Sé que debo la última parte de Luchadora y sé la publicaré, pero esta historia vino a mi cabeza y no me quedó más remedio que escribirla. Secuela de Nunca Más, pero se puede leer aparte de esa. Los errores son todos míos y los personajes no me pertenecen, los he sacado y rato para jugar.


El Cisne y El Robot

Secuela Nunca Más

"- ¿Has sentido alguna vez tanto miedo que ese miedo es capaz de matarte?".

"Yo lo sentí una vez. Cuando era pequeña en mi casa en Lille tenía un vecino. Nuestra casa, era una casa de campo pero teníamos vecinos que no estaban tan lejos de nosotros y este vecino en particular siempre me aterró. Era un inventor".

"Se especializaba en crear muchas cosas, desde crear codificadores de sonidos con una tostadora hasta robots mecánicos compuestos de partes de todo tipo de electrodomésticos, como por ejemplo una aspiradora. No eran ajenos los ruidos que venían de su ático o su sótano pero ya estábamos acostumbrados a ellos. Mi padre solía decir que algún día sus experimentos le explotarían en su propia cara sino tenía cuidado pero yo estaba más preocupada por los inventos que él hacía todos los días, sobre todo esos que tenían que ver con robots".

"Desde que era una niña le he tenido pánico a los robots. Mucho más que a las arañas o a la oscuridad. Imaginarme esos monstruos mecánicos persiguiéndome siempre fue material de pesadillas y por culpa de ellos tengo que confesar con mucha verguenza, que ese mismo miedo me hizo mojar la cama hasta los nueve años. Jamás pude quitarme ese miedo y recuerdo que la última vez que de hecho mojé la cama fue a los nueve años cuando por fin, una noche, las predicciones de mi padre con el vecino se hicieron realidad. La casa del inventor explotó."

"Recuerdo que todos nos despertamos asustados a causa del estallido y mis padres se mantuvieron despiertos desde las tres de la madrugada hasta las ocho de la mañana. Durante la noche vimos cómo los bomberos apagaban el fuego de la casa de campo y sacaban las pocas cosas que se salvaron de las llamas que empezaron en el ático."

"Ellos no lograron recuperar muchas cosas, todas estaban chamuscadas y eran inservibles excepto algunas que sí se salvaron y estaban guardadas en su sótano. Una caja fuerte con patentes de sus buenos inventos y un robot. Era un robot de hojalata con un ojo de faro de automóvil y el otro blanco, humano"

"Excepto que una parte del robot de lata era piel, muy parecida a la piel humana. Aquella parte tenía la forma de una cabeza humana con un ojo de vidrio blanco y donde también podías ver las venas, líneas rojas. Era tan realista que daba miedo y yo tuve la mala suerte de tener mi habitación justo en la parte que daba al patio de la casa del inventor, donde habían dejado al robot toda la noche".

"Cuando mi padre me obligó a volver a dormir tuve pesadillas con ese robot. Cuando desperté sentí la incómoda humedad entre mis piernas y el colchón y lo supe, había mojado la cama."

"Ese trauma estuvo conmigo por un tiempo hasta que lo olvidé. Como también olvidé al inventor que había muerto calcinado cuando intentaba conectar electricidad a un puerto artesanal lleno de cables dentro de una cabeza de porcelana esta vez de un cisne".

"Nunca más mojé la cama pero el miedo siempre estuvo allí, escondido". "Camuflado y esperando la oportunidad perfecta para volver a atacarme y cuando lo conocí a él..." "Cuando lo conocí a él lo logró. El miedo me atacó y me venció y fue pura suerte el no haber mojado mis pantalones porque eso sí que hubiese sido horroroso".

"Sin embargo no lo conocí de inmediato porque no estaba en condiciones de hacerlo." "Me habían herido y todo lo que podía y pude sentir por un tiempo fue dolor, mucho dolor y mareos."

"Desde esa noche en el estacionamiento de Dyad sólo fui consciente de dos cosas, que estaba perdiendo sangre de una manera espantosa y que estaba al borde de la muerte". "Recuerdo el rostro de mi chérie en una cara y cuerpo diferentes, luego la voz de un hombre que hablaba con alguien y presionó algo contra mi vientre y me hizo gritar de dolor, ese mismo hombre luego habló conmigo y me pidió resistir, sólo resistir. Cuando ya no tenía fuerzas...".

- ¡Ma chérie, estoy en casa...!

La voz de Delphine asustó tanto a Cosima que el libro que sostenía en las manos se le cayó al suelo con un golpe sordo. Había perdido la noción del tiempo que la morena planeaba gastar en una sorpresa sexy para su novia. Cuando buscó en el cajón de la ropa interior de la rubia un espacio para guardar su regalo, se encontró con un cuaderno de cuero marrón. Cosima lo conocía por supuesto porque ella misma se lo había regalado a Delphine para su cumpleaños. Un diario de memorias.

Era personal, demasiado personal y Cosima sabía que no estaba bien lo que estaba haciendo pero no era algo que no había podido evitar. Estaba demasiado intrigada con todas aquellas palabras. Intrigada y herida porque ser testigo del dolor que vivió Delphine mientras ambas estuvieron separadas dolía mucho.

- ¡Dame un seg...! - Cosima gritó de vuelta feliz de no tener la voz quebrada por la emoción. No tuvo tanta suerte con sus ojos que estaban llenos de lágrimas pero hizo lo posible por secarlas sin que el maquillaje en los ojos se manchara, bendecía los productos de belleza resistentes al agua y no testeados en animales.

La morena guardó el diario personal de su amante en el mismo lugar que lo encontró y salió de la habitación que compartían forzando una sonrisa. Ella sabía que tendría que tener esa charla que Delphine había evitado muy pronto porque Cosima ya sabía el principio y parte de la historia y necesitaba saberlo todo, por completo.

Cuando pasó la sala de estar descubrió los zapatos de tacón de Delphine al lado de la percha donde colgaban los abrigos y las llaves de casa en una fuente de cristal de la mesa de café. Siguió el tarareo de la voz de Delphine hasta la cocina dónde su chica había dejado una botella de vino tinto y una caja de trufas sobre el mostrador.

Cosima suspiró. Ya habían pasado antes por algo parecido y Cosima no quería recordar. No quería recordar el "Sí se demostró" o sus gritos furiosos exigiendo a Delphine salir de su antigua casa en Minnesota.

Parecía que el destino tenía una cruel manera de repetir y hacernos recordar todo eso que no queremos.

- Bonjour ma chérie - Delphine saludó a su novia con una sonrisa coqueta y un beso en los labios que Cosima respondió de inmediato con los ojos cerrados. Disfrutó de ese beso por un momento y luego agachó la cabeza intentando forzar su mente para expresar todas las palabras que necesitaba decirle a su pareja.

- Estaba pensando que podríamos pasar un buen rato relajadas en el sofá, con trufas, un buen vino y nuestra película favorita...

Delphine estaba perdida en sus ideas para pasar la tarde pero Cosima no podía responder con buena cara a nada de eso así que no lo hizo. Respiró profundo y se armó de valor para lo que venía.

- Me encantaría hacer todo eso contigo Delphine - Cosima respondió con seriedad sin mirar a la rubia - Pero tenemos que hablar. Es importante.

- Bien, entonces podemos... - Delphine que seguía haciendo planes se paró en seco cuando escuchó las palabras de su novia. Estaba a punto de abrir la caja de trufas y se quedó paralizada en medio de aquella acción. Su estómago se hundió, le temblaron las piernas y su corazón echó carreras contra su pecho cuando un extraño sentimiento de Deja Vú cruzó por su mente. Esta escena ya la habían vivido antes.

- Está bien... - su voz era cautelosa y estaba teñida de miedo - ¿De qué quieres que hablemos?

- Necesitamos un lugar cómodo - Cosima respondió con un suspiro y se fijó en la botella de vino aun sin abrir en el mostrador de la cocina - Ve al sofá Del y espera por mí, llevaré el vino porque lo necesitaremos también.

Delphine asintió porque no tenía la fuerza para responder. Se sentó en el sofá de la sala de estar intentando ponerse cómoda y esperó. Tenía tantas ideas en la cabeza sobre lo que quería hablar Cosima que se estaba mareando pero decidió por una vez no pensar en lo peor.

- "No es nada malo, no pienses en lo peor" - pensó para sí maldiciendo su nerviosismo - "Hemos pasado por el infierno y hemos sobrevivido no puede haber nada peor que eso..."

Cuando Cosima regresó con dos copas y la botella de vino casi lamentó sus anteriores palabras al ver a su chica sentada en el sofá asustada de su mente, pero no podían evitar la conversación por más tiempo, ella ya le había dado a Delphine mucho tiempo y ahora necesitaba respuestas.

Abrió la botella de vino y sirvió las copas pero no las tomaron de inmediato. Cosima cogió las manos temblorosas de Delphine entre las suyas y la obligó a mirarla a los ojos.

- Lamento si esto te asusta Delphine - Cosima intentó tranquilizar a su amada con una sonrisa - Pero ya ha pasado mucho tiempo y desde la charla que tuviste con Kristal...

Delphine cerró los ojos. Entendió las palabras de su chérie y le dolieron. Ella no quería hablar de eso, no estaba lista a pesar del tiempo. No podía abrirse a su pareja de golpe porque sabía que una vez que lo hiciera no iba ser capaz de parar.

- Yo sé que te dije que te lo contaría todo Cosima, pero todavía no puedo - Delphine negó con la cabeza y rizos también se movieron - Sé que necesitas saberlo pero no estoy lista...

- Yo sé eso Delphine - ahora Cosima se había puesto nerviosa - Sé que no estás lista pero yo... hice algo que no debía, no fue mi intención. El cuaderno estaba ahí, yo...

El nerviosismo de la rubia pasó a indignación de un segundo a otro. Se levantó de su lugar en el sofá alejándose de Cosima con el entrecejo fruncido, no podía creer que precisamente ella haya sido capaz de violar su intimidad.

- ¿Has leído mi diario personal? - preguntó lo obvio con la voz alterada - ¿Pero cómo has podido? ¡Eso era privado!

- Sé que no debí bebé y lo siento - Cosima también se levantó del sofá para hacerle frente a su amante que seguía muy enojada - Sé que estuvo mal y entiendo que estés enojada pero necesitaba saberlo cariño. Necesitaba saberlo porque ya me he dado cuenta, no creas que no lo sé.

Delphine miró a Cosima con expresión ofuscada pero ahora confundida y la morena negó con la cabeza.

- Tus pesadillas Delphine - Cosima explicó en tono serio - Sé que todavía sufres pesadillas porque te siento por las noches, gimiendo, pidiendo ayuda, llamándome. Sé que te cuesta dormir por las noches y a veces te despiertas muy angustiada por culpa de los malos sueños aunque debo decir que te has vuelto muy buena en enmascarar el pánico que te producen. Nunca gritas pero siempre siento tu lado de la cama bañado en sudor mi amor. Y eso no está bien cariño, no está bien.

Delphine volvió a cerrar los ojos y tragó saliva con fuerza agachando luego la cabeza en la derrota. Ella pensaba que tenía sus crisis controladas porque Cosima nunca le había dicho nada hasta ahora.

- ¿Entiendes porque tenemos que hablar de esto ahora cachorrito? - Cosima preguntó con ternura intentando hablar con Delphine como si en efecto ella fuera un cachorro asustado. La cogió de las manos y se la llevó de vuelta a sofá entregándole la copa de vino que Delphine bebió de un solo trago haciendo una pequeña mueca al final. Iba a necesitar algo más fuerte que el vino para enfrentar la conversación que se avecinaba.