Una historia que imagine para darle origen y pasado a Dynamo )


Ella luchaba y luchaba a sus siete años de edad. Ella lloraba y lloraba a sus siete años de edad. Ella soñaba y soñaba a sus siete años de edad.

Una tarde, en su hogar, el director escolar, junto a un psicólogo, eran visitas. El padre de la pequeña trataba con ellos, esperando lo que seguramente era lo que él pesaba con respecto a los problemas de su hija.

-Su hija no parece estar interesada al relacionarse con sus pares... Esto nos preocupa. – Dijo el director. Era obvio, siempre en un instituto o escuela, estas grandes y poderosas cabezas directivas, advierten y se asustan con respecto a los comportamientos de sus alumnos... ¿Para qué dejarlo así? No, eso podría acabar con la buena reputación.

-Mi hija, siempre prefirió una compañía abstracta... Prefiere los objetos que las personas... – Contestó el padre de esta.

-Es un caso extraño, las niñas se interesan por las personas y son abiertas socialmente, en cambio, los varones son los que se cierran entre sus objetos... Tal vez, su hija nunca tuvo la compañía adecuada... Una madre. Necesita un símbolo maternal adecuado, no un padre que se dedica a sus proyectos encerrado en su laboratorio. – Agregó el psicólogo. – Usted, es un experto en las composiciones de aquellas mas o menos recientes formas de vidas inteligentes, independientes y sociales ante los humanos. Le aconsejo que aplique su ingenio para elaborar una de esas máquinas para su hija. No es lo mismo que una madre, ya que no otorgan el calor y el amor necesarios pero, sería una opción que la mantendría sumamente acompañada.

-¿Un reploid?... – Se preguntó el director.

-Sí, una de esas máquinas. – Agredió el psicólogo.

-No son máquinas simples, son más complejas que cualquier cosa en estos momentos... Un reploid, para mi hija... ¿Cómo reaccionaría ella? Ella ama a mis creaciones es más, los adora... Tal vez deba dedicarle un amigo especial, fiel, cariñoso y divertido... Con los gustos de mi niña y el físico que ella me contó de sus sueños, será lo indicado... – Pensó el padre. – Bien, lo haré.

-Esperaremos resultados, ya debemos irnos... – Se levantaron, se estrecharon las manos y el dueño de la casa los acompañó hasta la entrada. Ya era muy tarde y lo mejor era descansar... Eso, después de charlar con la pequeña pelirroja de ojitos verdes...

El hombre subió las escaleras y se dirigió a la habitación de su hija. Entró y ella cantaba felizmente. Su ondulado cabello rojizo y sus pequeños labios, le recordaba la dulzura de la mujer que había amado y a la cual había perdido por una más pequeña, al llegar al mundo.

-¿Amy? – Llamó con su voz gruesa y adulta. La pequeña mujer se sobresaltó, se dio la vuelta y sonrió levemente.

-Hola, papi. – Brotó de los labios más pequeños y bonitos de todos.

-Hija¿Recordas al príncipe que me contaste? – Se sentó en la cama. Amy, también.

-¿El de azul? Sí, papi, si.

-Bueno... Hable con tu director y quede en que, para que tengas un amiguito, te haga un reploid. ¿Qué te parece? – Su hija quedó impresionada y lo abrazó fuertemente. Cómo si un tigre saltara hacia su presa... Cariñosamente.

-¡Que bien¿Cómo se llamará?

-¿Cómo deseas que se llame?

-Ehm... mmhh... eh... – Pensó y pensó. Miró sus alrededores para sacar alguna idea y no se le ocurría nada. Observó los cuadros, el piso, la pared, su padre hasta, la bicicleta de la abuela. Brotó una idea en su cabeza.

-Azul.

-¿Azul¿Estas segura?

-Sí, papi, quiero que se llame Azul.

-Yo pensaba en hacer un reploid femenino, cariño. Azul, parece masculino.

-Es que es para chicos. Quiero que sea un chico.

-Hija¿No te gustaría una chica como amiga?

-Quiero que sea un chico... Azul¡Azul! – Gritó.

-Bien, bien, no te enojes, amor. Ahora, descansa. Mañana, despertemos temprano para desayunar, ducharnos e ir a la escuela.

-No quiero ir a la escuela... No tengo sueño, quiero quedarme despierta.

-Querida... – Amy, cruzó los brazos y echo un fuerte bostezo. - ¿Ves? A dormir.

-No... no quiero. – La acostó, la cubrió y le dio el beso de buenas noches. – No... papa, no quiero... No... Ahhww... No... – Durmió en su sueño. Su padre salió de la habitación, largó un suspiro y caminó hacia su laboratorio. Se sentó en su mesa de dibujo, tomó una hoja simple y pensó constantemente, en el modelo de su nuevo proyecto: "Azul". "Un varón, un varón" Se quejaba.

Más tarde, ya con el modelo dibujado y diseñado, tomó los elementos necesarios. El cuerpo era simple, no le tomaría demasiado tiempo en construirlo. Comenzó con la cabeza, un cerebro avanzado e inteligente. Quería un invento especial, el mejor de todos por lo tanto, tomó los "ingredientes" de la perfección. Consiguió lo que necesitaba y siguió en sus pensamientos, era como leer un libro con los ojos cerrados, sabía perfectamente lo que debía hacer y lo errores que evitar.

Continuó, observó el reloj: 2: 05 a.m. No era tarde y persistió hasta sentir las primeras gotitas de cansancio en sus ojos. Ya había finalizado la cabeza y la figura básica del mecanismo de su reploid. Había avanzado bastante, se sentía curioso, quería verle los ojos... Se acercó y los abrió, eran verdes, cuando en realidad, el los había puesto celestes. Se le hizo extraño el cambio repentino en las pupilas pero, aun así, lo ignoró. Miraba el rostro pálido, la armadura débil y el cabello azul que le había colocado. Pensaba en si ese cabello, le obstruiría en sus movimientos veloces, era muy lacio y extremadamente largo... Era sólo un objeto llamativo al ojo humano que lo hacía atractivo, como un príncipe, en los cuentos de hadas. Sonreía al imaginar cuando este se preguntará: "¿Quién soy¿Dónde estoy¿Quién es usted?" Las preguntas más hermosas, era como ver a tu propio hijo hablar por primera vez... Pero con la diferencia que es de titanio, es enorme y vive gracias a un funcionamiento complejo... Estaba ansioso y parecía no querer dejar de trabajar.

Eran las: 5:53 a.m. Se aterrorizó, su hija despertaría en sólo media hora y el quería que ella se relacionara con su futuro amigo. Por lo tanto, a la mitad de su construcción, despertó a Azul en su cápsula de mantenimiento. Este sólo emitía sonidos de molestia, como si no quisiera levantarse. Abrió los ojos con dificultad y se inclinó un poco al encuentro de su creador. Sus pupilas eran hermosas y poseía una dulzura y un toque de niñez en su mirada. Su rostro era bello con una juventud notable, se percibía el miedo y la desesperación brotando de su mirada...

-Disculpe¿Dónde estoy? – Dijo aterrorizado.

-Hola, soy tu creador. Estas en mi hogar, en mi laboratorio y acabas de nacer. Tu nombre es: Azul. Un reploid común, no especializado en la batalla, sólo en el mantenimiento hogareño. Tu misión es proteger, acompañar y amar a mi hija. Aun no estas completamente "vivo", no te he terminado, aun te faltan las piernas por funcionar.

-Mencionaste... "Hija"¿Podría conocerla? – Sonrió.

-Ya la conocerás, es más, estas momentáneamente despierto para conocerla... – Azul, sonrió, quería conocer a la persona que estaba destinado a amar. Recibió una caricia de parte de su creador y notó sus primeros sentimientos artificiales, en su artificial corazón.


Cap. 2, proximamente.