Prologo
-Isabella, lo vas ha hacer. Eso o informas la dura vida del parado en Los Ángeles-.
-Mike estudie para algo mas que informas de que famoso cantante esta saliendo con una famosa deportista, o como el adolescente de moda se corta el pelo. ¡Soy periodista! Y una seria-.
-Ya cariño, pero saliste hace un año de la universidad y eres la nueva aquí, y la única bacante corresponde a sociedad. Cuando el de economía o política se retire, serás la primera en saberlo, pensare seriamente en tu ascenso y mi salud mental te lo agradecerá. Eres buena, pero eres joven y sin experiencia-.
-Por favor Mike…-.
-No hay más que hablar. Mañana a las 11 en el hotel Milton. No faltes-.
Y una vez más me dejo con la palabra en la boca. Salí del despacho contando hasta diez para no dar un portazo que hiciese que el edificio se viniese abajo y Mike tuviese un motivo más para despedirme. La gente decía que con 23 años estas en la flor de la vida, una época dedicada solo a disfrutar de esas cosas que cuando tengamos una edad no nos podremos plantear vivir. Pues bien, a mis 23 años no era precisamente un precioso camino de rosas por el cual disfrutaba andando. Quizá si tenia rosas, pero a estas no les habían quitado las espinas.
Se puede decir que he tenido ciertas dificultades en mi vida, pero en un computo completo soy feliz. Soy natural de Los Ángeles, la ciudad de los sueños, aunque me gustaría saber quien dijo esa frase para mostrar que solo el y cuatro personas mas fueron los afortunados. Me crié sin madre ya que esta murió en mi parto, por lo cual no puedo decir que la tristeza me invadiera de vez en cuando porque no la conocí. En cambio si que puedo decir que la echo de menos, mi padre, jefe de una de las comisarías de policía de LA se tuvo que encargar con apenas 20 años de un bebe sin la ayuda de su mujer. Tuvo la ayuda de su madre, mi abuela Marie, lo que hizo todo mucho mas sencillo, pero cuando yo tenia 9 años ella también nos dejo y desde entonces mi padre y yo hemos sido nuestra mutua compañía.
Recuerdo a la perfección donde todo en mi vida se volvió un poco mas complicado todavía. Tenía 15 años y estaba en el colegio cuando un profesor entro corriendo a clase reclamándome con urgencia. Me paso el teléfono donde un doctor me dio la noticia más impactante de mi vida: mi padre estaba en el hospital. Recuerdo llegar allí a lágrima viva mientras un doctor y una psicóloga me acompañaban a una sala para explicarme la situación. La comisaría había recibido un aviso de atraco y a falta de efectivos mi padre tuvo que ir a cubrir la situación. Un loco armado, al verse acorralado empezó a disparar sin miramientos mientras una bala impactaba en la parte baja de la espalda de mi padre mientras se dirigía a la multitud diciendo que se alejasen de allí. ¿El resultado? Mi padre quedo invalido. El cuerpo se porto de maravilla con dejándole volver a su antiguo cargo, pero solo podía manejar papeles, la acción y la aventura que era lo que movía a mi padre en su trabajo desapareció de manera inevitable. Y yo me encontraba a la temprana edad de 15 años con un padre en silla de ruedas y con la adolescencia en curso.
Estudia la carrera de periodismo en la universidad, mi gran pasión desde que de pequeñita veía aquella gente en el telediario en medio de un gran caos o de una gran alegría. Y ya cuando era mas tarde teniendo conciencia de que algunas de esas retransmisiones harían historia, y yo quería ser así, pero de una manera escrita. Que mi historia se quedase grabada con tinta en un papel para siempre.
Me licencia siendo la primera de mi promoción, por eso después e unas vacaciones con mis compañeros de carrera, encontré un trabajo de manera rápida. ¿El mejor? Bueno por lo menos era lo mejor que me ofrecían. Mi jefe, el queridísimo y amado jefe de Los Ángeles News me ofreció la columna de sociedad mientras por mis propios meritos iba escalando. ¿Realidad? Un año después seguía cubriendo ruedas de prensa y estrenos de gente sin una neurona en su cerebro y cuentas bancarias se superaban la mayor cifra que yo fuese capaz de leer.
Y como siempre mañana no seria una excepción. Llevaban anunciando esa película, desde por lo menos 2 meses atrás. "No recuerdo olvidarte" era el titulo. Y tenia pinta de ser el bombazo del año, o por lo menos eso anunciaba el reparto de actores protagonistas. La chica del momento Tanya Denaly como protagonista, y Edward Cullen, el chico del momento y del futuro como actor principal. No necesitaba ni ver cinco minutos de la película para saber como empezaba y como terminaba. Romance trágico con final feliz. Apostaría mi sueldo en eso. Y mañana el director de la película, con sus protagonistas principales y coprotagonistas darían una rueda de prensa. Cabía mencionar que todo aquello iba sazonado con un rumor de romance sobre los protagonistas. Un año después de entra a esa columna me aportaba también el suelo a que aquello era pura publicidad, si se hablaba de la pareja se hablaba de la película. No había más. Así que mañana a las 11 debía estar en el hotel para ver el pase de la película y después de una rueda de prensa, entrevistas individualizas. ¿Qué significaba aquello? Que mi mañana estaría entre ver una peli barata, reporteras muriéndose y suspirando por lo guapo que era Edward, reporteros hablando entre si sobre lo que le harían a Tanya, soportar la prepotencia y falsedad de unos cuantos actores y disfrutar de los canapés que repartirían, si es que o hacían, ya que mi comida, oficialmente, quedaba anulada.
Me senté en mi silla resoplando y pensando en que mañana seria un día aburrido y duro, uno mas que añadir a mi lista.
-¿Y que te toca esta ve Bella?- me pregunto Alice dejando de un lado su articulo y mirándome.
Alice Brandon, esa es mi mejor amiga. Nos conocimos en la universidad, mientras yo soñaba con ser una periodista y ella con la moda. Para ella tampoco ha estado fácil la cosa, por lo que hasta que encuentre alguien que financie su sueño, se dedica a escribir la columna de moda. Algo que por lo menos a ella si le emociona lo mas mínimo.
-Rueda de prensa para la nueva peli de la pareja de moda-.
-¡¿Qué? ¿Y por que tienes esa cara? ¡Vas a conocer a Edward Cullen!-. Esa era la reacción que Edward Cullen solía causar a las mujeres normalmente solamente con pronunciar su nombre. Admitía que tenia su encanto, bastante encanto a decir verdad, ojos verdes, cabello cobrizo inteligentemente desordenado, un look descuidado estudiado al milímetro menos cuando tenia actos que se arreglaba hasta dejar sin aliento al sector femenino del local, alto, guapo, rico, todo con lo que una mujer soñaba. Lo que pasa que mis sueños iban mas allá, y para mi el hombre perfecto también tenia que ser inteligente, listo, divertido, humilde y fiel, y el señor Cullen parecía no poseer ninguna de las ultimas virtudes, por lo cual para mi se convertía en un tipo asquerosamente guapo y sin cerebro que me arruinaba la vida por hacer películas famosas que yo tenia que cubrir.
-Sabes lo que pienso de el Alice. Y sabes que no me emociona lo mas mínimo el conocer a ese tipo de gente-.
-Mira que eres rara Bella. Me da igual, esta tarde paso por tu casa y tu ayudo a elegir el look para mañana. Vas a estar impresionante-.
-Olvídalo Alice. No quiero estar espectacular ni nada por el estilo. Aquello no es una fiesta donde voy a ir a buscar pareja, es una presentación donde las miradas van a estar clavadas en los dos protagonistas. De verdad Alice, te dejo jugar a Barbie Bella otro día, hoy no-.
-Eso quiere decir que un día de estos vamos a salir a divertirnos y no te opondrás. Resiento que estoy yo mas emocionada de que conozcas a Edward que tu-.
-Estas en lo cierto. Voy a ponerme a investigar y ha hacer las preguntas para los actores. ¿Alguna idea?-.
-Puedes preguntarle de mi parte que si estaría interesado en salir con morenas de 1,60 que se muere por hacerle lo que no esta escrito-.
-¿Alguna que me sira de ayuda?-.
-Nada entonces-.
-Gracias por la aportación Alice- dije encendiendo mi ordenador y empezando por la entrevista. Cogi la hoja que me entrego Mike para mirar las características que tenían que tener las preguntas. Leer aquello era como pensar "¿Por qué mejor no me das tu las preguntas y acabamos antes?" No preguntas personales, solo relacionadas con el trabajo; la entrevista se centrara en la película y no en las pasadas… y así una lista donde estaba casi prohibido preguntar cual era su color favorito.
Aquella tarde solo tenia un pensamiento que deseaba con todas mis fuerzas: llegar a casa. Quería tener un poco de tranquilidad en aquel día cargado de devastadoras noticias. Subí a mi casa en ascensor, ya que ni mi mente ni mi cuerpo me permitían subir los 10 pisos de escaleras, cosa que normalmente hacia, que era el único momento del día donde podía permitirme hacer un poco de ejercicio.
-Buenas tardes papa- dije dándole un beso y entregándole su café de por las tardes.
-Buenas tardes hija. ¿Qué tal el día?-.
-Ummm podría haber estado mejor. Si, mucho mejor la verdad- dije tirando los zapatos de tacón que a estas horas parecían 4 tallas mas pequeños para mis pies.
–Mañana tengo un día duro, eso es todo. Cenamos y me acuesto-. Apenas tenia ganas ni de cocinar, que era una las aficiones a las que me dedicaba a mi tiempo libre. Tuve que aprender a cocinar a la fuera, sin una madre mi abuela me enseño desde pequeñita los secretos gastronomitos, y según dicen la practica hace la perfección, por lo cual mis comidas estaba realmente buenas, sin ningún tipo de ganas de ser presumida.
Termine de fregar los platos, y después de desear a mi padre buenas noches me metí en la cama poniendo el despertador para mañana a las 8, quería llegar a tiempo mañana. El sueño me vino nada mas mi cabeza toco la almohada y mi ultimo pensamiento estuvo dirigido al causante de mi mal humor en el día de hoy, ese con el que mañana tendría que ser una buena periodista si no quería ser vetada en resto de mi vida.
