Los personajes pertenecen a Naoko Takeuchi.
Osaka.
Serena.
Me encontraba ensimismada en mis pensamientos. Tenía horas sin lograr concentrarme en el artículo y tenía que terminarlo para ese mismo día. Las ideas se me habían escapado de la cabeza y ya no tenía más en qué pensar. Molly se encontraba del otro lado de la oficina llenando sus papeles y levantó la vista para saludarme. Dejé a un lado la computadora y me dirigí hasta el escritorio de Molly. Ella alzó la vista y me pidió que esperara mientras terminaba con los papeles.
Ya tenía cinco años viviendo en Osaka desde que me habían dado la beca en la Universidad Autónoma de Osaka. Estudié periodismo y literatura porque era algo que me apasionaba desde siempre. Para poder venirme a Osaka tuve que sacrificar muchas cosas, como separarme de mi familia y de mis amigos. Mi madre había muerto dos años atrás de una enfermedad extraña en la sangre, Sammy se había ido a estudiar a Corea y mi padre vivía en Yokohama cuidando de su negocio. Nos llamábamos por teléfono y de vez en cuando él venía a visitarme, pero desde la muerte de mi madre algo en él había cambiado para siempre. Extrañaba mucho a mis mejores amigas. Habíamos sido amigas desde la secundaria y siempre estábamos juntas a pesar de nuestras diferencias.
Amy siempre había sido la más inteligente de todas, era muy seria y reservada y a pesar de eso siempre la quisimos mucho y ella se acostumbró a nosotras. Lita siempre fue ruda pero muy amable, le gustaban las aventuras y soñaba con enamorarse algún día. Mina era muy parecida a mí, ambas éramos extrovertidas y soñadoras, risueñas, glotonas, pero ella era muy apasionada. Rei… Rei era completamente mi diferencia. Ella era madura, seria, muy hermosa, siempre deseaba lo mejor y no se conformaba fácilmente. Mientras que yo… yo siempre había sido feliz con lo poco que tenía, era feliz a su lado y las quería. Hacía cinco años que no las veía pero seguía en contacto con ellas siempre.
-Oye, Serena.-dijo Molly interrumpiendo mis pensamientos.-¿Por qué no vas a comprar algo de comer para nosotras?-sonrió.
-¡Qué!-suspiré.-De acuerdo, Molly.-dije tomando mis cosas.-Solo porque te quiero.
Salí del edifico mientras me ponía el saco. Lo bueno era que durante mi estancia en Osaka había tenido la fortuna de conocer a Molly, era una excelente chica y muy buena amiga. Caminé por la acera en dirección oeste para poder ir a comprar algo de sushi. Había mucha gente en la calle y apenas podía caminar libremente. Tenía que apresurarme si no quería que nuestro jefe se diera cuenta de mi ausencia y pudiera pasar algo malo. Aun trataba de tomar alguna idea para terminar el artículo. Tenía que escribir acerca de encuentros inesperados, sobre cómo la gente reaccionaba a ellos. Caminé apresuradamente por entre la multitud. Vi el restaurante de sushi al otro lado de la calle y aproveché para cruzar junto con las demás personas. Una vez que llegué al otro lado caminé rápidamente para poder llegar al restaurante antes de que lo cerraran. De tan apurada que iba ni siquiera me di cuenta de que un hombre iba saliendo de allí con unas bolsas. Cuando logré detenerme era demasiado tarde y había caído sobre el hombre provocando que las bolsas que cargaba cayeran al suelo.
Cuando abrí los ojos me encontré con un par de ojos azules mirándome fijamente. El hombre de cabello negro me hizo a un lado con brusquedad y trató de incorporarse rápidamente. Tomó las bolsas regadas y cuando yo me levanté lo encontré mirándome nuevamente.
-¿Serena?
Darien me miraba fijamente al tiempo que dibujaba una sonrisa.
-¡Darien! ¡lo siento mucho!-dije mientras me levantaba.- ¡Soy tan torpe!
-Eso ya lo sé.-respondió riendo.-Estuve a punto de gritarte.
Darien me dio un abrazo a modo de saludo.
-Disculpa que no me quede a platicar.-adelantó.-Pero tengo que regresar a la oficina. ¡Salúdame a Molly!-dijo mientras se alejaba.
Vi a Darien alejarse. Me quedé un rato allí mirándolo caminar por entre la multitud. Había conocido a Darien por casi un año. Me lo había encontrado en varias ocasiones como esta en la que yo siempre terminaba golpeándolo o tirándolo en el suelo, pero luego resultó ser el primo de Molly y nos enteramos cuando me invitó a tomar un café y él estaba ahí. Nos habíamos hecho amigos poco a poco. Darien no vivía permanentemente en Osaka, tenía que viajar mucho por su trabajo. Nunca me había atrevido a preguntarle muchas cosas privadas, prefería no saber mucho de él porque me daba miedo. Me daba pena admitir que me había empezado a enamorar de él desde el primer momento en que lo había visto y no quería tener problemas con Molly. De vez en cuando él, Molly y yo salíamos al cine, a ver películas o a los clubes nocturnos. Nos la pasábamos muy bien los tres pero también de vez en cuando salíamos solo Darien y yo. Había tratado de no pensar en él como un hombre, pero no pude evitarlo. Conforme más hablaba con él, más sentía que se me adhería al cerebro, conforme más lo tenía frente a mí y me hundía en sus ojos azules, más sentía que deseaba permanecer a su lado. Venía dos o tres veces al mes, así que no lo veía tan seguido como me hubiera gustado. Casi un año después yo me encontraba en una situación desagradable en la que me debatía el hecho de confesarle lo que sentía o quedarme callada. La mayoría del tiempo me conformaba con sus largas conversaciones o con una larga caminata por la plaza central.
Regresé a la oficina veinte minutos después y Molly y yo comimos sushi tranquilamente en nuestros escritorios.
-Serena.-dijo Molly desde su escritorio.-Neflyte quiere verte ahora en su oficina.
Rodeé los ojos y me levanté con pocas ganas. Cuando entré a la oficina de Neflyte él me miró con pesadez y me pidió que me sentara.
-Serena Tsukino.-dijo apagando el cigarrillo.-Hace dos semanas que te pedí que terminaras el artículo para el próximo número, ¿qué es lo que sucede?
-Lo siento mucho, señor Neflyte, tardé porque estaba algo… bloqueada, pero precisamente hace unos minutos lo terminé y ya se lo envié al correo del editor y a usted mismo para que lo revisen.
-Bien.-dijo.-Más te vale, de lo contrario…
-¿De lo contrario qué?-pregunté precipitadamente.
-De lo contrario hubieras perdido la oportunidad que se te presenta ahora.
-No lo comprendo.
-Déjame decirte que el señor Takimechi está muy complacido con tu trabajo durante este año que tienes trabajando con nosotros. Desde que tus artículos son publicados cada mes en la revista nuestros lectores han aumento en un 70%.
-¡Eso me alegra!-dije emocionada.
-Lo que quiero decir, Serena, es que el señor Takimechi desea que vayas a la oficina central en Tokio de la revista.
-¿Qué? Pero si yo…
-Él piensa que con tus capacidades debes estar en la matriz de la revista, allá tendrás más experiencia, más ayuda y colaboración, y por supuesto un sueldo mucho más alto del que tienes aquí.
-Yo no sé qué decir…
-No te preocupes.-dijo Neflyte.-Tienes un mes para pensarlo y el mismo señor Takimechi en persona vendrá a hablar contigo para saber tu respuesta.
-No sé qué decir… ¿gracias, tal vez?
-A mí no me agradezcas. Eres una excelente escritora y mereces las mejores oportunidades, será una lástima dejarte ir pero todo será para tu bien. Dentro de un mes tendremos la visita del señor Takimechi y podrás hablar con él mismo.
Cuando salí de la oficina de Neflyte no podía creer lo que acababa de decirme. ¿Yo en la oficina central de la revista? No podía imaginármelo y mucho menos podía imaginarme regresando a Tokio. Hacía cinco años que no me paraba allí y tenía miedo de que todo fuera diferente ahora. Tenía un mes para pensarlo así que no debía preocuparme demasiado por ello.
Ese día al salir de la oficina Molly y yo nos dirigimos a la estación del metro. Como cada miércoles debíamos encontrarnos con Darien en el café L' homme. Esperamos a que llegara el metro y cuando pasó ambas subimos.
-Serena, tendrás que disculparme con Darien, no podré ir con ustedes al café hoy.
-¿Por qué no?-pregunté con curiosidad.
-Debo visitar a mi madre, al parecer ha enfermado y necesito ir a ver si puedo ayudarla.
-Ya veo. Descuida, le diré a Darien lo que sucedió.
-Muchas gracias.-sonrió.
Dos paradas después me bajé dejando a Molly en el metro. Salí de la estación y caminé unas cuantas cuadras hasta el café. Al entrar me di cuenta de que Darien ya había llegado y se encontraba en la mesa del rincón leyendo el periódico. Me acerqué mientras sentía que el corazón me latía fuertemente y al mirarme enredó el periódico y lo guardó.
-¿Dónde está Molly?-preguntó con esa usual sonrisa con la que siempre me hablaba.
-Se disculpa.-dije sentándome.-Su madre le llamó porque al parecer se enfermó y quiso ir a verla.
-Oh, entonces la disculpo. Parece que solo seremos tú y yo esta noche.-sonrió.
No supe qué responder y sonreí también. Ordené mi café moka de siempre y Darien su café capuccino latte.
-Cómo te fue hoy en el trabajo.-preguntó Darien después de darle un sorbo a su café.
-Me fue bien… pero ocurrió algo extraordinario. Neflyte habló conmigo hoy y me dijo que el señor Takimechi quiere que me transfieran.
-¿Transferirte? ¿por qué?
-Bueno… no me gusta ser presumida, pero al parecer al señor Takimechi le gusta mi trabajo y me quiere en un lugar donde dice que le va a convenir más, además de que me aumentarán el sueldo y tendré un mejor puesto y… bueno, no sé, tengo mucho que pensar.
-¿Pero por qué lo piensas, conejo?-dijo sonriendo.
Desde que me había conocido se había empeñado en apodarme "conejo", al principio me parecía tonto pero ahora me gustaba.
-Porque es difícil mudarse a otro lado y comenzar de nuevo…
-Pero eres una excelente mujer. No a todos les ofrecen una oportunidad así. Debes de comenzar a creer en ti misma y esta es la oportunidad perfecta.
-¿Lo crees?-me sonrojé.
-Por supuesto. Has llegado muy lejos en poco tiempo y vales mucho. Te aconsejo que no lo pienses tanto y aceptes esta oportunidad.
Seguimos platicando un rato más y al terminarnos el café decidimos salir a caminar un rato. La luna se encontraba en lo alto y pude vislumbrar el brillo de los ojos de Darien. Me odié tanto en ese momento por desearlo tanto y saber que estaba demasiado lejos de mi alcance.
-Me gusta mucho platicar contigo.-dijo de pronto.-Sabes escuchar y realmente te interesas en lo que tengo que decir.
-Creo que lo más importante no es hablar, sino escuchar. Es por eso que tenemos dos orejas y solo una boca, para poder escuchar el doble de lo que decimos.
Darien sonrió.
-También eres muy inteligente y siempre sabes qué decir. Es muy gratificante tenerte como amiga.
No supe qué responder. Tenía miedo de decir algo incorrecto y darle una mala impresión a Darien.
-¿Irás a la fiesta de Molly, cierto?-preguntó interrumpiendo mis pensamientos.
-Por supuesto, ¿te veré ahí?
-Claro. Molly es mi pequeña prima, como si fuera mi hermana, podré verlas a ambas antes de regresar.
Cuando llegamos a la estación del metro, Darien se detuvo y me miró largamente a los ojos.
-Creo que aquí te quedas tú, yo tomaré un taxi.
-De acuerdo. Te veré mañana, entonces.
Darien me besó inesperadamente en la mejilla y sonreí inconscientemente. Lo vi alejarse entre la neblina y corrí hacia el interior de la estación. Durante toda la noche no logré dormir. No podía dejar de pensar en el beso que Darien me había dado y sentía cómo miles de mariposas revoloteaban en mi estómago.
El día siguiente pasó casi como una película. No podía dejar de pensar en que esa misma noche vería a Darien de nuevo antes de que se fuera. Molly no dejaba de hablar de su fiesta y de todo lo que tenía planeado para ofrecer. Yo la escuchaba con atención, sin embargo mi mente vagaba en otros asuntos. Al salir de la oficina me despedí de Molly en el metro y me bajé en la estación de mi colonia. Tenía que decidir qué me pondría porque estaba decidida a lucir muy bien. Después de darme un baño elegí un vestido blanco con algunos adornos brillantes que se ajustaba perfectamente a mi cuerpo. Decidí alisarme el cabello en vez de llevarlo ondulado como casi siempre y después de maquillarme salí para tomar el taxi que había pedido.
Ansiaba llegar a la fiesta. Cuando llegué a casa de Molly había mucha gente. Saludé a mis compañeros de la oficina, también estaban los amigos de Molly de la infancia, sus excompañeros de la universidad y otros tantos amigos de los cuales yo nunca había sabido. Encontré a Darien al lado de Neflyte y me acerqué a saludarlos.
-Luces realmente hermosa, Serena.-me dijo Darien al saludarlo.-¿Quieres impresionar a alguien?
"A ti." Pensé mientras sonreía ingenuamente. Saludé a Molly se quedó platicando con nosotros. Había llevado una botella de vino y comencé a tomar. La noche pasó lentamente, copa tras copa, Darien me ofreció whiskey y también tomé whiskey. Incluso comencé a hablar más de lo que normalmente hablaba y nos encontrábamos riendo y bailando de vez en cuando. Neflyte de vez en cuando se separaba del grupo y se iba con los demás, a veces nos quedábamos solos y Darien se reía de mí por mi estado de ligera ebriedad. Conforme el tiempo fue pasando comencé a sentirme mareada, aunque traté de disimularlo, pero seguramente algunos de mis movimientos de delataban. Darien se puso de pie y me invitó a bailar. Bailamos durante un rato y yo me sentía realmente feliz, sentía que era la gran oportunidad para decirle a Darien todo lo que sentía y que si él me lo pedía yo me quedaba en Osaka a esperarlo cada vez que regresara. De pronto estuve a punto de caerme y Darien logró detenerme. Sentí sus manos en mi cintura y su rostro estaba demasiado cerca. Él me miró largamente a los ojos y luego me susurró al oído que me llevaría al baño para que pudiera controlarme un poco.
Me tomó de la mano y caminamos por la casa de Molly hasta encontrar el baño. Me sentía realmente mareada y no podía mantenerme en pie. Cuando salí del baño encontré a Molly hablando con Darien y lo único que comprendí fue "a su casa" "llévala, por favor". Lo siguiente fue que Darien me llevó hasta el exterior de la casa y nos subimos a un auto. Durante el camino guardé silencio. No deseaba que la noche se acabara así, me sentía mal porque sentía que Darien estaba enojado por mi estado, no quería que pasara otro día sin poder confesarle mis sentimientos. Darien se estacionó afuera de mi departamento y fue entonces cuando lo miré. El mareo se me había quitado un poco y él había apagado el motor.
-Muchas gracias.-logré decir.-Por traerme.
-No es nada, conejo, no podía dejar que siguieras así.-respondió en voz baja.
-Me gusta cuando me dices conejo.-dije sin pensar.
Darien me miró en silencio sin saber qué responder.
-Será mejor que ya me vaya.-dije mientras abría la puerta y salía del auto con dificultad.
Darien salió del auto también y corrió hasta donde me encontraba para ayudarme a llegar a la puerta. Me tomó de la cintura cuando estuve a punto de tropezar y de pronto me coloqué frente a él y lo miré fijamente. El corazón me latía rápidamente y sentía la sangre subir y bajar por todo mi cuerpo. Darien me miraba con tranquilidad y yo no podía hacer más que observar sus ojos azules.
-Darien…-dije antes de colocar mis labios sobre los de él.
Sentí que el mundo me daba vueltas y que ya nada podía hacerse. Al separarme de él Darien lucía confundido, pero segundos después volvió a tomarme de la cintura y me besó.
Entramos al departamento sin dejar de besarnos al tiempo que Darien me desabrochaba el vestido y yo trataba de desabotonar su camisa. El único sonido eran nuestras respiraciones entrecortadas y la ropa cayendo al suelo. Rápidamente nos encontramos desnudos y pude sentir las suaves manos de Darien acariciar mi piel. Darien me miró con esa misma expresión en los ojos con la que siempre me miraba y luego sentí cómo se adentraba en mi interior. Enredé mis brazos en su cuello al tiempo que sentía que me penetraba con suavidad. Acaricié la espalda de Darien y también su rostro. Lo besé tiernamente en los labios y luego en las mejillas. Darien comenzó a aumentar el ritmo y sentí sus manos sobre mis senos.
-Darien…-susurré mientras él me embestía y sentía su respiración entrecortada en mi rostro. Él capturó mis labios con avidez y yo sentía un nudo en el estómago cada vez mayor. Sentía que en cualquier momento explotaría.
Cuando ese momento llegó el cuerpo de Darien se rindió sobre mí. Le acaricié el cabello mientras lo besaba en la mejilla. Poco a poco sentí cómo el tiempo se me iba y perdía la noción de la realidad.
Cuando abrí los ojos tardé en acostumbrarme a la luz que entraba por la ventana. Poco a poco fui adaptándome al dolor de cabeza intenso que me invadía y me di cuenta de que me encontraba desnuda en el sillón. Vi mi vestido a algunos cuantos metros del sillón y entonces fui recordándolo todo poco a poco. La cabeza me taladraba y no podía pensar claramente, pero sabía perfectamente lo que había sucedido. Sentí que los ojos se me humedecían y me sentí terrible. No había rastro de Darien por ningún lado. Me encontraba totalmente sola en la casa y no encontré ni una nota, ni una llamada en el celular. Me metí a bañar y esperé a que el dolor se me pasara. No sabía qué pensar o qué hacer. Sabía perfectamente lo que había sucedido entre Darien y yo y sin embargo él no me había llamado en todo el día, no había dejado ningún mensaje y mucho menos me había visitado. Traté de no sentirme mal, de no llorar y por horas lo logré, pero al caer la noche no logré dormir de tan solo llorar. No me atrevía a llamar, no me atrevía a moverme. Molly me había dicho que Darien ya se había marchado y yo me sentía totalmente perdida en el infierno.
Por días enteros me quedé sin hablar. Molly trataba de saber qué me sucedía pero ni siquiera yo lo comprendía. Todo había sido en vano y todo había sido un estúpido error. Todos esos días habían sido un infierno para mí y deseaba terminar con ese sentimiento cuanto antes. Neflyte me mandó llamar a su oficina un día y entré sin muchas ganas.
-Serena.-dijo mirando a la computadora.- ¿Has pensado sobre la propuesta del señor Takimechi?
De pronto recordé. Ni siquiera había pensado en ello desde entonces y ahora me parecía una nueva salida, una oportunidad para huir de mis sentimientos.
-¿Serena?-volvió a decir Neflyte.
-Lo siento.-respondí.
-¿Y?
-Yo…-Darien me vino a la cabeza. No podía permitirlo, no podía quedarme la vida esperando algo que nunca sucedería.-Yo aceptaré.-dije por fin.
Ni siquiera yo me creía lo que acababa de decir.
-¡Perfecto!-dijo Neflyte.-Te felicito. En este mismo momento llamaré al señor Takimechi y haré todos los movimientos necesarios para que dentro de dos semanas te vayas.
Después de ultimar unos detalles con Neflyte decidí irme a mi casa. No sabía lo que acababa de hacer pero tenía que aclarar mi mente. Al llegar al departamento me tumbé sobre la cama y tomé el teléfono. Marqué lentamente como si no quisiera que alguien respondiera. Esperé unos segundos hasta que escuché la voz del otro lado.
-¿Sí?
-¿Amy?-pregunté con voz ronca.
-¿Serena? ¡Pero si eres tú! Me alegra tanto oírte.
-Hola, Amy… a mí también, no sabes cuánto te necesito a ti y a las demás…
-¿Qué sucede, Serena? No te escuchas nada bien.
-No debes preocuparte, Amy, en realidad el motivo de mi llamada es otro… llamaba para decirte que dentro de dos semanas iré a Tokio.
-¡Pero qué bien!-dijo Amy con felicidad.-¿A qué debemos tu visita? Las chicas se alegrarán muchísimo de verte.
-De hecho me quedaré allá. Me dieron la oportunidad de transferirme a la matriz de la revista, me darán un mejor puesto y mejor sueldo, dentro de dos semanas estaré allá.
-¡No puedo creerlo! Me hace muy feliz escuchar eso.
-¿Crees que haya lugar para mí en…?
-¡Ni lo digas!-dijo interrumpiéndome.-Esta es tu casa, lo sabes. La casa es bastante grande todas tenemos nuestro propio cuarto y hay uno para ti.-dijo feliz.-Les diré a las demás y prepararemos todo para tu llegada.
-Muchas gracias, Amy, te extraño mucho.
-Y yo a ti, pequeña, pero pronto estaremos juntas.
-Entonces supongo que nos vemos en dos semanas.
-¡Claro! Te estaremos esperando.-dijo.-Serena… ¿segura que estás bien?
-Lo estaré cuando esté con ustedes.-respondí evasivamente.
-De acuerdo… entonces nos vemos por aquí, debo colgarte porque tengo paciente, ¡te quiero!
-Y yo a ti.-sonreí.
Amy era la más comprensiva de mis amigas, y era por eso que la había llamado a ella, porque sabía que ella no me haría tantas preguntas como seguramente Mina lo hubiera hecho, ni me hubiera criticado, como seguramente Rei lo hubiera hecho, ni me hubiera regañado, como Lita. De cualquier manera ansiaba volver a verlas y estar con ellas, no había nada en el mundo que me hiciera más feliz que eso.
Dos semanas después.
La despedida con Molly había sido dura. La vi llorar al despedirse de mí en el aeropuerto y no pude evitar hacerlo yo también. Había sido mi única amiga en Osaka y yo la quería demasiado. Lo único bueno era que cuando bajé del avión las encontré a todas allí. Allí estaba Lita, tan alta como la recordaba con su hermoso cabello café ondulado sobre su espalda, Amy, con esa sonrisa cálida con la que siempre me recibía y su bata de médico, Mina con una coleta y un moño y con su traje de danza, y Rei… Rei como siempre tan bien vestida con una hermosa falda corta y tacones. Todas me sonrieron y se acercaron a mí rápidamente. Me llenaron de besos y abrazos y yo hice lo mismo. Las quería demasiado y me sentía feliz de estar con ellas.
Nos subimos al auto de Rei y nos dirigimos a la casa. Era una casa enorme que le habían heredado a Rei. Tenía grandes dimensiones y bastantes habitaciones. Desde que habíamos salido de la prepa habíamos decidido vivir todas juntas allí, pero yo solo pude vivir un año allí y tuve que irme a Osaka. Al llegar me ayudaron a llevar mis cosas a mi cuarto y me sorprendí al ver que habían arreglado el cuarto para mí. Lo habían pintado color rosado pálido y con algunos adornos de luna en el techo. Colocaron lámparas y un sillón especial para leer. Todas me ayudaron a desempacar y a acomodar mis cosas mientras yo les platicaba el porqué de mi mudanza. Me sentía tan bien de poder estar allí con ellas.
-Me siento tan feliz de que ahora todas podamos estar juntas.-dijo Rei.-Y más ahora que les tengo una sorpresa.-sonrió.
-Me asustan tus sorpresas.-intervino Lita.-¿Qué sucede?
-¡Es una sorpresa!-gritó Rei.-Pero quiero que todas luzcan bien esta noche porque tendremos fiesta.
-¿Fiesta?-preguntaron Amy y Lita al mismo tiempo.
-¡Sí, fiesta! ¡Genial!-dijo Mina desde el closet.
-¿Podemos saber el motivo de la fiesta?-pregunté.
-Por supuesto, pero no ahora. Solo quiero que todas se vistan listo para esta noche.-sonrió maliciosamente.
Rei salió de mi habitación y escuché sus tacones al bajar las escaleras. Aún seguía dando órdenes a todo el mundo.
-¿Qué creen que traiga entre manos esa diablilla?-dijo Mina.-Me asustan sus sorpresas.
-No lo sé, pero no necesito fiestas, mañana debo trabajar muy temprano…
-Amy, no te pasará nada malo si te diviertes un poco.-dijo Lita.-Yo iré a cocinar algo para Serena, debe estar hambrienta, ¡como siempre!-rio.
-¡Sí! Deseo algo de comer y hace mucho que no como nada preparado por ti.
Lita salió de la habitación.
-Yo iré al hospital y luego volveré antes de que Rei lo note, chicas, debo atender unos asuntos.
Amy salió de la habitación y Mina me miró sonriendo. Se acercó a mí y me dio un fuerte abrazo.
-No sabes cuánto me alegra que estés aquí, yo me quedaré contigo el resto de la tarde.
-¿No irás a la academia hoy?
-No, al parecer Malachite tenía cosas que hacer, creo que Yaten lo envió.
-No sé de qué hablas.
-Lo siento.-rio.-Malachite es mi coreógrafo y Yaten es el dueño de la compañía.
-Ya veo.
-Cuéntamelo todo, Serena, te conozco como la palma de mi mano y veo en tus ojos que hay algo que te aflige.
-No es nada, Mina, es solo que… estoy triste. Triste porque tuve que hacer muchas decisiones en poco tiempo, pero ya no estoy dispuesta a seguir viviendo así, quiero cosas nuevas.
-Me alegra escuchar eso.
Toda la tarde Mina y yo charlamos. Ella me platico sobre su academia y sobre sus compañeros. Yo le platiqué sobre Osaka, sobre Molly, sobre todo excepto Darien. Mina me puso al tanto de todo lo que sucedía en Tokio.
-Así que Rei es la única que tiene la suerte de tener novio.-dije mientras devoraba una manzana.
-Sí, ¡ella siempre lo tiene todo!-dijo Mina gritando.-Pero no te engañes, yo también tengo novio. Armand, pero no está en Tokio regresa la semana próxima.
-¿Y es un buen hombre?
-!Claro! Es mi novio.-sonrió.
-Será mejor que me dé un baño, y tú también, hay que arreglarnos para la "fiesta" que nuestra querids Rei está planeando.
Mina me dejó sola y entonces me dispuse a arreglarme. Escuché que las chicas discutían y luego mucho silencio y luego de nuevo discusiones y luego Mina regresó a mi cuarto peinada y con un lindo vestido. Me ayudó a trenzar mi cabello y yo me puse una falda corta con una blusa holgada. Cuando bajamos había muchas personas allí. Lita se encontraba platicando con un hombre rubio y muy guapo, Amy se encontraba hablando con dos chicas mientras que Mina y yo nos dirigimos a la mesa de los bocadillos. Al poco rato Rei nos sorprendió comiendo y nos quitó los bocadillos. Lucía un vestido rojo ajustado muy lindo y tenía el cabello recogido en un molote.
-Quiero que vengan conmigo, ¿dónde están Amy y Lita?
Seguimos a Rei por el salón hasta que encontró a Amy y le pidió que nos acompañara. Luego llegamos a donde estaba Lita hablando con el hombre rubio.
-Hola, Andrew.-dijo Mina.-¿Cómo estás?
-Perfectamente.-sonrió.-¿Qué hay de ti?
-¡Super! Mira ella es Serena Tsukino, es nuestra otra mejor amiga solo que no la conocías.
-Sí.-intervino Rei.-Solo nos faltaba ella para estar todas juntas.
-Me parece muy bien.-dijo ofreciéndome la mano.-Soy Andrew Furuhata.
-Encantada.-respondí sonriendo.
-Las traje a todas aquí porque…
-Mi amor, no encontré lo que querías y…
De pronto todo se quedó en silencio. El hombre que había interrumpido a Rei la había llamado "mi amor" y era precisamente Darien Chiba. Nuestras miradas se cruzaron y sentí que el suelo se movía bajo mis pies. Sentía que estaba a punto de colapsar y que mi mundo no tenía sentido. Rei abrazó a Darien con fuerza al tiempo que le plantaba un beso en los labios y Darien aún seguía mirándome.
-Qué bueno que llegas, corazón, ahora que todas mis mejores amigas están aquí por fin puedo presentártelas. Tan solo conocías a Lita, pero quiero que las conozcas a todas.-dijo Rei sonriendo.-Ella es Amy, la más inteligente de todas.
Amy sonrió y le ofreció su mano.
-Ella es Minako Aino, puedes llamarla Mina, es la bailarina profesional.-aclaró Rei.-Y ella es Serena Tsukino, acaba de llegar de Osaka.
Darien me ofreció la mano y tardé varios segundos en reaccionar. La mano me temblaba cuando tomé la suya y la solté de inmediato. No podía articular palabra alguna y me sentía derrotada.
-Si quise hacer una reunión y quise tenerlas a todas ustedes.-dijo Rei.-No fue solo para presentarles a mi novio, fue también para anunciarles que ahora estamos comprometidos.
Cuando escuché sus palabras creí que en cualquier momento me desmayaría. Todas saltaron de alegría y la felicitaron mientras la abrazaban. Yo me quedé allí sin decir ni hacer nada y luego tuve que felicitar a Rei. Entre tanto alboroto Rei y Darien desaparecieron de nuestra vista. Mina y yo regresamos a la mesa de bocadillos y sentía que necesitaba comida más que nunca.
-¿Desde cuándo son novios Rei y… Darien?-pregunté aún sin poder creerlo.
-Tres años, tal vez poco más.-respondió Mina devorándose un panesillo.
-¿Tres años?-sentí que el color se me iba del rostro.-¿Y por qué nunca lo habían conocido?
-Porque Darien es un hombre muy ocupado. Se la pasa viajando por su trabajo y dura algunas temporadas en los lugares que va. Pero se nota que quiere mucho a Rei y me alegra que ahora estén comprometidos.
-Ya veo.-dije sosteniéndome de la mesa.-Disculpa, Mina, tengo que ir al baño.
Caminé rápidamente. Necesitaba estar sola unos momentos. Sentía cómo los ojos se me humedecían. Tres años. Tres años en los que Darien y Rei habían sido novios y yo… yo durante todo un año soñé con él. Soñaba por las noches con su rostro, soñaba con él siempre y cuando lo veía mi corazón latía como nunca. Sentí las lágrimas resbalar por mis mejillas y entonces lo vi.
-Conejo…
Lo miré limpiándome las lágrimas con rapidez.
-No me llames así.-dije aguantando.-¿Por qué nunca…?
-Nunca lo preguntaste.-respondió antes de que yo terminara de hablar.-Nunca quisiste saber nada de mi vida.
-Eso no importa ahora, ¿verdad?-dije mirándolo a los ojos.-Rei es mi mejor amiga.-fue todo lo que pude decir.
-Fue un accidente. Un error… yo no quería que…
-Entiendo perfectamente.-dije separándome de él.-Será mejor que busque a las demás, Rei debe de estarte buscando.
Lo dejé allí mientras yo me tragaba el nudo en la garganta. Me reuní con las demás mientras a lo lejos veía cómo Rei miraba a Darien, con esos ojos con los que solo un enamorado podría mirar. La vi besarlo en la mejilla y a él lo vi sonreír. Sentí cómo el corazón se quebraba poco a poco y le di un trago a mi copa de vino.
Espero que les llame la atención esta nueva propuesta y quiero que sepan que la historia no solo se centrara en Serena y Darien, se centrará en cada una de las chicas porque cada una tendrá su propia historia de amor en la que todos los personajes están envueltos de una u otra manera. :) gracias por leer, esperen el siguiente cap donde ya se ve más de las otras chicas.
