Yuu no Yume.
El sueño de Yuu.
Capítulo 1- Cambio radical.
El despertador sonó como cualquier otro día y me despertó. Era una mañana soleada y mi madre ya estaba preparando el desayuno cuando me levanté. Cogí el uniforme de la silla de mi escritorio y me cambié de ropa. Al salir de mi habitación, Rosquillas (mi perro) saltó delante de mí.
-¡Rosqui! Ten más cuidado. Por poco te piso…
Seguí por el pasillo hasta el baño y llamé a la puerta. Un "está ocupado" por parte de mi padre me indicó que el baño, efectivamente, estaba ocupado. Esperé un poco en la puerta y al poco rato salió mi padre.
-Buenos días, Yuuki.
-Buenos días, papá. Ya sabes que…
-Sí, ya se… repetimos la escena.-mi padre retrocedió hasta la puerta del baño- buenos días, Yuu.
-Papá… no hace falta si me llamas Yuu desde el principio.
-Pero es que "Yuu" suena muy masculino…
-Sí, pero "Yuuki" no me gusta.-me alejé de mi padre para entrar en el baño.
-Yuu, cariño, sal cuando acabes al comedor. Tenemos algo que decirte.
-Sí. Enseguida voy.-entré en el baño.
Me miré al espejo. Tenía los pelos de punta y eran blancos. Eso era normal ya que soy albina, y mis ojos estaban tan negros como siempre."Vaya pelos que llevo. No se cómo mi padre no se ha muerto de un infarto". Cogí el cepillo de pelo e intenté alisarlo. Al ver que era imposible cogí la laca i me puse un poco. "Así está mejor…" Después de acabar en el baño fui al comedor como mi padre instantes atrás me había pedido. Allí estaba mi madre también. Me miraban con una cara seria y me empezaron a asustar.
-¿Mamá, papá? ¿Qué pasa?
-Bueno, verás… sabes que tu padre trabaja mucho, ¿verdad? Gracias a él podemos pagar todos los gastos de tu escuela y de la familia.
-Sí.-cómo no saberlo. Mi padre se pasaba el día en el trabajo para mantenernos.
-Pues… Siento decirte que la empresa quebró hace poco y me despidieron.- aquello me sentó como un cubo de agua fría.
-Pero… ¿cómo nos mantendremos entonces? No podremos pagarlo todo.
-Por eso, hija, hemos decidido, con mucho pesar, que tenemos que tomar unas medidas.
-Puede sonar muy drástico, pero la situación lo requiere. Tu madre y yo iremos a casa de tu tía a ayudar en el negocio familiar, y a cambio pagarán todos los gastos de comida y el piso. Por otro lado, tú te quedarás aquí. Te hemos buscado un piso en una finca de estudiantes. Vivirás con otras chiquillas de tu edad. Alquilaremos la casa y así pagarás tus estudios y el alquiler de tu habitación en el piso.- me quedé a cuadros. De un día a otro mi vida había sido destrozada. ¿Cómo podíamos haber llegado hasta tal extremo como para tener que abandonar la casa? Mi madre trabajaría por primera vez desde que se casó con mi padre. Mi cara debía de estar tan blanca como mi pelo, porque mi madre me miraba con tal preocupación que parecía que me faltara la cabeza o algo.- También cambiarás de instituto, ya que el actual es demasiado caro. Compréndelo, por favor.
-Pero… ¿cuándo haremos todo esto? ¿Y cómo… hemos llegado a tal extremo?
-Las cosas son como son, hija, y no se pueden cambiar. El lunes que viene te cambiarás de instituto, y el domingo por la mañana desalojaremos la casa. Te llevaremos al piso y nos iremos.
-¿Hasta… cuándo nos iremos de aquí?
-Hasta que tenga un trabajo nuevo por aquí y tengamos suficiente dinero para vivir como hasta ahora. Hoy es jueves, así que cerciórate de esto y ves despidiéndote de tus amigas hoy. Ahora desayuna, que harás tarde.
"Como si tuviera muchas amigas…" Todo aquello me sentó como una patada. No me lo esperaba cuando me había despertado con el reluciente sol esa misma mañana. Pero de todos modos, ¿quién se espera que su vida de un giro de 180º en un día? Nadie, creo yo. El desayuno me sentó fatal y el día se había vuelto un infierno en cinco segundos.
ICHICHICHICHICHICHICHICHICHICHICHICHI
Cuando llegué al instituto, nadie me esperaba. No tenía amigas, supongo que por mi carácter temerario y deprimente. Soy yo la que busca problemas. Todas mis compañeras piensan que soy rara por gustarme el fútbol hasta un punto obsesivo, y los chicos ni se me acercaban porque mi color de pelo les parecía repulsivo. Nunca me he sentido acomplejada por mi pelo, al contrario, me encanta. Pero que huyan corriendo de mí diciendo "Oh, mirad a la del pelo blanco… que rara, vamos a pincharle con un palo" era demasiado. Cuando me sentía estresada por ello, no me echaba a llorar como cualquier otra haría, sino que les daba una "pequeña lección". Así todo era más fácil, hasta que llegaban los profesores y me reñían. Mis padres no sabían mucho de esto, ya me encargaba yo de que no se enteraran… Ese día nadie se enteró de que me iba excepto un chico que quería salir conmigo desde primaria. Y ahora es cuando yo pienso: ¿cómo demonios se ha enterado? Sigue siendo un misterio para mí incluso ahora, cuando ya hace tanto tiempo desde que pasó. Se llama Daisuke, y es bastante listo. No se que ve en mí. Seguramente sólo sea por lástima, pero quién sabe… Esa mañana, al entrar a clase, se puso delante de mí. Yo era más alta que él.
-¿Qué diablos te pasa?- siempre intento comportarme de forma dura en el instituto. Normalmente no hablo así.
-Me he enterado de que te irás. ¿Es cierto?
-Sí. ¿Te importa?
-Bastante. Me gustaría…
-No empieces otra vez con el rollito de "Quiero salir contigo". Sabes que no quiero.
-Pero Yuu… Aunque sólo seamos amigos.- me miró con una carita monísima. Me ablandé con él. ¡Soy una chica, tengo mis debilidades!
-Sólo amigos, ¿vale? Y no quiero que nadie más se entere de que me voy. ¿Okay?
-Okay. Te daré mi número de móvil para que estemos en contacto, ¿vale?- sonrió. Pues sí que estaba feliz ahora…
-Vale. Ahora a tu pupitre, que viene el plasta del profesor. No quiero broncas esta mañana.
Al empezar la clase me invadió una sensación de tristeza muy profunda. Daisuke me caía muy bien, de hecho era buena persona, pero no quería darle falsas esperanzas. Por otra parte no quería irme, estaba muy a gusto en mi instituto. Mi vida había cambiado tanto… Tengo 15 años, no estoy como para irme a vivir sola… bueno, sola no, porque mi padre me había dicho que estaría con unas chicas más mayores que yo. Pero no me importaba… porque no las conocía. La primera clase pasó de forma normal, pero la segunda tocó con mi tutor. El bocazas ya estaba aquí.
-Chicos, hoy tengo algo que anunciaros…- "No, por favor…"-vuestra compañera Yuuki se irá del instituto el viernes. Espero que le deis una buena despedida.
Todos se giraron a mirarme. "Dios, qué vergüenza…" A partir de ese momento no me arrepentí de irme. Después de eso sería el tema de conversación durante una semana, ya que nadie se va así porque sí…
Bueno, muchas gracias a todos los que hayan leído esta historia. Me entró la inspiración gracias a un sueño que tuve el otro día. Es mi primera historia, y TODOS los personajes son originales. Si os parece que puedo cambiar algo para mejorar la historia o veis alguna falta ortográfica me gustaría que me lo dijerais. Sólo continuaré si recibo como mínimo un review positivo, es decir, si una sola persona sigue la historia yo seguiré actualizando.
