Disclaimer: Para empezar Saint Seiya y todos sus personajes no me pertenecen, son obra del maravilloso Masami Kurumada, yo solo hago uso de mi imaginación para crear historias Ficticias basándome un poco en la historia original.

Esta historia esta basada en lo sucedido a lo largo del anime, manga, en el Lost canvas, SD Seiya, entre otros. Algunas cosas cambiaran, yo solo me baso en el aspecto de los personajes y en algunos hechos, pero la historia será muy diferente a lo que realmente ocurrió.

Disfruten su lectura


Prologo

Grecia, Athenas algunos años atras…

Un pequeño corrió lejos de su maestro intentando buscar algún lugar donde esconderse. Entró en uno de los parques y dejo que sus piecitos lo llevaran detrás de unos arbustos. Bajo un poco su cosmos para que su maestro no lo encontrara tan fácilmente. Una sonrisa adorno su carita, como le gustaba hacer rabiar a su maestro obligándolo a jugar a las escondidas con él, cada que iban a la ciudad por las compras.

El niño observo como su maestro entraba al parque con el ceño fruncido y gritando su nombre. Espero que pasara de largo para poder cambiar su lugar de escondite, pero un sollozo lo detuvo. Sus ojos buscaron alrededor y no vieron nada, se encogió de hombros creyendo que había sido su imaginación y se dio vuelta, pero de nuevo otro sollozo más fuerte que el anterior lo detuvo.

-¿Hola?- Un sonido parecido al susto fue lo único que se escuchó, el pequeño se adentró más en los arbusto y en medio de un pequeño claro visualizo a una niña arrodillada y completamente hecha ovillo sobre la tierra. Su vestido estaba un poco sucio y su cabello desarreglado. El pequeño levanto una ceja con curiosidad y se acercó -¿Estas bien?- La niña se sobresaltó y levanto la mirada asustada.

-Por favor no me hagas daño- Suplico con lágrimas en sus ojos. El niño la observo sorprendido y frunció el ceño.

-Yo no voy a hacerte daño…- Saco de sus ropas un pañuelo y se lo ofreció -Toma...- la niña retrocedió un poco asustada, le dirigió una mirada y un poco temerosa acepto el pedazo de tela.

-Gracias- Murmuro secando sus lágrimas. El niño la observo mejor, era una niña delgada con enormes ojos ambarinos y piel blanca, parecía una de esas muñecas de porcelana que veía en los escaparates de las tiendas. Pero lo que más llamo su atención fueron sus largos bucles blanco platinados, un color muy raro para el cabello de una persona. Curioso, el niño estiro un brazo y acaricio uno de sus bucles enroscándolo en su dedo. Sonrío abiertamente.

-Qué bonito cabellos tienes- La pequeña se retiró con expresión asustada, soltando en el acto su mechón del agarre.

-No me lo jales- El niño parpadeo varias veces borrando la sonrisa de su rostro.

-¿Por qué dices eso? Ya te dije que no te haré daño- Entonces el pequeño fue consiente de los moretones que la niña tenía en sus brazos y un arañazo en su mejilla. Le miro con expresión molesta -¿Quién te hizo eso?- La niña escondió los ojos bajo su flequillo y se froto los brazos.

-Soy muy torpe, me caí-

-No es verdad, a menos que rodaras por un barranco-

-…- Ante el silencio de la niña, el pequeño se acercó para tocar las marcas en sus brazos, ella se alejó arisca. El niño rodó los ojos con fastidio.

-No te haré daño, ya te lo he dicho, solo quiero ayudarte a calmar un poco el dolor- El niño se frotó la cara con una mano. Sentía una sensación pesada en el fondo del estómago al verla en ese estado, como si fuera un animalito temeroso del peligro.

-¿Lo prometes?- El niño hizo una cruz en su pecho y la pequeña se acercó. El deslizo ambas manos por sus costados y un calor extraño, gentil, la invadió por completo apagando el dolor.

-¿Te siente mejor?- La pequeña parpadeo incrédula.

-¿Cómo lo hiciste?- El sonrío de oreja a oreja.

-Magia- La vio sonreír y eso lo tranquilizo.

-¿Puedes enseñarme?- El pareció pensarlo.

-Pues…no sé si tú también tengas sangre de mago, aunque no perdemos nada con intentarlo- La pequeña lo miro divertida.

-¿De verdad? Gracias- Le rodeo el cuello con los brazos, el pequeño se sonrojo y la niña se separó avergonzada –Perdón-

-No-no... no te preocupes- Se rasco la cabeza nervioso –Y… ¿Cómo te llamas?- La niña sonrió jugando con sus dedos.

-Helena-

-Yo soy Alen- Dijo el niño mientras pateaba una piedra en el suelo.

-¿De dónde eres? No pareces griego-

-Pues tu tampoco- Señalo el chico levantando algunos bucles del cabello platinado de su nueva amiga.

-Bueno...yo no soy de aquí, me trajeron en un barco a vivir con mi tío- Al decir esto el niño se dio cuenta de que temblaba demasiado, pero no hacía frío–Soy de Australia- Dijo por fin la pequeña.

-Yo soy de Suecia-

-He oído que es muy bonito- El encogió los hombros.

-Pues sí, aunque no conozco mucho, hace unos años me trajeron aquí y mi mamá se quedó sola en casa-

-Yo no tengo mamá, murió cuando yo nací y mi papá me envío aquí con mi tío porque estaba muy triste- El pequeño le toco el hombro suavemente.

-Lo siento, no quería entristecerte- La niña sonrío y tomo su mano entre las suyas.

-No lo has hecho- El sonrió para tranquilizarla.

-¿Ahora me dirás de donde salieron esos golpes?- Ella abrió la boca pero comenzó a temblar cuando un grito se oyó cerca de ellos.

-¡Helena! ¿Dónde demonios estas niña estúpida?- Un hombre alto y viejo, de cabello gris y opaco, hombros anchos y piel morena, paso por un lado de los arbustos donde se escondían los niños.

-Oh no…tengo que irme, mi tío debe estar furioso- La niña tembló con descontrol saliendo de los arbusto, el pequeño la detuvo.

-Espera, no te vayas- Ella se giró, el roce de su mano la hacía sentir mejor, a pesar de estar asustada le sonrío levemente.

-Mañana vendré de nuevo y nos veremos aquí para que me enseñes magia ¿De acuerdo?- El pequeño la miro sorprendido pero también sonrío.

-De acuerdo- Ambos hicieron esa promesa y la pequeña salió de los arbustos en busca de su tío. El niño la observo hasta que se perdió de vista y el mismo fue en busca de su maestro, tendría que inventarse algo para que su maestro tuviera que ir al pueblo mañana. Se sacudió las ropas de entrenamiento y recordó los bucles de la niña –Helena…- Murmuro para sí y salió disparado cuando escucho que su maestro lo llamaba desde la entrada del parque, de seguro le esperaba una buena reprimenda.

…...

Los siguientes días los pequeños siguieron viéndose en su escondite secreto. Él se escapaba por las tardes y algunos días tenía que soportar los sermones de su maestro por no cumplir las horas de entrenamiento. Pero todo lo valía con tal de ver a su única amiga, aparte de Mascara, a quien seguía a todas partes y al final terminaba compartiendo castigo, a pesar de que el solo era espectador.

Pasaron seis años y con forme fue creciendo, sus compañeros se burlaban de el por su físico y algunos los molestaban con bromas tontas, pero los ignoraba sin tomarlos en cuenta, después de todo tenia a Helena con él. Cuando cumplió diecisiete años y Helena catorce, su amiga de nuevo presento golpes y rasguños en su cuerpo, pero igual que aquella ves no le decía nada sobre el tema y se limitaba a dejarlo que le curara sus heridas.

-Helena…no puedes seguir ocultándome tu secreto, estos golpes no son por unas simples caídas, no soy estúpido y no me gusta que tomes por un tonto- El joven frunció el ceño molesto por la actitud de su amiga.

-Pero es verdad lo que te digo Alen- La joven intento parecer convincente.

-No eres sincera con migo Lena, te conozco bien…creí que no había secretos entre nosotros- La chica se mordió el pulgar.

–Alen yo…- El muchacho levanto la mano interrumpiéndola.

-Está bien Lena, no quiero que te sienta obligada a contármelo si no quieres- Se puso de pie en toda su estatura, forzando a su cuerpo a permanecer recto mientras sus entrañas se tensaban y anudaban. Sentía el cuerpo diferente, más pesado, torpe incluso.

-Espera Alen no te vayas- La chica le abrazo por la cintura escondiendo su rostro en el pecho bien formado de el –Yo…perdóname Alen, no es que no confíe en ti, es solo que…- Alen la interrumpió acariciando sus cabellos, sus dedos se hundieron en sus bucles plateados, como adoraba sus sedosos bucles.

-Lena, ya te dije que no importa si no quieres decírmelo ahora, yo sé que eres torpe y despistada…-

-¡Oye!- La chica le jalo un mechón de cabello sedoso y azulado.

-Pero no lo suficiente como para que te hagas esas marcas que últimamente traes con tigo a nuestras reuniones, y sabes que no me gusta verte así, yo sé que alguien te está haciendo daño y no dudo que sea el patán de tu tío, pero si no quieres hablar de ello no voy a obligarte- La abrazo con todas sus fuerzas, desde hacía días tenía un presentimiento extraño, él estaba a punto de conseguir su armadura y ocupar su puesto como caballero de Athena, pero no quería dejar a su única amiga, la única que no se había burlado de él y que lo quería con todas su fuerzas, aceptándolo tal y como era. Algún día tenía que decirle la verdad, que debía dedicar su vida a proteger a una diosa que ni siquiera conocía. Pero también se había prometido a el mismo proteger a Lena con su propia vida si fuera necesario –Lena siempre estaré con tigo, voy a protegerte aunque de ello dependa mi vida- La chica sollozo en sus brazos. El sintió un nudo en su estómago, hacía años que no la oía llorar, le partía el corazón.

-Alen, quiero ser sincera con tigo, no quiero que haya secretos entre nosotros- La joven apoyo sus manos en el pecho de el para separarse un poco, sus ojos ambarinos atrajeron su atención.

-¿Qué pasa Lena?- Ella abrió la boca y la volvió a cerrar, no podía…simplemente no podía decírselo, era vergonzoso y humillante, como podría verle a la cara y decírselo al mismo tiempo, que lo amaba con todas sus fuerzas, que era la única persona en quien confiaba y quien le había abierto sus brazos a una amistad sincera y sin malas intenciones. Inconscientemente se paró en puntitas para besar los labios del chico, fue un beso corto y limpio. Al sentir la calidez del beso abrió los ojos asustada "¿Qué hice?" observo a su amigo quien solo la miraba sorprendido. Ella bajo la cabeza avergonzada. "Piensa en algo, piensa en algo ¿Qué voy a decirle?" No podría pensar con claridad con él mirándola fijamente y su cerebro cortocircuitado, por muy real, por muy estúpida que hubiera sido la observación, no era ni la mitad de mala bajo las presentes circunstancias

-…yo- Se vio interrumpida cuando el pulgar del chico levanto su barbilla para toparse con esos ojos azul cielo con los que soñaba todas las noches.

-Lena- Sonrió. Una sonrisa lenta, y sensual que chisporroteó, erizó, y apretó las espirales de su cabello ya rizado. Lena abrió los ojos de par en par y sintió que sus mejillas ardían.

-¡Alen! ¡Por Zeus! ¿Qué estás pensando?- El chico encogió los hombros sonriendo de lado.

-Soy hombre ¿Que esperabas? No soy de palo. Y déjame decirte que eso sí que me lo confirma- Dijo refiriéndose al beso. La joven se sonrojo hasta las orejas, abrió la boca para protestar, pero la de él la tomó, quitándole el aliento, intercambiándolo por el suyo. Las piernas se le volvieron de goma y el la sostuvo en sus brazos, mientras enredaba la lengua con la de él en una danza larga, lenta por el puro placer erótico. La sensación estalló a través de ella haciendo que la sangre palpitara en su corazón y le tronara en los oídos. Casi se perdió las palabras suaves que rozaron las paredes de su mente y quedaron encajadas allí -Lena…- Susurro el joven contra su mejilla.

-Alen…- Un grito los saco del trance en el que se habían sumido.

-¡HELENA! ¿Dónde diablos estas mocosa? ¡Te azotare si no vienes aquí en este mismo instante!- Helena tembló en los brazos de Alen y el joven sintió una ira crecer en su interior, a punto de estallar. Estaba más que seguro de que el culpable de los cardenales y rasguños que Helena presentaba últimamente eran causados por ese desgraciado.

-¡Ya basta! Voy a mandar a tu tío al infierno en este momento, seguro que nadie notara su ausencia- Helena le detuvo sosteniéndole del brazo, algunas lágrimas asomaron en sus ojos.

-Alen por favor no lo hagas- Él se debatió en su mente, deteniendo sus impulsos para no hacer más daño a su pequeña Lena…un sentimiento cálido le broto en el pecho "Mi pequeña Lena" la abrazo tragándose las ganas de moler a patadas al desgraciado que gritaba como loco al otro lado del parque.

-Lena, ven conmigo, no quiero que vuelvas con él, no quiero que tenga la oportunidad de volver a hacerte daño- La chica abrió los ojos sorprendida.

-Yo no…- Alen le regreso la mirada preocupado y ella no supo que responder.

-Vamos Lena, yo te cuidare, voy a protegerte con mi vida, no dejare que el vuelva a gritarte de esa manera, no dejare que vuelva acercase a ti- La joven sonrío un poco triste.

-De acuerdo Alen, mañana me iré con tigo-

-Vámonos ahora-

-No Alen, si me voy ahora mi tío se pondrá furioso y si nos encuentra…no quiero ni pensarlo, necesito arreglar bien las cosas, pero mañana nos iremos juntos te lo prometo- Alen la miro un poco inseguro.

-Pero Lena ¿Qué tienes que arreglar? Tu no…- Ella lo miro suplicante y el movio la cabeza con fastidio –Está bien, lo haremos a tu manera, pero te vendré a buscar a la misma hora de siempre, si no vienes te iré a buscar a tu casa ¿Entendido?- La chica asintió con la cabeza y se dieron un beso, Lena saco un lazo de su vestido y se lo entrego.

-Nos vemos mañana- La chica salió corriendo para encontrarse con su tío, quien en cuanto la vio la jalo bruscamente de un brazo, llevándosela con el mientras le gritaba. Alen lucho contra sus impulsos para no caerle a patadas al mal nacido y se marchó en cuanto los perdió de vista.

…...

Al día siguiente Alen espero a Lena, pero ella nunca llego, fue a buscarla a la casona de su tío, pero no había nadie, estaba completamente vacía, uno de los sirvientes que iba saliendo del lugar con sus pertenencias le dijo que el señor de la casa se había ido de viaje y no sabían cuando volvería de nuevo. Alen pregunto por Lena pero solo obtuvo como respuesta una mirada triste y negativa.

-¿Donde esta ella?-

-Creemos que el amo se la llevo para venderla a un millonario- Alen lo miro horrorizado.

-¿Venderla? ¡Por Zeus no! ¡No voy a permitir eso!- El sirviente le palmeo un hombro.

-Lo siento mucho muchacho, pero debes resignarte, ella jamás volverá, quisiera ayudarte pero el amo nunca dice a donde va y… partió ayer por la noche-

-Ella… ¿Ella no dijo nada?-

-Ni siquiera la vimos cuando partió, solo sabemos que el amo se la llevo…de verdad lo siento, ella parecía tenerle mucho cariño a usted- Alen lo miro sorprendido.

-¿Le hablo de mí?-

-Así es, dijo que era lo único que la animaba a seguir con vida, es una pena que esa pobre creatura fuera a parar a manos del amo- El anciano negó con la cabeza y cerro la reja de la casona dejando al muchacho solo. Alen le observo hasta que el anciano doblo la esquina. Miro al suelo completamente destrozado, ¿De que forma podría llamarse a lo que sentía en ese momento? Una lágrima solitaria rodó por su mejilla, su rostro se contrajo en una mueca de ira y su puño se estrelló contra la pared destrozando la mitad de la barda. Sus rodillas se doblaron y mientras sentía que su estómago se contraía dolorosamente y se tragaba las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.

-Lena….- Sus puños impactaron varias veces contra la dura acera -¡LENAAAAAAA!- El grito hizo eco en la calle vacía. Abrió la mano derecha estirando los dedos, en medio de la palma descansaba el listón que Lena le había obsequiado antes de ser llevada lejos de el –Perdóname… no pude protegerte, no pude cumplir mi promesa- Cerro los dedos apretando el listón y se irguió tapándose la boca para ahogar un sollozo. Hecho un vistazo a la casona y emprendió el camino de regreso al santuario. Ahora solo le quedaba su misión para conseguir la armadura dorada, y pasar el resto de sus días protegiendo a una diosa a la que ni siquiera conocía –Adiós…mi querida Lena…-

Después de ese día, cerró su corazón para siempre, siempre frío y hostil contra todo el mundo, enfocado en su objetivo de ser un caballero del mayor rango entre las órdenes de la Diosa Athena, un caballero de la elite dorada. Consiguió la armadura y se recluyo en la soledad de su templo, alejado del mundo exterior y la tristeza como única compañera.

Grecia, Athenas época actual…

Todos los dorados estaban reunidos en la octava casa, el templo de escorpión. Era el último partido del gran súperbowl, y los hombres permanecían pendientes al televisor, pues su equipo estaba a la delantera por 3 puntos. Solo había un caballero que estaba absorto en sus pensamientos sin poner atención, los demás gritaban como cavernícolas golpeando la mesa y aplastando los botes de cerveza en sus manos.

-¡Pero que idiota! ¿Cómo pudo soltar el balón? ¡Pónganle pegamento en las manos al hijo de puta!- Milo aventó un bote de cerveza que se estrelló contra la pantalla.

-¡Milo no hagas eso! ¡Vas a quebrar la pantalla y te recuerdo que yo coopere con la mitad del dinero con que el fuiste a comprarla!- Camus ceñudo golpeo en la parte de atrás de la cabeza al caballero de la octava casa.

-¡Mierda! ¿Así o más coñazo el tío ese?- Shura profirió varios insultos y Mascara se le unió. El canceriano se giró para comentar algo con su mejor amigo, pero se dio cuenta que este ni siquiera estaba poniendo atención al partido.

-¡Nemo!... ¡Flounder!... ¡Rosa con patas!... ¿Afro?- Su compañero miraba el dichoso listón azul que cargaba para todas partes atado a su muñeca. Afrodita salió de su trance al escuchar su nombre y levanto la vista para ver a su amigo.

-¿Qué?... ¿Qué paso? ¿Ya se acabó?- A Mascara le bajo una gota por la cabeza.

-No… ¿Qué pasa Nemo? Llevas absorto casi todo el día ¿Te preocupa algo?- Afrodita sacudió la mano negativamente y se paró del sillón donde estaba sentado.

-No…estoy cansado, me pase tres días sembrando rosas rojas sin veneno para la fiesta de la Princesa Saori, además ya sabes que no me gusta el futbol americano, iré a descansar un rato, te veo mañana- El caballero se despidió y salió rápidamente antes de que su amigo decidiera someterlo a un interrogatorio. Mascara se quedó completamente desconcertado por el comportamiento del doceavo caballero, era raro que el caballero de piscis no se molestara con los sobrenombres que solía ponerle o que le contestara de forma agresiva tratando de envenenarlo con una de sus rosas, más tarde intentaría sacarle la sopa.

…..

Subió las escaleras hasta su casa con pasos lentos mientras los recuerdos regresaban a perturbarlo. Ya habían pasado muchos años después de lo sucedido en ese entonces, cuando todavía era un aprendiz. Miro el listón atado a su muñeca, con los años se había desgastado y había perdido el aroma, pero aun podía percibir el perfume de rosas que ella usaba. La chica había cambiado su vida, y cuando desapareció, nada volvió a ser igual. Se convirtió en un chico despiadado y cruel, incluso se volvió vanidoso y trataba a todos con desdén. Decidió levantar una barrera a su alrededor y enterrar en lo más profundo de su ser cualquier sentimiento de empatía hacia los demás o cualquier sentimiento que lo hiciese ver débil, recluyéndose en su propia soledad y con la compañía de sus rosas venenosas, alejando a todo aquel que intentara acercarse y aniquilando a todo aquel que se cruzara en su camino. Después de la guerra santa las cosas cambiaron, ahora tenía amigos y Marcara era el más allegado, el único que soportaba su carácter y su forma de ser. Pero en su corazón había un hueco enorme y lo sentía cada vez que veía aquel pedazo de tela azul. A pesar de eso, seguía recluyéndose en la soledad de su templo, sus rosas venenosas como el único alivio a su constante agonía.

-Lena…- Murmuro alzando su vista a las estrellas. El brillo de las estrellas le recordaba los cabellos platinados de la joven, creía haber enterrado en lo más profundo de su ser todos aquellos sentimientos que lo hacía sentirse débil ante el hecho de ser un caballero élite de la orden Dorada. Pero hacia dos noches que soñó con el día que la vio por primera vez y los sentimientos le perforaron el pecho como una daga filosa y helada, trayendo las oscuras memorias de su pasado una vez más para atormentarlo.

Fin del Prologo

Continuara…


Hola hola!

Casi no hay historias que hablen del doceavo caballero dorado, a no ser que sea Yaoi, (Que reitero no tengo nada en contra de) y pues sería interesante verlo con una chica.

Claro que fue realmente muy difícil poder crear un personaje para el caballero más vanidoso al servicio de Athena xD…pero sigo haciendo mis esfuerzos.

En general me gusta la idea de que cada caballero tuvo un pasado que lo llevo a ser lo que es ahora ¿Qué opinan?

Faltas de ortografía y gramática no son intencionales, pero si ven alguna avísenme, se aceptan consejos, sugerencias y criticas mientras no sean destructivas.

Mil Gracias por leer el capítulo y dejen su reviws ^^.

YuukoM. (\·/)