Confusional Emoji

Resumen. Sasuke entendió de inmediato que se encontraba ante el inicio de otra Guerra Ninja. Entendió que él mismo sería el causante al asesinar a ciudadanos de Konoha que no habían cometido ningún crimen. Sasuke entendió que sería el responsable de derrocar al Hokage, su antiguo compañero de equipo, Uzumaki Naruto… Itachi estaría tan decepcionado.

"La escritura no es producto de la magia, sino de la perseverancia" Richard North Patterson (1947), escritor estadounidense y comentarista político.

Todos los personajes son de Masashi Kishimoto y TV Tokyo, y no lucro de ninguna manera con ellos.

Fanfic sin betear, porque a la escritora le gusta la mala vida y la tortura (?)

Confusional Emoji

Advertencias:

OoC.

Yaoi (SasuNaru).

Post-Cuarta Guerra Shinobi.

No compatible con el canon.

One Shot.

La siempre presente falta de ortografía.

El lector podría morir de aburrimiento.


Uchiha Sasuke, como el genio que era, entendía una gran cantidad de cosas. Por ejemplo, comprendía el funcionamiento y aplicación en batalla de una gran cantidad de jutsus. También sabía que el mundo evolucionaba día con día, y que múltiples avances iban sustituyendo con el tiempo a prácticas por lo demás obsoletas.

Así fue como el antiguo renegado de Konoha se enfrentó al uso de la tecnología, en concreto, al empleo de un teléfono celular. Aunque el último sobreviviente del Clan Uchiha entendía su practicidad para enviar un mensaje al terminar una misión, que además sería recibido y contestado en cuestión de minutos, el hombre tampoco podía negar cuanto le fastidiaba la existencia del pequeño aparato.

Entonces, tras una pequeña misión de reconocimiento en la frontera con el País del Viento, que no representó mayor problema para el Uchiha, y luego del obligado reporte enviado a su Hokage y pareja, vino la respuesta que causó que Sasuke estuviera a punto de romper en pedazos el celular en su mano. Sólo el control que el ninja tenía sobre su temperamento evitó que se quedara incomunicado.

Sasuke entendió de inmediato que se encontraba ante el inicio de otra Guerra Ninja. Entendió que él mismo sería el causante al asesinar a ciudadanos de Konoha que no habían cometido ningún crimen. Entendió que sería el responsable de derrocar al Hokage, su antiguo compañero de equipo, su pareja, Uzumaki Naruto… Itachi estaría tan decepcionado.

El mensaje que había perturbado tanto el ánimo del hombre, no abarcaba más de dos líneas en la pantalla de su teléfono.


De: Naruto.

Para: Sasuke.

No olvides pasar al mercado de camino a casa, la despensa está vacía. Te quiero ˂3


-¿"Te quiero menos que tres…"? –murmuró Sasuke con los dientes apretados, al tiempo que su entrecejo de por sí fruncido se profundizaba con disgusto-.

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Sasuke se dio cuenta de que ya no se encontraba solo mucho antes de que una figura encapuchada surgiera a la tenue luz de su fogata; aunque el Uchiha no necesitaba ver el rostro del inesperado visitante para saber su identidad.

Las líneas escarlatas en la máscara blanda del shinobi, que representaban el dibujo de una sonriente hiena, hacía que fuera poco probable que el hombre confundiera al recién llegado.

-Vas temprano, Sasuke -dijo Sai con calma, al tiempo que se retiraba el disfraz de la cara. Aunque identificarse plenamente rompía con el protocolo del escuadrón anbu, el pintor no mostró mucha preocupación por haberlo hecho-. Naruto-kun estará contento con tu regreso.

Lejos de darse aludido por los comentarios de su compatriota, los ojos del Uchiha permanecieron fijos en el baile hipnotizante de las llamas. Las palabras de Sai acababan de darle una idea, una mala idea en la propia opinión de Sasuke. Y es que nada bueno podría surgir de acudir en busca de consejo con un incompetente social como lo era el antiguo integrante de la organización Raíz.

-Sai -llamó de pronto el Uchiha, causando que el otro hombre se sorprendiera ante su iniciativa de romper el silencio que los envolvía-. ¿Qué harías si tu esposa te fuera infiel? -lo cuestionó Sasuke sin nada de delicadeza.

La pregunta no hizo más que aumentar el asombro del pintor. En ningún momento de su relación o matrimonio con la cabeza del Clan Yamanaka, Sasuke había mostrado interés alguno en conocer los detalles.

-Si Ino me engañara con otro hombre... Probablemente ella encontraría la manera de culparme por ello -respondió con sinceridad el anbu, muy a su pesar. La muda contestación del Uchiha fue ponerse de pie y empezar a recoger su equipo, alistando su marcha del lugar en el que se habían reunido.

-¿Sasuke? -intentó atraer su atención Sai, mientras una repentina idea cruzaba la mente del hombre-. No creo que Naruto-kun te sea infiel -aseguró el pintor, la simple sospecha se la antojaba hilarante al hombre.

Esas palabras, que tenía toda la intención de ser tranquilizadoras, no lograron que el Uchiha detuviera sus pasos. Frente a los ojos de Sasuke no dejaba de aparecer el mensaje de Naruto, como una macabra ilusión creada por genjutsu. El antiguo renegado de Konoha incluso había repasado una lista de quienes conocieran al célebre Hokkage, separando a aquellas personas por las que el rubio sintiera un especial afecto. Sasuke necesitaba tres, tres individuos por los que su estúpido dobe sintiera más cariño que hacia él.

-Si vas a matar a alguien, solo no dejes la aldea después y asegúrate de no borrar cualquier rastro del cadáver -le advirtió Sai, antes de que la figura del Uchiha desapareciera.

El anbu no pudo evitar que una sonrisa surgiera en sus delgados labios, luego de que la respuesta del otro hombre a sus obvias provocaciones fuera arrojarle un kunai al rostro.

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De haber estado la decisión en manos de Naruto, el puesto de asistente personal del Hokage jamás habría caído sobre los hombros de Shino Aburame. La personalidad del sombrío hombre todavía la causaba escalofríos al Uzumaki, sin importar cuánto apreciaba el rubio a su compañero de generación. Aunque una consecuencia inesperada de tener a Shino como su secretariado, fue el gran entendimiento que el usuario de insectos tenía con Sasuke.

Por semejante motivo, cuando el Uchiha entró en la oficina de Naruto, azotando la puerta, toda la respuesta del Aburame fue recoger en silencio el papeleo del escritorio del Hokage y retirarse como si fuera una sombra. Naruto supuso que el hecho de que ninguno de los anbu a cargo de su seguridad personal irrumpiera dentro de la habitación, significaba que los shinobi consideraban el evidente mal genio de Sasuke como una disputa domestica.

-¿Quiénes son los otros tres? -preguntó el Uchiha con un falso tono de calma, bajo el cual el rubio logró distinguir con facilidad una ira helada.

-¿Ah?- masculló entre dientes el Hokage, al tiempo que su expresión molesta se tornaba en una de confusión.

Sasuke decidió permanecer en silencio, prolongando con terquedad su explicación, hasta que sus manos se movieron al bolsillo derecho de su pantalón. El hombre de cabello negro arrojó entonces un objeto contra el rostro del Uzumaki, que resultó ser su teléfono, con tan mala suerte que la pantalla del aparato acabó estrellándose al rebotar y caer al suelo.

-¡Oye! ¡Eso es caro, idiota! –se quejó Naruto frotándose la zona del golpe y poniéndose de pie.

Al Uchiha no podría haberle importado menos los reclamos de quien para fines prácticos era su jefe. Si el rubio idiota tanto quería su dinero de vuela, bien lo podía tomar del pago de las misiones que cumpliera.

-¿Quiénes son los otros tres? –repitió Sasuke con los dientes apretados, comenzando a perder la paciencia. Su mano acabo estrellándose contra la madera del escritorio, una muestra del enojo que lo embargaba-. No me hagas repetir la pregunta, Naruto. Te estoy dando una oportunidad de explicarte, porque si tengo que averiguarlo por mí mismo las consecuencias serán peores –le advirtió el antiguo renegado al rubio.

El Uchiha rodeo la mesa del Hokage, al tiempo que el mencionado hombre se ponía de pie. Sin embargo, Naruto no logró permanecer más que unos segundos levantados antes de que su pareja lo empujara de nuevo contra su silla, con poca amabilidad cabría decir.

-¡¿Quiénes son los otros tres que quieres más que a mí?! -exigió saber el hombre de cabello negro, pasando su brazo por el costado izquierdo del rostro del Uzumaki, cerrándole las salidas y evitando que el rubio desviara su atención hacia otro lado.

Cuando toda la respuesta de su pareja fue observarlo como si acabara de anunciarle que escapaba otra vez de la aldea, el antiguo renegado de Konoha se limitó a tomar del suelo su inservible teléfono celular y estamparlo contra el pecho de Naruto.

La comprensión amaneció en los ojos azules del Uzumaki, pero la reacción del hombre rubio distó mucho de la expresión culpable que esperaba Sasuke.

Una risilla escapó entre los dientes de Naruto, sonido que no tardó mucho en convertirse en una abierta carcajada.

-¡Naruto! -bramó el Uchiha, logrando que involuntariamente su mirada oscura se tornara escarlata con el tenebroso brillo de su barrera de sangre. La incredulidad llenó el pecho del hombre de cabello negro, sin poder creer que la misma persona que había salvado al mundo ninja se burlara de él de forma tan cruel.

-¡E-es un corazón, idiota! ¡Un corazón! -le explicó el Hokage con la voz entrecortada a causa de la risa. Naruto tenía una sonrisa tan amplia que le cruzaba todo el rostro y enseñaba cada uno de sus blancos dientes.

Aunque todavía desconfiado, Sasuke dejo que el hombre de ojos azules le tomara la mano, para después comenzar a trazar con su dedo unas cuantas líneas en la palma del Uchiha. El índice del Hokage delineó con lentitud un signo de "menor que", junto al que colocó un "tres". Con no poca vergüenza el antiguo renegado de Konoha se percató que, efectivamente, si terminaba de conectar ambos símbolos podría obtener la forma de un corazón.

El gruñido malhumorado que soltó el usuario del sharingan fue un reflejo de todo el bochorno que sentía a causa del pequeño malentendido, pero no logró más que aumentar la diversión de su pareja.

-Tonto, a las únicas tres personas que quiero más que a ti -comenzó a decir Naruto, mientras colocaba una mano contra la mejilla del Uchiha-, son el Sasuke de mañana, el Sasuke de ayer... y el Sasuke que conocí hace años -susurró por último el rubio, para después colocar un beso en los delgados labios del otro shinobi.

-Idiota, ¿donde leíste eso? -dijo Sasuke con suavidad, negando con la cabeza. Aunque el hombre estuviera conmovido por la implicación de que el Uzumaki lo siguiera amando a pesar de su oscuro pasado, no era algo que admitiría enfrente de su también amigo-. ¿En una galleta de la fortuna? -preguntó al antiguo renegado en tono burlón.

Un tono sonrosado apareció en los pómulos del Naruto, reflejando muy a su pesar que algo había de cierto detrás de la conjetura del Uchiha.

-Cállate, maldito bastardo -masculló entre dientes el Hokage, al tiempo que soltaba un pequeño golpe en el hombro de su pareja-. El viejo Teuchi y Ayame-chan me dieron las galletas como un regalo.

-No tienes remedio –susurró Sasuke con un suspiro resignado, pero al mismo tiempo, el peso que había presionado contra su pecho desde el estúpido mensaje, finalmente se levantó.

Fin


Zaludos

Zaphy

"Nunca es tarde para no hacer nada" Jacques Prévert (1900-1977), poeta, autor teatral y guionista francés.