¡Hola, amores con ojitos y dedos!
Al parecer, sigo en esta etapa de disfasia-del-fandom, así que hoy vengo con una nueva historia no perteneciente a mis longfics.
Si ustedes también sienten un cariño especial por Dragon Ball (y todas sus sagas), los invito a leer este drabble que escribí como parte del reto del camino de la serpiente, lanzado a los usuarios del fandom por la página de Facebook "Dragon Ball Fanfics". El objetivo de este reto es fomentar el desarrollo de la creatividad de los escritores, así como la experimentación con nuevas tramas (y creo que me ha venido como anillo al dedo).
Así que aquí les va el primer capítulo, dedicado a Milk, Goku y Goten, y a la gratitud que de pronto se nos olvida tener.
Por favor, disfruten su lectura.
Disclaimer: los personajes de Dragon Ball pertenecen a su autor original, Akira Toriyama.
CAPÍTULO 1: ESTOY AQUÍ
"Creo que mamá es la persona más fuerte." Cuando su hijo le confesó aquello, Goku no pudo estar más de acuerdo; sólo hacía falta ver todo lo que había logrado por sí misma para entender que no había una mujer más audaz, determinada y fuerte que su esposa.
Tal vez por eso lo olvidaba.
Milk era tan fuerte, tan capaz, que a veces olvidaba que también era increíblemente frágil; así, en más de una ocasión (muchas de ellas sin intención) llegó a herirla. La miró ahí, durmiendo a su lado, y no pudo evitar pensar en cuánto tiempo había pasado desde la última vez en que había sentido aquella paz.
Pasó luego una mano por la cabeza de Goten, que dormía sobre su pecho, empeñado en quedarse a su lado todo el tiempo. Cuán pequeño y vulnerable le pareció en ese momento.
Y pensó también en Gohan, ya convertido en un increíble hombre, disfrutando del amor de su propia familia.
Gracias.
—Papá—murmuró el niño, entre sueños, antes de acurrucarse sobre la seguridad que le transmitía la respiración de su padre.
—Estoy aquí— susurró con una sonrisa, antes de cerrar los ojos y volver a dormir.
Porque incluso el hombre más fuerte de la Tierra, entendía que no hay lugar más cálido, más seguro y reconfortante que el hogar donde te espera una familia.
Y estaba infinitamente agradecido por ese hogar suyo.
¿Qué tal? ¿Les gustó? Es cortito y no tiene sangre ni gritos ni muertes, pero es que en la vida los momentos de paz y autorreflexión son importantes también.
Espero que disfrutaran este pequeño regalo, dedicado a todos aquellos que agradecen estar rodeados de personas que les quieren.
Si les gustó, por favor no se olviden de dejar sus comentarios.
Hasta el próximo capítulo, les mando un montón de apapachos.
¡Nos leemos pronto!
