[Reita –– Kai (The GazettE)]

Sus manos, no puedo dejar de observar sus manos. Me pregunto si alguien habrá mirado bien sus manos; son fuertes, grandes, suaves y hermosas. Tremendamente atrayentes. Increíblemente magnéticas. Hoy las he tocado: parecía que sin querer, que tan sólo trataba de quitarle una baqueta para hacer el idiota, pero mi intención era sólo tocarle, sentir esas manos que se me antojan tan deseables. Todos ven su sonrisa, pero yo quiero sus manos, para mi; quiero que me toquen, que me recorran, quiero que se tensen en mi cuello cuando le bese y que se agarren a las sábanas en el momento en el que entre en él.

Pero sigo soñando mientras ríe y los demás observan su sonrisa; y yo miro sus manos.

– ...kira, Akira, ¡Akira! –Sentí que Uruha me llamaba y cambié mi visión de Kai por la de él. –¿Qué te pasa? Llevo un rato llamándote.

–Nada.

–Estabas de nuevo mirando a Kai.

–No.

–Te gusta.

–No. No preguntes esas cosas.

–No era una pregunta: te gusta, te conozco, te gusta.

–No me gusta –mientras volvía la mirada de nuevo a Kai, sentí resoplar a Uruha a mi lado, conociéndole en ese momento seguro que miraba hacia el techo con expresión de aguante. –¿Qué es lo siguiente?

–¿Lo siguiente a qué? –seguramente había vuelto su atención de nuevo a mi.

–A gustar.

–..., ¿estás... enamorado de Yukata?

–Eso será.

Me levanté del sillón de la sala de ensayos, recogí mi bajo y salí de la sala con una media sonrisa en la cara; seguro que Uruha estaba mirándome salir con la boca abierta.

–¡Reita! ¡Espera! –Oigo a Uruha llamarme, pero no me paro y el corre detrás mío con su guitarra ya en la funda. Cuando llega a mi lado recupera el paso normal. –No puedes soltarme eso y quedarte tan pancho.

Lo miré sin agrado, realmente no me apetecía hablar de nada, y menos de Kai, y menos en ese momento, y menos con alguien que no fuera Kai.

–¡Akira! ¡Shima! –Kai venía apresurado mientras sonreía con tranquilidad. –Vamos a ir a tomar algo a un bar, ¿venís, no?

–¡Claro! –Dijo el guitarrista bastante rápido.

–No –quizás mi tono sonó muy cortante, porque ambos me miraron serios. Pero no quería ir a ningún lado, quería llegar a mi casa y descargarme, realmente el rato que pasé pensando en Kai no me había dejado demasiado "tranquilo". –No puedo..., eh, traje la moto, no puedo beber.

–Pero Akira, –Kai se acercó a mi y me paso el brazo por los hombros, maldito el momento en el que noté su mano por todo el recorrido. ¡No me toques, mierda, Kai, no me toques! –Si bebes mucho luego te llevo a casa, para algo somos casi vecinos, ¿no?

–Y si bebe demasiado siempre se puede ir a dormir a tu casa, ¿no, Uke? –Mierda,mierda, mierda, mierda, me ha temblado todo el cuerpo, voy a matar a Uruha.

–Claro.

Vamos de nuevo hacia la sala mientras Kai sigue con su mano en mi hombro. Si aún no empieza la noche y ya estoy temblando..., no quiero saber cómo acaba...