Solo en la oscuridad y seguridad de la noche, sabrás que tan lejos puedes llegar.

Disclaimer: Los personajes no me pertecen


Just At Night

Descargó el pesado libro junto con sus lentes en la mesa de noche antes de recostar la cabeza en la almohada y cubrirse con la sabana. Estaba bastante excitado luego de la novela erótica que había dejado a medias; sus ojos estaban cansados y lo único que quería era complacerse a si mismo antes de dormir. La imagen mental de Erika, la protagonista de la novela se le metía entre ceja y ceja entretanto deslizaba su mano por debajo del elástico de su ropa interior. Le gustaba ser suave consigo mismo, sin prisas, apuros o rudezas. Soltó un gran suspiro de placer cuando sus dedos alcanzaron la base de su miembro al tiempo que agarraba las sabanas con su mano libre. Erika, Erika, Erika, se repetía una y otra vez al imaginar a la chica complaciéndolo con sus manos, mientras que él se daba placer con una de las suyas.

Cuando hundió su cabeza en la almohada el sonido de la puerta llamó su atención y su erección perdió casi toda su rigidez.

- Doitsu! –gritó Feliciano corriendo hacia la cama con los brazos abiertos y llorando, Ludwig gruñó mentalmente al momento de retirar su mano de su zona erógena para poder levantarse y echar al italiano de la habitación.

- Italia, ¡lárgate! ¡Ahora! – gritó fuerte mientras se levantaba de la cama para sacarlo a empujones del cuarto, Feliciano lo esquivó y se aovilló en la cama mientras comenzaba a llorar mas fuerte

- no me hagas daño, Doitsu –rogó con la voz la temblorosa mientras se estremecía. El rubio no tuvo el corazón como para sacarlo del cuarto, sencillamente se compadecía del pobre italiano, fuese lo que fuera que le hubiese pasado; se tomo el puente de la nariz entre el dedo índice y pulgar y suspiró con fastidio.

-¿Qué te pasó? – preguntó con la voz hosca y falta de emoción

- pesadillas, pesadillas de guerra. – El muchacho abrazó su cuerpo – recuerdo cuando los aliados estaban contra nosotros, todos querían herirnos – hizo un puchero y Ludwig apretó los dientes. Siempre tiene pesadillas, pensó el alemán.. – ¿me puedo quedar aquí? Doitsu, siempre me protege de todo…Ve ~ -sonrió a pesar de que tenía el rostro bañado en lagrimas.

- si puedes. Que mas da –replicó bruscamente a lo que Feli se acomodó en su lado habitual de la cama – y no hagas ni un solo ruido, debo dormir para estar descansado para la junta del G8 mañana. – el rubio se echó las sabanas al acostarse.

- Si, Doitsu – luego de eso, el italiano se fue acercando mas a Ludwig rodeó el brazo del rubio con sus extremidades, Alemania hizo mala cara y trató de sacudirse al muchacho de encima– Tengo frio! – se excusó Italia, el otro hombre solo rodó los ojos.

- ¡duérmete ya! – exclamó Ludwig y Feliciano solo asintió al recostarse contra su hombro. Ludwig cerró los ojos, sintió como las manos que lo tocaban comenzaban a acariciar su brazo y luego su hombro, al tiempo que una sensación desconocida recorría su espina. - ¿Qué haces? – preguntó él extrañado

- Doitsu tiene una piel muy suave y muchos músculos –comentó en voz baja con cierta emoción, Ludwig solo dejó los labios entreabiertos sin saber que decir, sin embargo le agradaba la sensación que le causaban las manos de Italia a pesar de que no le gustaban las personas de su mismo sexo, o eso creía él. Italia estaba confundido, para ese momento, Alemania debía de haberle gritado incluso golpeado y sin embargo estaba en silencio, quieto, casi pensativo. Decidió aventurarse un poco mas y le acarició el pecho y los abdominales, estaba tan exquisitamente tonificado casi como moldeado por manos expertas; Feliciano se deleitó al tocarlo y Ludwig experimentó repetidamente la sensación de escalofríos y a la vez algo calor en su abdomen bajo.

- Italia…- murmuró el alemán con nerviosismo al intentar retirar las manos del muchacho de su cuerpo, él no las retiró pero las dejó apoyadas en el pecho de Ludwig.

- Doitsu, ¿no me quiere? – Hizo un gesto lastimero – ¿a Doitsu no le gustan…los hombres? – el tono inocente de sus preguntas rayaba en lo infantil, sin embargo la pregunta era muy seria, tan seria que hizo que Alemania cuestionara su propia sexualidad.

- No – respondió con falsa seguridad luego de unos cuantos minutos de cavilar su respuesta –en realidad no lo sé. – se frotó la cara con ambas manos totalmente confundido. ¿Qué le estaba pasando?

- No tiene nada de malo, Ve ~… - respondió el otro – a mí me gustan las mujeres y los hombres – sonrió en la oscuridad – las mujeres son lo mejor del mundo y los hombres son muy guapos. – Ludwig se quedó algo pensativo, era un criterio muy superficial para decir que le gustaban ambos sexos, él se suponía era virgen o eso le había dicho la primera vez que se lo encontró en el bosque en esa caja de tomates.

- pero… nunca has estado con nadie o eso creo – el rubio definitivamente se sentía incomodo con la charla. – ¿como...como…sabes que…? – las manos del italiano casi que le quemaban en la piel por encima de la camisa que usaba para dormir.

- simplemente lo sé y lo siento, no importa si no he estado con alguien – sonrió y abrazó a Ludwig – en especial lo siento contigo, Doitsu. – a Alemania se le subieron todos los colores al rostro y se quedó totalmente mudo e inmóvil. – Te quiero mucho, Ludwig – era raro que lo llamara por su nombre, pero eso era lo de menos. "te quiero...", eso se repetía 1000 mil veces en la cabeza de Alemania, no era consciente realmente del momento en sí. ¿Porque Italia lo querría si él le gritaba, de vez en cuando lo golpeaba y lo presionaba tanto en el campo de entrenamiento? - ¿puedo besarte?

- ¿Qué? – eso sacó de onda a Ludwig pero para cuando pudo reaccionar los labios de Italia ya estaban sobre los suyos. Suaves, delicados, delgados. Sentía el sonrojo intenso en su cara, cosquillas en sus labios y abdomen. El italiano se separó de él y lo miró esperando cualquier reacción, pero los labios entreabiertos del rubio, el deseo profundo marcado en sus ojos azules que se vislumbran tenuemente gracias a la luz de las lámparas de la calle, le indicaron que podía continuar demostrándole su afecto; lo volvió a besar, pero esta vez con más seguridad, con más confianza. Alemania no pudo resistirse más a lo que realmente sentía, a sus impulsos, pasó uno de sus brazos por la espalda de Italia acercándolo más a él, Italia deslizó su lengua entre los labios semiabiertos de Ludwig y la electricidad entre ambos cuerpos creció inevitablemente.

Ludwig no era del tipo de persona que le gustara sentirse dominado, que era justamente lo que sentía en ese momento; luchaba por ganar el control en el beso, ser dueño del momento a pesar de que no tenía la mas mínima idea de lo que estaba haciendo. Tomó a Italia por la cintura y lo obligó a recostarse sobre la cama, apoyó sus manos a cada lado del italiano y comenzó a besarlo de nuevo. ¿Qué estoy haciendo?, se preguntó Ludwig a sí mismo sin embargo comenzó a besar el cuello de Italia.

El chico que yacía bajo su cuerpo había compartido demasiado con él; habían estado en dos guerras, Alemania lo había rescatado incontables veces de sus enemigos, habían estado en tantos entrenamientos y reuniones juntos, compartían la casa constantemente y hasta la cama, los desayunos, las tardes de ocio, las cenas en silencio, las navidades y las fechas especiales. Eran inseparables, eran amigos y por más que Ludwig odiara a Feliciano algunas veces, él se preocupaba por el italiano, era su mejor amigo. Confiaban el uno en el otro. No había nada que temer si estaban juntos. Nadie se enteraría, solo estaban ellos dos.

- mmm…- gimió Italia al momento de comenzar a removerle la camisa a Ludwig hasta estar ambos en igualdad de condiciones, solo en ropa interior. Feliciano acariciaba todos los músculos de Alemania con adoración mientras el otro hombre le besaba principalmente en el cuello y en los labios – jamás pensé que…esto pudiera ser posible, tenerte conmigo de esta forma...nyaaa – chilló un poco cuando Alemania mordió suavemente la base de su cuello asegurándole que ahora lo tenía.

Las manos del alemán recorrían de arriba abajo el torso de Feliciano, explorando, reconociendo las texturas, aventurándose en la nueva experiencia. Siempre había sido curioso pero nunca creyó que su curiosidad llegaría tan lejos. Posó sus labios en el pecho del italiano para besar, mordisquear, lamer la piel de su torso, ver sus reacciones, sentir el sonrojo de la piel bajo su toque. Cuando su boca llegó al área donde comenzaba la línea de la ropa interior de Feliciano, se paralizó. Miró a Italia a los ojos y éste le sonrió, acunó la sonrojada mejilla de Alemania y asintió, tenía su total permiso para hacer lo que quisiera con él.

Le quitó la ropa interior con algo de vergüenza, no se atrevía a mirar el miembro semi erecto de Italia, se dedicó a mirar su cuerpo delgado y algo atlético mientras comenzaba tocar el falo de Feliciano con timidez. El solo hecho de ver las muecas de placer de Italia le aceleraba el corazón, lo excitaba y le animaba a ser menos tímido al tocarlo además de que cierta curiosidad se apoderaba de él, quería mirarlo. Y lo hizo, claro que se sonrojo pero su deseo de querer experimentar le llevo al siguiente paso en aquella noche de descubrimiento.

Sus labios tuvieron contacto con el miembro de Italia luego su lengua; fue un acto deliberado. Escuchó al muchacho gemir y lamió ciertas áreas con más ímpetu. El gusto era similar al exótico sabor de una mujer excitada, podía lidiar con eso, ahora debía imitar lo que había visto en sus películas eróticas y había leído cientos veces, iba a practicarle sexo oral a su compañero de cama. Simplemente se dejó llevar al tomar el miembro en su boca; arriba abajo, arriba abajo, realizando cada movimiento a conciencia mientras oía a Italia gemir agudamente y aquellos dedos se entrelazaban con rudeza en su cabello rubio y despeinado.

- Ludwig, Ludwig…- gritó – ¡no lo soporto más, aahhh! – tiró con fuerza del cabello de Alemania cuando su clímax lo alcanzó y lo llevó a los nubes, derramando su semilla en la boca de su amante alemán. El rubio sintió algo de asco al principio y tosió al ahogarse con el liquido blanco pero no quería hacer que Italia se sintiese mal de alguna forma y lo tragó sin decir palabra – lo siento, Doitsu – murmuró el muchacho sintiéndose cohibido, Ludwig solo le acarició el vientre y le sonrió suavemente acostándose a su lado al notar su propia erección.

- No importa –comentó llanamente al tiempo que Italia se acomodaba en su pecho y miraba fijamente hacia el sur, hacia su miembro. Le acarició el cabello a Italia, recapitulando lo que había hecho esa noche. La pequeña mano de Italia se deslizó hasta la definida línea donde la ropa y la piel se delimitaban.

-¿puedo...complacerte? – Preguntó el italiano mirando a Ludwig a los ojos – quiero intentar, Ve ~ – Ludwig no tenía palabras, simplemente asintió en silencio antes de que Feliciano lo despojara parcialmente de su ropa interior. Sus dedos revolotearon desde el extremo hasta la base, conociendo cada centímetro. Alemania tiró su cabeza hacia atrás de puro placer. – Grande – susurró Italia para luego soltar unas risitas despreocupadas y besar a su amante en los labios. – No te imaginas de cuantas formas y cuantas veces imaginé esto –dijo al comenzar a utilizar toda su mano en su pequeña labor – Me daba mucho miedo decirte que te quería, aunque Japón ya lo sabía –eso hizo que Ludwig se desconcentrara un momento y se quedara mirando fijo a Italia – pero a él no le importa que te quiera – Italia sonrió y apretó el falo de Alemania con delicadeza haciéndolo gemir audiblemente. Las caricias continuaron por unos cuantos minutos hasta que Ludwig llegó a su límite; jadeando fuertemente, invadido por las nuevas sensaciones que se tomaban su mente y su cuerpo, liberó su esencia en la mano de Italia.

- yo lo limpio – Alemania tomó su camisa que estaba un lado pero Feliciano lo detuvo

- yo lo hago, Ve ~ - Italia lamió su mano y sus dedos con lentitud, parecía disfrutar el sabor y Ludwig casi podía sentir como su miembro recuperaba su rigidez. – Ha sido una noche muy bonita, Doitsu – él se recostó en el pecho del rubio halando las sabanas cubrirlos a ambos –Gracias. - Fue lo último que dijo antes de besar a Ludwig, quien casi pudo sentir su propio sabor en el beso; Italia se quedó dormido en cosa de instantes. Mañana será otro día, pensó Alemania antes de intentar conciliar el sueño.


bueno, ahora hablo yo..soy nueva nuevisima en el asunto del yaoi, aunque no en los fanfics ni el lemmon,Por tal no sé que tan bien manejé este cap y me gustaria oir opiniones *comiendose las uñas* Aunque creo que es un buen comienzo para GerIta. Prometo algunos caps mas ;) Review, please please. o me muero xD

saludotess :D