El dedo índice de Kim tocó el entrecejo arrugado de Alix.
—Podrías quitar esa expresión de amargada, enana—expresó— Si sigues viéndote así, nadie va a querer salir contigo.
—Me importa, mierda —contestó bruscamente—¿Es que no quieres competir nunca más conmigo?
De nuevo, Kim la había rechazado ¿Razón? Su novia Ondine; una cita con ella.
—Tengo una vida ocupada —haciéndose el importante.
—Con Ondine —añadió con molestia.
—¡Sí! —Su felicidad era asquerosa para la chica— ¡Conseguí una fabulosa novia! ¡Ya deberías apurarte a conseguir novio, los chicos geniales dejan de estar disponibles, como yo!
La joven comenzó a apretar fuertemente los puños a un costado. Sus labios fruncidos.
—¿Por qué esa cara? —¡Lo odiaba! Odiaba lo cabeza hueca que es— ¿La envidia te carcome? —Como antiguos rivales en competencias... —¿Antiguos? ¿Eso significaba que no iba competir más con ella? ¿La abandonaba por su novia?—¡Deberías estar feliz por mí!
— Ja,ja,ja —rió sin humor— ¿Quieres que este feliz por ti?
Cuando hizo esa pregunta, se puso en puntitas de pie y tomándolo de su ropa, lo beso en una acción furtiva y demasiado sorpresiva para el deportista que estaba impactado, sus ojos bien abiertos.
—¿Cómo podría estar feliz por ti? —cuestionó Alix cuando dejo de unir sus labios con los de Kim.
—T-tu...
—¡Me gustas, imbécil! —Espetó— ¿Cuánto vas a seguir siendo un idiota, estúpido? —Apuntándolo con el dedo—¡Eres un completo cabeza hueca!
Para luego, salir corriendo, pero Kim jamás pudo alcanzarla; como en las carreras, Alix era más rápida, pero como en las carreras ella no había ganado.
...
Ella ya sabía lo que iba a decir Kim. Lo sabía, no por nada iba alardeando de su novia Ondine para luego decir que todo este tiempo estaba enamorado de ella.
No iba a pasar eso, pero saberlo. Saber que la iba a rechazar que iba a usar palabras indulgentes -probablemente- con ella. La llenaban de asco, para nada quería oírlo de sus labios. Esos que se había atrevido a besar en un arrebato de furia y que ahora se arrepentía, como sobre todo confesarle sus sentimientos por si no le había quedado claro con ese beso.
¡¿Cómo podía ser tan idiota?! ¡Kim él era el idiota! ¡No ella! Solo había sido lenta en darse cuenta de lo que sentía por el chico. El mismo quien no se acercaba a ella.
No porque no sabría que decirle, más bien, por lo que llevaba dentro del frasco y le causaba profundo pavor; una tarántula negra gigante
"¡Aaah!" Gritaba como niña internamente Kim.
Y si, la muchacha podía estar corriendo hacia ningún lado, escapando sin huir. Pero para Alix, eso era más fácil que detenerse para escuchar que había perdido.
No quería escuchar lo que iba a decir, jamás, aun si eso significa tener una tarántula de mascota toda su vida para que Kim no vuelva a acercarse a ella.
("¡Si dices alguna palabra sobre lo sucedido, te lanzo la araña!")
Si, iba a estar un tiempo así con su amiga de ocho patas. Hasta que Kim se rinda en hablar sobre ese asunto.
