Oh, amado mío, ¿porqué el destino ha de ser tan injusto con nosotros?
Ambos nos situamos ante una guerra sin fin, a una paz ficticia e inalcanzable.
El ojo de luna nos empuja hacia el abismo; no sé qué hacer, sinceramente no lo sé.
Correr es lo que quiero, escapar junto a ti y esfumarme entre arbustos, guiada por un amplio sendero.
Oh, Sasuke, Mi Sasuke… ¿Qué ha de distanciarnos tanto?, ¿por qué tú has de distanciarnos tanto?
Mi perfección como mi imperfección, ambas, son capaces de desquiciarte.
Puede que el desquiciarte sea el arte de sacarte de quicio, pero siquiera así lo aprecias.
Intentaste matarme, como tantas veces yo a ti conquistarte.
Hubo un momento en el que pensé que tanta admiración me haría enloquecer, y así fue…
¿Alguna vez siquiera alguien lo ha notado?
Firme, seguro y con un toque de un notable complejo de superioridad.
Tu andar me agobia, Uchiha.
Si tranquilamente habría actuado y del mismo modo haberme a ti acercado, probablemente no estaría en esta situación. No estaríamos en esta situación
No son odio y sangre quienes predominan en el campo de batalla, sino la aspiración a hacer justicia y victoria asegurada.
Todos corren hacia distintas direcciones, pero en mi caso, solo hacia una. Tú eres mi único objetivo, a fin de cuentas.
Asesinarte a ti, suicidarme o, simplemente, hacerte cambiar de opinión. No encuentro alguna otra opción, y creo que la segunda es la más fácil y mejor.
No. No, no y no. Ninguna es la apropiada, no son más que incoherentes pensamientos.
¿Porqué?, ¿qué he hecho? ¿Porqué el mundo…? No, ¿universo tal vez? ¿Por qué todos idean en mi contra?
Yo soy quien sufre, quien está condenada de por vida.
A gritos he de cantarte, pero al respecto nada haces.
