Viviendo con un Kaiba

¡Hola a todas! Bueno, quisiera contarles que me inspiré en el anime 'Marmalade Boy' para hacer esta historia, así que se habrán dado cuenta el porqué del titulo:P(no soy de las q les gustan adelantar cosas del fic, pero era algo q tenia q decir xD) Y hasta aquí nomas llego, el resto se lo dejo a ustedes para que descubran y juzguen las tonterías que se me ocurren

Aclaracion: Yugioh no me pertenece y blah blah blah, es de Kazuki Takahashi y blah blah…


Capítulo 1-¡Vamos a vivir juntos!

-Oh vamos, no es para tanto…- Dijo ella con un suspiro, a la vez que conducía su automóvil por las frías calles de Domino City. De tanto en tanto, se miraba en el espejo para revisar si es que estaba bien su maquillaje o su peinado. En su rostro ya se veían los surcos de las arrugas, pero a pesar de ello, era una mujer atractiva para los hombres de su edad.

-¿Que no es para tanto? – Reaccionó la otra mujer. Era más joven que la primera y ambas tenían el cabello castaño. Una mueca de enfado se dibujó en su rostro.- ¿Cómo crees que me sentiría si en el mismo día del aniversario de papá me vienes con una noticia como ésta¡Jamás me consultaste nada!!-

-Yo soy la que toma las decisiones de mi propia vida…-.

-¡Pero soy tu hija!!!- Exclamó la chica.-¡¡Y no tengo interés de tener otro 'hermanito' en la fami…!!-

-¡Anzu, no es el fin del mundo! – La cortó Meiko Masaki, ya muy cansada. Habían estado discutiendo el mismo tema desde el día anterior, y cada vez que le contestaba, Anzu parecía enfadarse aún más.

-¡Pues para mí sí! – Y dicho esto, Anzu se cruzó de brazos, como una niña pequeña haciendo berrinches. Eran pocas las ocasiones en que ella podía perder la paciencia, pero jamás en su vida se había sentido tan traicionada y miserable.

Después de una interminable media hora de viaje (Con un también interminable e incómodo silencio), al fin el auto se detuvo. Se estacionaron frente al mejor restaurante de la ciudad.

-Hemos llegado…-

-Sí, me di cuenta.-

Meiko soltó un suspiro de resignación, y ambas se bajaron del automóvil. Caminaron algo separadas la una de la otra hasta entrar al restaurante, como si un muro invisible se hubiera construido entre madre e hija.

-¡Meiko!-

Un hombre ataviado en un armani azul oscuro y con el cabello canoso y bien peinado las esperaba en el vestíbulo.

-¡Gozaburo!- Exclamó extasiada la señora Masaki, saludándolo con un beso en los labios, apoyando sus manos sobre el pecho de éste. En la derecha exhibía aquél costoso anillo de diamantes y rubíes que, en una apasionada noche, Gozaburo le regaló a cambio del 'sí' que tanto anhelaba.

El haber visto aquél beso fue como un balde de agua fría para Anzu. El día anterior, cuando su madre le había anunciado que se casaría, la castaña no había aprobado con gran ánimo aquella noticia. Sin embargo, pensaba que ya era hora en que su madre empezara una nueva vida con alguien, tantos años habían pasado desde la muerte de su padre… Pero lo peor llegó cuando supo quién era su 'enamorado'; nada menos que el mismísimo Gozaburo Kaiba, presidente de Kaiba Corporation, amado por los duelistas por haber creado el Disco de Duelos, y odiado por los periodistas debido a su mal carácter y comportamiento arrogante frente a las cámaras.

Pero eso no era lo único que le molestaba a Anzu.

Y es que, de entre tooodos los hombres de cuarentaitantos que vivían en esa ciudad, su madre precisamente tuvo que escoger como amante al progenitor de Seto Kaiba.

Sí, Seto Kaiba. ÉL era el problema.

Jamás se había imaginado que terminaría siendo 'hermanastra' del rival número 1 de su querido Yugi… La sola idea le revolvía el estómago.

-Y esta encantadora jovencita…es Anzu¿No? – Habló Gozaburo, sacando a la castaña de sus pensamientos. – Mucho gusto. Tu madre me ha hablado mucho de ti.-

-Me imagino…- Respondió ella, sin saber qué decir. Con dificultad trataba de mirar hacia las mesas, a ver si es que estaba Kaiba sentado en alguna de ellas. Le extrañaba que no hubiera estado en ese momento junto a su padre.

"Tal vez no quiso venir" Pensó, con una sonrisa esperanzadora. Las cosas serían más fáciles de esa forma.

-Y bien… ¿Pasamos a sentarnos? – Dijo Gozaburo, dirigiéndole una sonrisa a Meiko, a lo que ésta soltó una risita.

Los tres entraron al sector de las mesas, y guiados por un garzón, se sentaron junto a un gran ventanal que exhibía una hermosa vista hacia los jardines. Anzu miró a su alrededor, y vio que todas las mesas tenían manteles de encaje blanco, y encima, un paño verde musgo con bordados del logo del restaurante en las esquinas. Además, cada una tenía una vela y servilletas de tela blanca, con los mismos bordados que los manteles.

Un violinista, ubicado en una tarima de aquél salón, le daba al ambiente un toque de elegancia por medio de su música sublime, acompañado de un joven pianista que no le había quitado la mirada de encima a Anzu. Ésta se sonrojó al notar que él le sonreía de vez en cuando.

-¿Y dónde está Seto, querido¿No vendrá a acompañarnos? – Preguntó Meiko, algo preocupada. Un garzón se acercó a la mesa y les entregó la carta.

"Que no venga, que no venga…" Suplicaba Anzu, arrugando la servilleta en su mano. De verdad que la cena sería un infierno si él llegase.

-Quedó en llamarme pero no lo ha hecho…-

-Es que tuve unos percances…- Dijo de repente una voz grave, apareciendo por detrás de la castaña, quien estaba de espaldas a la entrada.

"No…no puede ser…" Oír su voz la estremeció hasta la médula.

-¡Seto, querido!- Exclamó Meiko, saludándolo con un beso en la mejilla. – Ya te estábamos extrañando. Menos mal que llegaste justo antes de que ordenáramos… ¿Cómo va lo de Hanamaki?-

-Poco a poco lo estoy convenciendo de que sea nuestro socio…-

"Esperen…¿¿No me digan que mi madre ya conocía a Seto??¿¿Hace cuánto tiempo que él sabe de esto???"

La mirada que le dirigió Anzu a su madre fue de total desprecio y rencor, pero ésta no se dio por aludida. ¿Cómo pudo ella hacerle eso? Si Kaiba ya sabía de su relación desde antes¿Por qué a su propia hija no le contó nada, sino hasta el día anterior?

-Bueno, supongo que ya tienes el gusto de conocer a mi hija. – Agregó Meiko, sonriéndole a la castaña como si nada hubiera pasado.

-Me temo que ya tengo el gusto…- Contestó él, sin mirarla siquiera. Aquella situación la incomodó un poco.

"Bueno, yo tampoco estoy muy alegre de haberlo conocido, pues…"

Más tarde, tanto la señora Masaki, como Gozaburo y Kaiba, se enfrascaron en una animada conversación, que fue interrumpida sólo cuando el garzón tomó sus pedidos y cuando éste llegó con sus platos para empezar a comer, al rato después.

Y entre tanto oírlos hablar de trabajo, del periódico y del transporte público, en silencio, Anzu se sentía como la persona más miserable del planeta. ¿Cuánto faltaba para que terminaran de conversar¿Cuánto faltaba para que la cena terminara?

Se puso a mirar a Seto. Parecía que era la primera vez que lo oía hablar tanto en una conversación. A veces, creía que lo hacía para dejar una buena impresión a su 'madrastra'. Pero luego le restó importancia al asunto, a la vez que se ponía a jugar con un mechón de su cabello.

Últimamente la tenía intrigada. De repente tenía algunos cabellos más claros que otros, y al sol, se veían rojizos. Las puntas se doblaban formando ángulos, y no sabía si era florecimiento, o era que no se lo cuidaba mucho. ¿O el florecimiento ocurría cuando las puntas se partían? No se acordaba… Su mirada se paseó distraídamente por los rostros de los comensales, de forma inconciente, hasta que se topó con unos fríos ojos azules que la miraban fijamente.

¿Hace cuánto rato que Seto la había estado observando? Es que no se había dado cuenta de que incluso, él había dejado de hablar. La sangre le subió a la cabeza, y sintió su rostro hervir…

…¿Qué pasaba?...

-Y bueno, creo que ya es hora¿No crees mi manojo de amor?-

-Claro que sí, mi algodón de azúcar…- Contestó Meiko, melosamente.

Aquél intercambio innecesario y desagradable de frases cariñosas despertaron a Anzu se su ensimismamiento.

-¿Qué ocurre?- Sin quererlo, miraba a Kaiba por el rabillo del ojo, descubriendo que éste no dejaba de mirarla. ¿Pero qué le pasaba a ese chico¿Acaso tenía algo en la cara, o se había dado cuenta de que ella llevaba un par de aros distintos en las orejas? Pero si ni se notaba la diferencia cuando se miró al espejo al salir de su casa, los aros eran casi iguales.

-Queremos dar una noticia importante…- Prosiguió Gozaburo, con expresión solemne.- Como saben, mi terroncito y yo nos casaremos, así que todos empezaremos a vivir juntos en la mansión n.n -

-¿¡QUÉ?!!!! – Exclamó Anzu, poniéndose de pie y, sin querer, golpeando la mesa con su mano. No solía actuar de esa forma, pero aquella noticia era demasiado chocante…demasiado…terrible.

-Anzu, mi niñita… será mejor para todos, ya lo verás… ¡empezaremos a vivir como una familia!-

-Como una fami….-

La castaña se dio un segundo para meditar. Si su madre y Gozaburo se casaban, era obvio que todos se tenían que ir a vivir en la misma casa. ¿Por qué esto no se le había cruzado por la mente mucho antes, cuando supo del compromiso?

"Bueno, no importa si antes o después me doy cuenta… ¡lo horrible es, que tendré que irme a vivir con Seto Kaiba! Ya me estoy imaginando lo que dirá toda la escuela cuando nos vean llegar juntos a clases… ¿Y qué irá a decir mi Yugi¿Me odiará por esto¿Terminará conmigo?... Dios… ¡no quiero esto!"

Gozaburo miraba con algo de decepción a Anzu. Su terroncito de azúcar le había dicho que tal vez, su hija entendería. Supuso que ella aún pensaba que su difunto padre era irremplazable, y eso era totalmente comprensible. Luego, miró a su propio hijo, Seto. Su imperturbable rostro hacía imposible el poder adivinar qué sentía exactamente en ese momento.

"Es obvio que tendremos que vivir juntos… no era necesario que lo dijera…" Pensó el CEO con irritación. Le palpitaban las sienes, y con mucha dificultad contenía las ganas de darle un puñetazo a la mesa. "Y no es algo que me agrade… la sola idea de tener que compartir la misma casa con la noviecita de Motou me provoca náuseas."

-Oh, Anzu ya siéntate.- Le dijo Meiko a su hija, quien aún permanecía de pie y en silencio, digiriendo aún todo aquél triste y cercano futuro. –Ahora pensarás que es horrible, pero te acostumbrarás…nos acostumbraremos todos… para nadie es fácil, incluso para Seto¿no es así querido?-

Al sentir que la señora Masaki se refería a él y le dirigía una sonrisa conciliadora, sintió un enorme deseo de gritarle e irse de allí… pero en vez de eso, le devolvió una sonrisa forzada.

"Al menos, Anzu comparte este sentimiento…" Pensó él, mirando a la castaña y percibiendo su profunda irritación, como si aquello fuera algo consolador… pero nada los sacaría a ambos de esa situación.

Así, transcurrió la cena en medio de conversaciones apagadas y miradas fulminantes de parte de cada hijo hacia su respectivo progenitor, hasta que Gozaburo pagó la cuenta y todos salieron del restaurante, en donde Meiko y su 'queridito' se despidieron con un beso tan apasionado, que Anzu y Seto estuvieron a punto de entrar a conseguir un balde para vomitar.

-Y bueno… supongo que nos veremos en la escuela…- Se despidió Anzu, sin saber muy bien qué decir exactamente. Iba a ser todo tan bizarro… siendo él su 'hermanastro'.

-Hm…- Asintió Seto de forma distraída, mirando su reloj. Quería irse rápido de allí.

-¡Muy bien, adiós y cuídense! n.n – Exclamó Meiko cuando ella y su hija llegaron hasta su auto, haciéndoles señas a Gozaburo cuando los vio pasar en su limosina. Él le lanzó un beso al aire y se alejaron por la solitaria calle.

OoOoOoOoOoOoOoOo

-Parece que va a empezar a llover. – Comentó Anzu mirando hacia los negros nubarrones del cielo. En sus brazos llevaba unas dos cajas apiladas que acababa de sacar del camión de la mudanza.

"El día está tan deprimente como yo…"

-Angelito, deja que los empleados traigan tus cosas...-

-Descuide, es que hay algunas cajas que llevan cosas muy delicadas.- Le contestó ella a Gozaburo, sintiéndose extraña porque él la llamara 'angelito'. Respiró profundo y entró a la enorme y lujosa mansión, subiendo las escaleras hacia el segundo piso, tomando el pasillo izquierdo hasta la última puerta de al fondo, en donde estaba su habitación.

No podía creer que el día de la mudanza había llegado. Si ya había pasado un mes desde que supo que todos vivirían juntos, para ella pasó tan rápido como un suspiro.

Dejando las cajas en el suelo, junto a su cama, contempló por un momento su habitación. Era bastante amplia, con muros en tonalidades rosa y lila, un armario tan grande que podría tener el mismo tamaño que su antigua habitación, y había además, un baño personal que tenía hasta jacuzzi. Su cama era de dos plazas (Cosa que le agradó sobremanera. Anzu solía caerse de la cama en las noches porque se movía mucho durante el sueño). Pero lejos lo que más le gustó de su pieza, era el balcón que tenía para ella sola. Desde allí podía ver el hermoso jardín lleno de gardenias, rosas y azucenas que la difunta esposa de Gozaburo había plantado hacía años. El jardín tenía senderos por los que se podía transitar en medio de los arbustos y las flores, y algunos bancos se ubicaban en lugares estratégicos en medio de aquél 'edén'. Lamentablemente, estaba tan nublado que a Anzu le hubiera gustado tener luz de día para iluminar mejor aquella escena tan hermosa.

"Te di la habitación que da hacia el jardín" Le había dicho Gozaburo, cuando llegaron con el camión de la mudanza. "Ya que es la que tiene la mejor vista, y a mi difunta esposa le gustaba mucho observar sus flores desde allí. Era en esa habitación donde hubiera dormido mi pequeña hija si hubiera alcanzado a nacer…"

Aquello la había enternecido tanto, que al recordarlo, hasta olvidaba lo desagradable que iba a ser vivir bajo el mismo techo que Seto Kaiba.

-Ay, Seto… no me habías dicho que venía gente a vivir a tu casa…-

-No tengo porqué decirte nada. ¿Acaso te has arrepentido? –

-¡Claro que no! Yo sólo preguntaba…-

Anzu oyó pisadas que se iban acercando. Al parecer, Seto iba con una compañía femenina. La castaña no le dio importancia al asunto.

-Vamos, muéstrame tu habitación…- Dijo la voz melosa de la chica. Entonces, Anzu se acercó a su puerta, para tratar de escuchar un poco más. ¿Acaso ella y él…?

-Veo que eres tan impaciente como yo…- Le respondió el CEO, abriendo la puerta de su habitación, que no estaba muy lejos de la de Anzu (para su pesar). Y entonces, se oyeron más pisadas hasta que el sonido de la puerta cerrada dejó todo en silencio.

"No puedo creerlo…" La castaña se sentó en su cama, atónita por lo que acababa de oír. "¿Kaiba tiene una novia¿ÉL?!!" Era impensable para todos, que aquél tipo tan arrogante y petulante tuviera una novia que lo pudiera soportar. De hecho, Anzu daba por hecho de que él incluso odiaba a las mujeres, no se lo imaginaba enamorado ni menos en una situación romántica.

"Bueno, pues al parecer desde ahora voy a empezar a conocer más a ese 'adorable' chico¿No?"

Y con una risa, se recostó de espaldas sobre la colcha de su cama, pensando en su querido Yugi, ignorante del destino que la aguardaba.


Y¿Les gusto? Dejen reviews para saber sus opiniones! esto es tan solo un atisbo de lo qse viene :P y como dije, saque la idea de 'marmalade boy' n.nU

Bueno, las dejo y nos vemos en el prox chapi...y recuerden...DEJEN REVIEWS! o