▄▀▄¿What I like About You?▄▀▄

1º¿Qué es lo que me gusta de ti?

Tomó su lápiz labial y recorrió sus finos labios con él. Un poco de maquillaje en cada pómulo, algo de sombra azul en cada pálido párpado y para finalizar algo de rimel en sus caídas pestañas.

Miró el rostro de su reflejo acabado y frunció los labios. Odiaba su rostro, surcado por pecas pelirrojas y odiaba su cuello, algo rojo por una maldita alergia a los pepinos.

Era una chica fea y nadie podía negárselo. No tenía novios y sus últimos ligues habían sido de lástima o de plata. Patético, pensó.

-Eres un asco.-se dijo a sí misma limpiando su cara con un pañuelo-Por más que te vistas de seda, mona quedas.

-Y por más que te pintes a lo payaso o a lo ramera, linda quedas-dijo su mejor amiga tras ella sonriéndole-No sé por que eres tan cabezota, pero ya quisiera yo tener tu cabello y tus ojos atrapantes.

La aludida se volteó rodando los ojos y dejó el baño con paso apresurado hacia su armario.

-¡Ojos atrapantes..ja!

-¿Tienes una cita de trabajo hoy?-gritó su amiga desde el baño

-¡Si! Y no debo llegar tarde, de lo contrario me comeré otro discurso de mi jefa de "No llegar tarde a tus obligaciones, maldita desagradecida".

Wendy Larson, una rubia castaña de ojos negros brillantes, sacó la cara por el umbral del baño y soltó una risotada.

-¿Por qué no renuncias de una buena vez? Tienes todo para conseguirte algo mejor.

-¿Qué?Hermosura e inteligencia.. ¡Por favor!-pidió la chica llena de sarcasmo-No soy una botona, nunca fui primera en ninguna clase y hace meses que no tengo relaciones..No te burles de mí, señorita alabanzas.

Wendy, que era de estatura normal, unos 22 años y piel blanca como la nieve, volvió al tocador pegando un portazo. Su mal genio era algo para recordar también, cuando alguien la contradecía mucho.

-Esta enojada de nuevo..bah-masculló Ginny Weasley tendiendo varios conjuntos en su cama.-¿Rojo carmesí o crema pastel?...Mmm..creo que ninguno- hablaba con si misma en voz alta-Este es-tomó una remera gris con rayas blancas y un pantalón arrugado color negro-Formal & Sensual..mi marca personal.

Wendy salió del baño peinada pero con el pijama aún puesto, pasó de la pelirroja que se hizo a un lado para dejar pasar aquella fiera de mujer que iba a elegir ropa.

-¡Vaya genio!-susurró entre labios

La rubia lo escuchó perfectamente y volteó con expresión mordaz.

-¿Cuál es tu problema?

-¿Qué cual es mi problema?-repitió Wendy molesta y soltó las perchas de ropa-¡Tú y tu baja autoestima son mi problema! ¡Tú y tus victimizaciones de "No soy linda y nadie me mira" "Oh, pobre mí"! Me cansas y ya estoy hasta el tope de ti, Ginny Weasley-gritó sin aliento y se tiró en la cama para recuperarse.

La otra, incrédula, la miró sin entender y se recostó a su lado mirando al techo, pintado de un color gris apagado, al igual que todo el cuarto.

-¿Qué quieres decir con esto?

-Qué me cansas con tus poses de víctima cuando no lo eres-explicó volteando a mirarla. Sus ojos negros estaban brillando más que nunca.-Dices que eres fea y no inteligente..te menos precias y eso me ha calado hasta hartarme, Ginny.

-Pero si sabes como soy..y..lo que opino de mí-terció mordiéndose el labio y mirándola apenada-Lamento si te cansé pero es como yo soy.

-No es como eres, es como actúas sobre tu apariencia-se levantó y apoyó su cabeza en un codo-Yo desearía ser como tú, Ginny..Hermosa, inteligente, con sentido del humor y espontánea pero no lo soy..y no valoras todo eso que tienes.

-Pero..pero..tú eres mejor que yo, no sé que me admiras-se quejó-Eres más inteligente y siempre he dicho que quisiera tener tu cuerpo.

-Pero no tengo tu carácter..soy una malhumorada.

Ginny asintió y Wendy le pegó con un almohadón.

-Bueno, algo pero..eso se puede solucionar…En cambio yo, soy una cabezotas y siempre dejo pasar las oportunidades que se me presentan.

-¿De amores?

-De lo que sea, de amores, de trabajo, de todo.-enumeró recordando aquel trabajo en Barbados que dejó pasar por no gustarle" el clima"-Busco tonta excusas que al final son..excusas nada más y me quedo estancada aquí como siempre.

-Puede..pero eso también se puede cambiar-repuso encogiéndose de hombros. Se reincorporó y preguntó-¿Remera chocolate o gris?

-Mmm..chocolate-eligió Ginny con el dedo-¿Amigas de nuevo?

-Sí, pero no te subestimes de nuevo-amenazó Wendy con los brazos en jarra.

Aquel departamento era el mejor de todo el edificio, ocupando cuatro pisos consecutivos y armando una súper suite. Con muebles metálicos, pisos brillantes de madera, grifos en plata y ventanales de cristales traídos de quien sabe donde, era uno de los hogares más costosos de todo Londres según la revista"Quidditch a través de los tiempos" una compañía del libro.

Harry Potter, el jugador estrella de la liga de Inglaterra, se levantó aquella mañana por el sonido del despertador que marcaba las ocho pasadas. "Malditos compromisos" pensó entrando a la tina y dejando correr el agua espumosa con fragancia a limón.

Aquel joven había luchado mucho desde que comenzó a jugar en ligas menos a los 17 años hasta no parar y entrar a la liga nacional de Quidditch a los 20, siendo el buscador más joven en la historia del deporte. Y ahora era multimillonario, adorado por el público femenino y con una prometedora carrera.

¿Qué tenía que hacer aquella mañana? ¡Ah, si! ¡Ver a esa mujer que le habían recomendado en publicidad! Necesitaba mejor publicidad después de lo ocurrido. Era todo un malentendido que atentaba con destruir todo lo que había conseguido. ¡Y todo por esos malditos consejeros! Le habían dado, antes del partido contra Escocia, una poción de Efedrina para estimularlo en sus reflejos. Más rapidez y astucia, le habían dicho, siendo el mejor partido de Potter en toda la temporada.

Era cierto que estaba muy cansado y que por eso tardaba en hallar la snitch, pero la hallaba siempre de cualquier modo. Y sus reflejos eran excelentes.

Y los árbitros habían echo el test anti-doping luego del partido y lo habían detectado, sancionándolo con no jugar en cuatro partidos próximos que eran claves para ganar la copa de Europa.

¡Demonios! Y obvio que puso las cosas en claro y los dos consejeros deportivos fueron expulsados pero..¿y qué? A él ya le habían echo la fama de drogadicto y trucho en cuanto al juego, cosa que no le hacía gracia. Pasaba por las calles y los hombres lo miraban enojados, los niños pequeños desilusionados y las mujeres solo sonreían bobamente y decían" Creo en ti".

Cuando acabó de vestirse abrió el diario que su fiel lechuza buscaba cada mañana. Escupió el café al leer el titular principal.

¿Potter cae en pique como su escoba en el partido contra Grecia?

El jugador estrella de la liga está arruinado y parece estar embrujado. En el día de ayer, la Confederación de Quidditch atentó con quitarle su licencia de vuelo sin el joven Potter no pide disculpas públicamente y brinda explicaciones requeridas por todo su público.

Desde el incidente del test anti-doping, el jugador no ha querido dar entrevistas refugiándose en su departamento y en casa de amigos, alegando que quiere estar tranquilo hasta su próximo partido que será dentro de mucho tiempo.

La nota seguía hasta la página siguiente pero Harry tiró el diario de la mesa antes de seguir leyendo. Era absurdo y cierto a la vez. ¡No quería dar entrevistas por miedo a que se confundieran sus palabras, como siempre lo hacían! Odiaba la prensa y si no fuera por que quería recuperar su reputación, no iría en busca de su ayuda.

Su carrera no iba en pique, solo era un traspié, pensó tratando de calmarse. No había sido su culpa y solo tenía que decirlo, aunque dudaba que le creyeran sabiendo que la prensa buscaba culpas, peleas y tragedia en cada estrella como él.

Necesitaba limpiar su nombre y lo necesitaba ahora.

Odiaba su formal y desabrido trabajo. Hablarle a una tonta máquina de escribir, apuntar todo con esas odiosas plumas baratas, escuchar los estúpidos comentarios de su jefa y asentir como niña buena, aguantar a los babosos y magnates clientes y sonreírles cuando quería matarlos. ¡Odiaba ser secretaria y avalar todo aquello! ¿Pero que iba a hacer? Necesitaba el dinero para vivir y no era bueno en nada más.

"Eres demasiado inteligente" le decía su madre cada vez que la veía"Estás desperdiciando los mejores años de tu juventud en esas cuatro paredes"Y le daba la razón del todo.

Aquella mañana llegó doce minutos tarde ¡Doce y le descontaban dos dólares! Era de estúpidos pero esa era la política para empleados como ella. Y beneficiaba al fondo de los ejecutivos como Berta Jules Morfey, su gorda y falsa jefa que atrapaba los más grandes negocios de la compañía.

"Soy el pez grande de esta empresa y no les conviene dejarme ir" solía decir y Ginny acordaba con lo de "grande" en cuanto a su tamaño.

La pelirroja marcó su entrada a las ocho y doce ante la mirada atenta de la recepcionista cotilla, Esther, que todos sabían que era una especie de espía en cuanto a mentir con el horario de entrada y salida. Todos se dieron cuenta cuando sus jefes los reprendían por llegar tarde cuando ellos habían mentido.

-Hola Esther-saludó Ginny sonriéndole socarrona. Sabía que aquella mujer se había revolcado con Jorkins una semana atrás, pero usaría esa información en un momento más útil-¿Qué tal Benny?-La mujer enrojeció y se volteó avergonzada. "Demasiados gemidos" pensó para sus adentros la pelirroja subiendo el ascensor.

Se sentía poderosa ante aquel echo pero se convirtió en una persona minúscula al ver a su jefa sentada en su escritorio, mirándola mordazmente.

-Trece minutos tarde, Weasley-farfulló entre dientes amarillos y labios secos- ¡No sé como puedo pagarte 50 dólares el día con tu falta de compromiso laboral, malagradecida!

Ginny asintió pidiendo perdón y dejó su cartera sobre su escritorio a la vez que aquel pez gordo salía de su asiento. Lo había dejado marcado por su deforme trasero y estaba caliente.

-¿Qué tenemos para hoy?-preguntó caminando con sus pies como empanadas gallegas, ataviada en un vestido rojo con rayas negras. Ese día llevaba su pajoso pelo castaño con una coleta alta, dándole aspecto de mujer recién salida de un loquero.

-A ver..a las nueve cita con Harry Potter, un nuevo cliente. A las diez con Janey Adams para ver lo de su caso de drogas y sexo con su medio hermano, a las once con el hermano de esta para ver como hacerlo conocido, a las doce con Celestina, la cantante, para cerrar el trato de su nuevo CD y a las dos retornamos con ella para lo de su sesión fotográfica-terminó Ginny pasando nota en la agenda de aquella gorda mujer con entrecejo fruncido.

-Bien, pásame a Potter cuando llegue. Tómale sus datos como es debido-ordenó dando la vuelta- Y más vale que seas amable con él-añadió blandiendo su dedo tamaño salchicha.

¡Pufff! Lo peor había pasado. Aquella perorata de la puntualidad no había sido tan mala como había creído. El resto del día lo pondría todo peor y eso que salía a las tres y media de la tarde.

-No vales los cincuenta dólares por día-imitó con voz seca a la foca marina que se había ido-Estúpida ballena de mundo marino..cuando yo llegue alto algún día no te ayudaré si lo necesitas-blasfemaba pasando nota del nuevo contrato de Celestina-Si yo fuera tu esposo, te dejaría de inmediato maldita vieja del demonio y nunca más..

Un joven alto, flaco y algo desgarbado pero con buen porte, la escuchó y sonrió por el insulto de aquella secretaria inoportuna. No todos los días se escuchaba lo que los empleados solían decir a escondidas de sus jefes.

Se sentó unas sillas más allá del escritorio y sonrió a otra secretaria que lo miraba enamorada.

-Esa chica si que odia a su jefe-le dijo sonriendo divertido y la mujer asintió cubriéndose la boca avergonzada-Estoy buscando la oficina de Berta Jules Morfey-agregó recordando a lo que había venido.

-Es allí-señaló a Ginny y a la puerta con el nombre de la antes dicha-Y esa que insulta, es su secretaria. No le digas nada por favor, a Ginny no le gustaría ser despedida y te insultaría peor de lo que está haciendo.

-¿De verdad?-preguntó con curiosidad mirando a la chica tomar aire después de tanta mala palabra

-Créeme, es buena chica pero cuando no le agradas, aléjate-recomendó con expresión asustadiza.-Una vez había una mensajera, la pobre Anne, que vino a dejarle unos correos a la jefe de Ginny pero como a Ginny no le agradaba, nunca se los dio. En fin, le echó la culpa a Anne y esta fue despedida injustamente por la asesina rabia de Ginny.

-¿De verdad?-preguntó de nuevo incrédulo. ¿Cómo detrás de aquella dulce mujer había tanta maldad?-¿Pero por qué no le agradaba Anne?

-Pues..no sé en verdad-admitió y luego hizo un ademán a Harry para que se acercara-..pero creo que le quitó un novio o algo así. Todos rumoreaban que un día Ginny los encontró juntos en la sala de fotocopiado..fue horrible según los testigos.

-¡Oh!-dijo Harry sorprendido. Pobre mujer, y con razón tanta maldad en ella.-Pues con lo de Anne y todo, debo ir a anunciarme con ella.¿no?La voy a enfrentar-anunció en tono solemne y la secretaria asintió riendo.

Se acercó con paso vacilante, mirando a cada rato a la secretaria de atrás, que estaba echa risas. Al ver una sombra esperando frente a su escritorio, Ginny levantó la vista y esbozó su sonrisa de compra para los clientes nuevos.

-Buenos días-saludó cordialmente ordenando un par de papeles-¿Harry..Potter?-preguntó mirando la foto del hombre en un periódico.

-Sí-dijo Harry tragando saliva más tranquilo-Vengo a mi cita con Berta Jules Morfey.

-Sí, lo sé-repuso tachando el nombre del hombre la agenda-Pero es a las nueve y faltan como treinta minutos...pero de todos modos lo anunciaré.

-Me gusta ir con tiempo a mis compromisos-admitió rascándose la nuca. Miró extrañado su mano. Se había puesto nervioso y se había rascado la nuca como en secundaria, de niño.

-¿Está bien?-le preguntó Ginny viendo como se tocaba la mano, anonadado-¿Algo malo con su mano?

-No.-contestó bajando la mano y sonriendo-Es solo que hize algo que hace tiempo no hacía.

-¿Cómo qué?-preguntó en tono aburrido

-Rascarme la nuca, solo lo hacía en secundaria, cuando me ponía nervioso.

-¡Oh, que interesante!-terció en tono emocionantemente falso

Harry frunció el cejo y se sentó frente aquella insensible mujer. Le estaba contando algo y debía decirle que era asombroso, como todas las mujeres lo hacían.

-Soy un famoso jugador de Quidditch..¿te suena?-preguntó preocupado por la falta de interés en él-Y siempre que cuento alguna anécdota, se ríen, les guste o no..especialmente las mujeres.

Ginny, que estaba pasando una planilla sobre Harry, lo miró extrañada.¿De qué estaba hablando ese sujeto?

-¿Y?

-¿Cómo que "Y"?..Tú deberías decir que lo que te dije sobre mi nuca es asombroso-repuso como si fuera obvio-Soy famoso, deberías querer quedar bien conmigo.

-Mire Sr. Potter, soy solamente una secretaria que quiere conservar su trabajo y tratar de vivir bien..no me interesa quedar bien con nadie

-¿De verdad?

-Sí, de verdad-respondió-Ahora acabemos con todo esto..Dígame, ¿quién le recomendó nuestros servicios?
-No, no, espera-pidió desesperado por saber su actitud-¿Por qué no quieres hacer nada por agradarme? ¡Soy famoso! Y las personas a menudo hacen cosas para caerme bien-explicó

-¿Y qué?¿Soy la primera en no hacerlo? ¡Oh! ¡eso debe herir su orgullo de estrella!-chilló con una sonrisa burlona

-No me hace gracia-masculló algo molesto-Y en cuanto a que no te interesa quedar bien con nadie, creo que tu jefe entra en ese grupo.

-Sí, detesto a mi jefa pero..¿Cómo lo sabe?

-Eso todo el mundo lo sabe, pero yo sé que tú la insultas-sonrió con superioridad-Y no te gustaría que se enterara ¿verdad?

Ginny arrugó sus labios disgustada por la sobreinformación de ese hombre.

-¿Y cómo se enterará?-preguntó en desafío-No sabe nada, está mintiendo para asustarme.

-Y si así fuera, con un chasquido de dedos, te echaría mi palabra de aquí-terció en tono arrogante-Soy cliente, recuérdalo, siempre tengo razón.

-Si usted fuera buena persona lo callaría y ojalá así sea-dijo volviendo a sus papeles-De otro modo perderé mi trabajo. Ahora, mientras lo tengo, volvamos a la entrevista..¿quién le recomendó nuestros servicios?

Harry se sorprendió por aquella respuesta de resignación y comenzó a contestar las preguntas vagamente, pensando aún en la actitud de aquella chica.

Nunca se había encontrado con alguien tan real y espontáneo, y que no hiciera nada para caerle bien. Era duro pero bueno, pensó.

-Ahora sí, lo anunciaré-Sacó su varita, anunció un sonorus medio y mencionó el nombre del jugador dentro de una especie de pequeño parlante hundido en su escritorio. Al rato, una voz seca y poco femenina aceptó.-Puede pasar

Harry asintió y se puso de pie mirando fijamente cada movimiento de la secretaria que pasaba prolijamente la entrevista.

-¿Pasa algo?¿Por qué no entra?-preguntó viendo que seguía allí-A mi jefa no le gusta que lleguen tarde. Entre o me regañará por haberlo retenido-dijo y esbozó una sonrisa entre burlona y asustadiza-¿O usted me detalará?

El hombre negó con las manos, y entró al despacho, dando un leve brinco ante la imagen de aquella "gran" mujer. Sí, era un horror de lo femenino pero tampoco de merecía todos los insultos habidos y por haber.

-Buenos días-saludó Harry cordialmente tomando asiento.

-Buenos días, Sr. Potter-contestó estrechando la mano del chico con fuerza, haciendo que a este le doliera la mano. Tenía la mano del tamaño de un balón de soccer.-Me da gusto que haya venido, hay mucho que hacer-dijo en tono melosamente falso-Déjeme decirle que creo en usted y que haré resucitar su carrera.

¿Cuándo murió mi carrera pensó el chico.

-Me encanta como juega, aunque no me gusta mucho el deporte-Allí otra frase falsa para quedar bien. Se oía feo, se sentía peor-Creo que hay mucho en este medio que son inocentes como usted que fueron injustamente condenados..tal es el caso de Ryan Pilsen-El chico asintió recordando que ese jugador sí que era drogadicto, a pesa de los rumores que no lo era-..Cameron Kiells-la modelo que tenía un negocio de prostitución- o el mismísimo Gail Horson-Había sido demasido, un ex escritor que negó ser gay pero que le tomaron fotos con su nueva pareja- a todos ellos hemos tratado de salvar, consiguiendo en la mayoría de los casos su éxito.

Harry volvió a asentir pensando en donde se había metido. Todos esos sujetos estaban sin trabajo y marginados debido a una cruda verdad combinada con mala publicidad.

¿Estaba en el lugar correcto? Se preguntó mientras aquella gran mujer le hablaba de tácticas publicitarias.

Recordó a la secretaria realista. Aquella sí que sabía caer mal en una primera impresión, siendo descortés y hosca en sus respuestas. Había sido cruda pero sincera, por primera vez en su vida, alguien era sincero con Harry. Y eso le había caído bien.

Hola! Si les gusto de verdad, déjenme críticas por favor!!!

VOTEMOS POR EL GO, GO, GO!

Bueno, no les puedo dejare adelantos ahora..pero si son bondadosos con las criticas, puede que en el próximo capitulo lo haga.

Les cuento que lo actualizaré de vez en cuando, no muy seguido, si les interesa.

Gracias por sus minutos sentados detrás de la mágica pantalla, lo agradezco mucho

Besos

Lal!