Esta no es una historia de las que se suele ver, o eso pienso, ya que los personajes no tienen exactamente la misma historia que los del anime. Las actitudes de algunos cambian, y otras al principio no son las mismas pero cambiaran.
Esta es la historia de Naruto Uzumaki persona normal, niño que se le dificulta hacer amigos, y lo que suceda en esta historia definirá quien es y quien sera.
-Estas diciendo que… ¿ya no quieres verme mas?
Mire hacia la ventana con una expresión neutral. Afuera estaba nublado, pero no llovía. Todo se miraba muy gris, mi vida era muy gris. Todo me dolía, y ya no había disfrute en mi existencia.
Ya estaba arto, cansado, esta relación me estaba desgastando. Sus celos irracionales, sus actitudes "sobre protectoras", sus arranques de "Hero Time". Lo único que lograba queriéndome proteger era alejarme cada vez mas de el. Y ahora, era el final. Lo sabia, había llegado el momento de terminar de una vez por todas con esto.
-Si…-tecleé en la ventana del chat- Ya no quiero tener nada que ver contigo…
-¡Espera!
Se que podía ser irracional. Podía estarme equivocando al terminar nuestra relación. Pero la presión en el pecho que había estado sintiendo desde hace un año se estaba desvaneciendo, me sentía liberado. Me sentía bien. Tal vez no era le elección correcta, tal vez me estaba precipitando. Pero yo ya estaba arto de correr detrás de el, y que el no me esperara. Era hora de vivir mi vida, era tiempo de dejar de llorar y por fin disfrutar de mi adolescencia. Esa que él se encargo de robarme.
Aun escribía, podía verlo en la ventana, pero ya no importaba. Sonreí con ironía a la pantalla de mi portátil, y escribí mis últimas palabras a aquel que fue mi todo durante años.
-Adiós, Sasuke…
Cerré la PC, la deje a un lado y me levanté del sillón para acercarme a la ventana. Todo allá afuera estaba oscuro, pero yo me sentía feliz, me sentía pleno. Las ataduras se habían soltado. Fui lo suficientemente fuerte para al fin lograrlo.
Soy Naruto Namikaze Uzumaki, Un cabezón insoportable. Sarcástico, burlón.
Mi amistad con Sasuke me sirvió para madurar de varias maneras, pero también me había mantenido encerrado en una cueva, donde todo lo que conocía venia de Sasuke. Este que estaba aquí, no era yo. ¡Ya es hora de saber quien soy yo!
Esta es la historia de mi vida, de la vida de Naruto Uzumaki, el chico más hiperactivo e idiota del mundo.
Pero para saber por que soy así, por que termine mi amistad con Sasuke, por que tengo tantas ansias y a la vez miedo de tener un amigo, se debe de saber quien demonios fui y que fue lo que viví.
Y si me tienen paciencia, podrán entenderme.
Toda mi vida ah sido un chiste, siempre lo mismo, pero si comienzo desde el día en que nací jamás terminare, después de todo mi historia es de por si demasiado larga.
Comenzare el día que empecé la secundaria, el día en que conocí a la persona que cambiaria mi manera de ver las cosas, aun si en ese momento no lo sabia, aun que ni siquiera le llegue a hablar, mi mente ya me lo informaba.
Todo tiene su por que. Todo lo que nos sucede es por algo, Desde que mire mi vida con objetividad me eh dado cuenta de eso. No seria yo si no me hubiera pasado lo que me paso. No seria yo si no hubiera vivido todo lo que viví.
Acto uno: ¡Soy Naruto Uzumaki!
Desde la cocina me llegaba un delicioso olor a ramen recién hecho. Puede ser que se considere una comida pesada para desayunarse a las 6 y media de la mañana, pero es mi favorita. Si me dan a escoger entre una casa nueva y ramen de por vida, no hay duda de que escogería el ramen. No importaba si lloviera, tronara, nevara, llovieran patos o perros, no tenia importancia lo que sucediera, siempre podría comer ramen. A cualquier hora, en cualquier lugar, solo o acompañado, de buen o mal humor, el ramen siempre seria bienvenido.
-¡Buenos días!- salude a mis padres.
Mi padre me sonrió de lado desde la mesa, levantando la vista de su periódico y mirándome cariñosamente para luego volver a lo suyo. Mi madre giro para verme y me dedico una sonrisa luminosa y feliz.
-Naru ¿y ese entusiasmo? ¿No es muy temprano dattebane? –mi linda madre reviso el reloj que indicaba la hora en la pared, si, seguían siendo las 6 y media.
-Que te puedo decir dattebayo… -me senté en la silla del frente de mi padre y de la mesa tome la sección de humor del periódico, mientras esperaba mi desayuno estaba dispuesto a ver que tal le iba a Garfield esta mañana.
Estoy consiente de que mi voz se escucho demasiado despierta para mi, pero no había remedio. Primer día de escuela, no tenia idea de por que, pero yo, Naruto Namikaze me desperté inesperadamente temprano. Y siendo honesto, estaba listo desde hace media hora.
Los inicios de curso me ponían siempre nervioso, y este era uno importante para mi corta vida. Hoy empezaba la secundaria, desde este momento dejaba de ser un niño y me convertiría en un adulto. Bueno, muy adulto no, pero Pre-adolescente ya era y eso es algo importante para mi.
Un nuevo reto es como el ramen, siempre es bienvenido.
Pero lo que mas me emocionaba eran las personas, ya no tendría que ver a esos niños tontos y traicioneros de la primaria, maldigo el día en que mi padre decidió que sacarme del colegio privado era una buena idea. No tengo nada contra las escuelas públicas, pero las personas siempre son más… desagradables. O al menos de eso me di cuenta en los 3 años que estuve ahí. Bien puede ser que solo me aya tocado una mala escuela.
-Aquí tienes querido…-mi madre dejó un gran tazón de ramen frente a mi, y enseguida se quito el delantal- iré a despertar a Kou dattebane… -Informó y luego se fue.
Deguste el ramen de la manera que solo yo se hacerlo, desapareciéndolo de la vista en menos de 3 minutos. El eructo que solté fue monumental. Si Logan aun fuera mi amigo seguro que estaría orgulloso de mí.
-No hagas eso en la mesa…
Ahí va otra vez. No se que le sucede últimamente a mi padre, pero parece que se molesta demasiado rápido. Incluso un niño de 11 años como yo puede darse cuenta que tiene el humor de perros más horrible de la historia.
O será que es bipolar.
-Benos días –saludo somnoliento mi hermanito Kou, tallándose los ojos.
Mi padre dejo el periódico al lado y se levanto de la mesa, la manera en la que tomo al pequeño en los brazos me provocó un dolor en el pecho, como si encajaran una pequeña espina.
Desde que Kou nació hace 4 años todo el mundo lo trata como si fuera lo más asombroso del mundo. El mocoso lo único que hace es: llorar si no le doy algo, llorar si tiene hambre, llorar si no le quiero dar de mi comida, llorar si no le doy el control de la televisión, llorar si quiere ir al baño, llorar si quiere llorar, ¡Por todo llora! ¿Y quien termina regañado si llora? Yo.
Es tan injusto, maldigo el día en que pedí un hermanito.
El y yo nos odiamos desde la primera vez que nos vimos. Bueno, no, no desde la primera vez. Probablemente desde la primera vez que realmente conviví con el.
El día que lo conocí fue exactamente cuando nació, no podía esperar por ver a mi nuevo hermanito. Rogué y pataleé para que mi padre me llevara con el al hospital. Y al final yo fui el primero que lo miró ¡incluso antes que mi madre!
Lo habían terminado de limpiar, y la pediatra de la familia me coló en la sala donde lo tenían. Era tan pequeño y rosadito, poco parecía un bebe, era como una salchicha pequeñita con bracitos. Nació con pelo el maldito demonio, aun que todo lo que sentí cuando mire sus cabellos rojizos iguales a los de mi madre fue ternura. En ese momento abrió los ojos, sus lindos ojos azules iguales a los míos y me miraba como si me conociera.
Todo lo que pude hacer fue llorar de felicidad, y regresar a donde estaba mi padre gritando "¡Tengo un hermanito!"
Pero ahora.
-Naru –dijo con su vocecita chillona que tanto me molesta- ¡ya eshtas con namen otta vez! ¡Te va a quecer el tacero como un cedo!
-Se dice ramen pulga…
Me abstuve de decir algo mas, seguro que si le decía lo que pensaba mi padre me mata y mi madre se hecha a llorar, como es usual cuando peleamos. Si mi padre fuera imparcial con sus hijos diría "No digas trasero en la mesa" pero no lo es, aquí se nota quien es el favorito.
-Kou, vamos a desayunar bebe…-mi madre tomo de regreso a Kou en brazos que me sacaba la lengua.
La mesa estaba preparada con su desayuno, un huevito de jamón con su leche de chocolate. Juntos, mi madre y Kou se sentaron a la mesa, y como una familia feliz los 3, incluyendo a mi padre, empezaron a desayunar al mismo tiempo.
Ni en el primer día podían de dejar de excluirme de su familia feliz. Ojala no fueran mis padres. Es lo que siempre pienso, triste. ¿No?
-Campeón, baja tu mochila, en cuanto termine aquí te llevaré a la secundaria…-dijo mi padre, a punto de terminar su desayuno.
-Si….-respondí.
Su humor siempre parecía mejorar con Kou presente. ¿Qué coincidencia no?
Subí las escaleras de nuestra "gran" casa y abrí la puerta que estaba frente a estas. El cuarto que Kou y yo compartíamos, era demasiado azul para mi gusto. Yo prefiero el negro y el naranja, pero mi madre dice que el negro es del demonio y el naranja quedo descartado por que a Kou no le gusta. Así que termino siendo azul.
Al lado de mi nuevo escritorio se encontraba mi también nueva mochila. Esto era lo que mas me gustaba de iniciar un nuevo año, las cosas nuevas. Los cuadernos, lápices y mochilas, con sus olores característicos, esos olores que se percibían cuando adquirías algo nuevo.
Mi madre y yo amábamos ir de compras por lo mismo, no para la comida, no, para comprar bienes materiales. Era como una droga para los dos, y algo que me hacia sentir cerca de ella.
Tome la mochila naranja con blanco y en el proceso de colgármela mire el bote de basura. Ahí seguía, la imagen de mis compañeros de sexto año, todos esos niños que esperaba nunca volver a ver.
Di la vuelta y Salí de la habitación. No se que lo provoco, seguro el ramen, pero sentí como mi estomago se revolvía. Baje y ahí estaba mi padre esperándome con una expresión neutral mirando hacia la puerta.
Y sin decir nada mas al verme, la abrió y me dejo pasar.
Íbamos a la mitad del camino y sentía como algo en mi pecho crecía, era como un cosquilleo, pero al mismo tiempo dolía. No sabría como describirlo, pero sabia que era, estaba nervioso. Y esto aumentaba conforme nos acercábamos a la secundaria Wakamono no hi (Según traductor Google es Fuego de la juventud).
-Naruto… -mire a mi padre, que no podía despegar la mirada del frente o moriríamos aplastados- ¿Ya pensaste que taller escoger?... Mi conocido puede apuntarte en el que decidas…
-Es bueno saberlo… pero aun no se que elegir dattebayo… mi madre sigue insistiendo en que elija costura, pero eso es para niñas…
-Definitivamente costura no –la sonora risa de mi padre me exalto, hace rato que no la escuchaba- No te apures… Obito ya te conoce, solo tienes que ir a la dirección y buscarlo…
-Está bien… espera… ¿Obito dattebayo? ¿Ese tipo tan excéntrico, que se la pasa usando zapatos de plataforma como de metro y medio?
-Es el mismo, pero si lo reconoces por los zapatos jamás lo encontraras, cambió sus gustos y ya no los usa. Pero no te preocupes, llevan gafetes… y escuche de tu tío Jiraiya que ahora usa ropa colorida como hippy…
-Entonces busco a un hippy con el nombre Obito… entendido… aun que no creo decidirme hoy dattebayo …
-No te preocupes… los talleres empiezan en dos semanas, tienes tiempo…
-claro…
El resto del camino volvió a ser incómodamente silencioso, pero por lo menos me olvide de mis nervios y me enfoque en los talleres.
Generalmente se hacían encuestas donde te daban espacio para 2 opciones, y luego ingresaban a los chicos por preferencias y grupos, por lo tanto no todos alcanzaban a estar en su primera opción y en el peor de los casos terminabas en ninguna.
Pero mi padre tiene un conocido que trabaja en las oficinas y gracias a el no tengo que temer por no quedar en el que yo quiera.
Ahora solo tenia que preocuparme por decidirme por uno. Y eran tantas opciones, con tan pocas cosas que me gustan que sencillamente no sabia que elegir.
Los hombres por lo general escogían electrónica, pero esas cosas no me llaman la atención.
Las mujeres en su mayoría optaban por Costura, taquigrafía o cocina. Y no quería parecer maricón.
También estaba fotografía, pero era muy costoso. Dibujo pero eso no se me da para nada. Mecánica, pero no quería andar manchado de aceite. Carpintería, pero no quería quedarme ciego con el aserrín. Música, pero no tenia talento. Administración, pero ni idea de que se viera ahí. Contaduría, pero después de ver como mi padre siempre llega amargado del despacho, no gracias.
Nada me llamaba la atención, nada me gustaba, a todo le encontraba un pero.
-Naru… Naruto…
-¡¿Qué? –grite exaltado, estaba tan entretenido en mi mente que no me di cuenta de cuando llegamos a la secundaria.
-ya llegamos hijo…-me informo lentamente, parecía pensar que era tonto o algo. Eso me dio a entender su tono.
-Ah…claro… -tome mi mochila y abrí la puerta para salir- Hasta la tarde papa…
-Hijo… ¿quieres que te acompañe?
-No gracias, no quiero que en el primer día me pongan el apodo de "el niño de papa" dattebayo… nos vemos en la tarde…
-Espérame en la esquina y no te desesperes… hasta luego, suerte…
-gracias papa…
Con la mochila en el hombro y esos nervios que volvían a nacer, camine a la entrada de la secundaria, donde me detuve para contemplar su magnitud.
La secundaria Wakamono no hi era una de las más grandes de Konoha, tenía muchas instalaciones por sus variados talleres y alumnado. No era difícil entrar si tenías buenas notas, o si tenías a algún conocido dentro que te ayudara. En ocasiones, dudando de mi mismo, pensé que mi padre tuvo que usar sus contactos para hacerme ingresar aquí. Pero yo tenia muy buenas notas, solo que el ultimo año saque dos 5 en exámenes, que aun que no contaron me dejaron con traumas.
La manera con la que me miro mi padre, realmente fue escalofriante, se miraba molesto y decepcionado, y el que no contaran no era una escusa para el. Llore como nunca ese día, y estaba dispuesto a tener notas impecables este año para no volver a repetir lo mismo. Aun que ya sabia que no importaba lo que hiciera, nunca seria suficiente. Si sacaba un 9 ellos querrían un 10 y si sacaba un 8 ¡santa madre! Que ni dios me salva del castigo.
Inhalé profundamente, y entré con el corazón en la mano, que empezaba a palpitar frenéticamente. Si, los nuevos ingresos siempre eran difíciles. Lo comprobé en las 2 escuelas primarias en las que ingrese, antes de quedarme en una, luego de que mi padre en segundo año me sacara del colegio. Y para colmo en el último lugar, la escuela publica, pase mis peores 3 años.
Seguro que si alguien me escuchara pensaría ¿Qué le paso ahí? Simplemente el rechazo de los niños, la humillación. Si no era por que mis notas eran casi perfectas, era por que me juntaba con gente que realmente me agradaba, si no era por mis ojos azules, era por las marquitas en mi cara. Realmente, me dejo un mal sabor de boca.
Esperaba con todo mi corazón, con toda la fuerza de mi alma que la secundaria fuera mejor.
-Alumnos, por favor fórmense en sus respectivos grupos… un maestro pasara a llevarlos a su salón.
La voz del micrófono me sorprendió, me regreso a la realidad, y me encontré entre un tumulto enorme de gente, a lo lejos pude ver un cartel con la letra "C" alzándose entre la multitud de niños con un palo. Y ahí me dirigí.
No conocía a nadie, por algo había escogido esta secundaria, pero al mismo tiempo me sentía inseguro. Por que miraba a algunos chicos charlando entre ellos, y es que seguramente se conocían, por que si no era fácil para mi hacer amigos ¿Por qué lo seria para el resto? Seguro todos se sentían igual que yo de nerviosos. Pero no podía pensar en los otros, estaba demasiado ocupado pensando en mi, en si haría amigos de verdad, si por fin tendría a ese confidente que tanto necesitaba.
Me dirigí al final de la fila. La gente empezaba a empujar ¿Qué no podían estarse tranquilos?
-¡Cuida por donde pisas! –me grito un chico, solo lo mire con cara de pocos amigos y seguí por mi camino, ¡el idiota ese era quien me había pisado a mi! Y ahora me dolía el pie. Tal vez estaba equivocado al pensar que no me encontraría a gente desagradable aquí.
Me ubique casi al final, y segundos después todo el lugar quedo en silencio.
-Muy bien chicos…-era un hombre joven el que hablaba por el micrófono, lo supe por la voz, pero no podía verlo para nada- Guarden silencio mientras nombro sus grupos…Grupo A…
-¿guardar silencio? ni que fuera un objeto- fue lo mas estupido que eh escuchado en mi vida, me arrepiento de haberme parado detrás de ese tipo tan raro, tenia un cortecito como de cabeza de coco y su cabello brillaba como si tuviera dotación ilimitada de gel para el cabello y usara uno por día.
-Hay Lee…no da risa, solo cállate… -me pareció un poco brusco pero lo olvide en el momento en que mire su cabellera rosa. ¿Era de verdad? O ¿Se pintara el cabello? Jamás me había tocado ver algo así. Al mismo tiempo eso me hizo sentir mal, por mas ridículo que suene, pero me molestaba que hubiera gente que se conociera, aun que era lo mas lógico. Pero me hacia pensar que yo de la primaria Salí sin ningún amigo.
-Grupo B…
Solo faltaba uno para llegar al salón, estaba ansioso, nervioso, y todo lo que termine con oso… bueno no todo. No recordaba la última vez que me puse así, la verdad ni en mis otros inicios me había sentido de esta forma.
-Grupo C…
Casi sentí mi corazón dar un vuelco de 360 grados. ¿Qué me pasaba?
Lentamente nuestro grupo se fue moviendo de la plaza cívica, adelante un hombre mayor nos guiaba hacia nuestro salón. El tercer salón de la planta de arriba del primer edificio seria nuestro "segundo hogar de ahora en adelante" según el maestro de Biología Morino Ibiki, un hombre de apariencia ruda, con los músculos marcados y una pañoleta negra atada a la cabeza. Lo que mas me impresiono de el fueron unas cicatrices que cruzaban por su rostro.
-Ibiki-sensei –levanto la mano un chico, de cabello blanco y ojos verdes- ¿Que onda con esas cicatrices?
Varios lo voltearon a ver como si estuviera loco al preguntarlo, menos el maestro que sonriente le pregunto su nombre- Soy Kimimaro Kaguya…
-Bien Kimimaro… me alegra que ayas preguntado, siempre en los inicios de curso espero por el valiente que me pregunte sobre mis cicatrices… este año te toco a ti ¡Felicidades! Bien… les contare…
El hombre se soltó más de la mitad de la clase hablando sobre su feroz batalla contra un gran oso pardo cuando era joven, todos escucharon con atención, sorprendiéndose de las hazañas. Era increíble como había luchado el solo contra un oso de más de 3 metros y había ganado, tirando a la bestia a un acantilado pero costándole un precio muy grande, su "belleza". Al final no hicimos nada, ni presentarnos, ni tomar clases, lo único que paso fue que el maestro tomo lista y luego salio del salón.
El silencio que siguió me tomo desprevenido, parecía que no todos conocían a gente en el salón. Pero no duro mucho, el maestro que seguía entro enseguida.
-Buenos días…Mi nombre es Aoba Yamashiro, ustedes me llamaran Yamashiro-sensei, no Aoba-sensei ni Ao-sensei… yo les daré la materia de literatura, y también seré su tutor por el resto del año… así que chicos, esta clase será de introducción, hagan un circulo con las sillas y procederemos a presentarnos…
Parecía tener entre treinta, y treinta y pocos años, no sabría decirlo. Usaba lentes oscuros de marco café y su cabello negro alborotado. Parecía estricto. Esperó pacientemente mientras acomodábamos los mesa-bancos alrededor del salón, y ya que estuvo todo listo, empezó a repartir papeles de colores mientras hablaba.
-Aquí escribirán sus nombres enteros, serán sus gafetes hasta que me aprenda sus nombres, les recomiendo llevarlos siempre que les den clases así será mas fácil para sus demás maestros… -termino de repartirlos y se paro en el centro- Ahora, empezaremos por presentarnos… los gafetes los haremos cuando terminemos… -paso al pizarrón y todos lo miramos, los que tenían esa pared atrás tuvieron que girarse por completo- Empezaremos por el nombre, luego la edad, luego la primaria de donde vienen… que es lo que hacen sus padres, si tienen hermanos, sus hobbys, lo que les gusta, lo que no y por ultimo el motivo de que escogieran esta secundaria…
Apuntó todo en el pizarrón con su orden. Trague saliva nervioso, la segunda cosa mas escalofriante del día, presentarme en publico, con todos mirando… y teniendo pánico escénico.
-Comencemos contigo –dijo apuntando al chico de la goma en el cabello, y… dios ahora que lo miro de frente tiene unas cejas monumentales- luego se presentara el de tu derecha y así hasta que terminemos el círculo…comienza…
-¡HAI! –casi me deja sordo- Mi nombre es Rock Lee, Tengo 12 años, vengo de la católica de Konoha, mi padre es maestro, no tengo madre, ni hermanos, me encanta hacer diversos ejercicios principalmente tenis y futbol, no me gustan las personas que juzgan sin conocer y el motivo de que aya escogido esta secundaria es por que tienen un equipo de futbol que juega en competencias en el estado.
Lo dijo tan rápido y animadamente que me sorprendió, incluso la parte donde dice que no tiene madre ni hermanos, no parecía afectarle.
-Ahora tu jovencita…
-hai…
Mira, la pelirosa. Tiene unos bonitos ojos verdes, y un cabello tan largo. Es bastante linda.
- Mi nombre es Haruno Sakura, tengo 13 años, vengo de La publica de Konoha, Mi padre es dueño de varias tiendas de electrónica, y mi madre secretaria, tengo muchos medios hermanos y hermanastros por que mis padres están divorciados… etto… Me gusta mirar la televisión, escuchar música, los deportes en especial el box y el futbol… no me gusta la escuela, y el motivo de que este aquí es por que tienen el taller de electrónica y me gustaría intentarlo…
-Le gustan las cosas de hombres…-murmuro un gordito.
Si lo pones así, suena un poco marimacha. Había una de esas en mi primaria, me golpeaba todo los días sin falta.
-Mi nombre es Higuchi Tayuya, tengo 13 años, vengo de la publica de Konoha…mi padre es maestro, mi madre es abogada, no tengo hermanos…me gusta tocar la flauta y no me gusta la mala música, y eh ingresado aquí por su departamento de música.
-Mi nombre es Kaguya Kimimaro, tengo 13 años, vengo de la publica de Konoha… mi padre es pediatra y mi madre ama de casa, soy hijo único… me gusta la química, la biología y todas esas cosas… no me gusta enfermarme, e ingrese aquí por voluntad de mis padres.
-Mi nombre es Uchiha Sasuke…-donde eh escuchado ese nombre- tengo 13 años, vengo de la primaria Espiral negro… mi padre pertenece a la Policía militar de Konoha, mi madre es ama de casa… No tengo hermanos, por lo tanto soy hijo único… me gusta jugar video juegos, mirar la televisión, escuchar música… pero no tengo ningún hobby… no me gustan muchas cosas… estoy aquí por que si…
-un amargadito...-escuche susurrar a alguien a mi lado, por desgracia el tipo escucho y pensó que yo había hablado, simplemente me miro mal y volteo la cara. Creo que me ah agregado a su lista de "cosas" que no le gustan. Ya empezamos mal.
-Mi nombre es Koga Kidomaru, tengo 12 años… vengo del Colegio Eien no hi (fuego eterno)
Mira, es de mi antiguo colegio. Me pregunto si lo conoceré, pero su rostro no se me hace conocido, seguramente no iba en mi salón. Esa coleta en la que se peina esta rara, es seguro que la recordaría. Aun que igual solo estuve primero y segundo de primaria.
Diablos, no escuche el resto tal vez me hubiera dado una pista, eh incluso me pase la presentación de ese gordito raro, creo que se llamaba Jiroubo… que mas da, tiene cara de malo, no me le acercaré.
-Mi nombre es Sasada Sakon, tengo 13 años, vengo de la católica de Konoha, tengo un hermano gemelo, mi madre es dueña de un hotel, no tengo padre… mi hobby es la música, se tocar la guitarra, me gustan y disgustan muchas cosas y estoy aquí por el departamento de música…
Hubo un silencio por un momento, mire a los lados para ver que sucedía. MIERDA, mi turno.
-Eh… eh… Mi nombre es U-uzumaki Na-naruto y me gusta el ramen dattebayo - ¿Por qué dije el apellido de mi madre?– T-tengo 11 años nací el 10 de octubre, me gusta el ramen... V-vengo de Fanburedo una escuela publica por mi casa, me gusta el ramen dattebayo, mi papa es contador publico, mi mama laboratorista química en el hospital de Konoha, me gusta el ramen, tengo un hermano llamado Kou de 4 años que es toda una molestia dattebayo, mi hobby es comer ramen, me gusta el ramen, las cosas nuevas, mirar la tele, jugar con mis primos, comer ramen, no me gusta mi hermano y las malas personas dattebayo y estoy aquí por que mi papa me dijo que era una buena escuela, el aquí estudio pero también por que a mi mama le queda cerca aun que mi papa me trajo hoy por que es el primer día en el kinder de Kou y…¿ya mencione que me gusta el ramen dattebayo?
-¡Tranquilo! –Hablo el maestro interrumpiéndome- No era necesario que nos contaras toda tu vida…
Dios, sentí como la sangre se venia a mi cara, seguro era un tomate en este momento. ¿Por qué a mí? Los chicos se reían disimuladamente, y el más descarado era el tal Uchiha, que me miraba con arrogancia desde su asiento. Maldito cabrón bastardo.
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