Los personajes no me pertecen,
son del mundo mágico que nos compartio J.K Rowling.
*Dramione*
Perdiendo a Granger, encontrando a Hermione.
PARTE I
-Granger, Granger. Si te sigues moviendo solo harás que las cuerdas te hagan más daño − la miro con una sonrisa burlona, la castaña detuvo sus movimientos por unos segundos − me gusta cuando obedeces.
-Estúpido − aunque ella tenía los ojos vendados sabia quien era el que le hablaba. Tantos insultos salidos de esos labios que le era imposible no reconocer su voz − por fin muestras tu verdadera naturaleza.
-Mmm… ¿y cuál vendría siendo?
-Un niño-de-los-mandados. Diría que me sorprende pero no − él se acerco y le quito la venda, encontrándose con unos furiosos ojos que lo taladraban − ¿empezaras a torturarme ahora?
-Deberías callarte alguna vez, sangre sucia.
-Termina ya de una vez, Mortífago. ¿O acaso necesitas ayuda?
-No, solo estoy esperando a un amigo, que bueno… quería divertirse contigo antes − la castaña trago pesado − excelente, creo que logre aplacar un poco tu valentía Gryffindoriana. Varios de mis compañeros te mandan saludos.
-Pues diles que se sigan pudriendo en Azkaban, junto con tus padres − Hermione sonrió al notar como el rostro de Zabini se tensaba − mándales un abrazo cuando los veas, y no te preocupes, será pronto y así la familia seguirá unida hasta la muerte.
-¡Cállate! − grito tomando la mandíbula de la chica − crucio − susurro en su oído provocando dolor por todo el cuerpo de ella − ¿quieres seguir hablando? − soltó su rostro bruscamente mientras la veía retorcerse − ojala Malfoy llegue pronto y termine contigo.
Hermione dejo de sentir el dolor punzante por todo su cuerpo. Involuntariamente se movió haciendo que las cuerdas hechizadas le quemaran las muñecas.
No recordaba cómo había llegado a este lugar. Lo último que aparecía en su mente era que se encontraba en la madriguera y luego nada.
Lo que más le preocupaba era como estaban los demás; prefería que solo se la hubieran llevado a ella.
Es mejor un sacrificio que muchos. Pensó.
-No te muevas − giro su rostro hacia donde provenía la voz − Mmm, verdad que no puedes − Zabini sonrió irónicamente mientras jugaba con su varita.
-¿Malfoy te pidió que me trajeras?
-¿Qué te he dicho de hablar? − alzo una ceja, la castaña se guardo su orgullo y no le respondió − Esto es solo un regalo de mi parte para él, se que desea alguien con quien desquitar toda la ira contenida que tiene y no se me ocurrió otra persona mejor que tú − camino lentamente hacia ella − deberías sentirte halagada que seas la mejor entre todos los impuros − tomo un mechón de la chica y lo coloco detrás de su oreja − además eres la amiga de Potter y Weasley, ¿qué mejor venganza se puede tener?
-En pocas palabras… sigues siendo el perro faldero de Malfoy que necesita que le acaricien su cabeza como buena mascota. Eres tan básico.
-Crucio − la castaña volvió a retorcerse soltando esta vez algunos gritos debido a que la intensidad fue mayor − te respondo amablemente e incluso haciéndote un cumplido y ¿así me tratas?. Que decepción Granger, pensé que eras más educada que el común de los sangre sucia pero veo que eres igual − tiro del cabello de ella para que lo mirase − te crees muy especial y con el derecho de ser mejor que nosotros. Déjame bajarte de esa nube y decirte que solo eres una simple Muggle que tuvo suerte de que algo de magia cayera en ti. Maldita sangre sucia − le soltó el cabello haciendo que se golpeara la cabeza.
La castaña a pesar de que la mayor parte de su mente solo era ocupada por dolor vio su oportunidad cuando la varita de Zabini estaba muy cerca de ella. Así que con la poca fuerza que tenia alargo su mano, quemándose de paso con las cuerdas, y le quito su varita.
-Desmaius− Zabini cayó hacia atrás, quedando desorientado −Finite Incantatem− las cuerdas la dejaron libre pero no pudo levantarse de inmediato porque aun sentía como si le hubiesen molido los huesos y estos no fuesen capaces de soportar su cuerpo.
Apoyo sus manos lastimadas en la pared y salió de aquella sórdida habitación. Sabía que no era capaz de aparecerse en ese instante debido a su estado así que comenzó a caminar buscando una salida.
Mientras tanto Zabini volvía en sí mismo y comenzaba a buscar una varita en el lugar, hasta que dio con ella y fue tras la castaña.
-Ya me las pagaras impura − susurro mientras se perdía en la oscuridad de aquellos pasillos.
Hermione se reponía poco a poco mientras avanzaba. No podía iluminar el camino con su varita porque eso la delataría. Estaba completamente segura que Zabini conocía cada rincón y la encontraría de inmediato, así que siguió apoyándose en las paredes sin saber a dónde ir.
-Puedo oler tu sangre inmunda − la castaña se sobresalto, sentía demasiado cerca la voz. Trato de apurar el paso pero cayó al suelo − no sacas nada con ocultarte Granger. Lo mejor de esto es que se cuan asustada estas y lo débil que te dejo la maldición… siento como el latido de tu corazón se altera… − Hermione dejo de respirar mientras sostenía la varita con sus manos temblorosas − te encontré − Zabini se abalanzo sobre ella y forcejeo de tal manera que termino sosteniendo sus muñecas contra el suelo − ¿Quieres volver a escaparte?
Lo último que vio la castaña fue como un puño se acercaba a su rostro y luego todo fue oscuridad.
-Por Merlín − susurro, sentía un dolor punzante en su mejilla izquierda. De apoco fue abriendo sus ojos encontrándose con su torturador sentado en una silla.
-Eres débil sangre sucia, tuve que esperar bastante para que reaccionaras. Aunque por el lado amable me diste tiempo para recordar varios hechizos que aprendí con el señor Tenebroso, los que son especialmente guardados para gente como tú.
-Prefiero que me tortures a seguir escuchando tu época de apogeo con tu señor.
-Mala respuesta, sangre sucia.
Zabini alzo su varita y en el momento que iba a decir el hechizo la puerta se abrió.
-¿Me llamaste… − el rubio corto su frase al percatarse de la castaña que se encontraba amarrada en la pared − ¿Qué está pasando?
-¡Draco!, te estaba esperando amigo − Zabini se levanto acercándose a él para estrechar sus manos − mira lo que te tengo − camino hacia la castaña y tomo su mandíbula para alzar su rostro − Hermione Granger, la heroína de guerra − el rubio lo observo sin demostrar ninguna emoción − vamos Draco, diviértete − el moreno sonrió confiado y volvió a sentarse para ser un espectador de la tortura.
Malfoy poso sus ojos esta vez en la chica que solo se sostenía por las cuerdas. Su rostro estaba inclinado.
-¿Granger? − Hermione se tenso y levanto lentamente su cabeza.
-¿Qué hay Malfoy? − su voz salió débil − termina con esto de una vez − el rubio noto un tono de resignación en ella, uno que jamás le había oído. Ella volvió a bajar su mirada mientras una lagrima se deslizaba por su mejilla. Estaba segura que lo que había sufrido con Zabini no sería nada comprado con lo que le haría Malfoy… por algo su tía fue Lestrange.
Draco saco su varita y la sostuvo.
-¡Pretrificus Totalus! − se acerco mas − ¡Crucio! − siguió apuntando con su varita al cuerpo que se retorcía de dolor − ¡Crucio! − el dolor se hizo mucho más intenso que cualquiera hubiera preferido la muerte antes que seguir tolerando la maldición.
-¡Malfoy para! − la castaña alzo la poca voz que le quedaba − Por favor… detente − Draco bajo su varita a regañadientes, su rostro mostraba que no estaba para nada complacido. Quería seguir torturando − ¿por… por que lo hiciste? − susurro.
-Se lo merecía − el cuerpo de Zabini se encontraba en el suelo. Solo sus ojos revelaban el dolor que estaba sintiendo, pero como estaba inmovilizado no podía hacer nada − imbécil − Draco pateo un costado del chico. Iba a seguir agrediéndolo al estilo de los Muggles pero un gemido de la castaña lo hizo voltearse en su dirección, se golpeo mentalmente por no haberla desamarrado antes. Soltó las cuerdas y con su varita la ayudo a llegar a un sillón que estaba en la esquina de la habitación − ¿como estas? − sostuvo su rostro con sus manos.
-Me duelen las muñecas y bueno.. la mayoría del cuerpo − Hermione frunció su ceño − ¿Qué fue todo eso?
-¿Qué cosa? − el rubio había tomado los brazos lastimados de ella y los estaba curando.
-No entiendo porque estas comportándote así. Tú me odias − Draco sonrió de lado − ¿es gracioso lo que dije?
-Un poco − Granger retiro un poco sus manos de Malfoy porque le ardieron debido a los hechizos − lo siento.
-¿Estás bien?
-¿Qué clase de pregunta es esa?, tú has sido torturada, no tiene sentido que me preguntes eso − la castaña bufo − ¿Qué?
-Ese es el Malfoy que conozco, me comenzaba a asustar con tu amabilidad.
-Créeme, no me conoces ni de cerca Hermione − la chica quedo inmóvil por unos segundos al oír su nombre de los labios de él. En los 6 años que estuvo en Hogwarts solo habían salido insultos de aquella boca… su boca… ¡Hermione, gobiérnate por Merlín!, debe ser el efecto de la maldición imperdonable que esté pensando en cosas tan absurdas como los labios del hurón, eso tiene que ser − bien, termine − la castaña observo sus muñecas y estas se encontraban completamente sanadas, no habían rastros de marcas.
-¿Cómo…
-Se de magia oscura, pero también sé como curar las heridas causadas por ésta.
-¿Alguna vez la ocupaste para sanar a alguien que torturaste?
-¿Das por sentado que torture?
-Eras seguidor de Voldemort − alzo una ceja, como mostrando lo evidente − debiste haberlo hecho.
-Pues no − Draco se levanto molesto del sillón − solo las había presenciado y… sufrido, hasta antes de hoy − dijo lo ultimo mientras movía el cuerpo de Zabini con su pie − jamás pensé que la ocuparía en alguien cercano − su amigo lo miraba inmóvil, esperando otro hechizo… esperando volver a ser traicionado por aquel rubio − es mejor que nos vayamos.
-¿Nos? − involuntariamente Hermione sintió un escalofrió.
-¿Acaso sabes donde estas? − él la observo por sobre su hombro.
-No.
-Entonces no reclames, Granger − ella frunció su ceño, sabía que era estúpido pero esperaba que nunca la volviera a llamar por su apellido. Porque cuando él decía su apellido sonaba tan… frio − Obliviate − Draco apunto hacia Zabini mientras cada recuerdo de lo sucedido en aquella habitación se borraba por completo.
El rubio camino sin decir más hacia la única puerta de ese lugar. Anduvo por los pasillos como si se los supiera de memoria, y claro que se los sabia, era la Mansión Malfoy. Subieron por la ultima escalera en forma de caracol y por fin llegaron a la superficie.
Ya era de noche y el silencio llenaba por completo cada rincón.
-¿Dónde...
-En mi casa − y como si la castaña pudiese sentir la presencia de aquella mujer, Bellatrix Lestrange, se abrazo a sí misma − vamos, sígueme − caminaron por un pasillo que conducía a un lugar lo bastante iluminado − debes comer algo, si sales de acá con esa cara de seguro vendrán a culparme por tu desaparición.
-¿Desaparición?
-Si, Potter y Weasley tienen a casi todo el departamento de Aurores buscándote. Por eso que cuando recibí la nota de Zabini pensé que podrías estar acá y vine.
-Si sospechabas de tu amigo, ¿Por qué no le avisaste a Harry?
-Escúchame − Draco dio media vuelta quedando muy cerca del rostro de ella − yo me ocupare de él. No quiero que le cuentes a nadie que fue lo que paso, ¿entendiste? − la castaña no respondió ni hizo gesto alguno − si crees que él te hizo daño, ni siquiera logras imaginar lo que yo te haría si hablas de esto. Y si, es una amenaza − su voz era como chocar con un tempano de hielo, era ese tipo de dolor que puede inmovilizarte por varios segundos − ven − le tomo la mano y entro a la habitación que estaba a unos pasos de allí − puedes servirte lo que quieras − el rubio aun no soltaba la mano y ella tampoco mostraba indicios de querer alejarse.
-Gracias, supongo − aunque susurro la última palabra fue lo suficientemente audible para él.
-¿Lo supones?
-Si, lo supongo − Hermione retiro su mano del agarre − no puedo acusar a Zabini con el ministerio para que se lo lleven a Azkaban solo porque es tu amigo. Y sí, estoy consciente que fuiste tú quien me salvo.
-¿Y cuál es tu problema con que te pida aquello?
-¡Pues porque si! − la castaña alzo sus brazos al aire − ahora así funciona el mundo mágico, con reglas. Ya no estamos en los tiempos oscuros donde torturar era lo más común y nadie pagaba.
-No me vengas con esa charla de cumplir con lo que establece el ministerio.
-Tu dinero no puede comprarlo todo.
-¿Te he ofrecido dinero? − Hermione abrió su boca pero no supo que decir − solo admite la verdad Granger.
-¿Y cuál sería esa?
-Deseas que todos los que fuimos Mortífagos estemos encerrados en Azkaban porque aun sigues teniendo pesadillas por las noches − camino hacia ella − porque aun puedes oír las risas de quienes persiguieron, torturaron, mataron a tus amigos − dio otro paso más quedando solo a centímetros − y porque quieres verme en ese lugar también, deseas que la poca vida que me queda sea arrebatada por los Dementores… anhelas tu venganza por los años en que me burle de ti… quieres que un Dementor me dé El beso…¿No es eso?
-Yo no… − ella solo miraba hipnotizada aquel rostro que estaba frente suyo, jamás lo había visto así… Era intimidante pero a la vez con una belleza particular.
-¿Acaso no lo deseas? − Draco junto su frente con la de Hermione − sé que es así… sé que es razonable que sea así...
-No quiero ninguna venganza contra ti. Tal vez no me creas pero es verdad − el rubio rio irónicamente haciendo que su aliento chocara con el rostro de la castaña.
-¿Cuánta bondad puede haber en alguien?... quisiera besarte Granger − Hermione quedo paralizada por aquellas palabras, si le hubiesen dicho que él diría algo como eso de seguro pensaría que esa persona había perdido completamente la cabeza − pero soy el chico malo de la historia − Draco dio un paso hacia atrás − y los malos nunca ganan − se giro y comenzó a caminar hacia la puerta − puedes irte cuando lo desees.
Pasaron unos segundos antes que la castaña volviera en sí misma y fue tras él.
-¿Ahora vienes a decirme que luego de todos estos años te gustaba? − el rubio se rio burlescamente mientras se giraba para observarla, aquello la hizo sentir tan humillada. Pero no lo demostró − contesta.
-¿Y que si fuera así? − suspiro − No me gustas Granger − y con solo cuatro palabras formaron una daga invisible que traspaso a la castaña aunque no sabía explicar cómo − si solo me gustaras todo seria más fácil y podría haber dejado que Zabini siguiera la tortura o inclusive me hubiese unido. No, no me gustas Granger.
-¿Si solo te gustara?
-Wow, al parecer no solo eras una sabelotodo de libros − el rubio volvió a acercarse − no sé lo que siento por ti Granger, lo único que tengo claro es que paso cada mañana revisando el Profeta para ver si sale alguna foto tuya y si la encuentro me quedo mirándola como un idiota por horas. Siento esta estúpida opresión en la boca del estomago si te veo caminando del brazo con la Comadreja-Weasley, porque he visto como te observa y tú simplemente no te das cuenta − ella no sabía como otra vez él se encontraba a unos centímetros de su rostro, se movía como una serpiente − ¿sabes?, los chicos malos hacen cosas malas… por eso se les dicen así − tomo un mechón del caótico cabello de ella − y bueno, debes admitir que son los más entretenidos − sonrió de lado mientras acomodaba aquel mechón detrás de su oreja − así que acá va una mala decisión o tal vez no…− acorto la ya escasa distancia y poso sus labios sobre los de la castaña.
Y algo que ambos no esperaban fue la efusividad de ella. Llevo sus manos al cabello de él y lo afirmo entre sus delicados dedos como si fuese lo único que la mantuviera sujeta a la tierra. Él llevo sus manos a la cintura de Hermione y la recorrió despacio… es tan frágil, pensó Draco.
-¡Por Merlín! − la castaña dio un paso hacia atrás como si hubiera despertado de una pesadilla − ¡Por Merlín! − llevo sus dedos a sus labios como si quisiese cerciorarse de que aun seguían en el mismo lugar. Tenía sus ojos café abiertos de par en par.
-Buenas noches, Hermione − Draco la observo sintiendo que sería la última vez y salió de la habitación.
Ésta es la primera parte, planeo que sea un short fic no mas allá de 5 capitulos :)
Ojalá les haya gustado y me dejen un mensajito para saber que les parecio n.n
Un abrazo, Lena.
