01
Sphintus x Titus
Titus estaba en Magnostadt, entrenando como siempre su magia, mientras una gran cantidad de estudiantes se reunía a su alrededor, admirando sus habilidades. Sphintus le miraba también, este más distanciado y sin tanta emoción. Odiaba que tanta gente rodeara a Titus, aunque él no sabía el motivo. Sentía una rara sensación en el pecho, y no le gustaba nada. Nunca se había sentido así. Molesto, se fue del lugar, y Titus, quien notó esto, le miró durante un momento breve, algo preocupado por su amigo.
Esos días, Sphintus evitaba encontrarse con Titus. Se sentía incómodo con él, pero también mal cuando lo veía con otros, icluso si solo era Aladdin o algún profesor de quien se trataba. Titus se sentía mal porque creía que de algún modo había cabreado a Sphintus y no quería eso, pero no tenía ni idea de qué podría haber sido lo que enfadara al moreno. Por eso, decidió hablar con él y fue a hacerlo en el atardecer, donde le encontró sentado en un bordillo mirando al cielo.
-¡Sphintus! -Exclamó sonriendo como siempre, intentando parecer lo más natural posible.
El otro soltó un grito al oírle ya que no se lo esperaba y se giró alterado.
-¿¡Qué pasa!? -Alzó la voz.
-Oye, no tienes que gritar así... -Susurró el rubio contrariado.
-¿Qué quieres que haga si me pegas un susto?
Titus se sentó a su lado ignorando la pregunta, porque tampoco tenía una buena respuesta que darle.
-Bueno... ¿Cómo estás, Sphintus?
-Como siempre. ¿Y tú?
-Bien, pero estoy preocupado. Cierto amigo tonto no para de ignorarme últimamente y no entiendo qué le ocurre.
Sphintus comprendió perfectamente la indirecta y frunció el ceño algo molesto.
-Tengo mis motivos, ¿vale?
-¿Y cuáles son? -Dudó el de trenzas.
El albino miró a su amigo sin saber muy bien cómo contestar. Ni siquiera él sabía realmente cuáles eran esos extraños sentimientos, así que no podía decir nada.
-...Da igual si no quieres decirlo, pero... -Siguió hablando Titus- No me gusta que hagas esto. No sé qué hacer.
-¡Chicos! -Les llamó alguien a sus espaldas.
Se giraron para ver a Aladdin, quien se acercaba sonriente. Siempre estaba de buen humor, hasta ser contagioso, y Titus también cambió su expresión seria por una sonrisa.
Después de eso estuvieron hablando los tres como siempre y dejaron el tema anterior para otra ocasión. Esa noche, tumbado en su litera, Sphintus estuvo pensando en la conversación con Titus. A él tampoco le agradaba su situación actual con el chico, y quería solucionarla, pero para eso tenía que comprender qué demonios le pasaba. Miró a Aladdin, quien estaba a su lado leyendo, y decidió pedirle consejo. Aunque fuera más joven que él, seguro que podía darle alguna pista.
-Hey, Aladdin... -Susurró- ¿Alguna vez te pasó con alguien que... cuando le ves con otras personas te sientes mal, y cuando estás con él te pones un poco nervioso?
Al mismo Sphintus le daba vergüenza preguntar algo así, pero la necesidad de saber era superior a eso.
-No, nunca. -Dijo el pequeño- Ah, pero he leído un poco sobre eso, se llama amor.
-¿¡Qué!? -Exclamó su contrario- No, no, no, eso es imposible. ¿Yo? ¿Amar a ese idiota? Ni de broma.
-No me digas que es Titus.
-¡No! ¡Ni lo sueñes! ¡Buenas noches!
Sphintus cerró los ojos intentando olvidar lo que nublaba sus pensamientos. ¿Amor? Era estúpido. Pensar que se había enamorado de Titus... no tenía sentido. Sin embargo, él también había leído y escuchado cosas referentes al amor, y no podía negar que era lo que más se acercaba a lo que sentía. "Maldita sea", pensó antes de quedarse dormido.
A la mañana siguiente, Sphintus volvió a encontrarse con Titus. Aceptando la propuesta de este de ir juntos a clase, Sphintus sintió como su corazón comenzaba a latir más rápido, y tragó saliva incómodo.
-¿Pasa algo? -Preguntó Titus, acercándose un poco más a su contrario.
El moreno se sonrojó inevitablemente, recordando las palabras de Aladdin del día anterior. "Se llama amor."
-¡N-no pasa nada, idiota! -Exclamó Sphintus caminando más rápido.
Ahora ya era imposible negar la realidad: se había enamorado indudablemente de su amigo rubio. Aun le costaba creérselo, pero no había otra explicación posible. El problema era que, ahora que lo sabía, se sentía todavía más incómodo junto a Titus.
El tiempo pasó sin ningún cambio aparente. Poco a poco, Sphintus estaba más convencido de que sí que amaba a Titus, aunque le avergonzase. Aladdin, quien a veces los observaba en secreto, decidió darle un empujón a sus amigos para que avanzaran un poco. Por eso, invitó a Titus a ir a un lugar desolado y mandó a Sphintus al mismo lugar para que se vieran, aprovechando para decirle a Sphintus que tomara cartas en el asunto. No muy convencido, el albino fue a donde lo había citado, encontrándose ahí a su amigo mago.
-Titus...
El nombrado se acercó al moreno algo nervioso. No estaba muy seguro de qué hacía ahí.
-T-Titus, hay algo que quiero decirte. -Sphintus tragó saliva y se armó de valor- M-me gustas.
Titus abrió mucho los ojos, incrédulo. No estaba seguro de haber escuchado bien. Al fin y al cabo... ¿Sphintus se acababa de declarar? ¿Sphintus a él? Le tomó unos segundos procesar la situación. Si de verdad había entendido bien, ¿cómo debía responder?
Al ver que el rubio no hacía nada por la sorpresa, su contrario se acercó un poco más hasta estar frente a frente con él.
-Bueno... Sé que discutimos mucho y todo eso, pero no lo hago porque te odie, es todo lo contrario, así que... -Dijo Sphintus incómodo- Agh, esto no se me da bien.
Titus rió por lo bajo ante el comportamiento de Sphintus, ya que se notaba que se estaba esforzando aunque no estaba acostumbrado a esas situaciones. El albino se sonrojó un poco ante esta risa.
-Sphintus... -Titus le miró a los ojos y sonrió- La verdad es que... A mí también me gustas.
Sphintus se sorprendió y abrazó con fuerza a Titus, quien se sonrojó fuertemente y le correspondió algo nervioso.
-Gracias... -Murmuró Sphintus.
-Gracias a ti.
Cuando volvieron a la Academia dados de la mano, a Aladdin no le fue muy difícil adivinar que todo había salido perfectamente. Ambos se veían muy felices, incluso Sphintus, quien estaba ruborizado al lado de un Titus sonriente. Ese fue el inicio de todo...
FIN
