Perdóname, pero me tengo que ir, esto no pudo pasar.
Eran las únicas palabras que aquel papel contenía. Solo eso, no más. Huyó como un cobarde, me dejo. Corrió por aquel bosque para no enfrentar la realidad. Demasiado tarde se dio cuenta del error, si tan solo hubiera sido antes. ¿A quién quería engañar? Ahora, antes, después, el resultado hubiera sido el mismo, el huyendo y su corazón destruido, sintiendo un dolor similar a mil dagas clavadas en él. Si, como una traición. Una lágrima bajo por su mejilla, pero rápidamente fue secada por su blanca mano.
-Cobarde –fue lo único que salió de sus labios.
Mientras, unos ojos la observaban desde la puerta de su habitación. Un suspiro hizo que notará a la persona que no había notado hasta el momento.
-Ni lo digas – fueron sus palabras, cuando vio que aquella abría su boca para decir algo
-No iba a decir nada de todos modos –contestó. De única respuesta recibió un "si claro" escrito en su mirada– Ok, puede que si fuera a decir algo. Pero es que no puedo verte así. Juro que lo voy a descuartizar cuando lo encuentre
-Dudo mucho que permanezca en Forks, a estas alturas ya debió haber atravesado medio continente, el muy cobarde. Si tan solo… -unos brazos la rodearon, intentando consolarla en vano.
-Sabes que de nada te sirven los "y si…", mi hermano es un idiota, pero en cuanto logré encontrarlo se va a arrepentir
-No, no quiero que hagas nada. Sé que tarde o temprano su conciencia lo atormentará hasta el último rincón de este mundo y por sobre todo, va a cargar con ello por el resto de la eternidad.
Alice la miro de la manera más tierna que pudo. Sabía el por qué de su huída, pero no compartía su decisión, ella sabía que era un gran error, y él también lo sabía. Desde el principio supo que haría una cosa tan idiota como esta, por eso aquel día lo enfrentó para advertirle que no cometiera ninguna locura. No podía decirle más que eso, se supone que no debía ni decirle aquello. Pero el muy idiota lo entendió mal, mejor dicho, entendió lo que quiso. Pero ya era tarde, sus destinos estaban marcados por sus decisiones. Ella tomo la suya, se entrego completa, él huyó creyendo que se había equivocado. Supongo que pensó que esa era su locura, tono estúpido hermano mío. La locura era su remordimiento, era su huída. ¿Qué acaso no había aprendido a leer entre líneas?
Una mano se poso en su hombro. Al girar la mirada para ver de quien se trataba se encontró con su padre y con aquella mirada que le decía que ya nada podría hacer. Lo hecho, hecho está y no hay solución. Bella tendría que unirse a la familia ahora que era una de ellos. Ahora tendría que lidiar con aquellos sin él.
Tonto y estúpido hermano mío
