El silencio.

Por: Ariadna.

Tic…

El reloj suena.

Tac…

Lo ignora, trata de ignorarlo…

Tic…

¿Qué pasa?

Tac…

Jamás antes el sonido lo había molestado…

Tic…

¿Por qué ahora?

Tac…

Dejó caer su mano sobre el aparato…

No volvió a sonar.

Pero ya no podía dormir…

¡Maldita sea!

Se revolvió en su cama.

Ahora demasiado silencio…

No, no tenía sueño.

Se levantó, de mala gana.

Fue a la cocina y rebuscó en el refrigerador.

Una cerveza le ayudaría…

Ah…

Estaba helada, refrescante.

Demasiado silencio…

Había sonidos específicos que no soportaba, pero los prefería al silencio.

¿Qué estaba pasando?

Las calles no acostumbraban ser tan calladas…

¡Pero no había sonido alguno!

Recorrió con la vista la habitación…

Nada fuera de lugar…

¿Qué era esa sensación entonces?

Algo faltaba…

Sintió un escalofrío…

Terminó su cerveza y salió rápidamente.

Pasó por el living…

Tal vez, un poco de música…

Prendió la radio.

Se sentó sobre el sillón.

No sentía la música pasar por sus oídos, aún sabiendo que estaba encendida…

El silencio…

El silencio era mayor…

¿Por qué?

Apagó la radio.

Siguió sentado en el sillón.

Algo estaba mal…

Siguió mirando a su alrededor…

Notó una anormalidad.

Había un portafotos roto, sobre la alfombra…

¿Y eso cómo se cayó?

Se puso de pie y lo recogió.

Tenía una mancha roja irreconocible en uno de los bordes.

Observó la imagen…

Un nuevo escalofrío lo invadió.

Él y ella…

Estaban sonriendo…

Pero la foto estaba rota.

¿Por qué la foto estaba rota si sonreían?

¿Por qué sonreían si la foto estaba rota?

Dejó el portafotos en su lugar, y volvió a la cocina.

Ya sabía porqué el lugar no encajaba, lo que faltaba.

Un cuchillo.

El cuchillo que siempre usaba para cortar pescados.

¿Por qué?

Se pasó la mano por el cabello…

Le dolió.

¿uh?

Se tocó con más cuidado la cabeza.

Tenía un golpe.

Vio su mano.

Sangre.

¿Alguien lo había golpeado?

¿Cuándo?

¿Por qué?

Trató de recordar…

¿Qué había pasado?

Una discusión.

Taichi había venido.

Sí…

Miyako no quería verlo…

Él le pidió que se fuera…

Taichi no quiso…

Él no entendió.

Insistió.

Ningún resultado.

Gritos.

Miyako lloraba.

Taichi también lloraba.

Más gritos.

Nada de silencio.

Gritos, gritos.

Taichi la tomó del brazo.

La empujó contra el mueble donde estaba el portafotos.

Cayó al suelo.

Ella estaba asustada.

Él se interpuso.

Tomó a Taichi por los hombros y lo lanzó al sillón.

Le dijo a ella que se fuera, se escondiera.

Taichi aún en el sillón.

Comenzó a reírse….

Dijo que él no sabía.

Que no sabía nada…

Insultó a Miyako, la trató de mentirosa.

Aprovechada.

Puta.

Suelta.

Él se enojó.

Era su mujer, Taichi no podía tratarla así.

Pero siguió.

Él trató de detenerlo a golpes.

Pero Taichi siguió.

No te quiere, idiota, te engañó todo este tiempo…

No le creyó.

Miyako lo quería.

Y Taichi estaba actuando como loco.

Eres un pobre diablo…

¿Sabes cuantas veces nos acostamos? ¿Cuántas veces lo hicimos en tu propia cama? ¿Cuántas veces inventó una excusa para ir a verme?

Lanzó otro golpe.

Taichi lo esquivó.

Y golpeó de vuelta.

Lo arrojó al suelo.

Un golpe tras otro…

Un grito tras otro…

¿Quieres saber lo que me hizo la asquerosa de tu mujer todas esas noches aquí, conmigo, cuando tú estabas lejos? ¿Quieres saber?

Taichi estaba sobre él.

Tomó el portafotos caído.

Rió.

Él trató de moverse.

No quería escuchar la risa.

No quería seguir oyendo…

Un nuevo grito.

Era Miyako de vuelta.

No había escapado.

Déjalo Taichi, por favor, ¡él no tiene la culpa!

Taichi la miró, y luego volvió a él.

Seguía riendo…

Pero tenía… lágrimas…

¿Qué…? ¿Por qué?

Volvió a mirar la fotografía.

Tu mujer quiso volver a ti, ¿sabes? Se arrepintió, y quiso volver a ti…

Me dejó por ti…

Miyako gritó otra vez.

Taichi lo golpeó con el borde del portafotos.

Y el silencio llegó.

No…

Volvió corriendo al living.

Retomó la imagen rota.

La mancha roja…

Sangre…

Estaba aturdido.

Fue a su cuarto.

Ella no estaba ahí.

No se había dado cuenta que estuvo sobre la cama, no debajo las sábanas.

No estuvo simplemente durmiendo.

Entonces…

¿Dónde estaba Miyako?

Trató de llamarla por su nombre.

Pero… la voz no salía...

La angustia se había apoderado de su boca…

Miyako…

Se detuvo.

El baño.

No podía ser…

La puerta entreabierta…

Tragó saliva…

Empujó la entrada…

Encendió la luz.

Ella…

Miyako…

No…

Estaba en el suelo, cubierta de sangre…

Quijada sobresalida.

El cuchillo de cocina enterrado en el pecho.

Los brazos llenos de cicatrices.

Las uñas quebradas…

Sus ojos bañados en lágrimas…

NO…

Quedó petrificado.

No supo que hacer.

Qué hacer…

No escuchó el ruido de los golpes en la entrada…

No escuchó cuando echaron abajo la puerta…

No escuchó las palabras de los hombres que lo rodeaban…

Señor Ishida Yamato, un amigo suyo llamó dando aviso de situaciones irregulares en su casa. Los vecinos dijeron que escucharon gritos y nos vimos forzados a entrar. Lo sentimos pero tendrá que acompañarnos. Es el primer sospechoso en el asesinato de Ishida Miyako…

Él no escuchó nada.

Nada importaba.

El silencio lo invadió por completo.

Owari.

Notas: Vaya, hace tiempo que no escribía algo tan… feo.

Quería escribir algo de misterio pero terminó siendo asesinato, uy…

Pobre Miyako… ¿por qué ella y no Sora? porque todos saben que prefiero variar un poco y no había usado antes ni Yamakayo ni Taiyako, así que terminé usando ambos en un triángulo amoroso de lo más… truculento…

Primera vez que mato a alguien de manera tan fea… um… mientras no lo haga seguido…

Ya saben, ni Yama, ni Tai, ni Miya son míos, que los de la Toei no se atreverían a hacerle tanto mal a sus personajes como yo (y otros que conozco, eh? ¬¬).

Espero sus comentarios!! ^___^