Disclaimer: Los personajes son propiedad de Stephenie Meyer.


Prólogo

Se encontraba sentado en la parte trasera del coche de su padre. No estaba seguro de cuanto tiempo llevaban de camino, y sinceramente, no le importaba saberlo. Tenía la cabeza apoyada en el asiento del coche y se encontraba observando el paisaje que se veía por la ventanilla. No había mucho para ver en realidad, solo una carretera medio vacía y algún que otro árbol.

Aquel día era especialmente caluroso y soleado, algo bastante extraño debido a que estaban en octubre. Se quitó la chaqueta tejana que llevaba, y la dejó en el asiento de al lado. Después desvió su mirada hacia la radio, no le gustaba nada aquella emisora que estaba escuchando su padre. Llevaban por lo menos cuarenta y cinco minutos poniendo música country y ya le estaba empezando a doler la cabeza. Suspiró y se estiró mejor en el asiento. Abrió su mochila y cogió el Ipod, por lo menos su música era mejor que aquella odiosa emisora de country. Cerró los ojos y decidió concentrarse en la música que ya empezaba a sonar en sus oídos. Al poco rato sintió unos suaves golpecitos en su rodilla. Abrió los ojos lentamente y se encontró a su madre observándolo desde el asiento delantero.

-¿Qué pasa?-le preguntó él.

-Vamos a comer-le contestó su madre saliendo del coche.

Jasper se asomó por la ventanilla y se encontró delante de un bar de carretera, un poco viejo, por no decir demasiado, que estaba seguro que a la mínima ráfaga de viento se vendría abajo.

Se bajó del coche lentamente y se reunió con sus padres que ya habían entrado. Se sentaron en una mesa que se encontraba al lado de la ventana y esperaron a que vinieran a tomarles nota.

Sus padres charlaban de cosas sin importancia, como la gasolina, el tiempo o el nuevo pueblo al que se dirigían. Como a Jasper este último tema lo ponía de mal humor, dejó de escucharlos y se concentró en la carta del menú. Al poco rato se les acercó un hombre de unos sesenta años. Tenía el pelo blanco y el pobre iba cojo. Jasper se compadeció de él en silencio por tener que estar sirviendo en un lugar como aquel, y pidió una hamburguesa con patatas fritas para comer.

-Solo comes porquerías, Jasper-le reprochó su madre.

Él se limitó a no contestarle.

-Vamos, no puedes estar enfadado toda la vida ¿no crees?-intervino su padre.

-No, solo hasta que cumpla la mayoría de edad y pueda largarme de vuelta a Texas.

-Bueno, pues hasta que llegue ese día, tendrás que aguantarte e ir a donde nosotros vayamos ¿está claro?-alzó la voz su padre.

Jasper asintió sin mirarlo. Ni siquiera tenía ganas de volver a Texas. Desde que supo que tendría que mudarse, se había dado cuenta de muchas cosas. Como por ejemplo, que las personas a las que llamaba "amigos" solo se habían acercado a él por la reputación y el dinero de su padre, o que su novia, o mejor dicho, su ex novia estaba con él por la misma razón. En definitiva, eran todos unos falsos e interesados. Su padre era un gran empresario que disponía de varias empresas, pero hacía poco había tenido un ataque al corazón debido al estrés, y el médico le había casi ordenado cambiar de aires por unos años. Le dijo que podría continuar trabajando si no lo hacía de manera obsesiva, mientras se fuera a vivir a un lugar más tranquilo. El único lugar tranquilo que había encontrado en el mapa había sido un pueblecito llamado Forks, situado en la península de Olympic, al noroeste del estado de Washington. Jasper había buscado información sobre aquel lugar y estuvo a punto de caérsele el alma a los pies cuando vio que ni siquiera vivían más de dos mil personas. Tampoco había nada interesante para distraerse, y al ver aquel panorama, decidió quedarse en Texas con sus abuelos. Sus padres, al escuchar su decisión se emperraron en llevárselo con ellos ya que su madre no soportaba la idea de tener a su único hijo tan lejos. Jasper se pasó las cuatro semanas de la mudanza de mal humor, y aún continuaba del mismo modo, y por lo que parecía, estaba dispuesto a continuar enfurruñado unos cuantos días más. Por si fuera poco, en vez tomar un avión, su padre había decidido coger el coche ya que tenía ganas de hacer un largo viaje por carretera. Aquello ya fue la gota que colmó el vaso. Jasper tendría que aguantar siete horas sentado en el asiento trasero de su coche, escuchando música country, sin poder hacer nada para distraerse.

Salieron de aquel bar ruinoso y continuaron con su viaje. Por lo menos le quedaban tres horas más hasta llegar al nuevo pueblo.

Lo único que Jasper sabía de Forks, era que casi siempre llovía y hacia frío, y que seria "el nuevo" en un lugar donde todos los adolescentes se conocían desde siempre. De todos modos, no le interesaba saber nada más acerca de aquel lugar.

Era ya de noche cuando llegaron a la nueva casa. Era igual de grande que la que tenían en Texas, solo que esta era algo más rústica. Era blanca y de dos pisos. Estaba decorada con algún que otro tablón de madera, y la puerta estaba hecha con el mismo material. Jasper salió del coche, cogió sus maletas del maletero y entró en la casa sin ni siquiera echarle una ojeada. Encontró un cuarto con una cama en el centro, y decidió que aquella sería su habitación, de todos modos no tenía ganas de investigar más. Dejó las maletas mal puestas por el suelo y se tumbó boca arriba en la cama que para su sorpresa, era bastante cómoda. Escuchó unos pasos acercarse a su nueva habitación.

-¿Te quedas con este cuarto?-le preguntó su madre desde el marco de la puerta.

Jasper asintió. Su madre se acercó a él y se sentó a su lado en la cama.

-Cielo, sabes que todo esto lo hacemos por tu padre.

-Lo sé.

-Entonces ¿Por qué te portas como te estás portando?

Jasper no contestó, simplemente se limitó a girar la cabeza hacia el otro lado. En realidad sabía que estaba siendo un egoísta solo pensando en él, pero no estaba dispuesto a admitirlo.

-¿Qué te parece si hacemos un trato?-le preguntó su madre.

Jasper volvió a girar la cabeza en su dirección frunciendo el ceño. Normalmente hacía tratos con su madre cuando tenía cinco años, y él le prometía que no volvería a hacer travesuras, si ella prometía no explicarle nada a su padre.

-Te aseguro que te dejaremos volver a Texas dentro de seis meses, cuando cumplas los dieciocho, pero solo si vuelves a ser el Jasper de antes. Ni a tu padre ni a mi nos gusta tenerte con mala cara todo el día, y estoy segura de que a ti tampoco te gusta. Así que, si tú intentas poner de tu parte para adaptarte a Forks, nosotros prometemos que en seis meses volverás a Texas. ¿Qué te parece?

Jasper lo pensó durante unos segundos. Finalmente sonrió y asintió, por lo menos no era un mal trato. Seis meses no era tanto tiempo y estaba seguro de que no encontraría ninguna razón por la cual deseara quedarse en Forks eternamente.


Hii^^

Lo se, estareis pensando ¿que hace esta aqui si tiene que terminar su otro fic?

Soy completamente consciente, y os aviso de que el proximo capitulo esta en proceso, pero necesito tiempo e inspiracion para terminarlo (y la segunda opcion no aparece por ningun lugar T_T)

Asi que he decidido comenzar a publicar mi nueva historia larga (aunque aun no se cuantos capis tendra u_u) pero ya tengo bastantes escritos, asi que espero tener tiempo para poder terminarla sin demasiada presion xD

Intentare subir capitulos cada dos dias, o diariamente, depende del tiempo y de las ganas que tenga (soy una vaga I'm sorry)

Ya sabeis que espero vuestros reviews diciendome que os ha gustado mucho (o todo lo contrario)

Ya veis que este capitulo es introductorio, en el siguiente la historia ya empieza a tomar forma;)

Muchos besitos y hasta pronto!:D