"te lo agradezco fortachón, pero hay un premio de consolación, a tu amiga que se muere por verme"

-Meg-

Al haber dicho esto Hades, Hércules se dio la medie vuelta en su caballo alado, hacia donde había dejado a Megara, tenía que llegar, lo más rápido posible, pero mientras trataba de pasar todo su desespero y prisa a Pegaso, en su ente los segundos se tornaban eternos.

En la tierra, fil acariciaba la mano de Meg mientras esta miraba fijamente al distante monte olimpo, no logro divisar a su amado, así que giro su rostro para mirar a fil, quien, al notar los ojos cansados de meg, cerro los suyos, entonces ella tomo un respiro profundo y exhalando con desesperanza, aceptando su inminente final. En ese momento un aleteo se dejó oír y bajando de su caballo alado Hércules se acercó mirando la triste escena.

Miro con detenimiento, meg yacía en el suelo exactamente como la había dejado ahí, sus ojos estaban cerrados y casi podía oír la respiración leve y lenta de su amada.

-¿Meg?- cuestiono suavemente mientras se acercaba a ella, se hinco a su lado y acaricio un poco su rostro.

-¿h… Her… cules…?- respondió la muchacha ya sin fuerzas, abriendo un poco los ojos, como queriendo hacer un esfuerzo para sonreír

-¡Meg!- Hércules la cargo y la abrazo a su pecho, mientras sentía sus leves respiraciones, acaricio un poco su cabello.

-ugh- meg se quejó débilmente por el dolor, apenas Hércules pudo notarlo- Herc… no… no puedo verte- dijo realizando que sus sentidos la estaban abandonando, una pequeña lagrima recorrió su mejilla pálida.

-Meg, mírame, estoy aquí… para ti- respondió con preocupación el héroe separándola un poco de su pecho y levantando su mirada triste, tomo una de sus manos y la dirigió a su rostro, trataba que las lágrimas no salieran de sus ojos azules, creía que si le daba un poco de fuerza podría sobrevivir –Haz un esfuerzo- suavemente dijo –por favor-

-me siento… débil- dijo con dificultad- he… cumplido…- en ese momento el sentimiento corto su voz, las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos como cascadas.

-No digas eso…- Hércules dijo abrazándola- te lo prometí… aquí estoy para protegerte, no te hare daño, ni dejare que nada ni nadie te hiera-

Meg quedo en silencio mientras sentía como su cuerpo se hacía más frio y sus respiraciones eran casi imposibles, casi podía oír el afilado de las tijeras de la muerte apunto de cortar su hilo de vida, jamás había tenido miedo a morir, pero ahora… ese miedo la acompaño.

-Herc… frio- dijo con letargo, Hércules la abrazo aún más fuerte y la trato de cubrir con su capa, mientras su voz se comenzó a quebrar.

-Meg… quédate- suplico con miedo- no te vayas, te necesito-

-te… amo… Herc…- respondió meg subiendo su mano a la mejilla temblorosa de su amado, Hércules la atrajo a sus labios dándole un beso profundo, el cual con sus últimos alientos se le correspondió, pero la mano de su amada cayó al suelo mientras sitio como su vida se había escapado fugazmente de sus brazos, Hércules se separó de Meg abruptamente, miro su rostro sin vida, su piel era completamente blanca y sus ojos violáceos yacían entre cerrados ya sin vida.

Hércules quedo en silencio unos segundos que se transformaron en una eternidad para los presentes

–Meg, ¡NO!- susurro ya sin aliento ni fuerza el héroe ante el cadáver de su amada, la abrazo con todas sus fuerzas y poso una de sus manos en su delicado cuello, con la esperanza de encontrar una señal de vida, mas no la encontró, suspirando con desesperanza a la par en que las grandes lagrimas invadieron sus ojos azules, se aferró a ella, posando su rostro en su pecho y acariciándola con delicadeza, hasta que después de un tiempo lo realizo, descendió el cuerpo al suelo y lloro en silencio.

"hay muchacho, hay cosas que no se pueden cambiar"

-si las hay-