A BITTER SWEET STORY
CONFESIONES
INTRODUCCION
Inuyasha es un joven de segundo año de preparatoria que, solía tener una reputación de rompecorazones y todo un Don Juan ¿pero que sucede cuando el amor por fin llega? Cuando conoce a Kikyo y decide que ella es la chica que él estaba buscando, hace todo lo posible por conquistarla y como siempre al final termina saliéndose con la suya, pero tuvo que dejar ciertos hábitos y cambiar, y todo lo hizo por ella, pero ¿realmente habrá valido la pena?
He aquí la historia de un chico muy guapo y popular entre las mujeres que, se enamora perdidamente de una joven arrogante y caprichosa, con aires de superioridad y un enorme ego ¿será amor verdadero?
CAPITULO I
AQUÍ EMPIEZA LA HISTORIA
Era una mañana fría de verano, y digo fría por que había estado lloviendo durante la noche anterior lo que causaba una deliciosa brisa matutina, pero que obligaba a las personas a abrigarse un poco. Inuyasha había procurado madrugar ese día puesto había quedado de pasar a recoger a Kikyo y a su pequeña hermana Kagome a la casa para ir junto con ellas a la escuela. Entró al baño apresurado y asi como entró salió, se visitó rápido y con cierta vanidad se embelesó al mirarse en el espejo. Quería lucir radiante para impresionar a la chica ya que si su memoria no le fallaba ese día cumplirían tres años tres meses (ah quien no quisiera un novio así que recordara esas fechas u.u lindo mi Inu), además eran los primeros días de clases y había que cautivar a las alumnas de nuevo ingreso. Arremangó su camisa de manera que luciera como una de tres cuartos, aflojó mucho la corbata y desabotonó los primeros tres botones.
-¡Inuyasha¡Pero que sexy! Voy a derretir a todas las mujeres hoy- dijo "modesto" mientras salía corriendo de la habitación y golpeaba la puerta de a lado para avisarle a Sesshoumaru que se marchaba.
Cruzó varias cuadras y dobló en varias esquinas hasta que llegó a una casa de dos pisos color naranja (no se asusten era un naranja discreto u.u) entró por una reja que siempre solía estar abierta a excepción de las noches cuando "aseguraban" muy bien la casa. Tocó la puerta y una mujer atendió:
-Buenos días señora Higurashi ¿las chicas ya están listas?-.
-En un segundo bajan Inuyasha, pero pasa ¿gustas algo para desayunar?-.
-Gracias señora, usted siempre tan amable- dijo acariciándose la barriga.
-¡Mamá¿No has visto mi suéter negro?- dijo Kikyo a toda prisa mientras bajaba las escaleras ya lista. Vio al chico sentado en una silla de la mesa desayunando, se le acercó y le dio un besó en los labios, pero fue más por costumbre que por interés ya que en esos instantes su mente se enfocaba solo en el "suéter negro".
-No cariño ¿Ya revisaste en el cuarto de lavado?-.
-Ya lo hice, incluso busqué en el cesto de la ropa sucia esperando encontrarlo ahí, pero no está- dijo entre berrinches.
-¿Y por qué no te llevas el suéter amarillo que te regalo la abuela? Se te ve muy bonito- dijo sirviendo dos platos más.
-Mamá parece vomitó de Buyo (el gato) ¡está horrible¡Eso sería suicidio social!- contestó en reproches.
-Kikyo ¿Cómo dices eso? Si la abuela lo tejió para ti con tanto cariño-.
-Es la única razón por la que todavía no lo tiro ¬¬ -.
-Bueno entonces ponte otro, como ese suéter tan caro que te regaló Kagura que solo te he visto un par de veces-.
-¡Es cierto! Me había olvidado por completo de él- dijo mordiéndose la lengua. Se levantó de su asiento para subir las escaleras y traer el suéter pero de pronto un estallido se escuchó por toda la casa, si no es que en toda la calle.
-¡Ahhh¿Qué haces tú con mi suéter negro?- estalló Kikyo enfurecida al ver a Kagome.
-Kikyo no tienes que gritar así, despertarás a todos los vecinos¿Acaso no recuerdas que te lo pedí prestado?-se apresuró a decir Kagome tranquilamente.
-Eso fue hace medio año, en navidad- repuso aún molesta.
-Bueno jamás dije cuándo te lo devolvería- La discusión habría podido continuar horas y horas, de no ser por que Inuyasha se compadeció de su cuñada y convenció a su novia de que él que le regaló Kagura se le veía mejor. Con esto se pueden dar una clara idea de cómo era la relación entre estas hermanas, nada fuera de lo común.
Se apresuraron a almorzar y al salir Inuyasha cambió mochila con Kikyo puesto ese día el chico llevaba menos libros que ella y como todo buen caballero se había ofrecido a llevarle la valija (sigo insistiendo… lo amo). Kagome se fue directamente con sus amigas mientras Inuyasha y Kikyo se dirigieron a una banca de la escuela donde los esperaban, Miroku, Kagura, Kouga y otros chicos más. A lo lejos Naraku no podía dejar de mirar a Kikyo.
Horas más tarde en el recreo:
-¡Kagome!- gritó Sango tratando de alcanzar a la chica. –Buenos días-continuó
-Bueno días "mi amiga Sango"- dijo algo sarcástica.
-¿Qué ocurre¿Por qué ese tono de voz?- dijo puesto no era tonta como para no notar que algo le molestaba a Higurashi.
-Bueno es que pensé que ya no querías estar conmigo ahora que te veo tan junta con Ayame-.
-Kagome, Ayame es solo una compañera, tú eres mi mejor amiga-.
-Lo siento Sango no puedo evitar sentir celos, ya es suficiente con saber que anda detrás de Kouga y que su familia le tiene más aprecio a ella de lo que me tendrán algún día a mí-.
-Y hablando del rey de Roma, ahí viene tu caballero andante… Kouga- El chico se acercó a las jóvenes y de una manera galante saludó a Kagome la cual no se tardó en sonrojar.
-¡Kagura espera!- dijo Kikyo intentando darle alcance.
-¡Ay Kikyo! Es tan guapo¿no puedes entenderlo? Me derrito solo de verlo, entre más pronto lleguemos, tendré más tiempo de hablar con él-.
-Sí puedo entenderlo, pero Kagura es mucho mayor que tú, además conozco perfectamente a Sesshoumaru y aparentemente es muy serio y no le he conocido novia en el tiempo que llevo con Inuyasha-.
-Por eso mismo ya es tiempo de que tenga una, y que mejor opción que… yo-.
-¿A dónde va linda señorita, no recuerda que tenemos una cita? –dijo Inuyasha sujetando a Kikyo por la cintura, apartó su cabello de su blanco rostro y comenzó a besarla, mientras la acercaba más y más hacia él sujetándola con fuerza.
-Por su puesto que no lo olvido- se separó un poco de él, ella también lo abrazó efusivamente y continuó besándolo de la misma manera en que él lo hacía.
-¡Ah¡Qué empalagosos! Como les gusta dar espectáculos a estos niños… Pasen, pasen el día de hoy vean como la bestia intenta tragarse a la bella…- dijo pero sin alzar mucho la voz, ya que solo quería que ellos dos la escucharan.
-¡Kagura!- corearon.
-No tengo que porque desgastar mi garganta ya de por si la gente no deja de mirarlos… jajaja bueno Higurashi te dejo con tu "intento de hombre" (manera en que a Kagura le gustaba llamar a Inuyasha). Y tu pedazo de buey (segunda manera en la que le gustaba llamarlo) déjala respirar ¿Ok?-.
Se fueron corriendo a uno de los jardines traseros de la escuela, apartándose de los lugares con mucha gente para que nadie pudiera verlos; en un rincón el joven comenzó por besarla desesperadamente mientras la chica solo rodeaba su cuello con ambos brazos y se dejaba querer, metió sus manos por la espalda, debajo del suéter y de la blusa para poder tocar su cálida piel y acariciar mejor su cintura, mientras ella tratando de devolverle el favor comenzó por besar su cuello y poco a poco fue bajando hasta su pecho, que no representaba ningún sacrificio pues tenía un cuerpo muy bien marcado (claro si es mi papi). Después de unos minutos sus bocas volvieron a encontrarse de manera arrebatadora y desesperada a lo que él comenzó a acariciar una de las piernas de ella, recorriéndola hasta llegar a la falda (casi minifalda... o como digo yo putifalda). Hubo un instante que la chica soltó una serie de gemiditos extraños y no hacía nada, solo dejarse querer (jajaja eso suena raro).
-Kikyo, nena… te amo- le dijo Inuyasha ya casi entre gemidos (algo cachonda la situation u.u)-.
-Yo también- dijo una voz que para su sorpresa no era la de Kikyo. Se trataba de Miroku, al instante los chicos se separaron e Inuyasha molesto preguntó: -¿Qué crees que estas haciendo?-.
-Tengo que decírtelo ahora. Kikyo preciosa disculpa la interrupción luego yo te hago el favor- dijo pícaro mientras le guiñaba un ojo. Inuyasha lo golpeó en el brazo.
-¿Qué ocurre?- preguntó alejando a Miroku de su novia.
-Kouga y el estúpido del mandril (manera en que llamaban a Naraku… u.u no pregunten x que? pues fue lo único que se me ocurrió) se acaban de pelear, no se bien la razón, algo estaba diciendo el mandril, ambos están con el director, y conociendo al viejo al que va a suspender será a Kouga-.
-¿Kouga está bien? –preguntó Kikyo algo preocupada. Abrazó a Inuyasha.
-Por su puesto que Kouga está bien, el mandril es un pendejo, ni un golpe le pudo dar, pero Kouga si le dio duro-.
-Maldito Naraku ya me tiene harto, voy a romperle toda la…-.
-Inuyasha luego pensamos en como vengarnos del mandril, lo importante ahora es Kouga- repuso Miroku interrumpiéndolo.
-Bueno entonces ese asunto luego lo arreglamos. Pero por ahora mientras Kouga siga en la dirección no hay nada que podamos hacer. Miroku sólo entérate cuál fue la razón- Miroku se fue al escuchar decir esto a Inuyasha.
-Inu no me gusta que pelees y lo sabes bien- dijo Kikyo sin dejar de abrazarlo, recargó su cabeza sobre el pecho del chico.
-Nena, nada malo va a pasarme, todo va a estar bien, solo le daremos un susto para que entienda que con nosotros no se puede meter. Ahora ¿en qué estábamos?- dijo más picarón, volvió por besarla apasionadamente pero ella se apartó un poco-.
-¿Qué ocurre¿Estás bien?-. Preguntó preocupado.
-Es solo que perdí la inspiración-.
-¡Maldito Miroku!- dijo entre dientes.
Los chicos habían salido ya de la escuela e Inuyasha venía caminando junto con Miroku:
-Creí que regresarías con Kikyo- dijo Miroku.
-No, quedé de pasar a su casa hoy mas tarde para llevarla a pasear, este tiene que ser un día especial. Además…-dijo mirando hacia el cielo- quiero saber que ocurrió exactamente con Kouga y sabes muy bien que ella odia estos temas de pleitos-.
-¿Lo que ocurrió con Kouga?
-Sí, ya puedes decírmelo¿Cuál fue la razón por la que Kouga golpeó al idiota del babuino?- metió las manos en los bolsillos.
-¿Babuino? Es mandril Inuyasha ¡mandril!-.
-Como sea da lo mismo!-.
-Bueno Inuyasha esto no te agradará-
-¿Tiene que ver con Kikyo verdad? El muy imbécil todavía no soporta vernos juntos¿Cuándo entenderá que ella nunca lo va a querer?-.
-Pues para empezar como siempre estaba hablando pestes de ti y de nosotros a sus "amigos", dijo algo sobre Kouga y Ayame y de ahí pues sí, habló de Kikyo, lo mucho que le gustaba, que la deseaba y cuando Kouga se burló de él diciéndole que no la iba a tener pues el mandril intentó golpearlo y así empezó todo -.
-¡Maldita rata de alcantarilla¡Jajaja! Kikyo no me dejaría por él, de eso estoy seguro- dijo burlándose.
-Esa obsesión que tiene por ella, no la entiendo-.
-¡Yo sí! Le ocurre lo mismo que a mí, esa extraña sensación cuando estoy cerca de ella, cuando me mira… ¡me atonto! Y su sonrisa… no hay nada mas lindo-.
-Cambia el tema Inuyasha comienzas a ponerte cursi, hablas tanto de ella que voy a terminar enamorándome yo también-.
-Eso me recuerda algo, deja de tirarle la onda- lo golpeó en el antebrazo.
-Sabes que sólo es broma. Kikyo no saldría conmigo, aunque aún no entiendo como le puedes gustar tú y yo no-.
-Bueno cambiando de tema¿quién es la víctima ahora?-.
-¡Jajaja¿Víctima? La chica que se ganó la lotería es la joven amiga de tu cuñada Kagome, Sango, está como quiere- dijo mientras movía de manera traviesa los dedos de las manos.
-Vamos Miroku es solo una niña, o déjame ver ¿Es para un trabajo de caridad¿Andarás de niñero?-.
-Búrlate todo lo que quieras Inuyasha, pero esta vez siento algo distinto, incluso mucho muy distinto a lo que fue con Kagura-.
-¿Kagura? Te iba bien cuando salías con Kagura, se veían bien ¿qué ocurrió?-.
-Inuyasha, mi viejo amigo los polos iguales se rechazan, digamos que somos de la misma calaña-.
Mientras tanto en casa de las hermanas Higurashi:
-¿Kagome qué es todo ese ruido?- preguntaba Sango.
-Bueno eso es, mi hermana tratando de verse bien para Inuyasha, hoy van a salir a festejar un mes mas de novios- dijo ojeando una revista de moda.
-¡Qué suerte la de tu hermana! Ojalá tuviera un novio así-.
-Si yo también le tengo envidia, tiene un novio guapo, que la quiere, la adora, la cuida, le cumple sus caprichos… y bueno ella… mmm pues está en las mismas-.
-Y tú ¿no piensas hacer algo con respecto a Kouga?-.
-Bueno yo he estado pensando en él últimamente… y mucho- El teléfono sonó y era una llamada para Kikyo.
-Hermana te hablan por teléfono- gritó fuertemente.
-¿Quién es?- Se escuchó de otra habitación-.
-¡Es Kagura!- Kikyo salió del baño envuelta en la toalla empapando la alfombra del piso.
La muchacha estuvo hablando con su amiga hasta que se dio cuenta de que se le hacía tarde, en pocos minutos Inuyasha llegaría por ella, y la chica a penas se había puesto la ropa interior. Sacó ropa de su armario cuanto pudo, tratando de hacer combinaciones de blusas con pantalones o con faldas pero aparentemente ninguna la convencía. Fue al cuarto de Kagome a suplicar por una blusa sin tirantes color roja que ella tenía, al final la hermana cedió y Kikyo se quedó con la blusa, recordándole el suceso del suéter, se puso sus jeans y estaba recogiendo su cabello con una pinza cuando escuchó golpes en la puerta:
-Kikyo, Inuyasha ya está aquí- gritó Kagome esperando que la hermana pudiera oír- … y se ve extremadamente guapo- vociferó.
Inuyasha tardó varios minutos esperando en la sala, mientras Kagome lo atendía como si fuera su visita. En lo que la chica iba por tazas de té, él aprovechó el momento para ver si era cierto lo que Miroku que le había dicho sobre Sango, eso de: -esta como quiere. Al final concluyó que su amigo no había exagerado y al levantar la vista vio a su guapa novia tan sexy y atractiva como tu imaginación te permita verla. A los ojos del chico se veía radiante y en ese momento trató de imaginarse a Miroku admitiendo que Sango no era mucho en comparación de su Kikyo, pero conociendo a Miroku sabía que trataría de aprovecharse de la situación debido a lo linda que lucía la mayor de las Higurashi y agradeció su falta de presencia.
-Te ves hermosísima- dijo embelesado.
-¿Ya vez todo lo que hago por ti?- comenzó a rodear su cuello con ambos brazos como era su costumbre hacer cada vez que le plantaba un beso apasionado. Estaban los dos parados en la sala dando un espectáculo como lo llamaría su madre y Kagura, pero para Kagome no lo era, de hecho por unos instantes deseó ser su hermana al ver como ella se derretía en los brazos de Inuyasha, deseó que alguien la besara tan rico como aparentemente besaba él.
Salieron de la casa y para sorpresa de ella, Inuyasha había convencido a Sesshoumaru que le prestara su carro nuevo, era un convertible color plateado. Abrió la puerta para que Kikyo entrara y al dar la media vuelta al carro en lugar de abrir su puerta se dedicó a saltarla en un intento por impresionarla.
Aquel día fue genial, tal como ambos chicos esperaban. En primer lugar habían ido a un cine viejo para ver una película de terror a blanco y negro pues eran sus favoritas, era un clásico europeo: Drácula. Caminaron de un lugar a otro, yendo de plaza en plaza, de tienda en tienda, terminaron en un restaurante de comida rápida ¿A qué chavo no le gusta la comida rápida? Se llamaba McWonald's, actualmente hay uno parecido en México, pero es pirata, solo una copia del original. Entraron a centros de videojuegos (si algo así como rechórcholis u.u) y de ahí en fuera… lo demás es privado prometí no decir.
Era algo tarde y la devolvía a su casa:
-Señorita ¿qué hora crees que es ésta de llegar a la casa? –preguntó su madre angustiada.
-Lo siento se nos hizo algo tarde- dijo la chica, pero en el fondo no se arrepentía de nada y no sentía haber llegado a esa hora, lo único que realmente lamentaba es que ese día tuviera que terminar.
-¿Ya te tienes que ir?- preguntó Kikyo a Inuyasha. Estaban en el jardín al pie de la reja de la casa.
-No es que me tenga que ir, sino que no quiero causarte más problemas-.
-Ay Inuyasha no tienes que preocuparte por lo que mi madre pueda decir-.
-Pues si yo estuviera en su lugar también estaría angustiado de que no aparecieras. Te amo-.
-Yo también- sujetó su rostro con ambas manos y le dio un besó.
-Bueno será que mejor que me vaya- dijo él y le regresó el favor.
-Que descanses- continuo besándolo.
-Soñaré contigo- dijo sin soltarla y aún besándola.
-Mas te vale por que si sueñas con otra me pongo celosa- Como han de suponer les costó algo de trabajo separarse, el chico volvió al auto y se marchó.
