El cuerpo de Uther Pendragon sigue caliente mientras Camelot reclama a su nuevo rey con gritos encendidos que se pueden escucharse desde cualquier punto del reino. Es un nombre, en boca de todos, que recorre las calles, rebota en las paredes de piedra y se cuela bajo las puertas. Es una suplica frente al castillo y la esperanza de algo mejor, algo justo que llevan esperando demasiados años.
Arthur se revuelve incomodo en la silla al escuchar su nombre, lejano y acompañando al viento mientras su padre yace inerte sobre la cama, con los ojos cerrados y el rostro descolorido. Uther no parece Uther y Arthur siente la necesidad de mirarle de vez en cuando - de reojo y a distancia- solo para asegurarse de que es el rey el que esta allí postrado y no una estatua. Tenerle allí con el, aunque sea quieto y en silencio, aunque este muerto, le tranquiliza de alguna manera. Llevan toda la vida preparándole para ser rey pero nadie le ha preparado para ser su padre. Arthur no es Uther y ni tan siquiera puede aparentar serlo, por más que griten su nombre, se ponga su corona u ocupe su trono. Es consciente de ello de una manera dolorosa e intensa que ocupa cada uno de sus pensamientos con tanta totalidad que, cuando la puerta se abre y Merlin entra en la habitación, por primera vez en mucho tiempo es incapaz de advertir su presencia hasta que posa la mano en su hombro y el contacto es como una bofetada.
- Aquí estáis, os he buscado por todo el castillo.
Arthur ladea la cabeza y mira la mano de Merlin porque no se siente con fuerzas para mirarle a el y tener que lidiar con algo mas aparte de la muerte de su padre.
- Esta todo listo para la ceremonia.
Merlin dice ceremonia en vez de coronación y Arthur tiene la sensación de que lo hace para no perturbarle aun más, como si pudiese leer su mente.
- De acuerdo.
Se levanta de la silla y Merlin aparta la mano de su hombro, ejerciendo antes una ligera presión, como un apretón.
- Debéis poneros esto.
Arthur se gira hacia él y observa la capa de terciopelo rojo que Merlin sujeta entre los brazos. Parece brillar en la penumbra y Arthur puede comprobar, cuando Merlin la deja caer sobre sus hombros, que aún huele a su padre.
Tiene que apartar la mirada y observarle una vez más mientras Merlin anuda la capa alrededor de su cuello. Uther sigue quieto, exactamente igual que hace unos minutos, y eso hace que Arthur tome conciencia de que no puede eludir la situación. A nadie le importa si esta listo o no. A nadie le importa que en realidad él no sea Uther Pendragon.
- Vais a ser un gran rey.
Arthur mira a Merlin con toda la serenidad de la que es capaz.
- Lo sé Sire.
El futuro rey respira hondo y un segundo después asiente. Mientras sale de la habitación, sin mirar atrás y con Merlin cubriéndole las espaldas, siente el peso de la capa sobre sus hombros.
Merlin le habla como a un rey y le trata como a un amigo, y Arthur no piensa dudar ni un segundo de sus palabras.
