Mi padre me soltó una bofetada casi tan fuerte como el peso de todas las miradas que me juzgaban y me miraban; ahí estaba reunido un grupo de personas que me conocían como un caso perdido y me juzgaban por mis acciones como si ellos fueran libres de acciones.

-Que injurio más terrible el que ha cometido está niña, debería enderezarla—Cómo si yo no supiera lo que mi tía hacía en el armario con mi tío Eric, no podía hacer nada, más que odiar el mundo—Pero que puedo saber yo de niños—¡Exacto!

-No soy una niña, tengo ya 19 años.

-No te vayas a morir de anciana—Exclamo la perfecta Mary, quien era el mejor ejemplo de castidad y santidad, una palomita blanca.

-Cállate Mary—Dije sacando el pecho y mirándole retadoramente, sus ojos se hundieron y cobro el aspecto de una niña asustada—No eres ni cerca mejor que yo.

-¡No permitiré que le hables así a mí hija, que a diferencia de ti ella sabe ser una muchacha sana!

Mary viendo lo atada que yo estaba tanto físicamente como verbalmente se aprovecho de mí.

-Creo que soy mejor que tú, por lo menos a mí no me usan y me dejan, ni me toman como la chica drogada, así que vete a joder, lo olvide en eso vives.

-Muérete, lento y doloroso—Y le rasguñe la mejilla, mi papá me jalo el brazo y deje su cachete sangrando así como su ojo cerrado.

-¡Maldita gata!

-¡La que te crío!

-¡Victoria! Vuelve aquí.

Me solté de mi padre y le lastime el pie con un pisotón y todas las voces y regaños se quedaron atrás, ahora era yo; corriendo rápido y veloz como un rayo, mi cabello rojo y corto me rebotaba, el aire frío me congelaba los pulmones y sentía como si el mundo entero fuera frio y yo fuera la única con calor. ¿Quién dijo que el que se precipita se tropieza, yo no? No recuerdo haberme caído nunca, es más estoy casi segura que aprendí a caminar de una vez.

Me senté en una cafetería lejana a mi casa, lo suficiente para que no me encontraran aunque realmente no estaba segura de que quisieran encontrarme, aquella era una cafetería fea, que de noche se convertiría en un bar.

-Ojitos vente y pasaremos un rato divertido—Grito un hombre y me dio una nalgada que me quemo el orgullo.

Me voltee y lo mire, fulminándolo con la mirada, jamás había visto un hombre tan asqueroso, gordo y barbudo, tenía bastantes verrugas y granos o su cabeza brillaba como una bola de grasa. Era el tipo de hombres que se sentaba y su asqueroso trasero saltaba a la vista. No esperen si lo había visto, era como mi padre. Pensar en que un hombre como él me tocara de nuevo me dieron ganas de vomitar.

Sonreí y abrí mis ojos—Soy casi tu hija.

-Me gustan menores, anda tengo algo de mercancía—Reí de su idea e incredulidad y me aleje—Mira muñeca—Dijo casi cortándome la mano por falta de sangre—No me gustan los juegos.

Tome un vaso y se lo estrellé en la cabeza, este se quebró y brilló por la grasa de aquel hombre— ¡Ni a mí!—Y salí corriendo del lugar, había comido gratis y posiblemente no me alcanzaran.

La noche se abrió paso y la gente que pasaba a mi lado parecían tan insignificantes, el mundo en general era tan ridículo "casarse con un hombre rico, tener hijos, crecer feliz, amar a tus padres" nadie posee algo en realidad toda la gente quería algo a cambio, amor por amor, trabajo por dinero, no había ninguna actividad que realmente no beneficie a l persona que la lleva a cabo. No podía ni siquiera pensar que el mundo va a seguir girando y una no hará nada para ser recordada.

Mí celular sonó y las pequeñas imitaciones de joyitas se prendieron mientras que el color rosa de mi teléfono brillaba y en la pantalla se leía "Papá". ¿Papá? De verdad, no se supone que éste te cuida y ama no permite que te dañen y toque. La persona que me dieron por padre no lo es.

Hola chicaaas! O chicooooos!(: holaa se que on he actualizado a Fred pero lo hare :S pronto mientras le cumplo algo a Isa, un fic a Victoria =D aquí intento explicar a Victoria desde antes de ser vampira hasta cuando se convierte en una.