Advertencias: tantos los personajes como las situaciones son propiedad intelectual de Cassandra Clare.
Este relato es el premio de LadyChocolateLover como ganadora del reto "Familias de Nefilims" del foro [Cazadores de Sombras]
¡Enhorabuena cariño, espero que sea de tu agrado!
History
Se sentía abandonado, irrelevante, dejado atrás. No lo entendía, no comprendía por qué incluso su hermano se había ido, apartándose de su lado. La familia era lo único que importaba; ambos habían crecido creyendo en esas palabras, ambos habían luchado para preservar su apellido, para traer honor, restablecer todo lo que alguna vez habían perdido. Pero Gideon había preferido a unos desconocidos por encima de su propio hermano y él se sentía dolido.
Le había echado tanto de menos cuando dejó Londres atrás, buscando aventuras, aprender más. Y cuando había regresado, maldiciendo por lo bajo en español, había cambiado. Ya no era ese hermano al que tan unido se sentía. Había distancia y determinación, frialdad manchada por el cariño que aún le profesaba, pero no era el mismo, no era lo mismo. Todo había cambiado y él no se había percatado, no había visto las señales, las pocas palabras que bastaban para entender y que él no había querido escuchar, ignorando el silencio, llevándose por la terquedad, para mantenerse firme, inamovible, justo donde siempre había estado, donde creía que debía estar; al lado de su padre, luchando contra aquellos que tanto les odiaban, que creía que les querían desprestigiar.
Pero había sido su propio padre quien había traído el oprobio a la familia. Él, consumando actos sin nombre, dejándose llevar por las pasiones que nunca ocultó, él, quien había matado a su mujer, a esa madre que a penas había conocido, él, quien le había enseñado que era mejor que el resto. Se habían roto sus ojos ante tanta depravación, deslumbrado ante tantas mentiras, ante tanta crueldad. Había visto la sangre, las palabras escarlatas marcando las paredes del despacho, había visto la piel sobre el suelo, el cabello cayendo, las heridas mal escondidas. Y tenía miedo. No por los gritos que partían el silencio en el que se había sumido la mansión, no por la soledad que acechaba su corazón. Tenía miedo de su padre, de lo que podría pasar.
Y ninguna pesadilla podría jamás superar la realidad, el hecho de despertar y verle convertido en un gusano; aquello era algo que jamás podría superar, pero, al menos, podía contar de nuevo con su hermano, quien le había vuelto a salvar.
