Prólogo:

Éste es mi primer fanfic sobre el mundo de Keroro fruto de mi última obsesión XD me he leído los 18 tomos que hay por ahora en españa y espero que mi fanfic sea lo suficientemente parecido para no meter el anca... Es una historia inventada así que si hay algo que no os guste no seáis duros conmigo v.v

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El Primero

Justo estaba amaneciendo en el parque. Los tonos rosados iluminaban los columpios metálicos y bañaban la arena con su brillo. Entre ese juego de luces y sombras matutinos destacó una línea que parecía pintada en el aire, flotando y haciéndose gruesa, por la que una figura iluminada por el camino se abrió paso.

Un poco más avanzada la mañana. En la residencia de los Hinata todo comenzaba con normalidad, con toda la normalidad que puede haber en una casa habitada por aliens.

-¡Ahhh, ranuchaaa!- Se oyó gritar a Natsumi.

-Gero, gero, gero.- Rió Keroro correteando por la casa perseguido por Natsumi. –Buenos días, Don Fuyuki.

-Buenos días sargento, buenos días Natsumi.- Saludó Fuyuki.

Al pasar por su lado, Natsumi logró aplastar a la rana verde con la escoba.

-¡Ya estás devolviendo mi ventana a su forma original, deja de modificar la casa!- Se quejó Natsumi cogiendo a Keroro por una anca y agitándolo.

-¡Pero así queda mejor!- Replicó la rana.

Estampó a la rana contra el suelo, y señalándole con el dedo de manera amenazante le dijo que le prohibía montar más maquetas hasta que arreglase su ventana, a la cual le había añadido un dispositivo que evitaba que entrasen moscas, el cual, creado por Kururu, se acabó volviendo loco y casi echa por la ventana a Natsumi.

-¡Nooo!- El sargento se arrastró hasta engancharse en la pierna de Fuyuki. –Don Fuyuki…- Lloriqueó. –Hoy íbamos a comprar el Shin Musha Gundam, ese no salió en la serie sino en uno de los juegos de PS2.

-¡No me importa de dónde sale, te lo prohíbo!- Dio un paso fuerte Natsumi.

-Venga, no seas dura con él, el sargento sólo intentaba ayudar, además, se lo debo por llevarme a investigar el suceso de Metepec.- Sonrió bondadoso Fuyuki.

-Eres demasiado tolerante con él…- Refunfuñó Natsumi. -¡Está bien! Pero cuando vuelvas vas a tener el doble de trabajo en la casa, te recuerdo que hoy te toca a ti.

Keroro escenificó la cenicienta siendo él la pobre chica que tenía que limpiar en vez de estar con su amado, en este caso la maqueta, mientras la malvada madrastra, Natsumi, le cargaba con más trabajo a pesar de los esfuerzos del hada madrina, Fuyuki vestido de hada.

Salieron de la casa con el cielo azul, un día estupendo para comprar maquetas, según Keroro. La rana comenzó a revolotear alrededor de Fuyuki feliz por ir juntos, la tienda no estaba muy lejos y el camino era agradable.

Al pasar cerca del parque, Fuyuki se detuvo.

-¿Don Fuyuki?- Ladeó la cabeza Keroro.

-Creo que he oído algo.- Entró Fuyuki en el parque.

Sentado tras un columpio había un niño de unos 10 años, acurrucado, temblando y llorando.

-¿Estás bien?- Se acercó Fuyuki.

Quizá fue porque al estar casi encima del niño le tapaba el sol y su sombra evitaba que le viese bien, pero el niño, al ver esa silueta, casi dio un grito. Se echó hacia atrás apartándose de él.

-¡Espera, no te asustes!- Se mostró Fuyuki.

El niño se le quedó mirando extrañado, como si le hubiese confundido con una persona completamente distinta, pareció calmarse al verle claramente. Se puso en pie ayudado por Fuyuki y se sacudió la ropa, luego miró hacia Keroro fijamente.

-¿Keroro?- Preguntó el niño.

-¡¿Qué, puede verme y sabe mi nombre?!- Se llevó las manos a la cabeza la rana. –A veces pienso que la anti-barrera no sirve de nada…

Su cara redondeada se iluminó y sus ojos azules brillaron, parecía hacerle verdadera ilusión encontrarse con aquel keronense.

Llevaba un gorro doblado hacia arriba dejando que su flequillo rubio sobresaliese de forma despeinada, su ropa parecía de un tejido diferente al terrícola, sin embargo el diseño era muy parecido.

-¿Cómo sabes quién es el sargento, eres un alien?- Preguntó Fuyuki con cierto interés.

-Vengo del futuro.- Sonrió el niño.

Aquello fueron como unas palabras mágicas, Fuyuki pareció evadirse de todo pensando en el gran misterio de los viajes en el tiempo y en el suceso de que ese niño viniese de allí. Lo único en que podía pensar en ese momento era en investigar el tema a pesar de los muchos ruegos de Keroro por ir a comprar la maqueta.

Al llegar a casa estaba Natsumi esperando en la puerta para asegurarse que la ranucha hacía lo que le había mandado cuando les vio llegar con aquel niño.

-Bueno… esto…- Intentó explicar Fuyuki.

-No me digas que traes más aliens… ¿es que no puedes tener amigos normales?- Se quejó su hermana.

-¿Otro alien?- Llegó corriendo Giroro cargando sus armas.

-¡Tranquilo machote!- Se interpuso Keroro. –Es un pekopense normal, sólo que viene del futuro.

-¡Qué arma tan chula!- Gritó el niño adelantándose hasta el caporal.

-Ahí quieto.- Natsumi le copio por la parte de atrás de la ropa. –Giroro, te he dicho muchas veces que no vayas por ahí con esas cosas peligrosas, mira si este niño las coge.

-¡Pero soy un militar y para los militares las armas son lo más sagrado!- Refunfuñó.

Estaban dentro sentados en la sala de estar. Fuyuki había preparado sus preguntas cuidadosamente, Keroro estaba limpiando la mesita, Natsumi había traído un zumo para el niño, Giroro estaba sentado de espaldas a ellos en el umbral de la puerta trasera que daba al patio.

-Así que vienes del futuro…- Se iluminaron los ojos de Fuyuki. -¿De cuándo exactamente, hay viajes a marte, cómo es el contacto con otros extraterrestres?

-Haces muchas preguntas.- Giró la cara el niño.

-Fuyuki.- Le llamó su hermana. –No haces las preguntas correctas.- Se giró hacia el niño. -¿Cómo te llamas, y tu familia? Estarán preocupados por ti.

-Yo…- Se le quedó mirando, bajó un poco la cabeza un poco ruborizado. –Me llamo Kichiro, y mi familia…- Bajó la cabeza un poco más, luego dio un salto y se puso junto a Keroro pegando su cabeza a la de él asustándole. -¿Por qué llevabas la anti-barrera, te escondías de alguien?

-¡Gero! No me asustes así, tengo que trabajar duro para poder montar luego mis maquetas.- Le ignoró Keroro.

-¿Conoces la anti-barrera?- Preguntó Fuyuki.

-Yo también tengo una, pero nunca se la he visto usar a ellos, en Pokopen todos tenemos.- Se giró hacia él.

-Quieres decir…- Se puso Natsumi en pie. –Que en el futuro ¿las ranuchas camparán a sus anchas?- Pareció deprimirse.

-Gero, gero, gero ¡En el futuro Pokopen será nuestro!- La señaló con el plumero.

-¡Ranuchaaa!- Natsumi golpeó el suelo delante de él, que esquivó por poco.

-¡Ahh, gero, Doña Natsumi, cálmese!- Dio saltitos Keroro.

-¿En el futuro el sargento invadirá la tierra de verdad?- Le preguntó Fuyuki.

-¿Invadir? No me preguntes cosas tan difíciles, no me gusta estudiar.- Aireó con la mano el ambiente Kichiro. –Para mí es normal que aliens y pokopenses vivamos juntos, los titos me dijeron que antiguamente no se estudiaba "historia espacial", pero es un rollo…

Así como lo dijo, Fuyuki pareció evadirse de nuevo de la realidad imaginando un mundo ideal con todos conviviendo y compartiendo conocimientos sobre los misterios del universo.

Justo en ese momento apareció Tamama junto a Momoka por uno de sus portales.

-¡Sargi, ya estamos aquí!- Saludó animado el recluta.- Hola Natchi, Fukki y…- Se le quedó mirando.

Así como se estuvo un poco quieto, Kichiro le saltó encima y le abrazó fuerte haciendo sin querer que Momoka cayese al lado de Fuyuki y cogiéndola éste para que no se golpease, vamos, la mar de feliz.

-¡Qué lindo, eres una monada maestro! De renacuajo molas más.- Le apretó fuerte.

-¡Niño de mierda, suéltame!- Se convirtió en el Tamama oscuro a punto de lanzar su Tamama Impact.

-¡Tranquilo, recluta!- Le separó Keroro que tenía un chichón en la cabeza by Natsumi. –Este niño viene del futuro ¡y hemos invadido Pokopen en el futuro!- Dijo ilusionado.

-Maldita ranucha… mis esfuerzos son en vano.- Se deprimió Natsumi.

-Me… me has llamado "maestro"- Se extrañó Tamama mirando al niño.

-Ah… es la costumbre, tito.- Se rascó la cabeza.

-¿Tito?- Se le acercó Natsumi.

-Sí, todos son mis titos.- Sonrió Kichiro. –Pero los cargos son distintos, comandante Keroro, sargento Tamama…

-¿Y el caporal?- Señaló Tamama a Giroro emocionado por saber que un día tendría el cargo de su querido sargi.

-Teniente.- Respondió Kichiro.

-¿Y Kururu?- Se unió Keroro.

-Alferez.

Se le quedaron mirando.

-Le ascendieron pero le volvieron a degradar, no se lleva bien con los del alto mando.- Rió el niño.

Como un cristal, la visión de futuro de Natsumi pareció hacerse pedazos pensando que en el futuro estarían las ranuchas, que los aliens camparían a sus anchas, que el niño había llamado a la tierra "Pokopen" y que encima eran sus "titos".

-¡Horrible, el futuro es horrible!- Se desespero.

-Ku, ku, ku…- Se oyó aquella risa cínica que hacía estremecer hasta al más valiente y más aún tras escuchar su futuro. –Vaya, así que al final los planes estúpidos del líder funcionarán, pero… ¿es acertado que vayas por ahí contando cosas el futuro, no cambiará la historia?

-Pues…- Kichiro bajó la cabeza.

-¡Estoy en casa! Hoy he podido salir un poco más temprano.- Se oyó desde la puerta a la líder de la familia Hinata.

-¡Abuela!- Gritó el niño saltándole a los brazos.- Qué joven y guapa estás.

-¿Eh, abuela?- Se extrañó.

-Oh, pues no voy a decir nada más, aunque el tito Kuru nunca me dijo que el futuro se pudiese cambiar.- Se separó un poco.

En otro lugar, Dororo se quedó en un rincón deprimido y lloriqueando porque sabía que de nuevo le habían dejado de lado.

Habían cenado y Kichiro estaba dormido en el sofá, Natsumi le tapó con una manta y se sentó en la cocina junto al resto de humanos.

-A ver…- Comenzó Natsumi. –Hay que hacer algo para evitar que las ranuchas invadan la tierra, si lo que dice ese niño es verdad…

-Pero se le ve feliz.- Le interrumpió Fuyuki con claros signos de su emoción al pensar que en unos años el futuro estaría plagado de aliens y tendrían una asignatura llamada "historia espacial".

-Venga, no le des muchas vueltas.- Le quitó importancia su madre.

-Pero… pero… soy la única que le importa que la tierra se llame Pokopen…- Sollozó.

-Fu… Fuyuki- Susurró Momoka.

-Dime, Nishizawa.- Sonrió Fuyuki.

-Esto… ese niño se te parece un poco.- La Momoka oscura parecía estar a punto de resurgir. -¿Conoces a alguna chica rubia?- Se le levantó un pico del pelo pensando en Mois.

-Ahora mismo no caigo…- Se quedó Fuyuki pensativo. –Llamó a mi madre abuela, pero también llama "titos" al sargento y el resto, así que puede ser sólo algo significativo, además, la genética es muy particular y aunque fuese de verdad familiar nuestro podría sacar rasgos de nuestros abuelos.

-¿De… de verdad?- Se tranquilizó volviendo a bajar uno de sus mechones que ya estaba en punta.

Por su parte, en la base secreta de los keronenses.

-Así estamos… ahora…- Keroro sentado en la mesa de idear planes muy serio. -¡Hay que celebrar nuestra victoria!

-¡Sí, sargi!- Animó Tamama.

-Ku, ku, ku, los hay con suerte, no da un palo al agua y al final invade el planeta.- Rió cínicamente Kururu.

-¡Keroro!- Le gritó Giroro. -¡Nada de celebraciones! Primero hay que conquistarlo, hay que ponerse manos a la obra. Ni siquiera sabemos si ese niño es quien dice y si viene de donde viene, podría ser un enemigo disfrazado infiltrándose…

-Vamos, Giroro, no seas aguafiestas, si al final lograremos invadir la tierra, ese niño se parece a Don Fuyuki.- Agitó las ancas delante de él. -¡Doña Mois! Trae un poco de cava para celebrarlo y que se le quite la cara de amargado al caporal.

-Je, je, el tío Keroro siempre celebrando por anticipado, o sea, vendiendo la piel del oso sin haberlo cazado.- Rió Mois.

Natsumi ya se iba a dormir, suspiró por su impotencia y se metió en la cama, al darse la vuelta se encontró a Kichiro durmiendo ahí.

-¡¿Pero qué…?!- Se asustó.

No sabía cuándo había entrado en la habitación ni si estaba durmiendo de verdad, pero al observarle se dio cuenta de algo, tenía la misma carita de niño bueno que tenía Fuyuki a su edad y en cierta forma se enterneció recordando a su hermano. De todas formas aquel niño llamaba "tito" a las ranuchas y "abuela" a su madre así que quizá era hijo de Fuyuki en el futuro, o quizá… su propio hijo. Se ruborizó pensando en Mutsumi y en cómo él siempre llevaba gorros, incluso ahora el niño lo llevaba tan ajustado que parecía que lo llevaba pegado a la cabeza. Intentó no hacer ruido y se puso junto al pequeño que se acurrucaba a su lado durmiéndose ella también.

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Notas de la autora (culturales XD):

-El suceso de Metepec: Lo que nombra Fuyuki es un rumor de que se avistaron 3 extraterrestres en Metepec (México) y que cuando fueron a investigarlo Keroro y los suyos pues le dejaron ir con ellos.

-Shin Musha Gundam: La maqueta que quiere Keroro, como él dice, no es un Gundam de la serie sino uno que apareció exclusivamente en el juego Gundam Musou de PS2 como spin-off, es uno de los bushido custom del Rx-78-2 (quien entienda de maquetas y de gundam entenderá esos códigos XD) y no confundirlo con los Musha Gundam que aparecieron en el 1990-91 que hasta tuvieron una serie en SD XD