Hola queridos lectores :D Aquí Adrian9966 escribiendo una vez *léase con de comercial* En esta ocasión les traigo una historia bastante interesante y algo subida de tono ;)

Aclaro que no soy muy bueno escribiendo esta clase de relatos, pero sentí que ya era tiempo para escribir algo así xD Espero que les guste y la disfruten.

*Elsa y Anna no son hermanas en esta historia.

*Historia recomendada para un publico adulto, no necesariamente maduro.

*POV de ambos personajes.

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Capitulo 1: Un servicio especial

POV ELSA

No se cuanto tiempo llevo manejando, ni siquiera recuerdo a que hora decidí escarparme de esa estúpida fiesta. Espero que mis padres no se molesten, además, ello se lo buscaron. saben perfectamente que odio esa clase de reuniones que solo sirven para alardear y ganar enemigos. Es en estos momentos en los que desearía poder tener mi propio departamento, así no estaría dando vueltas sin sentido por la ciudad.

Por fin un semáforo en rojo, este es mi momento para pensar un poco las cosas, además de checar la hora en mi celular. El reloj marca apenas las 12:30 de la noche, aún es temprano. Necesito distraerme y rápido, podría regresar a casa y encerrarme en cuarto, tomar alguna botella de vino del mini bar de mi padre y esperar pacientemente mi sentencia. Aunque por otro lado, puedo buscar algún bar o algo por el estilo y meterme ahí, pasar el rato y de igual forma, esperar. El semáforo a cambiado, pero me niego avanzar, tengo que calmarme.

En ese momento cuando parece que el cielo a escuchado mis plegarias o quizás solo sea una extraña coincidencia. Justo frente a mi, se encuentra un bar que no luce bastante mal.

"Al diablo con todo esto", me digo a misma, mientras busco un lugar para estacionarme.

Apago el coche y me miro por un instante en el espejo retrovisor, tratando de acodarme algún que otro mechón rebelde de mi cabello. No se que clase de bar sea, se ve bastante agradable por fuera y por lo que alcanzo a escuchar, tienen música en vivo. Me sorprendo al ver que no hay ningún portero o un guardia en la entrada pidiendo identificaciones o algo así, solo hay un letrero que dice; "Si buscas un lugar para olvidar, este es el correcto". De nuevo pienso que todo esto es solo una extraña coincidencia.

Al entrar al establecimiento, me doy cuenta de que mis sospechas eran verdaderas. Un pequeño escenario donde hay una banda tocando lo que parece ser rock alternativo. El lugar luce un poco más grande de lo que pensaba, hay suficientes mesas y están esparcidas estratégicamente para ocupar cada rincón del bar. También hay una barra bastante grande cerca del escenario y es ahí hacía donde me dirijo. Mientras camino hacía la barra, puedo sentir la mirada de la mayoría de los hombres presentes y de alguna que otra chica que me miran con curiosidad y morbo, creo que fue una mala idea haberme puesto este vestido tan corto.

Por fin llego a mi destino, para mi buena suerte, soy la única persona sentada en la barra. Mientras espero a que el barman me atienda, me empiezo a percatar de algo curioso; solo hay mujeres atendiendo las mesas. No es como si eso no ocurriera en otros restaurantes o bares, pero casi siempre en esos lugares suelen vestir a las chicas de una manera más provocativa, sensual. Pero parece que esta no es la política de este lugar, eso en cierta forma me agrada.

—Hola hermosa, ¿qué te sirvo?— la voz del barman me hace volver a la realidad. En su pecho puedo leer el nombre de "Flynn Ryder" aunque dudo mucho que ese sea su verdadero nombre.

—¿Puedo ver la carta? Es mi primera vez aquí y quiero ver que es lo que ofrecen.

—Por supuesto que si, amor. Aquí tienes, me avisas cuando decidas que ordenar.

Le regalo una sonrisa bastante falsa, no estoy de humor como para que alguien venga y quiera ligarme.

No hay gran cosa que pueda pedir. Cerveza, vino, botana y algunos cocteles preparados pero nada fuera de lo común. Parece que mi noche transcurrirá entre la música rock de fondo y algunos mojitos. Pero antes de llamar al tan Flynn Rydar para que tome mi orden, me percato de algo raro. Al final de la carta, escrito en letras muy pequeñas, alcanzo a leer algo; "Servicio Especial". No hay precio ni nada por el estilo, solo dice eso.

"¿Qué rayos quiere decir esto?", me pregunto.

—¡Oye!— le grito al barman—. ¿Puedes decirme que significa esto— le pregunto señalado la parte baja de la carta.

Por un instante, él me mira con unos ojos de sorpresa, parece que no es normal que alguien pregunte por ese tal "Servicio Especial"

—Eso es solo para clientes frecuentes, amor. Para ordenarlo, necesitas pagar una buena cantidad de dinero.

No se si sea mi necedad por olvidarme de la fiesta o solo sea curiosidad, pero de verdad quiero saber de que se trata todo esto.

—El dinero no es problema, así que dime de que se trata— le reclamo.

—¿De verdad quieres saberlo?— le asiento con la cabeza y le lanzo la mirada más pesada que pueda darle—. Esta bien no tienes porque verme así, amor. El "Servicio Especial" consiste en que tú ordenas tu bebida, la que tú quieras, pero esta será preparada personalmente por alguna de nuestras hermosas camareras.

Es en ese instante en el que comprendo de que se trata todo esto. En qué clase de lugar vine a parar. Había escuchado de bares que se dedicaban a ese tipo de negocios pero… Normalmente tenía otra clase de aspecto.

—¿Solo me prepararan mi bebida?— le pregunto con sarcasmo descarado..

—No es lo que estás pensando, este lugar no es de esa clase.

—Entonces, ¿qué clase de lugar es?

—El lugar correcto para olvidar.

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De verdad que debo estar totalmente loca, no puedo creer que de verdad este haciendo esto. A pesar de que ese chico me aseguro de que solamente vendría alguien a prepararme mi bebida y ya, era más que obvio que algo más iba a pasar, aunque no estaba segura que exactamente.

Mi mente empieza a divagar como nunca antes, imaginando todos los posibles escenarios de lo que se aproximaba. Y tampoco era que el lugar ayudaba mucho para calmarme.

Cuando le pague al barman por el "servicio" una de las chicas me condujo a una parte del bar de la cual yo no me había percatado que existía, estaba atrás del escenario, lejos de la vista de todos. El lugar resulto ser una pequeña habitación en donde había, un mini bar, un enorme espejo, un sofá bastante acogedor y lo que parecía ser un equipo de sonido, todo estaba decorado de tal manera para que pareciera una versión miniatura del bar.

La chica me había dicho que en unos minutos llegaría mi camarera personal a prepararme mi bebida. Mientras tanto yo tenía que esperar sentada en ese sofá tratando de calmar mis nervios. De pronto, escucho como alguien abre la puerta, había llegado la hora.

Mis ojos se abren como platos al observar con detalle a la chica que acababa de entrar; una simpática pelirroja con dos trenzas en el cabello. Su rostro luce nervioso, similar al mío, aunque el de ella esta cubierto de pecas que le dan un aire infantil e inocente. Si lo pensaba bien, parecía yo era la que estaba apunto de ofrecer ese "servicio" ya que esa chica iba vestida de lo más casual del mundo.

—Lamento llegar tarde— de dice algo agitada—. Tenía que atender varias mesas.

—Descuida…— es todo lo que le puedo decir.

—Bien, primero que nada, permítame presentarme señorita; mi nombre es Anna y seré su camarera por el resto de la noche.

Apenas si puedo sonreírle de una manera que no haga ver como una tonta niña rica. Ella también luce nerviosa, pero vaya que si lo sabe ocular.

—Tengo entendido que pidió un mojito, en un momento tendré lista su bebida.

Y es justo en ese momento cuando todos mis temores se vuelven realidad. Con una tranquilidad escalofriante, observo como Anna empieza a quitarse la ropa lentamente. Todo avanza en cámara lenta, intento decir algo pero las palabras simplemente no salen, de verdad esa chica planea desnudarse ante mi.

—¿!Qué estás haciendo!?— me levanto de mi lugar para intentar detenerla.

—Descuida, no es lo que tu crees— me dice cuando su blusa ya hace en el suelo.

—¿Y qué se supone que crea que es todo esto?

—Escucha, no soy una prostituta ni nada por estilo, si eso es lo que piensas.

Anna empezó a contarme de que iba todo esto, con el detalle que aún seguía sin ponerse su blusa. El bar no era ningún prostíbulo o casa de citas, ni ninguna de esas cosas, pero ofrecían un servicio de desnudez a cambio de una paga extra para la mecerá que lo hiciera. Todo esto con el fin de hacer que el cliente que pague, tal y como dice el eslogan del bar, olvidarse de todo.

Esto no tenía mucho sentido para mi, aún y cuando Anna me dijo que no todas las chicas tenían permitido hacerlo, solo las que verdaderamente necesitaban del dinero eran las que lo hacían.

—Así tú lo haces por dinero— la cuestiono, tratando de alejar mi vista de sus senos.

—Créeme se lo que estás pensando y tampoco me agrada mucho que digamos el hacer esto, pero de verdad necesito el dinero.

—¿Por qué no le pides ayuda a tus padres?

—Me salí de mi casa a los diecisiete años, ahora tengo diecinueve y estudio la universidad. Pero la renta sube cada año y no puedo tener dos trabajos…

—Comprendo, no necesitas decirme más— Y en verdad no necesitaba—. Solo… Prepara mi bebida y acabemos con esto.

Ella me sonríe de una forma que no sabría explicar, entre alegre porque seguramente se llevaría algunos dólares extras y al mismo tiempo, resignada. Yo también estaría así si mi trabajo consistiera en desnudarme frente a una completa desconocida.

—Elsa… Me llamo Elsa por cierto— le confieso, en un intento vago por tratar de tranquilizarla. Ella solo me sonríe.

Una sensual música de jazz se empieza a escuchar de fondo, no se de donde proviene. Ahora soy yo la que intenta controlarse y no ponerse nerviosa. Anna empieza a prepararme mi coctel, moviendo su cuerpo al sensual ritmo de la música. Empiezo a sentir como mis mejillas suben de color, quiero alejar mi mirada del cuerpo de Anna, pero me es imposible. No me percato de en que momento Anna ya solo viste su ropa interior de encaje, es irresistiblemente imposible no verla.

—Aquí tienes tu bebida, Elsa— me entrega el vaso con una coquetería descarada. No puedo abrir la boca.

Por un instante intento seguirle el juego y me dejo llevar por mis más bajos instintos, quiero que esas prendas vuelen de una buena vez. Mi respiración aumenta drásticamente al ver por fin los senos de Anna la descubierto, ¡mierda! son simplemente perfectos. Le doy un buen trago a mi bebida, intentando parecer lo más indiferente posible, pero seguramente me veo como una tonta que intenta disimular su excitación.

Quiero ver más, necesitaba ver más. Anna se acerca peligrosamente hacía mi, noto que sus pezones ya se encuentran duros y quizás los míos también.

—Espero que disfrutes de tu bebida…

Es en ese momento cuando no puedo aguantar más y con un rápido movimiento, logro atrapar sus labios y la beso lo más apasionante posible. Por puro instinto, una de mis manos se mueve en dirección hacía sus pechos, acariciándolos suavemente, mientras que con la otra trato de no tirar mi bebida. Ella sigue sin decirme nada, acepta mis caricias y mis besos. Intento ir más haya y tratar de acariciar su parte más intima, pero ella logra detenerme…

—Esto no es parte del servicio— dice entre jadeos.

—Lo siento… Me dejé llevar.

—Eso parece— se separa de mi y toma sus prendas—. Como dije… Espero que disfrutes de tu bebida.

La miro salir de la pequeña habitación sin haberme dicho nada más. Ahora mi mayor temor es que ella no me vaya a delatar y decirle a su jefe que la acabo de mazonear. Le doy un ultimo trago a mi bebida, hago una mueca ante el sabor fuerte del alcohol, es tiempo de que yo también me vaya de este lugar. Pero justo antes de salir, me detengo un momento para saborear mis labios, la mezcla extraña pero deliciosa de mente y otro sabor peculiar… Su sabor.

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Como era de esperar, mi familia aún sigue metida en la fiesta, la casa esta completamente vacía. En cierta forma me alegro de que sea así, luego de mi loca experiencia en ese bar, lo ultimo que quiero es tener que enfrentarme al regaño de mi padre.

Llego por fin a mi habitación y empiezo a desvestir, notando que mi cuerpo aún sigue excitado por lo que paso en el bar. Me miro frente al espejo, preguntándome cuando había sido la ultima vez que alguien me había puesto así. Vaya que si había pasado bastante tiempo.

"¿Por qué ella? ¿Por qué actué de esa manera?" me pregunto mientras entro al baño para darme una buena ducha. "Rayos Elsa ni siquiera estabas ebria y tampoco te gustan las mujeres", me repito una y otra vez.

El agua caliente se siente también, cierro los ojos trato de recordar a esa pelirroja. Recordar lo sueva de su piel, su respiración agitada pero sobretodo, eso perfectos labios.

"Anna", es todo lo que se de ella. Que su nombre es Anna y trabaja de mesera en un bar de la ciudad.

Siento como de nuevo mis mejillas empiezan a subir de tono y dudo mucho que sea por el agua caliente. Mi manos empiezan a moverse por si solas, recorriendo mi cuerpo lentamente. Juego con mis senos de una manera que nunca lo habría hecho, ella es la culpable de todo. Mis jadeos cada vez se hacen más intensos, no puedo parar de tocarme, no puedo dejar de pensar en esa pelirroja.

Poco a poco, empiezo a perder el equilibrio, siento que mis piernas me fallan. Estaba teniendo un pequeño orgasmo, ¿cómo era posible? Yo no soy así. Termino de bañarme, cojo una toalla, me enredo en ella y me apresuro a salir del baño. Mi respiración aún esta agitada, quiero seguir sintiendo más, no quiero olvidarla. La excitación y el morbo superan a mi sentido común, no se si ella esta pensando en mi de la misma manera, la verdad ni siquiera se si le haya dado importancia a lo que paso. Pero de algo si estaba segura, al menos por esta noche, yo no iba a olvidarla tan fácilmente.