Disclaimer: Está claro que ambos personajes no me pertenecen, solo los tomé prestados para escribir una historia con ellos.

Esto surgió a partir de un juego de role en facebook, ambas sagas [Harry Potter & Twilight] , están involucradas.
& bueno, esta relación aún se mantiene, & ya casi se cumplirán 6 meses ^^
Espero que les guste.
Sin más, me despido hasta el próximo capítulo.

-¿Qué estás diciendo, Ronald? —chilló la castaña, totalmente boquiabierta & sin querer creer lo que su esposo le decía, simplemente no podía entender, ¿cómo?, ¿en qué momento él se había convertido en un patán?—

-Lo que escuchaste, Hermione. —respondió él con paciencia & se acercó a ella, tomándola con suavidad de los hombros, posando sus ojos verdes en los de la chica que amó durante tantos años— Yo… conocí a otra mujer. No quiero seguir engañándote más, no mereces que te haga esto, perdóname —concluyó en un susurro, sintiendo que se libraba de un gran peso de encima; amaba a Hermione & lo que él menos quería era que ella sufra por él; pero tampoco podía seguir mintiéndole—

La mujer ya de 33 años, solo se limitó a observarlo, intentando contener las lágrimas que querían brotar de aquellos ojos castaños, como si de alguna manera eso fuera a solucionar algo. Él…que tantas veces le había jurado amor eterno, él, con el cual tenía dos hermosos hijos & toda una vida juntos, ¿él le estaba diciendo que la dejaba por otra?
Se negaba a creerlo, pero por otra parte, todo tenía sentido: los arribos tardes a la casa, las extrañas cartas que llegaban siempre en lechuzas distintas, aquel distanciamiento diario…
Desvió la mirada hacia una de las ventanas de la casa, queriendo que el pelirrojo se desvanezca, no quería verlo, no quería hablarle, solo quería estar sola, desahogarse a su manera.

-Vete —murmuró por lo bajo, con una frialdad en la voz no propia de ella— vete o me iré, & no apareceré más por aquí.
Ron siguió mirándola a pesar de que ella no lo hacía & se atrevió a acariciar su mejilla, como si nada hubiese pasado.

-Te amo, Hermione, siempre lo haré… Eres la madre de mis hijos & supiste ser mi mejor amiga; la mejor de las esposas…

-¡NO ME VENGAS CON ESO! —explotó la mujer, apartando su mano con brusquedad, fulminándolo con la mirada; en cuestión de minutos todo se había venido abajo, su matrimonio, su familia, ¿Qué dirían los niños, sus amigos?, no…no podría soportar aquellas miradas de lástima sobre ella— ¡ME ENGAÑASTE EN MIS PROPIAS NARICES & DICES QUE ME AMAS! —siguió con aquellos pensamientos retumbando en su cabeza & una terrible angustia extendiéndose por su pecho—
Avanzó hacia la ventana, apoyando su frente contra el frío vidrio; la luna brillaba como nunca & un leve viento hacia que las ramas de los árboles se mecieran lentamente.

-Lo siento —replicó él sin sorprenderse por su reacción, la conocía demasiado— Por todo, por mentirte, por no decirte la verdad antes… Lo siento —finalizó siendo sincero, al fin & al cabo, uno no mandaba en las cosas del corazón & aquella chica que lo ayudaba en la tienda de sus hermanos, definitivamente, le había hecho perder la cabeza—

Ella volteó luego de unos momentos, con el rastro de las lágrimas que no pudo contener, en sus mejillas, & sin decir más, subió hacia la habitación que nunca más compartirían.
Alzó su varita haciendo complicados movimientos mientras caminaba de aquí para allá, intentando no pensar en nada, no ahora…
Libros, ropa, fotos, & demás cosas volaron hacia dos maletas de buen tamaño, abiertas de par en par sobre la cama, quedando completamente llenas a los instantes.
De algo estaba segura, no rogaría nada, no se echaría a llorar por los rincones llamándolo ni tampoco perdería las ganas de vivir por eso; seguiría adelante aunque la perspectiva no era la mejor, no dependería de él para nada, & por eso mismo se iría de esa casa, que él mismo había comprado.
¿Acaso él quería traer a su ahora nueva pareja a la casa?, ¡bien!, no pondría trabas en eso; simplemente, Ron no existiría para ella.
Miró aquel cuarto por última vez, cuando ya estuvo todo listo, & su "bolsito mágico" como solía decirle, llevaba casi todos los libros de su biblioteca, sin que eso le pesara.
Suspiró apartándose mechones de su cabello que caían sobre su rostro & un sollozo se escuchó cuando finalmente desapareció, ¿hacia donde?, ella sola lo sabía.

Esperaba que el cielo se nuble para poder salir a caminar por ese pequeño pueblo que había descubierto en sus tantos viajes por el mundo.
No quería llamar la atención, de hecho… desde que era humano no lo quería, por eso esperaba. ¿Hacer un escándalo al brillar como lamparita?, eso no lo atraía en absoluto.
Apoyó su espalda en la pared del callejón que lo mantenía lejos de la poca luz solar, con sus ojos negros clavados en la pared de enfrente.
Su expresión era de total calma, algo que lo caracterizaba también desde que era un simple humano; pero el fuego en su garganta era cada vez mayor, necesitaba alimentarse & lo más pronto posible.
Sin embargo, se sentía sumamente culpable por eso. Tomar vidas inocentes para saciar su sed, que con el tiempo fue disminuyendo solo un poco, era algo que le desagradaba.
Aunque esa culpabilidad se esfumaba cuando sus dientes hacían contacto con la piel de su víctima al desgarrar su cuello lentamente, disfrutando ese alivio de calmar la sed, sin dejar ni una pequeña gota de sangre.
Sacudió la cabeza alejando esos pensamientos, & un gruñido se le escapó al escuchar claramente a dos personas charlando a dos cuadras de distancia.
Sus sentidos estaban aún más agudizados de lo normal, debido a ese instinto de cazador, & luchaba internamente para no correr hacia allí & quizás, conseguir doble banquete.
Pero no… no…
No quería terminar como… como ella.
Otro gruñido ronco se le escapó, maldiciendo por lo bajo, ¡no otra vez!
Pero ya era tarde, la imagen de Bree aparecía una & otra vez en su cabeza, una de las tantas cosas que lo hacían sentir culpable. ¿Y sí se la hubiera llevado a rastras, a pesar de que ella se negara? , tal vez ella hubiera sobrevivido… ¿tal vez? , ¡Habría sobrevivido!, estaría ahí, con él. Y él con ella, cuidándola, como siempre lo hacía.
Bufó fastidiado, cansado de sentirse así, de esa vida. De esa imitación de vida que no le agradaba para nada; era rápido, era… guapo, era como siempre había deseado ser cuando era joven; ¿pero de que valía? , ¿Cuál era la gracia de vivir una existencia alimentándose de humanos, de nunca saciar totalmente aquel maldito ardor en la garganta?
Aún preguntándose aquello, una vez que la noche llegó, salió del callejón con ambas manos en los bolsillos de su chaqueta sucia, caminando con rapidez como intentando alejarse de esos cuestionamientos que lo perseguían.
Quería alimentarse, pero una corazonada le decía que no… que espere.
Y eso hizo, siguió caminando, llegando hasta un gran parque casi vacío, donde varias hamacas viejas se mecían por el fuerte viento de la inesperada tormenta que se avecinaba por el norte.
Se sentó en un banco, inclinando la cabeza para atrás, mirando el cielo nocturno, pensativo…hasta que un aroma bastante particular & dulce llenó sus fosas nasales haciéndolo incorporarse de un salto.
Totalmente embriagado por aquel olor, posó sus ojos en aquella persona, que avanzaba por el parque, llevando consigo, dos grandes maletas.