Initium
Mary es una buena niña. Mary deja que su madre escoja sus vestidos más recatados, incluso cuando tiene ya edad de tener sus propios gustos. Mary no tiene amigos cuestionables y de haber escogido ir a una Universidad, sus calificaciones hubieran sido buenas. Mary sabe que debe casarse con un hombre de negocios que pueda ayudar a su padre a administrar sus bienes, pero esa única vez en que ha entrado a un teatro para matar la noche solitaria (sus padres en un salón de baile, su cochero ha seguido sus instrucciones de hacerle dar vueltas sin llevarla a ninguna parte), se encuentra con todo lo que ella no es. Mary no usaría una máscara jamás, porque no ha tenido tiempo de cometer ningún pecado del que pueda avergonzarse (a menos que realmente cuenten las veces en las que deseó que su mansión con vestidos, criados y familia adentro se redujeran a cenizas, por pura ingratitud de niña triste y sola) y le daría pena engañar a nadie. Mary no amenazaría con quemar a un inocente espectador. Mary no se elegiría a sí misma aunque se viera levantar tímidamente la mano, porque no parece lo suficientemente interesante como para dar espectáculo. Mary no se diría que es bella, ni dejaría una flor roja como la sangre entre sus manos. Mary no se felicitaría cuando terminaran las luces y el humo (así como estaba, deseando que durara para siempre), dándole una tarjeta para que se busque luego. Mary no se besaría a sí misma con pasión y desenfreno, pero ahora que lo piensa, ha empezado a salirse del personaje, así que cualquier cosa podría pasar.
