Disclaimer: Los personajes de esta historia no me pertenecen, si no a su creador y mangaka Masami Kurumada, yo sólo los he utilizado para satisfacer mis ansias de imaginación. Esta historia es de género Shonen-ai, Aioria x Shaka, Shaka x Aioria.

Advertencias: Esta historia tiene contenido lemon, lime; pues trata de la convivencia como pareja de nuestros protagonistas, por ende la personalidad de los personajes puede estar un tanto distorcionada, así que me disculpo si quedaron demasiado occe.

Notas autora: Este fic fue concebido para la maratón de relatos del evento relatos de una pasión de la secta Shakaoriana de los foros miarroba, y como regalo para mi hermanita, pelotita.

Dedicado a mi hermana


Antología

..."Te quiero no por quien eres,

Sino por quien soy cuando estoy contigo"...

-Gabriel García Márquez-

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Acto I: El Beso

Los ojos gatunos de Aioria me observaron con cuidado, tratando de conectarse con mis orbes. Sus mejillas se encendieron debido a su excitación.
Mi corazón me retumbaba acelerado, sabiendo que el suyo también corría con demasiada agitación. Mi cuerpo se tensaba, provocando que no lograra respirar con normalidad.
Su boca se posó sobre la mía, en un único y maravilloso segundo. Percibí el dulce movimiento de su lengua danzando en lo profundo de mi ser; y mi cuerpo se estremeció al recibir el contacto con su carne, blanda y sabrosa.
Mi boca jamás olvidará el sabor de nuestro primer beso...

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Acto II: El segundo

Sus manos aprisionaron mi mentón rápidamente. Su cuerpo pegándose conmigo, y su polera rozando la tela de mi camisa.
Su pecho jugaba encima de mí, provocando que mi espalda se arqueara, recibiendo un sin fin de estremecimientos. La sensación de éxtasis aún está presente en mi piel.
Recuerdo que sus ojos se dilataron, percibiendo como subía la intensidad de nuestros roces. Aioria lamió sutilmente la carne de mi cuello, logrando que mis piernas se tambalearan. Mis brazos se aferraron a su espalda, y me enterró sus afilados colmillos.
La lengua de mi felino subía por mi carne, y dejaba rastros de húmeda saliva. Mi corazón palpitaba rápidamente, sintiendo como su miembro se pegaba hasta mí; y me tocaba descaradamente. Su boca se apoderó de mis labios, su lengua ingresando salvajemente. Su saliva se mezcló en mi interior, y mis uñas le dejaron cicatrices en su piel.
Mi miembro despertó debido a la cercanía del suyo, provocando que mi temperatura aumentara…
La presión de sus manos fue más agresiva, y su lengua bailaba. Sus dientes desgarraban pequeñas zonas. Saboreé algunas gotas de mi sangre, y pensé que moriría por la falta de oxigeno.
Después de todo, no hay primero sin segundo…

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Acto III: Cautivo

-Ámame- mi boca estaba pegada a su cuerpo bronceado. Mi lengua salía y entraba para fundirse con el sabor de mi propia saliva. Aioria me abrazaba de forma cariñosa, y sus ojos me contemplaban; los míos se cerraban debido a mis constantes pestañeos.
Mi felino se ruborizó, y una ligera sonrisa se formó en sus labios. Su boca oscura y gruesa se dejó caer encima de mis manos. –Te amo- su boca me besó la piel, y su lengua recorría cada centímetro, escarbando entre medio de mis dedos. Aquella sensación de éxtasis me recorrió el cuerpo y provocó que mi corazón se acelerara. Sus dientes me penetraban, produciéndome el más sublime de los dolores.
Mi mano se aferró a su cuello, jalándole sus castaños cabellos. Mi pecho se agitaba a medida que mi felino iba ganando terreno.
-Quémame- su otra mano se enredó en mi cintura, sujetándome. Mi boca se apoderó de la suya, juntando mi lengua con su carne caliente. Sus dientes me desgarraron un trozo de paladar, y el sabor de la sangre se fundió con el de nuestras salivas. La temperatura de mi cuerpo fue aumentando, hasta que mis palpitaciones corrieron a una velocidad estrepitosa.
Su mano acariciaba mi cadera con movimientos circulares, y nuestras piernas se juntaron. Su miembro encima del mío me excitaba, su piel chocando con mi piel. Nuestras bocas devorándose una a la otra, y el irremediable jadeo que brotaba de mi garganta.
Mis manos le aprisionaron su cuello, y ejercí tan fuerza descomunal, que su garganta logró ahogarse en el interior de la mía.
Mi miembro bailó junto al suyo, y no separé el contacto hasta percibir como su cuerpo se desestabilizaba, y caía vulnerable bajo mi poder.
El maravilloso sonido de su gemido provocó que volviera a apoderarme de su boca.

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…Continuará...