero no se lo permitió.

—Por favor... cierra los ojos—pidió—Déjame que preparo todo.

Él lo hizo a regañadientes, tratando de no espiar. Se moría de curiosidad mientras escuchaba los ruidos que producía Ray mientras acomodaba las cosas.

—¿Falta mucho?—preguntó impaciente, como denotaba ese saltito que daba por la espera que lo ponía de los nervios.

—Ya termino...

Al minuto, le dijo que podía abrirlos. Él lo hizo y sus ojos brillaron por la emoción como por el reflejo que le propicio el fuego de la vela que se colocó encima de esa apetitosa torta.

—Le puse una vela porque no sabía cuántos años cumples —empezó— y si no lo festejaste nunca...

—Sé que estoy como 20 años en este mundo de mierda—comentó—Pero, da igual, una vela es suficiente... gracias.

La miró cálidamente, realmente estaba muy agradecido, la sonrisa no se le borraba de su rostro.

—Aún falta el regalo.

—¿No es esto un regalo?

Viendo la torta, las velas, los globos. El hecho de estar festejando su nacimiento, para el parecía el regalo. La muchacha lo tomó de la silla donde anteriormente lo dejo y se lo entregó envuelto.

Él miraba el empaquetado como preguntando si podía romperlo.

—Adelante.

Él lo hizo, destrozando el envoltorio en miles de pedazos. Al verlo se quedó anonadado era un peluche similar a él, sus vendas, su vestimenta...

—¿Te gusta?

—Yeah —emitió mientras sentía un ardor en los ojos ¡Diablos!—Es la primera vez que me regalan algo.

Ray sonrió al verlo tan alegre. El chico parecía a punto de llorar de la felicidad.

—Sopla la vela—alegó la chica.

Zack dejó el peluche sentado cerca de la torta y acercando su boca a la vela, tomó aire y soplo, entretanto pedía un deseo como le dijo que hiciera Rachel.

—¿Que deseaste? —preguntó la muchacha, luego de que el joven terminó de apagar la vela con su aliento.

—Sé que si se lo digo a alguien mas no se me cumple—dijo como si fuera un niño.

Así que él guardo silencio. "Pasar otro cumpleaños contigo" fue su deseo y más pasaban juntos ese día, comiendo la torta de cumpleaños, charlando, mirando películas juntos. Estaba más seguro de que ese era el deseo correcto.