Capitulo 1.
Audrey se levanto temprano esa mañana; apenas amanecía. Ya no podía seguir acostada; había pasado una mala noche y se sentía algo agobiada. Odiaba los cambios y más si estos eran tan bruscos. Nunca le gustaron. Ella era una mujer que planificaba todo, desde que decir hasta como actuar. Era una mujer meticulosa; nunca dejaba nada al azar y se sentía perdida cuando tenía dudas, aunque nunca lo demostrase.
Esa mañana Audrey no se sentía con la confianza suficiente. Tenía que ser fuerte; a su padre nunca le hubiera gustado verla dudar. Por el contrario, se lo hubiese reprochado.
Él la había educado de una manera muy severa. Desde que tenía uso de razón siempre vivía en Internados, y la única compañía con la que contó cuando llegaba a casa en las vacaciones fueron la de la servidumbre que, mas que cariño, parecía que le tenían lastima por ser una "pobre niña rica abandonada". Audrey nunca conoció el abrazo de un padre o el beso de una madre. Sabía escasas cosas sobre ellos; viajaban mucho por todo el mundo cerrando tratos millonarios de negocios. A su padre, en lugar de una niña, le hubiese gustado tener un varón; un heredero no sólo de su dinero, sino también de su apellido. Para Audrey era doloroso escuchar los comentarios de Él, más con el tiempo aprendió a disimular su tristeza y empezó a crear una coraza alrededor de ella para volverse más fuerte.
También se hizo el pleno propósito de demostrarle a su padre que ella era capaz de lograr cualquier cosa que se propusiera, y lo haría con o sin su ayuda.
Aprendió a vivir de una manera solitaria. Sabía que las personas sólo la utilizaban por ser hija de quien era. Sufrió muchas decepciones de gente que creyó que eran leales. Todavía recordaba con rabia el día que descubrió a su novio con su mejor amiga. Audrey pensaba que por fin había encontrado a alguien que la amaba, pero se equivoco. Al principio lloró por la traición, pero después fue creándose esa famosa coraza de hierro que ahora la identificaba.
Su vida hasta hace poco había sido casi perfecta. Trabajaba en una de las empresas de su padre; se encargaba de la administración. Él no le permitía un puesto más alto, aunque se esforzaba mucho por conseguirlo. La gente la respetaba por ser hija del dueño, pero también le temían. Sin siquiera desearlo había heredado de su padre aquel carácter duro y reacio.
Las palabras "gracias" o "por favor" no cabían en su vocabulario.
Su padre le dijo una vez:
__ Ese es signo de debilidad, y nosotros no somos débiles Tú como mi hija debes de saberlo_
Caminaba dando vueltas por la casa que, a su parecer, era demasiado grande y además odiaba, pero tenia que estar ahí; así se lo había estipulado.
Ya se había preparado la que sería su primera taza de café de ese día. Su vida había dado una vuelta de 180 grados y ahora se sentía desesperada. De la noche a la mañana le habían dicho que ocuparía una de las gerencias.
Su padre había entrando abruptamente a su oficina y sólo se lo notificó:
_ Desde mañana te quiero en la junta directiva. Nos reuniremos a las 10:00 de la mañana, y allí se lo notificaremos a los demás. No me decepciones_, para luego irse, dejándola más que aturdida.
_"Dios mío_" se dijo. Eso era lo que mas deseaba; era un gran cambio Responsabilidades más grandes; tendría poder sobre la empresa. Lo que siempre quiso, por lo que siempre lucho. Sin embargo, lo que realmente le angustiaba era el hecho de que su padre, a quien apenas veía, se lo dijo personalmente. No por medio de un memorándum. No. Fue Él quien se lo dijo.
Quería causar una muy buena impresión. Quería que todo fuese perfecto. Por ello, estuvo casi toda la noche preparándose para esa junta. Había escrito en su laptop, varias ideas que tenía en mente para nuevos negocios y había elegido su mejor vestido.
Ya lo tenía todo planeado. Llegaría temprano a su oficina y ahí terminaría de preparar todo; no quería que los demás en la junta dudaran de su capacidad. Quería que la vieran como la mujer profesional que era, y que estaba lista para asumir su nuevo puesto.
Tardó poco más de una hora en arreglarse, se encontraba más tranquila. La confianza volvía a ella poco a poco y, tomando aire, agarró sus cosas para dirigirse a su oficina.
Decidió caminar; la oficina no se encontraba muy lejos. Aún tenía tiempo y, además, serviría para que se relajara un poco más.
_ Si, caminar será lo mejor_ se dijo
Tomo rumbo al pequeño parque público que a esa hora de la mañana no parecía tan concurrido, salvo por algunas personas que corrían ejercitándose. Compró otro café y se dispuso a empezar su día. Sin embargo, con lo que Audrey no contaba era que más cambios habría en su vida y que estos la dejarían marcada para siempre.
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- Quiero agradecer profundamente a ammiel, por ayudarme y por corregir la historia.
