Declaimer: Los personajes no me pertenecen, son creación de Sthepenie Meyer.

LA ESPERADA IMPRIMACIÓN

Su día no había comenzado nada bien, para empezar debía realizar la vigilancia de los alrededores de La Push en su forma lobuna. Luego de haber terminado con su recorrido, se reunió con ambas manadas, y tras un par de horas discutiendo, ella volvió a tomar su forma lobuna y comenzó a correr sin ninguna dirección fija, sólo quería alejarse de ellos y dejar de escuchar aquellos pensamientos sobre cómo era ella.

Se había pasado demasiado de los límites necesarios para dejar de escuchar a su grupo, pero eso no le importaba, continuó corriendo hasta comenzar a nadar el Océano Atlántico. Sin detenerse después de cruzarlo, llegó a las costas de Inglaterra. Todavía sentía aquella adrenalina que le daba el correr sin parar, no sabía cuanto tiempo había estado así, pero suponía que habían sido algunos días.

Dudaba en volver a tomar su forma humano, ya que se encontraba demasiado lejos de su casa y en aquel lugar no la conocía nadie, estaba algo desprotegida. Pero ella sabía perfectamente que podía defenderse por sí sola. Andaba por un bosque, sin saber bien que hacer. Escuchó unos pasos que se acercaban a ella, no sabía de quien se trataba, sólo pudo notar, por aquellos pasos que no eran una persona.

Decidió esconderse detrás de unas ramas que allí había, las cuales se habían desprendido de un árbol y ahora se encontraban en el suelo, junto a los grandes pastos, haciendo un buen lugar para ocultarse. Apareció ante ella un animal, al principio creyó que se trataba de un lobo, pero luego de observarlo bien pudo darse cuenta de que estaba equivocada, y aquello era un gran perro negro. Algo le decía que todavía no debía salir de su escondite, en efecto, unos minutos más tarde aquel perro se convirtió en una persona, haciendo que vuelva a dudar de lo que realmente había visto. Un hombre alto, bien formado, de tez morena y cabello largo y negro apareció ante ella, cuando pudo divisar su rostro aquel hombre parecía un poco demacrado, no sabía a que se podía deber eso, y tampoco se lo imaginaba.

Sintió cierta curiosidad por aquella persona, así que antes de aparecerse frente a él, volvió a su estado como humana. Por suerte para ella, se había acostumbrado a llevar un muda de ropa en caso de tener que convertirse de urgencia, se vistió y luego salió de detrás de aquellas ramas para enfrentarlo. Cuando ella apareció ante él, él levantó la vista para observarla, sus ojos marrones se encontraron con los ojos grises de aquel hombre, a partir de ese momento para Leah Clearwater todo cambió, y aunque ellos no lo supieran para Sirius Black, ya nada sería igual.

Sentía que el mundo comenzaba a girar a su alrededor, pero tanto ella como él se mantenían inmóviles, de pie uno frente al otro, mirándose fijamente a los ojos, y no era éste quien los sostenía, si no que ambos eran sostenidos por el otro. Les parecía, o al menos eso sentían, que ya no les importaba nada de lo que pudiese suceder a su alrededor, no sólo eso, ella estaba segura que ahora él era quien la ataba y que todo lo demás, desde su lugar, en el cual había nacido, hasta su familia y amigos pasaban a tener un segundo plano, ellos pasaban a ser secundaros en las prioridades de la loba. Sólo le interesaba aquel hombre que estaba frente a ella, sólo quería su bien y encontrarse allí para él en todo momento que la necesitase. Ella tenía la necesidad de protegerlo y complacerlo a él en todo momento. Una gran felicidad embargaba a la loba, por fin su tan ansiada imprimación había llegado y en el momento menos esperado.