Capitulo 1: Pequeño visitante

Era una tarde soleada de otoño. Era extraño que hubiera sol, ya que el clima había estado bastante frio los últimos días. Yho y Manta se encontraban tirados bajo un árbol sin nada que hacer y disfrutando del hermoso día. La verdad era que desde que el torneo de shamanes se suspendió los días se volvieron bastante monótonos.

Que hermoso sentir el sol de nuevo, verdad Manta? – decía el castaño con el tono mas tranquilo del mundo.

Si la verdad es que si - respondió él.

Pareces preocupado, te ocurre algo? - se preocupó el castaño

Yho que piensas que haya sucedido con Hao? – Manta se había levantado con esa extraña duda en la cabeza, con una extraña sensación.

Porque la pregunta? - se extrañó Yho.

Por nada en particular, solo me levante con esa pregunta - Dijo Manta

La verdad es que yo también me lo había estado preguntando, después de todo es mi hermano – respondió Yho despreocupado – me gustaría saber donde está en este momento.

Hana se encontraba adentro mirando la televisión acostada en el piso, mientras Tamao iba de aquí para allá tratando de hacer las cosas de la casa.

Es mucha molestia pedirte que no hagas ruido? – protestó Hana.

Lo siento señora – respondió la pelirrosa.

La verdad era que aunque Tamao quería serle útil a Hana, le costaba mucho hacer las cosas en la casa ya que no estaba acostumbrada. La mayoría de las veces recibía regaños por parte de Hana por no saber cocinar pero igual la señorita Hana no la corría, suponía que algo estaba haciendo bien después de todo.

Estaba en ese momento limpiando la entrada, cuando por la puerta principal se asomó una pequeña niña. Era pequeña de edad, se notaba en su cara que irradiaba algo de miedo y miraba para todos lados como si estuviera perdida.

Tamao sonrió y pensó que lo más probable era que se hubiera perdido y estuviera buscando ayuda. La pelirrosa casi se cayó de espaldas cuando se acercó a la pequeña. Pelo castaño con dos hermosas trensas cocidas, dos mechones alrededor de su cara y una sonrisa muy familiar que Tamao reconoció apenas se acercó.

Será? No, no puede ser posible – se dijo así misma, no creía que Yho podía tener una hija por ahí con otra mujer que no fuera Hana – Puedo ayudarte en algo pequeña? – le dijo a la niña.

Hola, usted es la señora Hana? – dijo la niña. Sonaba tan dulce con su conejo de peluche en los brazos que parecía sacada de alguna película. Tamao rogó que no sea de una de terror.

No pero si quieres la llamo – atendió Tamao – me puedes decir como te llamas?

La señora no me conoce, puedo hablar con ella personalmente? – preguntó la niña muy educada.

Por supuesto supongo que no tendrá problemas – respondió Tamao un poco extrañada – ven adelante.

La niña seguía a Tamao tan rápido como podía con sus pequeñas piernas. Era adorable y muy educada pero esa duda seguía carcomiendo la cabeza de Tamao, ya que ella imaginó que solo venía a vender galletas o cosas así. Seguia pensando que Yho no era el tipo de hombre que andaba con cualquier mujer o que dejaba hijos sin reconocer. Estaba muy concentrada hasta que una vocesita chillona la sacó de sus pensamientos…

Disculpe señorita… – dijo la pequeña con timidez y agachando su cabeza.

Ocurre algo? – preguntó Tamao lo mas dulce que pudo.

Me han dicho que la señora Hana es algo… dura, digamos – prosiguió la niña – cree que deba tenerle miedo?

La pelirrosa se moría de la ternura. Te causó mucha gracia la pregunta y no querías asustarla, por mas que Hana sea de temer. No podía dejar de preguntarse porque solo preguntaba por Hana.

La señora Hana es algo seria – dijo Tamao con sinceridad – pero no creo que debas temer, eres una niña muy dulce.

La niña le sonrio y pareció tranquilizarse.

Por Dios es igual al joven Yho – pensó la muchacha para sus adentros – Oye pequeña, puedes decirme tu nombre por favor? – Dirigiéndose a la niña.

Mi nombre es Luz, señorita – contestó la pequeña con una sonrisa – y el suyo?

El mio es Tamao – respondió algo extrañada por la pregunta.

Que bonito nombre tiene – la pequeña iba a hacer que la pelirrosa se derritiera ante tanta ternura.

Luz era muy delgada y pequeña, Tamao calculaba unos cuatro años aproximadamente. Tenía el cabello largo y castaño y era muy simpática. El camino hacia el comedor pareció hacerse eterno pero al fín habían llegado.

Guuauuuu – decía la Luz asombrada – esta casa es enorme.

Asi es – respondió Tamao con una sonrisa – puedes esperarme aquí hasta que llamo a la señora?

Por supuesto – respondió la pequeña.

Hana estaba acostada en el suelo frente a la televisión mientras comía frituras. Parecía no haberse enterado del pequeño visitante que la estaba buscando. Hana estaba casada con Yho desde hacia ya un tiempo y parecía estar mas exigente que nunca. Estaba viendo la telenovela cuando Tamao la distrajo…

Disculpe señora Hana – dijo un poco temerosa – una niña la está buscando, quiere hablar con usted parece estar perdida…

Aii te dije millones de veces que no me interrumpas cuando veo la novela – dijo Hana algo molesta.

Lo sé pero es una pequeña no iba a dejarla afuera – se disculpó la joven – además está sola, no se de donde viene…

Esta bien – respondió secamente Hana – deja de excusarte y hazla pasar.

Si señora – respondió Tamao y fue a buscar a Luz que estaba en la puerta.

Se veía la pequeña figura de la niña entrando por la puerta, lo que extraño a Hana…

Con su permiso señora – era tan pequeña que debía hacer puntas de pie para alcanzar la manija de la enorme puerta del comedor – necesito hablar con usted.

Hana no pudo disimular como su mandíbula caía al ver a la pequeña Luz de cerca. Estaba muy concentrado en asesinar a Yho cuando la pequeña comenzó a hablar.

Se que no me conoce señora, Mi nombre es Luz Asakura y soy su sobrina – exclamó la pequeña muy rápidamente – mi padre me dijo que corro peligro estando cerca suyo y me mandó a pedirle encarecidamente que me deje quedarme aquí por favor.

Tamao que estaba escuchando del otro lado de la puerta dejó caer el jarrón que estaba limpiando. Por surte, porque de no ser así Hana no habría salido de su estado de shock.

Espera un momento pequeña, necesito que vayas mas despacio – le dijo la rubia mientras se sentaba, no se podía tener en pié – me estas diciendo que eres hija de Hao?

Asi es – dijo la pequeña para alivio de Hana y salvación de Yho – por favor puedo quedarme aquí?

Por una parte Hana estaba aliviada, pero por la otra… Luz parecía una niña muy buena y educada pero ella no era precisamente la persona mas maternal del universo, no se imaginaba teniendo que cuidarla.

Puedo ayudar a la señorita Tamao con los quehaceres y además se cocinar delicioso – dijo con una sonrisa pícara, como si hubiese ido con un dialogo escrito.

La sonrisa de Hana se dibujó de oreja a oreja.

Esta bien puedes quedarte – respondió distante la rubia – pero solo si sabes valerte por ti misma.

Por supuesto – dijo la pequeña – pero… no debería pedirle permiso a mi tio tambien?

Oye aquí se hace lo que yo digo oiste? – Luz se asustó un poco – ahora quédate aquí así te presento con Yho.

Esta bien – dijo la pequeña riendo.

Yho seguía en el patio bajo el árbol junto con Manta. No había nada que hacer y el día estaba especial para flojear, aunque la pregunta de tu amigo te había dejado algo preocupado.

Yhooo – el grito sacó al castaño de sus pensamientos – puedes venir un momento si no estas muy ocupado? Debes ver algo.

Reiste por lo irónica que era tu ahora esposa.

Tamao debe haberse ido – dijo Manta divertido.

Seguro va a regañarme por algo – decía Yho rascándose la nuca.

No seas llorón – le dijo Manta.

Entraron al comedor y parecía haber alguien, pero no se veía ya que Hana estaba tapando.

Que ocurre Hana? – preguntó algo perplejo el muchacho.

Ella es Luz… y es hija de Hao – dijo rápidamente la rubia.

La pequeña parecía estar asustada del impacto que provocaba la noticia en aquellas personas.

Asi que soy tio? – dijo el castaño alegre – Hola, soy tu tio Yho!

Hola tio, me llamo Luz - la pequeña pareció tranquilizarse – puedo llamarte tio?

Si claro pequeña, debes hacerlo – dijo él.

Manta aún no salía de su asombro y Hana le decía a Yho que era un inmaduro.

Hana solo es una pequeña que puede hacer? – decía el castaño – no voy a dejar a mi sobrina en la calle.

Y como lo sabes si la conoces hace 5 segundos? – le reprochaba Hana.

Vaya parece que papá no es precisamente la persona mas querida del mundo – dijo la pequeña algo triste.

No eres tú pequeña, es que hace mucho tiempo que no vemos a tu padre – intentó tranquilizarla Manta – mi nombre es Manta Oyamada, tu te llamas Luz verdad?

Asi es – dijo ella.

Y cuantos años tienes?

Tengo cuatro y medio – dijo ella orgullosa.

No eres muy pequeña para andar sola por las calles? – se extrañó Manta.

No, no – dijo riendo la niña – Opacho me trajo hasta aquí y me indicó cual era la casa.

Ah ya veo – dijo él.

Hana seguía regañando a Yho hasta que el le prometió que tendría cuidado.

Me portaré bien lo prometo – dijo la pequeña.

Parecia tener una habilidad para conquistar a la gente. Sus ojos a pesar de ser muy brillantes irradiaban cierta tristeza e inocencia, como si la vida hubiera sido dura con ella. Hana no quería dejarse engañar, con lo que le había dicho de limpiar estaba en dudas si se lo habría dicho Hao o si de verdad era malintencionada como su padre. Por lo pronto la haría trabajar, después de todo dijo que sabia valerse por sí misma.

Dime pequeña – preguntó desafiante Hana – Y tu madre?

No conocí a mi madre señora – dijo la pequeña algo triste – papá dijo que se suicidó.

Tu papá te dijo eso siendo tan pequeña? – exclamó Yho algo indignado.

Papá siempre fue sincero conmigo y prefirió contarme la verdad antes que escuchar mis preguntas – lo justificó la pequeña – aunque no tiene mucho tiempo para mí, lo veo muy poco asique no pude pedirle mas detalles.

Y estas siempre sola? – preguntó Manta.

No claro que no – dijo la pequeña – paso la mayor parte de mi tiempo con Opacho. Ella me cuida y me enseña a que debo ser fuerte y madura...

La pequeña fue interrumpida por un sonido muy fuerte, provenido aparentemente de su estómago.

Ai lo lamento – se disculpó la pequeña mientras se sonrojaba – es que no desayuné esta mañana.

En seguida Hana le dio la orden a Tamao de que le preparara algo para comer, después de todo era la tarde y parecía que la pequeña no era bien alimentada donde se encontraba. La pelirrosa fue feliz hacia la cocina, le alegraba tanto que la señora haya dejado que la pequeña se quede que trabajo gustosa creía que por primera vez. No es que no le gustara trabajar en casa de Yho es que había días que en verdad no tenia ganas. Llevo a Luz una bandeja con té y muchas tostadas y mermelada que la pequeña devoró casi en un instante.

Y donde han estado en estos años? – preguntó la rubia curiosa.

No nos quedamos en un solo lugar, estábamos siempre viajando – contaba la pequeña – cuando era mas pequeña, Opacho me llevaba a ballet para que pasara el tiempo pero papá dejo de mandarme porque dijo que era peligroso. Recuerdo que una vez un hombre vestido de blanco intentó llevarme a la fuerza. Para mí eran doctores pero para dice que se llaman soldados X, creo.

Oh no, volvieron a aparecer – dijo Yho preocupado por su sobrina.

Pero no los he vuelto a ver – siguió la niña – esto fue hace bastante tiempo.

Y porque tu padre decidió mandarte aquí? – respondió Manta.

La verdad es que no lo sé – respondió la niña intentando pensar – solo me dijo que era el lugar mas seguro donde podía estar y que corría mucho peligro estando cerca suyo. Cuando pase el peligro vendrá a recogerme.

La pequeña parecía correr peligro enserio para que Hao la mandara a la casa de su hermano con el cual hace unos años había tenido una horrible pelea. Al principio a Hana le molestó que los expusiera de esa forma, temía que fuera atacados por su culpa, pero sentía algo que se parecía mucho a la lástima, la niña seguía siendo tan solo una niña y no tenía la culpa de lo que estaba pasando. Pero no iba a venir así como así a su casa sin devolver nada a cambio, la haría ayudar con los quehaceres.

Mira que tarde se ha hecho los pequeños se van a dormir – y mirando hacia Manta – Oiste Manta?

Oye – protestó este, lo que provocó la risa de Luz.

Niña debes irte a la cama – dijo Hana con cara de poca paciencia a los dos que discutían – le diré a Tamao que te lleve a tu habitación.

Enseguida Tamao llevó a la pequeña por un pasillo muy largo que estaba muy finamente decorado y la hizo pasar por una habitación que tenía unos ventanales enormes. La pequeña pensó que debía ser maravilloso ver el sol entrar por ahí. La habitación no era gran cosa. Después de todo era la habitación de huéspedes donde se quedaban los amigos de Yho cada vez que iban, solo importaba que tuviera una cama y ya. La pequeña se alegró, ya estaba arta de dormir en las bolsas de dormir que tenían los hospedajes donde se quedaba.

Aquí esta pequeña – dijo Tamao con ternura – tu cama ya está preparada.

Muchas gracias señorita – dijo la pequeña con una sonrisa – pero, me enseñarías a hacerla?

Dime Tamao por favor – dijo pacientemente y en tono de broma – que feo esos niños que no tienden la cama…

No es eso – dijo Luz riendo y rascando detrás de su cabeza (igual que su tío) – es que donde me quedaba siempre había bolsas de dormir, no recuerdo cuando fue la última vez que dormí en una cama de verdad.

Tamao tuvo cierto aire de compasión para con aquella niñita. Era muy pequeña y parecía que la vida solo le había mostrado su parte más oscura. La pelirrosa tuvo un enorme escalofrío cuando pensó que todas las cosas que sabía hacer en la casa las había aprendido porque tenia que trabajar, sino ¿de que otra forma iba a ser? Le enseñó a la pequeña como debía hacer su cama. Aprendía muy rápido debía admitir, mas de lo que ella aprendía.

Mañana a que hora debemos levantarnos? – preguntó luego Luz

Vendré a llamarte quieres? – dijo Tamao con una sonrisa.

Esta bien – dijo la niña – pero me cuesta mucho despertarme, tenme paciencia.

Tamao la arropaba y no podía evitar soltar una risita cada vez que la pequeña decía por favor. Tenía un acento muy gracioso y con su vocesita chillona apenas se entendía. Apagó la luz y cerró la puerta de la habitación.

Ojala esta pequeña se encuentre bien – pensaba para sus adentros.

Esa mañana Luz se levantó con muchas ganas, ya que no veía la hora de ir a abrir esos hermosos ventanales y que por allí entrara el sol. Se vistió rápidamente y fue a jalar la cuerda de aquella maravillosa cortina roja como el vino. Su expresión enorme de admiración se hizo notar inmediatamente. Parecía un cuento; podían verse las hojas amarillas en los árboles y los gorriones y una bandada de pájaros que iban a buscar comida.

Pequeña estuve buscándote – dijo Tamao con preocupación

Lo lamento, es que quise levantarme rápido para abrir las cortinas – se disculpó ella – no es maravillosa la vista desde aquí, me encanta como entra el sol.

Es hermoso verdad? – dijo la muchacha en un tono relajado.

Que quieren mis tíos para desayunar? – Preguntó la niña cortando el momento.

Lo olvide completamente – dijo Tamao agarrándose la cabeza – quieres hacerlo tú?

La niña asintió con la cabeza al tiempo que la pelirrosa la llevaba de la mano hasta la cocina. No se dio cuenta que Luz era tan pequeña que no alcanzaba las hornallas ni las alacenas; la dejó allí y salió rápidamente. La niña ni lerda ni perezosa fue a buscar un pequeño banquillo que había por ahí e hizo todo lo que debía hacer.

Me pone de mal humor que Tamao se tarde tanto con el desayuno – protestaba molesta Hana mientras esperaba sentada en la mesa – todas las mañanas es igual.

Tranquila Hanita – decía Yho entre risas.

No terminó de decir la frase cuando la pequeña llegaba al comedor con la bandeja y el desayuno.

Buenos días señores – decía Luz con una sonrisa mientras dejaba las bandejas en la mesa.

Buenos días Luz – respondió Yho – tu hiciste el desayuno?

Siii – decía la pequeña con una sonrisa – espero que les guste.

La pequeña se retiró del comedor.

Debes admitir que esto está delicioso – dijo Yho a Hana, quien por mas raro que pareciera hasta ahora no se había quejado.

Para ser sincera, cocina mejor que Tamao – respondió seria la rubia.

Yho no pudo evitar reír. Sabia que dijera lo que dijera, a Hana le caia bien la pequeña Luz y si había dejado que se quedara era porque en realidad estaba tan preocupada por su sobrina como todos allí.

La mañana transcurrió sin más; Tamao iba de un lado a otro, Hana veía la televisión e Yho se reía de Luz quien no aprendía a usar la aspiradora. Hacía ya un rato habían llamado Horo Horo y Pilika diciendo que irían al día siguiente acompañados de Chocolov. Yho se encargó de avisarle a Ryu y a Ren y por supuesto también a Manta para que también fueran a quedarse. No quería admitirlo, pero Yho estaba bastante preocupado por la reacción de sus amigos ante la nueva visitante, no se atrevió a explicárselos por teléfono a pesar de que Hana le había dicho que lo hiciera.

Lograste ganarle a la aspiradora? – preguntó Yho en tono bromista al ver a la pequeña entrar a la sala de estar, en donde él se encontraba.

Tío no seas grosero – rió Luz – le prometí a Hana salir a juntar las hojas a la entrada, me acompañas?

Claro – dijo Yho mientras se levantaba del sillón.

Salieron hasta la puerta y no pudo evitar reír cuando escuchó a la pequeña decir: Vaya si que son muchas hojas.

Era cierto; la entrada a la casa de los Asakura tenía un enorme portal hecho con rejas desde donde se podía ver un camino con piedras y flores y árboles, muchos, muchos árboles.

Vas a querer ayuda? – preguntó Yho algo apenado.

Claro que no! Hoy tomé mi desayuno asique tengo todas las pilas recargadas – bromeó la pequeña.

Yho rió: si quieres ayuda me avisas, esta bien? Y se sentó abajo del árbol a observar a aquella pequeña de sonrisa grande y ojos tristes. No podía creer que se tratara de su sobrina, la hija del hermano con el que se había llevado tan mal. No pudiste evitar preguntarte porqué la había dejado en tu casa sin avisar y sobre todo porqué prometió pasar luego a recogerla como si nada hubiera pasado.

Sabes Tio Yho? – Le dijo la pequeña sorpresivamente – mi papá tenía razón…

Sobre que? – preguntaste sin poder creer lo que la pequeña decía ¿De verdad Hao le había hablado sobre ellos?

De que tenías un gran corazón – dijo la pequeña para terminar de sorprender al muchacho.

Si? Y por qué dijo eso? – no supo que decirle.

Porque me contó que tenía un hermano gemelo con el cual nunca se llevó bien, pero que tenias un gran corazón y que le enseñaste a confiar en los demás y era él quien te debía una disculpa – continúo la niña - pero no le digas que te dije porque me va a regañar.

Yho no pudo evitar sonreír. Cuanto había cambiado Hao desde aquel entonces? Y, sobre todo, de que se escondia?

CONTINUARÁ…