Una lágrima rodaba en su mejilla, siempre intentaba ser fuerte pero cuando se encontraba en la soledad de su casa toda esa fuerza se desvanecía y ahí se encontraba, en el departamento que hace algunos años había adquirido y que compartía con su mejor amiga y prima.
-Debo olvidarme de ti a como dé lugar, ya no voy a seguir así.- decía muy segura de sí misma- encontraré a otro chico que en verdad me ame y que yo ame de la misma manera, aún más de lo que alguna vez llegué a amarte.
POV Sakura
Lo mejor es calmarme, me daré un baño y me pondré bonita, creo que es mejor empezar a salir para darme una nueva oportunidad. No seguiré llorando por alguien que demostró que no me amaba lo suficiente – me miré en el espejo – y se fue sin decirme adiós ni nada.
- ¡No seguiré huyendo!- dije en voz alta mientras miraba mi reflejo, me giré y caminé a mi closet mientras secaba los rastros de las lagrimas que había estado derramando ¿un vestido? Sí, después de todo ya no hace tanto frío y mi guarda ropa ya no es tan amplio como lo era antes. Me metí a la ducha para relajarme y estaba funcionando, estaba por salir del baño cuando oí la puerta de la entrada abrirse. Mmm creo que Tomoyo ha llegado. Salí con calma y me vestí, coloqué un poco de maquillaje ya que me gustaba así, algo natural y salí al encuentro de mi amiga.
- ¡Hola Sakura! Wow luces radiante, pero dime ¿a qué se debe? Nunca te había visto así de arreglada desde que venimos a vivir a Tokio, ni un tiempo antes de eso.
- Sabes las razones de sobra- le decía mientras me sentaba en la pequeña sala y jalaba de las manos de mi amiga para que se sentara junto a mí - desde que Shaoran se marchó, mi mundo se vino abajo, pero he tomado la decisión de que a partir de hoy será diferente, saldré adelante- esto último lo dije casi en un susurro más para convencerme a mí misma que a mi amiga.
- Me alegra mucho que tu ánimo regrese a ser el mismo de antes Sakurita y que te parece si para festejarlo, salimos a dar un paseo - me decía Tomoyo mientras me dirigía una sonrisa llena de sinceridad, me alegraba que no mencionara la otra razón de mi depresión, eso era algo que no podía ni mencionar y mi amiga lo sabía y estaba claro que nunca mencionaría el tema si yo no quería.
- ¡Vamos!
Salimos del departamento, a decir verdad, no creía que fuera a ser tan fácil; una parte de mí quería seguir aferrada al recuerdo de quien había sido el más grande amor de mi vida y debo aclarar que tampoco he vivido demasiado, pero a mis 25 años ya sabía muy bien lo que quería. Ya había terminado la universidad y mi carrera de Gastronomía me hacía sentir satisfecha en ese aspecto, tenía un buen trabajo al igual que Tomoyo, pero lo de ella era el Diseño. Las cosas que habían pasado cuando él se fue, no, no iba a ponerme a recordar eso, ya eran casi 6 años y me dije que saldría adelante y que encontraría a alguien más.
Habíamos llegado unos 4 años atrás y no había sido nada fácil convencer a Touya de que ya era suficientemente mayor para vivir lejos de él y de papá – suspiro – mi padre seguía siendo el mismo de siempre, fuerte, trabajador, tierno y cariñoso, los extrañaba tanto, hacía mucho que no estábamos los tres reunidos. Papá me había apoyado ya que sabía que lo mejor era alejarme de todos los recuerdos y las cosas que me abrumaban. Les prometí que sería responsable y Tomoyo les prometió estar siempre al pendiente y manteniéndolos al tanto.
No me había dado cuenta en qué momento llegamos al centro comercial, no es que estuviera lejos, pero en el recorrido me había sumido tanto en mis pensamientos que no había notado que ya estábamos caminando dentro del centro.
-¿Qué te parece si entramos ahí?- Me decía Tomoyo con una enorme sonrisa sacándome de mis recuerdos- creo que sería bueno comer algo y después iremos a la parte de arriba del centro comercial.
-¡Claro!- Asentí devolviéndole la sonrisa, aunque dudo mucho que me saliera igual de radiante- sería bueno comprar algo bonito que ponerme, hace tiempo que no compro nada y me siento algo pasada de moda.
Su sonrisa se amplió y ya sabía por dónde iba la cosa, creo que mejor me resignaría a no salir de aquí por muchas horas ya era demasiado tarde para arrepentirme de haber abierto la boca. Debo decir que la comida era muy buena, pero no se comparaba a lo que yo podía hacer. Al salir de ahí nos dirigimos a la parte superior donde se encontraban las tiendas de ropa, zapatos y accesorios.
Como no había ascensor, subimos por las escaleras eléctricas y admiramos el paisaje que era ver el centro comercial en todo su esplendor, las personas iban y venía de hacer sus compras, de ir al cine, de los diferentes restaurants o simplemente de pasear admirándolo todo.
Un par de horas después salimos de la última tienda, estaba exhausta, los pies me dolían de todo lo que habíamos caminado recorriendo las tiendas y no podía cargar una bolsa más al igual que Tomoyo.
-No sé cómo me dejé convencer de comprar todo esto- dije haciendo cara de reproche, pero creo que no había tenido el efecto deseado ya que mi mejor amiga me veía sin dejar de sonreír- y para colmo por primera vez desearía no haberme puesto estos zapatos de tacón.
-Vamos Sakurita, deja de poner esa cara, descansemos un momento, aún nos queda un poco de tiempo antes de que cierren.
-Está bien- dije sentándome al lado de Tomoyo a decir verdad me había distraído mucho haciendo compras y charlando con mi amiga de cosas sin importancia, me sentía bien, eso era lo único que me importaba.
Después de un momento emprendimos el regreso, era toda una aventura cargar esa cantidad de bolsas de las diferentes tiendas que habíamos visitado e intentar bajar por la escaleras eléctricas y llegando al final…
-¡CUIDADO SAKURAAAA!- oí el grito alarmado de mi prima al momento que me sentía caer al haberse atorado mi tacón al final de la escalera, cerré los ojos y solté las bolsas esperando sentir el impacto de mi cuerpo con el piso, pero este nunca llegó.
-¿Se encuentra bien? – abrí los ojos lentamente, sentía unos fuertes brazos rodearme por la cintura y un calor agradable del pecho del hombre que me estaba abrazando en ese momento, la voz de mi prima a un lado me hizo levantar la cara y voltear a verla y ver su rostro desencajado, seguramente estaba asustada de que algo me hubiese pasado, aunque su rostro mostraba cierta… sorpresa.
Me giré para ver el rostro de mi salvador que inexplicablemente no había soltado en ese momento y algo sonrojada por mi torpeza – o tal vez la cercanía del sujeto - levanté el rostro admirando lentamente su pecho firme y musculoso con ese camisa que dejaba un botón abierto por el que podía notar lo bien formado que tenía el cuerpo y al llegar a su rostro me encontré con lo que tenía tan sorprendida a mi prima.
Unos profundos ojos ámbar estaban frente a mí y unos mechones achocolatados caían por ese rostro bien definido…
-¿Shao…ran?
…
