DISCLAIMER: No soy propietaria de los personajes nombrados en la historia.

Introducción :

Torpeza.

Aquí estoy otra vez en el comedor del instituto echa un manojo de nervios y sonrojándome furiosamente dado el caso de que Edward Cullen –si, el mismo perfecto, sexy y deslumbrante chico de ojos verdes por el que todas babean- se sentará a mi lado en clases de Biología nuevamente y tomando en cuenta las miradas asesinas que me regala no creo ser de su agrado.

Al sonar de la campana tomé mis libros y caminé hacia el salón torpemente con la mirada en el suelos como si de alguna manera Brad Pitt estuviera pintado en el. Mi corazón estaba colgando de un hilo al imaginar a Edward a una corta distancia y sus ocres esmeraldas mirándome inquisidoramente.

Cerré los ojos y suspiré fuertemente esmerándome en borrar aquellos pensamientos de mi retorcida mente.

Sentí mi cuerpo caer al chocar contra algo marmoleo y espere el impacto del golpe contra el suelo pero en vez de un golpe sentí como dos brazos tomaron mi cintura rápidamente.

Abrí los ojos de par en par para encontrarme con unos familiares ocres verde observándome desaprobatoriamente. Mi estomago dio un vuelco entretanto mi mente hilaba frases carentes de sentido.

-Lo s-siento…yo no vi por donde caminaba- balbucee tomando mi rostro entre mis manos absolutamente avergonzada.

-Me he dado cuenta- su usual tono de voz frío y distante erizó cada centímetro de mi piel-la próxima vez ten más cuidado al caminar.

-Si.

-Bueno, tengo que llegar al salón de biología- las palabras que seleccionaba siempre eran caballerosas pero el usual tono de rechazo que usaba conmigo nunca desaparecía.

-¿Y bien?- el alzó una ceja al decir aquello y fue en ese momento en el que caí en cuenta de que mis brazos estaban entrelazados contra su cuello en un intento de agarre para la caída no efectuada, mis manos desprendieron aquel agarré rápidamente y mi rostro se fundió en un llameante color rojo.

-Gracias- logré notar un atisbo de diversión en su aterciopelada y fría voz pero no fui capaz de ver su rostro por la notable vergüenza que me inundaba.

-Lo siento- susurré cuando mis pies comenzaron a tomar camino hacia el salón de biología no sin uno que otros tropiezos.

Al entrar en el salón rebosante de gente mi torpeza y yo nos sentamos en mi asignado y cotidiano asiento removiéndome con incomodidad al notar un par de ojos azules centrarse en mí.

-Hola Bella- dijo el propietario de aquel par de ojos azules sentándose en el antiguo puesto de Edward.

-Mike- saludé.

-¿Cómo pasaste este fin de semana?-preguntó con un entusiasmo poco creíble.

-Bien- mascullé rayando mi cuaderno de apuntes con castos garabatos carentes de sentido.

-Creo que estás en mi asiento, Newton- una fría y familiar voz me sacó de mis cavilaciones.

-Estaba hablando con Bella, Cullen- escupió la mosca con ojos- Nos vemos Bella.

Asentí retomando mi atención en los garabatos de mi cuaderno.

Edward se sentó acompañado de su habitual elegancia a mi lado pero de igual manera tratando de estar lo suficientemente separado de mí.

-¿Estas bien?.

Asentí confusa ante su pregunta.

Sentí como el soltaba un suspiró que llegó hasta mí causando un leve mareo por su dulce aliento.

-¡Eddie!- Una voz chillona hizo que diera un pequeño salto en mi lugar, en eso una chica de cabello rubio similar al fuego entrelazó sus brazos en el cuello de Edward y empezó darle castos besos por el lóbulo de su oreja.

Tanya ; susurré frunciendo el ceño y apretando mis puños contra la gruesa madera de el pupitre la cual estoy segura que hubiera roto si tuviera la fuerza necesaria.

-------------------

¡Bien! Una pequeña introducción. ¡Ash! Esa Tanya me saca de mis casillas ;) Pues bien ya sabrán por donde va todo *levantar cejas* , espero que sea de su agrado y pues ya saben, se aceptan todo tipo de comentarios; así sean buenos o malos.

Un abrazo para todos.

Su humilde escritora,