Chapter 1

Era una tarde tranquila, con un cielo levemente despejado ya teñido de colores naranjos y el sol, ocultándose tras las montañas para dejarle paso a la noche.

Norte de Italia- 19.00

Allen, Lenalee y Toma se encontraban en un pequeño pueblo del norte de Italia, su misión allí ya había acabado sin contratiempos mayores. Traían con ellos otro fragmento de inocencia. Paseaban sin prisa debido a que la puerta del arca se abriría a las 22.00, cuando la iglesia local se encuentra completamente vacía, para los dos exorcistas debido a esto creyeron conveniente recorrer el pueblo para matar el tiempo.

Avanzaban a paso tranquilo viendo a los pobladores y turistas en su ir y venir por las calles deteniéndose en ciertos puestos, acapárate y conversando con los comerciantes. Era un lugar tranquilo, no cabía duda.

El joven exorcista avanzaba al lado de la peli-verde disfrutando de la vista de aquella vida que se le hacía tan cotidiana a los habitantes mientras que para él era una novedad. Le encantaban esos momentos de paz, su trabajo como exorcista hacia esos momentos mucho más preciados. Mientras avanzaba comenzó a percibir un ligero aroma a pasta con salsa que logro que se hiciera agua la boca.

-oye Lenalee- le llamó- vamos a comer algo ¿si?

-claro Allen – respondió sonriente al pedido de su amigo, dio una rápida mirada a su alrededor- Allí hay una cafetería.

Luego de algunos minutos convenciendo al explorador de ir, entraron al local.

En un callejón cercano iba pasando una muchacha cabizbaja, que mantenía apretado sobre su pecho, con recelo, un bolso de tamaño mediano. Avanzaba a paso lento, tratando de guardar energía. Se le notaba agotada, con cortes y moretones en su cuerpo, y sus ropas algo sucias por la tierra. Con cada paso parecía estar a punto de desvanecerse y caer al suelo como una marioneta a la que le cortaron sus hilos; con un mal paso, acabo de rodillas, luchando por levantarse apoyándose en la pared.

Cuando una sombra a su izquierda llamo su atención, en menos de un parpadeo se hallo acorralada contra el mismo muro que le sirvió de apoyo; atrapada por algo de gran tamaño. Le costaba respirar debido a la presión sobre su pecho, abrió levemente sus ojos y vio que era lo que la aprisionaba: una akuma de nivel dos la tenía atrapada.

-¿Donde está la inocencia?- le preguntó la horrenda criatura con una voz grave y burlona.

Ella no lograba zafarse, el agarre del monstruo era muy fuerte sin contar que se hallaba demasiado débil como para intentar moverse. Ni aun, la adrenalina que ahora le recorría las venas era suficiente para que su cuerpo reaccionara.

Pensó que ese era su fin, un súbito temor la invadió pero no temía por su vida sino que lo hacía por aquello que había estado transportando y resguardando todo su viaje. El akuma volvió a repetir la pregunta y ella continúo en silencio. Ante la negativa a responder el akuma alzo su otro brazo disponiéndose a atacar a la chica.

Cerró los ojos, creyendo que era su fin. El golpe nunca llego, en su lugar escucho un fuerte estruendo y sintió como la presión desaparecía. Al abrir los ojos se dio cuenta de que había sucedido. La criatura se hallaba tendida a varios metros de ella.

Un joven alto, de cabello blanco se encontraba parado frente a ella, con una especie de capa blanca sobre sus hombros, su brazo izquierdo de un color negro con sus dedos como cuchillas, un arma anti-akumas.

-¿Se encuentra bien?- preguntó este con un tono amable volviéndose levemente para verla.

- Si- contesto esta levemente algo aturdida por lo que sucedía.

El Akuma volvió a atacar pero el joven lo esquivó rápidamente. Con un solo movimiento de su mano izquierda, el akuma acabo cortado en la mitad para luego explotar. Ella solo se quedo allí sentada, observando detenidamente a la persona que tenia adelante.

En todo el tiempo que llevaba viajando se había visto obligada a defenderse sola y no había logrado encontrar a las personas que buscaba, rogaba por no estar equivocada en su suposición de haberles encontrado.

Allen suspiro aliviado, mientras su brazo regresaba a la "normalidad". Con una sonrisa volvió la vista hacia la joven que el akuma pretendía atacar. Ella se encontraba allí, continuaba sentada contra la pared, observándolo sorprendida. Se acercó a ella para asegurarse de que no tenía ninguna herida, sin embargo, se asombro al verla más detenidamente.

Era una hermosa chica de 14 o 15 años, ojos verde claro, lacio cabello negro azabache que estaba parcialmente recogido en una coleta alta del lado derecho de manera que dejaba dos mechones sueltos al costado de su rostro rematando con un flequillo negro, tez blanca y tersa, de bella figura. Vestida con un vestido negro con blanco por encima de las rodillas de mangas anchas con un corsé y una pequeña capa negra con bordes blancos (el corsé y la falda eran negros al igual que las medias y la suela de sus zapatos), guantes negros con borde blanco, medias por arriba de la rodillas unos centímetros debajo de la falda y zapatos de tacón mediano de color blanco.

A pesar del estado actual de su indumentaria, se veía que era una chica a quien difícilmente uno pasaría por alto.

-¿Estás bien?- le preguntó el peli-blanco mientras le ofrecía la mano para ayudarle a levantarse.

-Si- volvió a contestar mientras correspondía al ofrecimiento del joven.

Este era alto, de cabello blanco por encima de los hombros de un extraño color blanco, lo que le daba la ilusión de ser mayor, ojos de un color gris luna, tenía una extraña cicatriz en su ojo izquierdo que iba desde su frente hasta su mejilla, tenía sonrisa sincera y amable.

No podía evitar pensar que era un chico muy lindo, además que sus ojos detonaban que poseía un alma noble, amable y quedo viéndole durante unos segundos cuando este la saco de sus pensamientos.

-Qué alivio- suspiro realmente feliz de que no pasara nada grave- Soy Allen Walker, es un gusto.

-Igualmente, Soy Gabriel Lotus- se presentó cortésmente con la voz casi como un susurro para luego darle una reverencia- Muchas gracias, perdone las molestias.

Le sorprendió la repentina reverencia de la chica, pero sonrió. De alguna manera le parecía… ¿lindo? Era extraño para él pensar esas cosas de una chica que acababa de conocer, más luego de una batalla con un Akuma de nivel 2. En ese momento una pregunta invadió su mente: ¿qué hacía un Akuma por allí?

-E-etto- le llamó la chica- Allen-san ¿eres un… exorcista?

-Sí, lo soy- contestó mientras volvía a dibujarse una sonrisa en su rostro.

-¡Allen!- le llamo a lo lejos Lenalee. Al voltear ambos hacia la derecha vieron como, tanto ella como Toma, corrían hacia ellos. Él les llamó pero la joven reacciono extrañamente escondiéndose detrás de él. Este comportamiento solo logro confundir más al chico.

-No salgas corriendo así- le regaño la peli-verde cuando llegó hasta él- Al menos avísanos a dónde vas.

-Lo siento- contestó este mientras llevaba una mano detrás de la cabeza, junto con una sonrisa de lado.

Gabriel, algo curiosa se asomo levemente por encima del hombro del peli-blanco para ver. Vio a la chica de cabello corto y ojos azules junto a un hombre de mirada cansada y la cabeza cubierta por la capucha de su tapado, notó, por la ropa que esta llevaba, que se trataba de una exorcista.

Lenalee aún miraba reprobatoriamente al oji-gris cuando se percato de la chica detrás de su amigo. Al mismo tiempo esta pareció notar que la habían visto y, como un impulso natural, se volvió a refugiar detrás del chico.

-¿Quién es?- preguntó sorprendida mientras señalaba hacia el hombro izquierdo del chico.

-ah… ella es Gabriel, un akuma iba a atacarla- comenzó a explicar mientras veía a la pelinegra aún oculta detrás suyo cuando se abstuvo de añadir algo más, pues recordó que cuando vio a la criatura acorralar a Gabriel pudo distinguir, mientras iba a socorrerla, que esta le decía algo pero no llego a oír que era.

Lenalee estaba a punto de presentarse cuando se vio interrumpida por Toma, quien había permanecido en silencio todo ese tiempo.

- Walker-dono - le hablo- Debemos marcharnos para llegar a tiempo.

-Si- contestaron los dos exorcistas.

La oji-verde di un respingo, luego de oír al explorador había recordado el por qué de su viaje. En ese momento abrazo contra ella el bolso que llevaba dejándose llevar por los tristes recuerdos de su cercano pasado. Dentro de este había algo muy importante para ella y algo que era realmente urgente que entregara a los exorcistas pero temía que si lo hacia los akumas comenzarían a atacarlos sin descanso.

Los otros tres comenzaron a avanzar para marcharse. Gabriel no se había dado cuenta debido a que estaba buscando las palabras adecuadas para hacerles saber sobre su tarea. Allen se volvió a verla para despedirse, pero noto que la dulce expresión que tenía antes había sido cambiado a una cargada de tristeza y dolor. Estaba a punto de preguntarle qué sucedía cuando Lenalee le hablo.

-Allen, debemos irnos- el chico vio que no tenía otra opción más que marcharse y comenzó a caminar.

-Adiós Gabriel, fue un gusto conocerte- se despidió ya algo alejándose de ella.

Al darse cuenta de que se marchaban reacciono.

-¡Es…espera!- dijo. Pero cuando hizo el amague de querer seguirles sintió como su cuerpo se paralizo por completo, su vista comenzó a nublarse y en pocos segundos cayó inconsciente al suelo siendo lo último que vio fue la figura del chico de cabello blanco.

Caminaban a paso algo lento por las calles del arca, teniendo cuidado de no despertar a la pelinegro que dormía en la espalda del joven Walker. Allen no podía evitar preocuparse pero sabía que esa había sido la mejor opción, Lenalee también había apoyado la decisión.

FLASH BACK

Se encontraban en una pequeña sala poco amueblada de una hostería local, les preocupaba cual podría ser la razón de su desmayo. Como sincronizado con sus pensamientos el doctor salió de la habitación en la que había atendido a Gabriel. Les explico que el desmayo se debió a una combinación de falta de sueño, agotamiento y una mala alimentación por al menos una semana; aconsejo que se alimentara bien y que descansara dos días como mínimo.

También les anuncio que por su estado, sería más conveniente que, por el momento, sea solo uno de ellos el que entrara a verle.

Allen, más animado entro a la habitación para verla cerrando la puerta tras de él, y allí estaba sentada en la cama abrazando sus rodillas con una expresión de tristeza. A penas si levanto la vista para ver de quien se trataba, cuando se dio con que era el peli-blanco desvió la mirada hacia un costado.

Odiaba causarle tantas preocupaciones a la gente, se culpaba a sí misma por haber colapsado, si tan solo fuera más fuerte o si supiera conservar mejor sus energías no les estarían causando tantos problemas a ellos.

-¿Cómo te sientes?- preguntó él amablemente pero no recibió contestación alguna- As estado haciendo un largo viaje ¿No es así? ¿A dónde te diriges?

-Si- contesto mientras buscaba su bolso por toda la habitación- E-etto…Estaba buscando a la "orden oscura"… a los exorcistas.

-¿A los exorcistas?- repitió desconcertado- ¿Por qué?

-Mi padre dijo que si algo llegaba a pasarle algo, que debía ir al cuartel de la orden…- comenzó a contar cuando encontró su bolso, lo tomo y busco algo dentro. Él solo observaba como extraía de este una caja de madera color oscuro- … y entregarle esto. Dijo que era importante que lo tuvieran…

Le alcanzo aquella caja al chico, este lo tomo con curiosidad y al abrirla se quedo completamente mudo. Acomodado sobre el fondo fundado con tela roja estaba un fragmento de inocencia de igual tamaño al que trasportaban ellos en un principio.

-¿inocencia?- preguntó con tono de exclamación. La chica simplemente asintió, comprendía bien esa sorpresa pues su reacción había sido similar la primera vez que su padre le otorgo aquella caja.

-Mi padre murió, hace unas semanas, mientras cumplía con su trabajo- relató con algo de melancolía- Antes de fallecer dijo que en la orden podría encontrar un refugio, un hogar. Es por eso que iba hacia allá.

Escuchaba atentamente la historia de chica. Comprendía el dolor que debía estar sufriendo, pero era diferente a lo que le había sucedido, su maestro lo había encontrado pero ella parecía estar sola. Una pregunta no dejaba de aparecer una y otra vez por su mente y sin embargo no hallaba el momento correcto para decirlo. Finalmente se decidió a preguntárselo.

-Gabriel- le llamo, esta simplemente lo observo-¿Acaso tú padre era un exorcista?

-¿Exorcista? ¿Otto sama?-comenzó a meditarlo, recordando levemente algo sobre su padre- No lo sé…

Una gotita estilo anime apareció en la cabeza del oji-gris, "¿Cómo puede ser que su padre le haya entregado esta inocencia y no sepa si era un exorcista?"Pensó.

-…pero- continuo, provocando que Allen regresara su atención a ella- me pidió que cuando lo hiciera que no confiara en nadie que no tuviera ese símbolo- termino señalando el emblema de los exorcistas que tenía el traje del chico.

FIN FLASH BACK

Allen suspiro con cansancio, aquel le había parecido ser el día más largo de su vida. Relato lo sucedido a los otros luego de salir de la habitación, grande había sido la batalla para convencer a Toma de llevarla al cuartel. Inclusive Lenalee se lo pidió, pero continuaba negándose alegando que él no tenía autoridad, luego de un largo tiempo lograron que llamara a Komui. Por supuesto que este lo medito sin embrago cuando Lenalee se lo pidió no pudo negarse a su "hermanita" y ordeno que la llevaran junto con ellos.

Aunque estaba seguro de que esa no era la única razón por la que había permitido llevarla. Suspiro cansado, todo lo sucedido era un dolor de cabeza. Volvió la vista a Gabriel y se le quedo observando durante unos segundos, se veía tan tranquila. Fue entonces que noto un leve brillo en su pecho, al enfocar la vista se dio cuenta de que se trataba de un collar con un dije extraño que él nunca antes había visto: se trataba de una especie de gira tiempo en cuyo centro tenia, en vez de un reloj de arena, una gema de color azul que resaltaba gracias a los colores monotemáticos de sus ropas.

El descubrimiento de este collar solo añadía una pregunta más a su lista.

Volvió a suspirar, tanto en que pensar le causaba dolor de cabeza, devolvió su vista al camino. Faltaban pocos pasos para que llegar al cuartel. Se encontraba tan débil que cuando se levanto de la cama apenas si pudo mantenerse de pie unos segundos antes de caer, se vio obligado a llevarla en su espalda todo el camino hacia la iglesia, al otro lado del pueblo.

Claro que esto provoco que todos los que pasaran los miraran enternecidos o comentaran algo acerca de la hermosa pareja que hacían, lo bello del amor joven, etc. La oji-verde se hallaba algo adormilada así que no parecía escucharlos mientras que Allen, no solo estaba rojo, hasta se podía ver el vapor sobre su cabeza debido a la evaporación de las gotas de sudor de su frente. Con solo recordarlo, se sonrojaba.

Lentamente comenzó a despertar, le costó demasiado abrir los ojos pues sus parpados le pesaban como plomo. Al abrirlos finalmente se encontraba confundida, lo primero que vio fueron las fachadas de casas de colores claros, luego de dar una mirada a su alrededor, se dio cuenta que ese lugar era completamente diferente al pueblo en que se suponía que estaba. Se parece al lugar donde nací, pensó.

Vio a Lenalee dormida caminando cerca, frente a ella. Fue en ese momento en que cayó en la cuenta de que Allen, le cargaba en su espalda.

Este se percato de que estaba despierta debido al aumento de sus movimientos.

-Buenas noches, Gabriel-san - saludo este con su amabilidad y cortesía tan características de él- ¿Cómo te sientes?

-Buenas noches, Gabriel-chan- un sonrisa dulce de parte de la china.

-¿Dónde estamos?- fue lo primero que pudo articular, aun se encontraba algo dormida.

- En el Arca de Noé- contesto la oji azul, mientras sonreía, aun sin mirar el camino.

-¿El Arca de Noé?- repitió, quedándose callada durante unos segundos, hasta que finalmente proceso las palabras que escucho-¡¿el Arca de Noé?! ¿Cómo puede ser?!

-Ya falta poco. Te lo explicaremos cuando lleguemos – tan solo unos cuantos pasos más y se encontraron con una puerta en l cual estaba pegada una hoja de papel que rezaba "cuartel general".

Una puerta. Tan solo una puerta la separaba de lo que había luchado por encontrar. Estaba nerviosa, temía y a la vez ansiaba saber que es lo que había detrás de esas puertas.

Nota de la autora:

* La historia se sitúa a un año y tres meses de la llegada de Allen a la orden.

° No se describen los uniformes debido a que se presume que se los conoce antes de comenzar a leer.

° Puede que tarde mucho en subir los capítulos.

Bye, bye

La sacerdotisa.

Acerco la daga hasta su boca y con una mirada fría, lamio la sangre que resbalaba por el brillante metal. Este acto dejo boquiabierto a ambos noés, jamás en todo su existencia habían conocido a exorcistas capaz de dañarles y mucho menos probar su sangre.

-Agria. Qué asco- susurro la chica, su gesto no cambio. Se mantuvo como una estatua, inamovible mientras que tanto Allen como Lavi luchaban intensamente contra los akumas de nivel 3 y 2, implacables y decididos a deshacerse de ellos a toda costa.

-¿Quién eres?- pregunto Tykki con una ceja alzada, esa exorcista no era como los demás, se comportaba casi como… una de ellos y sin embargo eso no era posible pues el ultimo Noé que faltaba era el que habitaba dentro de la mente del tramposo chico "A"

-¿Yo?- sonrió divertida, llevo su mano derecha a su pecho y realizo una leve inclinación de cabeza cerrando los ojos cual si se estuviera presentando ante cualquier otra persona de la alta sociedad- Soy una simple exorcista.

° Cuando ella dice que es simplemente una exorcista, la traducción del japonés es un juego de palabras siendo otra traducción: "Soy simplemente un demonio y una exorcista" (atashi no akuma a exsorcist desuke)

° La idea de esta frase se basa en la típica frase de Sebastián Michaelis de Kuroshitsuji. (Gomen ., es que me encanta esa frase ^. ^)